lunes, 7 de septiembre de 2015

Judas 4 (b). Características de los falsos maestros y las falsas doctrinas

Características de los falsos maestros y las falsas doctrinas (Parte 2)
v. 4
Por Julio César Benítez

Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.
Introducción:
Una religión sin demandas morales suena absurdo, pues, por lo general, todas las religiones demandan algo de sus fieles seguidores. Algunas exigen obediencia a algún código de santidad, otras demandan sacrificios abundantes, etc.
Pero, ninguna religión, excepto el cristianismo tiene la doctrina de un Dios santo como el que se expresa en la Biblia. Aunque todas las religiones consideran a sus dioses como un ser benigno o santo, si damos a una revisión exhaustiva a lo que estas consideran son las acciones de sus dioses, encontraremos muchos pecados y debilidades humanas en ellos. Los dioses paganos le eran infieles a sus esposas, actuaban de manera parcializada para ayudar a algunos, cometían barbaries, o decían cosas absurdas y  ridículas.
El único Dios que se presenta como la suma de la santidad y completamente justo en sus acciones en el Dios de la Biblia. Vive rodeado de santidad y todo lo que piensa o hace es conforme a su atributo de la santidad.
Todas las desviaciones doctrinales que se han dado dentro del cristianismo, buscan, de una u otra manera, desfigurar la doctrina de la santidad, pues, en el fondo, esa es una de las doctrinas contra las cuales mas lucha nuestra naturaleza pecaminosa.
Sería muy agradable a nuestra carne el tener a un Dios lleno de amor y misericordia, pero débil en sus exigencias de santidad, un Dios todopoderoso al cual yo me pueda acercar de cualquier manera. Un Dios complaciente pero poco exigente.
Las Sagradas Escrituras presentan ejemplos de cómo se puede armar un cristianismo falso que conduce al infierno, un cristianismo complaciente con nuestro pecado pero abundante en la el amor del Señor para con nosotros:
- Profesar amor al Señor, sin tener que guardar sus mandamientos. (Juan 14:15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos”)
- Pecando abundantemente para que la gracia sobreabunde en nosotros. (Rom. 6:1 “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunda? En ninguna manera.”)
- Amando al dinero, las riquezas y los bienes de este mundo, porque somos hijos del Rey. (1 Juan 2:15 “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” “Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (1 Tim. 6:10)
Los falsos maestros y las falsas doctrinas siempre buscan, en el fondo, complacer algún deseo pecaminoso de los hombres, no se conforman a las sanas palabras de la fe, porque la santidad del Dios de la Biblia es un peso muy grande para sus conciencias.
Judas, al proseguir describiendo las características más sobresalientes de los falsos maestros o los pasos pastores, nos dice que estos son hombres impíos.
3. Los falsos maestros son hombres impíos.
Aunque la apariencia de los falsos maestros sea como el de ovejas inofensivas, e inicialmente sus enseñanzas y palabras parezcan inofensivas, inocuas, lo cierto es que no son ovejas, sino lobos rapaces disfrazados, y el propósito final de sus enseñanzas no es inocuo, sino inicuo.
Judas, quien no es pluralista como lo es nuestra época postmoderna, no tiene temor en llamar a estos pastores con el nombre que más se ajusta a su condición espiritual y moral: Impios (asebeis), todo lo contrario de un hombre piadoso (eusebéis).
El apóstol Pablo describe a estos maestros falsos de la siguiente manera: “Porque hay muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores… enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene… pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas. Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra” Tito 1:10-16.
Aunque la apariencia de estos hombres parezca santa, caritativa y dulce, lo cierto es que  saben ocultar la realidad espiritual que les caracteriza. Solo buscan su lucro, su popularidad, sus intereses personales. Y hablarán lisonjeramente para ganar adeptos.
Su  predicación se enfocará en atender de manera engañosa, pero con apariencia de piedad, las necesidades más básicas y sentidas de la gente: la salud, el dinero, el empleo, la autoestima, la carencia de afecto, entre otros, pero no lo harán desde una perspectiva netamente bíblica, buscando glorificar al Señor en todo, sino que mezclarán las palabras de la Sagrada Escritura con las psicologías humanistas, la nueva era y otras corrientes de las cuales puedan valerse para mantener en oscuridad a los súbditos.
Los falsos maestros o pastores no se presentarán como impíos, todo lo contrario. Tendrán una personalidad carismática, agradable, hablarán siempre de manera dulce y agradable al oído de la gente, pero el fin de todo lo que hacen no es bueno, sus mentes son corrompidas, y solo se aprovechan de la religión para buscar su propia gloria.
En el libro de Apocalipsis, Juan tiene la visión de la destrucción de la gran Babilonia. Una ciudad que representa la religión falsa. Cuando este sistema falso de fe fue destruido, la gente lloraba por su destrucción, pues, ella había engañado  a mucha gente, y ellos pensaban que Babilonia no era tan mala, todo lo contrario, su apariencia era agradable “…estaba vestida de lino fino, de púrpura y de escarlata, y estaba adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas! (Apo. 18:16).
Pero, a pesar de tan agradable apariencia, Judas sabe que por dentro son impíos.
Jesús acusó a los religiosos Fariseos (maestros falsos) de ser impíos, pero su apariencia piadosa engañaba a las multitudes. “!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia”. Mt. 23:27
 4. Los falsos maestros son hombres impíos que convierten la doctrina de la Gracia en libertinaje.
“...impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios”.
Es posible que los falsos maestros que se habían introducido sigilosamente en la iglesia a la que escribe Judas, hayan sido influenciados por las doctrinas de un gnosticismo incipiente, en la cual se creía que, siendo que la gracia fue sobreabundante donde abundó el pecado, entonces los creyentes entre más pecaran mas recibían de la gracia del Señor.
El libertinaje de que Judas habla aquí, como característico de los falsos maestros o pastores, está relacionado de manera estrecha con la inmoralidad sexual. Ellos pensaban que la gracia de Dios les concedía permiso para entregarse a las actividades sexuales ilícitas, pues, de todas maneras serán perdonados, pensaban ellos.
Las doctrinas falsas, por lo general, promueven alguna clase de impiedad. Aunque algunas sectas se distinguen por un fuerte énfasis en la santificación, en el vestir decoroso, pero por lo general esto se hace de manera legalista, es decir, se imponen reglas humanas como si fueran leyes divinas, o los mandamientos divinos son exaltados a tal punto que la gente cree que es salva por obedecer dichos mandamientos. Esto también es impiedad, por dos razones:
Primero, pervierten el evangelio de la salvación solo por gracia por medio de la fe. Ellos rechazan el perfecto sacrificio de Cristo al pretender añadirle algo más a la salvación. Para ellos la Cruz de Cristo es insignificante, pues, a ella le añaden las reglas y mandamientos de hombres. Esto es impiedad, porque es una ofensa contra el Hijo de Dios.
Segundo, esta clase de desviación enfatiza la santidad en cosas que no son bíblicas, mientras violan los claros principios escriturales. Se cubren con un manto de santidad mientras en secreto practican toda suerte de pecados aberrantes. Un ejemplo muy claro lo encontramos en los legalistas fariseos:
Mar 7:1  Se juntaron a Jesús los fariseos,  y algunos de los escribas,  que habían venido de Jerusalén;  los cuales,  viendo a algunos de los discípulos de Jesús comer pan con manos inmundas,  esto es,  no lavadas,  los condenaban.  Porque los fariseos y todos los judíos,  aferrándose a la tradición de los ancianos,  si muchas veces no se lavan las manos,  no comen. Y volviendo de la plaza,  si no se lavan,  no comen.  Y otras muchas cosas hay que tomaron para guardar,  como los lavamientos de los vasos de beber,  y de los jarros,  y de los utensilios de metal,  y de los lechos. Le preguntaron,  pues,  los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos,  sino que comen pan con manos inmundas? Respondiendo él,  les dijo: Hipócritas,  bien profetizó de vosotros Isaías,  como está escrito: Este pueblo de labios me honra,  Mas su corazón está lejos de mí.  Pues en vano me honran,  Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.  Porque dejando el mandamiento de Dios,  os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber;  y hacéis otras muchas cosas semejantes.  Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.  Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre;  y: El que maldiga al padre o a la madre,  muera irremisiblemente.
      Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán  (que quiere decir,  mi ofrenda a Dios)  todo aquello con que pudiera ayudarte,  y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre,  invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido.  Y muchas cosas hacéis semejantes a estas. Y llamando a sí a toda la multitud,  les dijo: Oídme todos,  y entended: Nada hay fuera del hombre que entre en él,  que le pueda contaminar;  pero lo que sale de él,  eso es lo que contamina al hombre. Si alguno tiene oídos para oír,  oiga.

Pero, hay otro extremo. Los que  hablan muy poco de santidad. Los antinomianos, están en contra de la Ley santa del Señor. Ellos dicen que estamos en la época de la gracia y ahora no hay mandamientos que obedecer, ahora solo debemos amar, amar y amar. Si bien es cierto que el cristianismo debe ser la expresión pura del amor a Dios y al prójimo, también es cierto que somos llamados a ser santos, así como nuestro Dios que nos salvó es santo. (1 Pedro 1:16).
Hoy día los movimientos neocarismáticos de la prosperidad y la sanidad divina, enfatizan el bienestar material, físico y emocional. La verdadera santidad para ellos consiste en que te sientas bien, en que te sientas como un hijo del Rey, como dueño y señor del mundo. El pecado, del cual poco se habla en estas sectas, es visto simplemente como la fuente de la pobreza y la enfermedad, pero nunca se ve como una afrenta al Santo Dios, porque estos falsos maestros no están interesados en enseñar acerca de la santidad de Dios, de su ira o de su justicia. El énfasis está en el amor de Dios. Ellos han creado su propio dios, un dios de puro y solo amor. La ira de Dios, la santidad de Dios, la justicia de Dios, el juicio de Dios, son atributos que no están presentes en el dios que ha resultado de sus imaginaciones perversas.
Ellos engañan a las multitudes porque hablarán del amor de Dios, hablarán de su benignidad, de cómo el Señor está dispuesto a servir a sus hijos reyes, concediéndoles todo lo que ellos deseen, hasta los caprichos más íntimos.
El resultado de este énfasis en el amor de Dios, es una doctrina que permite de manera implícita, la entrega al pecado, pues, al fin y al cabo, somos hijos del rey y contamos solo con su amor. Este dios desfigurado produce un cristianismo desfigurado.
Hace poco tiempo empezó el movimiento apostólico dentro de la iglesia, por cierto, un elemento más que se añade a la falsedad de nuestro cristianismo actual. Estos apóstoles se creen una casta especial. Son los ungidos y tienen supuesta autoridad sobre el resto de la iglesia. Casi se igualan a los 12 escogidos por Cristo, con la diferencia que los verdaderos apóstoles estaban para servir a los santos, y los falsos apóstoles de hoy están para ser servidos por los creyentes.
Siendo esto es una desviación doctrinal, no tardó en producir los frutos de maldad que caracterizan a toda falsa doctrina. Muchos de estos apóstoles han estado envueltos en pecados sexuales terribles, pero luego de adulterar y cometer inmoralidad sexual, regresan a sus títulos apostólicos y vuelven con más “unción y poder”, recibiendo mayor aclamación de sus incautos súbditos.
Algunos de estos falsos apóstoles, hoy día, dieron un paso más adelante en las locas imaginaciones de sus mentes pervertidas, y ahora se hacen llamar patriarcas. Y así como algunos patriarcas en el Antiguo Testamento, hoy día tienen, no una esposa como estipula el apóstol Pablo en los requisitos para ser obispo, sino que tienen dos y más mujeres.
Toda desviación doctrinal conducirá, tarde o temprano, a la inmoralidad sexual y a la degradación de la doctrina de la gracia de Dios.
5. Los falsos maestros son hombres impíos que tergiversan las doctrinas fundamentales de la fe.
...y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo
Los falsos maestros no solo se conocen por la vida inmoral que ocultan detrás de su falsa apariencia de piedad, sino que también se conocen por el error o la desviación doctrinal, en especial tergiversan la doctrina de Dios y de Jesucristo.
Aunque Judas no ahonda en los temas doctrinales que estos falsos pastores de su tiempo enseñaban, si nos indica que esta se relacionaba con la comprensión que tenían de Jesucristo.
Ellos negaban al único Dios soberano y a nuestro Señor Jesucristo. Siendo que en los manuscritos más antiguos no aparece la palabra Dios, algunos traductores y comentaristas llegan a la conclusión que aquí se refiere a Jesús como el soberano y Señor (despotes). Aunque el término soberano, por lo general se refiere a Dios el Padre, aquí Judas aplica este título a Cristo Jesús.
En la historia de la cristiandad podemos ver que las falsas doctrinas o las sectas inician desviándose en algo de la doctrina de Cristo.
En tiempos de Pablo algunos falsos maestros enseñaban que Jesús no resucitó de entre los muertos, sino que su cuerpo quedó en la tumba. Esto era lo que infería Pablo del argumento de muchos al decir que no hay resurrección de muertos (1 Cor. 15).
En tiempos de Juan los gnósticos enseñaban que el Cristo no vino en carne, sino en mera apariencia humana, como un ser etéreo. 2 Juan 1:7 “Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y en anticristo
Luego de la muerte de los apóstoles, muchos falsos pastores enseñaron doctrinas erróneas respecto a Cristo, contra los cuales la iglesia verdadera tuvo que luchar férreamente:
- En el siglo III Sabelio, líder eclesiástico del siglo III, empezó a enseñar que Dios existe en solo una persona, a la cual se le aplican tres nombres, negando así la distinción entre las personas del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Sabelio creía que Dios cambia o muda su forma de presentarse ante los hombres, pero que es solo una persona. A esta doctrina errónea se le conoció como sabelianismo o modalismo. Niega al Jesús de la Biblia, porque su Salvador no es el Hijo eterno del Padre eterno, tal como lo presentan las Sagradas Escrituras. Esta herejía es creída hoy por la secta de los unitarios, conocidos en diversos lugares como los Solo Jesús, Pentecostales unidos o unicitarios.
- También en los primeros siglos de la era cristiana un falso maestro cristiano, llamado Arrio, enseño que Jesús, el Verbo, no es consubstancial con el Padre, es decir, el Hijo de Dios no es eterno, no es divino, sino la primera criatura o creación de Dios. Aunque Arrio hablaba de Jesús como el hijo de Dios, el salvador del mundo, el santo, el glorioso, no obstante negaba que él fuera Dios. Esta herejía es creída hoy por los falsos Testigos de Jehová y los movimientos liberales dentro de las iglesias protestantes.
- Los mormones creen que Jesús es el Hijo de Dios, pero en el sentido que un hombre mortal puede llegar a serlo también.
- Las sectas neo-carismáticas de la teología de la prosperidad también han tergiversado la doctrina de Cristo. Los grandes gurús o líderes de la denominada teología de la fe, dilo y recíbelo o la prosperidad, han estado introduciendo doctrinas erróneas respecto a Dios o Cristo. Uno de los líderes más conocidos de este movimiento dijo que Dios tenía un cuerpo un tanto más alto que un hombre normal. Otro de ellos aseguró que en la esencia hay 9 personas, que el Padre consta de tres partes, lo mismo el Hijo y el Espíritu Santo. Algunos de ellos ya están negando la preexistencia de Cristo, y en su lugar afirman que Jesús es el resultado de la fe de Dios. Algunos de ellos enseñan que Jesús, en la cruz, pagó la ofrenda por el pecado, no a Dios, sino a Satanás. Para ellos Dios nos es más que un poderoso mago que puede hacer todo lo que quiera porque él tiene positiva. Dios creó al mundo, no porque tenga un poder inherente en él para hacerlo, sino porque él tuvo fe, por su pensamiento positivo. El concepto que la nueva era tiene de Dios, es el mismo que enseñan los teleevangelistas de la fe y la prosperidad.
Por cierto, todos estos chamanes de la fe están siguiendo el camino de algunos sectarios que les han precedido, como es el caso del líder de la secta creciendo en Gracia. Ellos fueron uno de los primeros grupos de Latinoamérica en hablar de la prosperidad y las bendiciones económicas abundantes que debe gozar todo creyente. Su líder no se conformó con ser llamado pastor, sino que luego pidió ser reconocido como Apóstol, para luego ser llamado Cristo, y ahora anticristo, mostrando así su verdadero carácter.

Aplicaciones:
- Tal vez nosotros no negamos de manera consciente la doctrina de Cristo, y es posible que nos identifiquemos plenamente con la doctrina ortodoxa, pero hay otras formas de hacerlo, por ejemplo, la desobediencia a sus mandatos. Cuando nos damos el lujo de desechar algunos mandamientos que Cristo nos ha dejado en su palabra, entonces tampoco lo estamos reconociendo como Señor y soberano. Podemos recitar con fidelidad la doctrina del Señorío de Cristo, y a la misma vez con nuestros hechos despreciar dicha verdad.
- Seamos perseverantes en conocer, guardar y extender la doctrina bíblica. No seamos descuidados en estudiar de manera seria las Sagradas Escrituras. Seamos diligentes en seguir el ejemplo de los judíos bereanos, los cuales eran “... más nobles... pues, recibieron la Palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hech. 17:11).
- Revisemos si en nuestro corazón hay actitudes impías. Examinemos si en nuestra comprensión doctrinal hemos mal interpretado las verdades preciosas de la gracia abundante, con el fin de justificar conductas impías, usando la gracia como motivo de libertinaje, usando la doctrina de la gracia como una herramienta para continuar en mis pecados amados. Oremos con arrepentimiento ante nuestro Salvador si hemos usado la gracia como motivo para el libertinaje, pues, de seguir así, mostraremos que en nosotros no hay obra de gracia alguna.
- Huyamos de los falsos maestros que pululan en la televisión y en algunas emisoras de radio, a los cuales podremos identificar por su hablar lisonjero y agradable al oído humano. Recordemos las instrucciones bíblicas:
Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, 2y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; 3no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma. 4En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis. 5Tal profeta o soñador de sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y trató de apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que anduvieses; y así quitarás el mal de en medio de ti. Deuteronomio 13:1-5
Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores. 14Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz. Jeremías 6:13-14
En los profetas de Samaria he visto desatinos; profetizaban en nombre de Baal, e hicieron errar a mi pueblo de Israel. 14Y en los profetas de Jerusalén he visto torpezas; cometían adulterios, y andaban en mentiras, y fortalecían las manos de los malos, para que ninguno se convirtiese de su maldad; me fueron todos ellos como Sodoma, y sus moradores como Gomorra. 15Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos contra aquellos profetas: He aquí que yo les hago comer ajenjos, y les haré beber agua de hiel; porque de los profetas de Jerusalén salió la hipocresía sobre toda la tierra. 16Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová. 17Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros. Jeremías 23:13-17
El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová. 29¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra? 30Por tanto, he aquí que yo estoy contra los profetas, dice Jehová, que hurtan mis palabras cada uno de su más cercano. 31Dice Jehová: He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: El ha dicho. 32He aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová. Jeremías 23:28-32
- Y esta es una aplicación para aquellos que aún no han puesto su confianza plena en Jesucristo. No sigas en el camino de error en el cual transitas, pues, con tus hechos niegas al Salvador y Señor Jesús. Él es el Rey de reyes y Señor de señores, y un día vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos, y todos aquellos que no reconocieron su señorío, le verán como Señor, pero no como Salvador, sino como el que condena y reprende a todos los que no creyeron en él. Hoy es el día aceptable de salvación, hoy es el día en el cual los hombres deben aceptarle como Señor y Soberano, acude a él en humilde oración, con arrepentimiento, suplicándole misericordia, y de seguro la hallarás, de manera abundante y gozosa.


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