martes, 14 de octubre de 2008

¿Sacrificó Jefté literalmenta a su hija? Jueces 11:29-40

¿Sacrificó Jefté literalmente a su hija, cumpliendo que el voto que había hecho al Señor? ¿Porqué permitió Dios que este hombre sacrificara a su hija, siendo que él había prohibido esta clase de práctica pagana?

Para responder esta pregunta procedamos a leer el pasaje donde se narra esta interesante historia: Jueces 11:29-40

“Y el Espíritu de Jehová vino sobre Jefté; y pasó por Galaad y Manasés, y de allí pasó a Mizpa de Galaad, y de Mizpa de Galaad pasó a los hijos de Amón. Y Jefté hizo voto a Jehová, diciendo: Si entregares a los amonitas en mis manos, cualquiera que saliere de las puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto. Y fue Jefté hacia los hijos de Amón para pelear contra ellos; y Jehová los entregó en su mano. 34 Entonces volvió Jefté hacia Mizpa, a su casa; y he aquí su hija salía a recibirle con panderos y danzas, y ella era sola, su hija única; no tenía fuera de ella hijo ni hija. Y cuando él la vió, rompió sus vestidos, diciendo: ¡Ay, hija mía! En verdad me has abatido, y tú misma has venido a ser causa de mi dolor, porque le he dado palabra a Jehová, y no podré retractarme. Ella entonces le respondió: Padre mío, si le has dado palabra a Jehová, haz de mí conforme a lo que prometiste, ya que Jehová ha hecho venganza en tus enemigos los hijos de Amón. Y volvió a decir a su padre: Concédeme esto: déjame por dos meses que vaya y descienda por los montes, y llore mi virginidad, yo y mis compañeras. Él entonces dijo: Ve. Y la dejó por dos meses. Y ella fue con sus compañeras, y lloró su virginidad por los montes. Pasados los dos meses volvió a su padre, quien hizo de ella conforme al voto que había hecho. Y ella nunca conoció varón. Y se hizo costumbre en Israel, que de año en año fueran las doncellas de Israel a endechar a la hija de Jefté galaadita, cuatro días en el año.”

Nuevamente nos enfrentamos a un texto que ofrece cierta dificultad para su comprensión. La dificultades que ofrece son las siguientes:

- ¿Ofreció Jefté a su hija en un sacrificio cruento como hacían los paganos o mas bien fue un voto de castidad y servicio al Señor?
- ¿Si fue un sacrificio cruento, se agradó Dios de eso?

Actualmente se brindan dos interpretaciones a este pasaje, por un lado encontramos a eruditos que resisten aceptar la idea de un sacrificio humano de parte de este hombre, el cual fue utilizado por el Espíritu de Dios para derrotar a los enemigos del pueblo de Israel. Para ellos es inconcebible que un hombre del pueblo de Dios haya rendido sacrificio al Señor asesinando a su propia hija, puesto que la Santa Ley de Dios había prohibido esta práctica pagana. Solo los animales limpios podrían ser sacrificados en olor fragante al Señor, jamás encontramos ninguna instrucción para sacrificios humanos, todo lo contrario, encontramos claras prohibiciones.

Pero, por otro lado están los que insisten en afirmar que el pasaje claramente habla de un sacrificio encendido, es decir, que la hija fue quemada así como lo practicaban los pueblos paganos.

Los que defienden la primera posición insisten en decir que es imposible que un hombre lleno del Espíritu Santo, como dice el versículo 29, haya sido llevado a sacrificar a su propia hija violando la santa ley de Dios. Otra razón es que, si hubiese sido un sacrificio humano el voto prometido, entonces Dios no le hubiera dado la victoria, pues, este hombre estaría pensando hacer algo reprobable. Y aún más, ¿cómo podría un hombre que era tan escrupuloso cumplir su voto? (versículo 35), ¿siendo tan sin escrúpulos para asesinar a su hija inocente, en flagrante desobediencia a la ley de Dios? Adicionalmente, cuando su hija supo del voto de su padre, ella lo animó a mantener el voto y solo le pidió ir a llorar su virginidad por dos meses, al final de los cuales regresaría voluntariamente para que su padre pudiese cumplir su voto. La hija de Jefté no mostró terror, no abogó por su vida--¡aún las amigas con quienes lloró su virginidad le permitieron retornar! ¿Cómo puede explicarse esto?

Y ¿por qué Jefté no sacó provecho de las leyes para redimir las cosas por las que se hizo voto (Levítico 27)--él dice “No puedo dar marcha atrás”--cuando dicha opción habría estado abierta para él? Y finalmente, si el entendimiento común del voto de Jefté es correcto, ¿dónde está su maravillosa y auto evidente fe que hizo que el escritor de Hebreos resueltamente lo incluyese en su catálogo de héroes de la fe?. Agradecidamente, como parece soportarlo la evidencia, Jefté no sacrificó a su hija--él la dedicó al servicio de Dios, tanto como Ana dedicó a Samuel al servicio de Dios. Como tal, la hija de Jefté permanecería virgen en tanto sirviese en el tabernáculo como parte de una clase especial de mujeres dedicadas (compare con Éxodo 38:8; 1 Samuel 2:22; Lucas 2:36-37). Parece que ellas actuaban como porteras, cantantes, músicos y trabajaban en la ropa (lo más valioso y necesario cuando el tabernáculo estaba en pie, como en los días de Jefté). Esta dedicación significa que Jefté no tendría nietos--porque su hija era su única hija--y así ningún heredero.

Por otro lado, y en número mas significativo, los eruditos afirman que Jefté si ofreció a su hija en un sacrificio humano encendido. William, David y Frederick, en su panorama del Antiguo Testamento afirman:

Esta historia es tan censurable que muchos eruditos han interpretado que su verdadero sentido es que a la hija de Jefté se le impuso un voto de virginidad perpetua. Los israelitas nunca practicaron el sacrificio humano, sostienen, de modo que Jefté nunca pudo haber pensado en ese tipo de sacrificio al hacer el voto y ciertamente nunca lo habría cumplido. Sin embargo el texto es claro: “hizo de ella conforme al voto que había hecho” (39).

Aunque quizá se le juzgue con criterios modernos, Jefté no se formó de acuerdo con esos valores. Era un galaadita y los no israelitas de esa región en esa época eran seguidores de Quemos, cuyo culto incluía el sacrificio de infantes en holocausto (2 Re. 3:27). Según el concepto de revelación progresiva, Dios toma a su pueblo en el lugar en que se encuentra y lo conduce a un conocimiento más completo de su persona y su voluntad. Jefté era producto de su época. Es muy difícil comprender cómo pudo haber sido adorador de Jehová – más aún, un liberador levantado por Yaveh – y al mismo tiempo haber llevado a cabo lo que luego se calificaría de práctica abominable. Jehová no le había pedido que hiciera aquel voto, ni ningún otro según el relato bíblico. Se trató de un acto impulsivo de parte de Jefté, realizado con buena intención. Cuando los israelitas comprendieron que Jehová no exige ese tipo de acciones, comenzaron a contemplar el voto de Jefté y su cumplimiento con otros ojos. El hecho significativo es que, aunque llegaron a considerar el sacrificio de infantes como una abominación a juicio de Jehová, no suprimieron esta historia de las escrituras sagradas. Aun de los errores bien intencionados pueden extraerse enseñanzas.

Por su parte el Diccionario Certeza dice: Con gran pesar Jefté comprendió que debía cumplir su voto ofreciéndola en holocausto que siempre se quemaba. No la ofreció a una vida de celibato (práctica que no se aplicó hasta la época del rabino Kimchi), porque no se registra que las siervas del tabernáculo o el templo tuvieran que ser vírgenes (Ana estaba casada Luc. 2:36).
También el comentario de Matthew Henry afirma: “Es mucho mas probable que Jefté ofreciese a su hija realmente en sacrificio, conforme al sentido literal de su voto, quizá porque interpretó malamente el la ley de Lev. 27:29. Pensó que quedaba obligado en conciencia por el voto y, por tanto, que era preferible matar a su hija antes que quebrantar el voto, excusándose ante los designios de la providencia, que había dispuesto que fuera su hija la primera en salirle al encuentro.


Usted puede juzgar conforme a los anteriores comentarios lo que significa el holocausto de la hija de Jefté. Personalmente me inclino más por la interpretación literal de este pasaje, es decir, que la hija fue sacrificada en holocausto, en contra de los preceptos divinos y como resultado de un apresuramiento de Jefté para declarar un voto innecesario.
Cuando la Biblia dice que el Espíritu de Dios vino sobre Jefté, lo que quiere decir es que el Señor le había capacitado para hacer una obra especial en medio de su pueblo, pero esto no significa que su forma de actuar siempre iba a ser conforme a las leyes del Santo Dios, pues, encontramos a otro hombre, Sansón, quien fue visitado por el Espíritu de Dios y le dio poder y fuerzas especiales, pero este hombre condujo su vida violando los principios divinos y llegó a un final triste.

Para finalizar este capítulo deseo compartir lo que dice el comentario de M. Henry: Suponiendo que Jefté ofreció realmente a su hija en holocausto, la cuestión es si obró bien o mal. Hay quienes le justifican, diciendo que obró bien, ya que prefirió el honor de Dios a cualquier otra cosa de este mundo, incluso a su única hija. Otros, en cambio, y con toda razón condenan a Jefté en esto. Hizo mal en proferir el voto, y todavía peor en cumplirlo, pues no estaba obligado a cumplir un voto que iba derechamente en contra de la letra del sexto mandamiento “no matarás”. Como dice el Dr. Lightfood, Dios había prohibido severamente los sacrificios humanos; así que éste fue en realidad, un sacrificio a Moloc. No se olvide que los sacrificios humanos eran práctica corriente entre los cananeos, en medio de los cuales vivía Jefté. Este ambiente impedía que Jefté viese claro en este asunto, pues su conciencia no estaba suficientemente formada.

¿Entraba o salía Jesús de Jericó cuando sanó al ciego? Lucas 18:35-43; Mateo 20:29-34; Marcos 10:46-52

En Lucas 18:35-43 el escritor dice que cuando Jesús sanó al ciego en la puerta de Jericó, ellos iban acercándose a dicha ciudad, pero en Mateo 20:29-34 y Marcos 10:46-52 dice que Jesús iba saliendo de Jericó. ¿Cómo se explica esta diferencia? Además, ¿Por qué en un Evangelio se habla de un ciego y en otro se habla de dos ciegos?

Leamos primeramente los pasajes en los tres evangelios sinópticos:

Mateo 20:29-34 “Al salir ellos de Jericó, le seguía una gran multitud. 30Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! 31Y la gente les reprendió para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! 32Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga? 33Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos. 34Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le siguieron.”

Marcos 10:46-52 “Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. 47Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 48Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 49Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. 50El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. 51Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. 52Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado.”

Lucas 18:35-43 “Aconteció que acercándose Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando; 36y al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello. 37Y le dijeron que pasaba Jesús nazareno. 38Entonces dio voces, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 39Y los que iban delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 40Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerle a su presencia; y cuando llegó, le preguntó, 41diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista. 42Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado. 43Y luego vio, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios.”

Primeramente revisemos los tres pasajes para ver si se trata del mismo episodio.

- En los tres pasajes se habla de una gran multitud que seguía a Jesús.
- Las tres narraciones ubican el episodio en las tierras cercanas a Jericó.
- En los tres relatos los ciegos o el ciego gritan a Jesús: “Hijo de David, ten misericordia”
- También en las tres narraciones la gente manda callar a los ciegos o el ciego.
- De nuevo los tres relatos coinciden en decir que Jesús preguntó: ¿Qué quieres que te haga?
- Dos de los relatos dicen que los ciegos sanados siguieron a Jesús.

No veo razón alguna para pensar que se trata de episodios diferentes, las coincidencias mostradas en los tres evangelios son demasiadas, de tal manera que nos llevan a concluir que se trata del mismo episodio.

Ahora veamos las diferencias mas importantes encontradas en los relatos de cada evangelio:

- Mateo y Marcos ubican el episodio de la curación del ciego o los ciegos a la salida de Jericó, mientras que Lucas lo ubica en la entrada a Jericó.
- Mateo habla de dos ciegos sentados junto al camino, mientras que Marcos solo menciona a un ciego de nombre Bartimeo, de la misma manera Lucas habla sobre un ciego sentado junto al camino.

Ahora la pregunta que surge es la siguiente ¿Cómo explicamos esta diferencia? Era un ciego o dos, fue entrando a Jericó o saliendo de ella.
Siendo francos y honestos podemos afirmar que no tenemos la respuesta precisa. Varias explicaciones se han dado para reconciliar estas diferencias, veamos algunas de ellas:

- William Hendriksen dice: “En cuanto a la primera dificultad (Mateo habla de dos ciegos, mientras que Marcos y Lucas hablan de uno) ¿Es posible que Marcos, que era el intérprete de Pedro, haya oído solamente la historia de Bartimeo? Por cierto, esta no es una verdadera solución; solamente traslada el problema de Marcos a Pedro. Por otra parte, el problema no es tan grave. No hay una contradicción real, porque ni Marcos ni Lucas nos dicen que Jesús devolvió la vista a solamente un ciego.”[1].


Con el fin de poder responder esta justa pregunta es necesario tener en cuenta el contexto, no solo del pasaje, sino de los tres libros y de la época en que sucedió este episodio, así como conocer algo de los tres autores.

Primero revisemos el contexto de los tres autores y de los libros en sí:

Mateo era un judío y discípulo de Cristo. Su evangelio fue escrito para mostrar a los judíos que Jesús era el Mesías prometido. Su evangelio no tiene como propósito el narrar hechos con grandes detalles, sino que se enfoca en contar la necesario para mostrar que Jesús es verdaderamente el Hijo de Dios, es decir, el Mesías prometido en las profecías del Antiguo Testamento.

Marcos también era judío, no fue apóstol. Su conocimiento histórico de la vida de Cristo fue recibido de Pedro, a quien sirvió como intérprete. Aunque su afán no fue escribir los hechos de la vida de Cristo con una secuencia histórica precisa, todo lo que escribió fue conforme lo recibió del apóstol Pedro. Su evangelio tiene como propósito mostrarnos a Jesús como el Hijo de Dios, el siervo de todos.

Lucas era gentil, amigo personal de Pablo y compañero de este en algunos de sus viajes, siendo gentil trató de presentar a Cristo como el salvador de todos en su Evangelio. Le escribió a su amigo Teófilo un resumen preciso de la vida de Cristo, resultado de una profunda y meticulosa investigación.

Ahora, conozcamos un poco sobre el contexto geográfico de la narración en estudio. La escena de la curación de los hombres ciegos ocurre en las cercanías de la ciudad de Jericó, pero la pregunta es ¿Cerca de cuál Jericó sucedió la escena? En la época de Cristo había dos lugares con este nombre.

Al sur de la antigua Jericó que fue destruida por el Señor en la época de conquista de la tierra prometida, fue construida otra ciudad con el mismo nombre. Sabemos que Herodes y sus sucesores levantaron un imponente palacio de invierno y mucha gente adinerada vivía en dicha ciudad. Zaqueo es un judío rico que tenía su casa en este distinguido distrito. Al lado de esta nueva Jericó permanecía el montículo de lo que fue la antigua Jericó rodeado de casas con sus habitantes, de tal manera que las dos Jericó se encontraban una frente a la otra. Cuando una persona estaba saliendo de la nueva Jericó podría considerarse que estaba acercándose a la otra ciudad con este mismo nombre.

Algunos autores cristianos han reconciliado esta aparente contradicción en los relatos de la curación de los ciegos recordando que “debe tenerse en cuenta la distinta ubicación de la ciudad antigua y de la nueva, con lo que el milagro habría tenido lugar entre ambas.” La ciudad antigua de Jericó tenía mayor relación con el pueblo judío, puesto que la nueva Jericó correspondía al período de dominio romano. Siendo que Mateo y Marcos eran judíos, es probable que hayan tenido en cuenta, en su narración, la ciudad antigua de Jericó, mientras que Lucas, un gentil y helenista, tuvo mayormente en cuenta a la ciudad romana de Jericó, es decir, la nueva. Mateo y Marcos dicen que el milagro sucedió saliendo de Jericó, mientras que Lucas afirma que sucedió acercándose a Jericó. Lo mas probable es que los dos evangelistas judíos vieron el milagro desde la ciudad antigua, es decir, saliendo de ella, mientras que Lucas vio el milagro desde la perspectiva de la nueva Jericó Romana, es decir, acercándose. Realmente no hay contradicción en esta narración, solo que debemos conocer el contexto geográfico e histórico de la época.


Respecto a la pregunta sobre el porqué Mateo menciona a dos ciegos, mientras que Marcos y Lucas hablan solo de un ciego, no encontramos ninguna dificultad real. Marcos y Lucas no afirman que Jesús sanó a solamente un ciego, ellos mencionan a uno en especial, incluso Marcos resalta el nombre de uno de ellos: Bartimeo. Lo más probable es que Jesús hizo más milagros en ese viaje, pero los evangelistas solo mencionan los que consideraron necesarios, como dice el apóstol Juan: Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre. Juan 20:30-31

Los evangelistas son como reporteros que resaltan las cosas desde la perspectiva que ellos están presentando de Cristo. A Marcos le llamó más la atención el ciego Bartimeo, probablemente era el que más gritaba o fue el que tomó la iniciativa de hablar con Jesús en nombre del otro, y es posible que Lucas también mencionara solo a este ciego por la misma razón, pero no hay razón para pensar que hay una contradicción.

[1] William Hendriksen, Mateo, página 790

¿Qué significa Atar y Desatar? ¿Podemos los creyentes atar y desatar cualquier cosa en nosotros o los demás? Mateo 18:18-20

Otra pregunta que nos han enviado: ¿Cuál es el significado de Mateo 18:18-20? ¿Es posible que los cristianos atemos y desatemos en los demás cualquier cosa? ¿A qué cosas se refiere Jesús que podemos atar y desatar? ¿Algunos creyentes me han dicho que debo tener mucho cuidado con lo que digo porque puedo estar atando o desatando cosas sobre mí y los demás? Mateo 16:19

Antes de dar la respuesta a esta importante pregunta, leamos Mateo 18:15-20, con el fin de tener en cuenta el contexto del pasaje en estudio:

“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. 16Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. 17Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. 18De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. 19Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. 20Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”

Los términos atar y desatar utilizados por Jesús no representan ninguna dificultad real para su interpretación, al menos en el tiempo del primer siglo y en épocas subsiguientes de la Iglesia cristiana donde la influencia de la Nueva Era y las creencias neo-gnósticas no habían calado en las iglesias cristianas. Lastimosamente en el día de hoy, pasajes que eran claros en su interpretación se han tornado difíciles debido a la mezcla notoria de cristianismo y conceptos paganos que se dan en el seno de muchas iglesias llamadas cristianas. Pero el sentido real y claro de los términos atar y desatar se encuentra en el mismo contexto del pasaje y no debe prestarse para confusión. Lastimosamente muchos líderes cristianos muy populares hoy día por sus creencias semi-paganas, semi-gnósticas y especialmente de la Nueva Era, han tergiversado este y otros pasajes para dar a entender lo que no dicen.

Con el fin de comprender bien los términos atar y desatar utilizados por Jesús en este pasaje miremos el contexto en el cual son utilizados.

Este pasaje de Mateo 18:15-20 está tratando el asunto de la disciplina en la Iglesia. Hagamos un seguimiento:

Hay un ofensor, alguien que ha cometido un pecado contra otro, y persiste en ello. V.15
El primer paso que la persona dañada u ofendida debe hacer es hablar con el ofensor con el fin de mostrarle su falta de amor, llamarla al arrepentimiento y buscar la reconciliación. V. 15
Si este diálogo personal entre los dos afectados no produce resultados positivos, entonces se debe seguir al siguiente paso, buscar a dos hermanos de confianza y testimonio para que ellos sean testigos. V.16

Si el ofensor persiste en su falta de arrepentimiento y continúa pecando y haciendo daño, no escuchando los consejos y la reprensión de los testigos, entonces no queda otro remedio, sino apelar a la corte mas alta en esta tierra, es decir, la Iglesia. V.17.

Si la Iglesia reunida con sus pastores o ancianos no logra llevar al arrepentimiento al miembro pecador, y no lo convence de desistir de su pecado notorio y escandaloso, sino que éste se aferra más y más a su pecado, entonces no queda otro remedio que la excomunión de la fraternidad eclesiástica. Esto es lo que significa la expresión, muy judaica, “tenle por gentil y publicano”, es decir, ya no lo tengan como creyente o miembro de la Iglesia, sino como un incrédulo, pues, su comportamiento corresponde, no al de un cristiano, sino al de alguien que es inconverso. En el mundo judío de la época de Cristo los publicanos eran considerados como una de las clases mas pecadoras y aborrecibles. De tal manera que decirle a un judío “publicano” era decirle que pertenecía a la peor clase de gentes. Esto era así debido a su función de cobrar los impuestos a su propia gente para entregárselos a un gobierno extranjero, como lo era el imperio romano. Al respecto el Nuevo Diccionario Bíblico Certeza dice: “Sus prácticas generalmente extorsivas los convertían en una clase especialmente odiada y despreciada, de modo que nuestro Señor pudo referirse a ellos como ejemplos típicos de una actitud egoísta (Mt. 5:46). Para el judío estricto, sin embargo, esta actitud tan natural de odio se veía agravada por la consideración religiosa de que el publicano era ceremonialmente impuro, por su continuo contacto con los gentiles, y porque debía trabajar en el día de reposo”[1]. Por otro lado, el término o la designación gentil, era tan oprobiosa para un judío, como el término publicano. Gentiles era la designación común para las gentes del resto de las naciones que no pertenecían al pueblo judío, por lo tanto, idólatras, paganos, impuros y pecadores. Si bien es cierto que Jesús amaba a los publicanos, así como a los gentiles y jamás los despreció como hacían normalmente los judíos, sino que los acogió con amor tierno como lo demuestran las innumerables escenas en los Evangelios, el uso de la expresión “tenle por gentil y publicano” está siendo utilizado de acuerdo al contexto judaico de su tiempo, es decir, “tengan al miembro de la iglesia no arrepentido como aquel que se comporta de acuerdo a la conducta de un pecador publicano y un pagano gentil”, es decir, no lo consideren como un miembro de la Iglesia, lo que es igual a la excomunión.

Es en este momento cuando dice Jesús “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo”. Aquí nuevamente Jesús está utilizando la terminología judaíca, o mas exactamente, rabínica de su tiempo. Atar y desatar eran dos palabras que en el tiempo de Jesús la utilizaban los rabinos para referirse a la acción de “permitir o prohibir”, es decir, “quitar o imponer una obligación”[2]. En Mateo 16:19 Jesús utiliza estas palabras respecto a la autoridad que ha dado a Pedro, y al resto de los apóstoles y a todos los siervos de Jesús, para declarar lo que está permitido o prohibido en materia doctrinal, y en este pasaje de Mateo 18 se refiere a la autoridad que Cristo ha dado a la Iglesia para ejercer disciplina en sus miembros.

“Es deber de la Iglesia como un todo y representada por quienes el Señor ha señalado para gobernarla, atar, esto es, prohibir la violación de estos principios, y desatar, esto es, permitir todo lo que esté en armonía con ellos”[3]. Esta acción de permitir o prohibir se ejerce mediante la predicación bíblica. Todo pastor está obligado a declarar el santo consejo de Dios a los miembros de la iglesia local, enseñando lo que es agradable al Señor (permitido) y declarando lo que es desagradable ante el santo Dios (prohibido). De la misma manera la Iglesia ata o excomulga a aquellos impenitentes que quieren vivir como incrédulos y desata o permite la readmisión de los que habiendo sido expulsados se arrepienten. Esto no es algo mágico que las iglesias hacen, es simplemente el ejercicio de la disciplina siguiendo los principios bíblicos. Ahora, es importante resaltar la autoridad que Cristo ha dado a las iglesias locales para que ejerzan la disciplina entre sus miembros, sus palabras son contundentes “lo que atéis en la tierra será atado en el cielo, lo que desatéis en la tierra será desatado en el cielo”, es decir, la disciplina que la iglesia ejerce sobre sus miembros no debe ser tenida como poca cosa, pues no es solo la decisión de un grupo de creyentes sino que Jesús, en el cielo, toma atenta nota de esta decisión. Es por ello que ninguna iglesia local debe ser descuidada en ejercer la disciplina bíblica, pero también debe cerciorarse de seguir el debido proceso, pues, Jesús acogerá en sus tiernos brazos a aquellos que han sido excomulgados de la congregación local sin una justa causa y sin el debido proceso.

Habiendo entendido el significado de los términos atar y desatar pasemos a explicar lo que NO SIGNIFICA:

No significa que las iglesias tengan el poder para declarar cualquier cosa respecto a alguien y esperar que esto sea realizado efectivamente por Dios, por ejemplo, una iglesia no tiene la autoridad para declarar que una enfermedad o maldición específica vendrá sobre una persona y ésta efectivamente será realizada por Dios. Esto no es lo que enseña este pasaje. La autoridad que Cristo le ha dado aquí es para que discipline a sus miembros, expulsándolos de la comunión, y efectivamente en el cielo se toma nota de ello, o para recibirlos cuando se han arrepentido.
No significa que los creyentes de una manera particular puedan declarar cosas que aten o desaten a él mismo o a otros. He escuchado a muchos creyentes decir: “No te ates diciendo que estás enfermo”, como si los creyentes tuviéramos un poder mágico para decir cualquier cosa con nuestra boca y lo que digamos tenga el poder sobrenatural para tornarse en una realidad. Esto corresponde a las enseñanzas metafísicas de la nueva era y su insistencia en el lenguaje positivo y la energía positiva. Los creyentes no creemos en esas cosas fantasiosas. No somos una especie de dioses pequeños que tenemos poder en nuestras palabras para crear cosas, solo Dios tiene el poder de crear lo que no existe con sus palabras.

[1] Nuevo Diccionario Bíblico Certeza, Página 1124
[2] Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, página 150
[3] William Hendriksen, Mateo, página 736.

¿Enseña Jesús que los cristianos actuemos con deslealtad para ganar amigos? Lucas 16:8-9

Otra pregunta que nos hace llegar un amigo: ¿Qué significa Lucas 16:8-9? ¿Enseña este pasaje que los cristianos debemos actuar con deslealtad para ganar amigos?

Leamos Lucas Capítulo 16:1-13. “Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes. 2Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo. 3Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. 4Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas. 5Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? 6Él dijo: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta, siéntate pronto, y escribe cincuenta. 7Después dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. Él le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta. 8Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz. 9Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas.10El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. 11Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? 12Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro? 13Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”

Este pasaje ha representado cierta dificultad en la compresión de lo que desea enseñar el Señor Jesús.

Algunos han pensado que esta parábola describe a una persona que robó a su Señor, y a quien su mismo señor alabó y a quien Jesús señaló como ejemplo para sus seguidores; mas aún, pareciera indicar que con dinero se puede comprar un lugar en el cielo.[1] Otros han pensado que Jesús está poniendo como ejemplo la deslealtad y la deshonestidad del mayordomo infiel, pero un análisis de la parábola nos lleva a conclusiones distintas.

Ahora, analicemos la parábola del mayordomo infiel versículo por versículo.

El verso 1 nos deja ver que esta parábola está dirigida especialmente a los discípulos del Señor, aunque el verso 14 hace notar que los fariseos agudizaron sus oídos para escuchar estas cosas. Jesús comienza su historia diciendo que había un hombre rico. Probablemente era dueño de una gran hacienda. Muchos comentaristas bíblicos coinciden en afirmar que el hombre rico está representando a Dios, el dueño de todo lo que existe. Luego dice Jesús que éste hacendado tenía un mayordomo, el cual se encargaba de administrar todos los recursos del hombre rico. El comentario de Mattew Henry dice al respecto: “En esta parábola los hijos de los hombres son presentados como administradores o mayordomos de las cosas que tienen en este mundo. Todo cuanto tenemos es propiedad de Dios; nosotros somos, en realidad, usufructuarios de los bienes que Dios nos presta”.[2] Este mayordomo fue acusado de disipador de los bienes del hombre rico. Parece que ejerció una mala administración, no sabemos si hizo fraude o no, pero el dueño de los bienes no estaba contento con lo que hacía con los bienes encomendados. Nuevamente el comentario de Mattew Henry dice: “Todos somos reos de este cargo, pues no hemos empleado como deberíamos los dones y los bienes que Dios nos ha encomendado en esta vida. Es menester, pues, que nos examinemos a nosotros mismos , a fin de que no seamos juzgados por nuestro amo”. [3]

El versículo 2 dice que el dueño de los bienes llamó a este administrador o mayordomo para exigirle que rinda cuentas de su administración. Al parecer el mayordomo no tenía nada que decir para defenderse, sino que procede a arreglar los libros contables y entregarlos en orden a su jefe. Hasta este momento de la historia el mayordomo no ha sido acusado de robo, solo de mala administración de los recursos, pues, el dueño no lo despide inmediatamente sino que le da la oportunidad de arreglar todas las cosas administrativas para que luego pueda irse y entregue el cargo a otra persona.

En el verso 3 hayamos al mayordomo angustiado por su situación futura. Le preocupaba lo que sería de él después de salir de la casa del hombre rico. El futuro siempre preocupa a los hombres. Nos agrada tener el control presente sobre las cosas que vendrán, sobre la situación económica y material. Siempre queremos labrar un buen presente para garantizar de esta forma un futuro tranquilo. Eso es lo que sucede al hombre de la historia. Parece que ya no era joven de tal manera que sus fuerzas no le serían suficientes para hacer trabajo manual pesado, pero le parecía terrible tener que mendigar y vivir de la misericordia de los demás. Lo extraño es que sentía vergüenza de pedir, pero no tuvo vergüenza para hacer lo que sigue en la historia, lo cual fue peor.

En el verso 4 se enciende una luz en las maquinaciones del mayordomo. Ha pensado y pensado en cómo garantizar un futuro tranquilo para él, y por fin logra encontrar la solución. Con este camino que ha encontrado tendrá asegurado el techo y el alimento hasta su muerte.

Los versos 5 al 7 describen el camino que había encontrado este mayordomo. Llamó a los deudores del dueño de los bienes y les hizo una rebaja considerable en las deudas que ellos tenían para con el hombre rico. Los deudores estarían agradecidos con este mayordomo, del cual no sospechaban que engañaba a su jefe, aunque las cosas se hicieron de manera “pronta” y rápida, tal vez para que el dueño de los bienes no se enterara de estas maniobras que perjudicaban aún más su hacienda.

Lo cierto es que en el verso 8 encontramos al dueño de los bienes enterado de la situación. Tal vez los mismos deudores se habían comunicado con el hombre rico para agradecerle por tan generoso proceder.

Es sorprendente hallar al amo o Señor de la hacienda alabando al mayordomo infiel en el verso 8. Pero debemos observar que el amo no está alabando la deshonestidad del mayordomo, sino su sagacidad utilizada para prepararse un buen futuro cuando haya quedado sin empleo. El comentario de William McDonald dice al respecto “El mayordomo no recibió el encomio por su actuación tortuosa sino mas bien por su previsión. Había actuado con prudencia. Miraba hacia delante y hacía provisión para el futuro”[4] La conducta del mayordomo es catalogada en este versículo como mala, pues se le da el apelativo de mayordomo malo. No hay ni un ápice de aprobación para su comportamiento. Lo que hizo fue malo y detestable. Ni el amo, ni Cristo, están aprobando su comportamiento. Lo que ellos desean resaltar es su asombro por la forma tan sagaz, inteligente y astuta cómo este mal mayordomo se asegura provisión para el futuro. Este mayordomo había aprovechado las relaciones con los demás hombres para obtener premios futuros. Su trato con ellos fue inteligente. Él buscó tener amigos en el futuro que le dieran premios por su amistad. Es por eso que Jesús termina afirmando en el verso 8 “porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de la luz”. Los hijos de este siglo, o literalmente en el griego original: Los hijos de este mundo, utilizan toda su astucia y pericia pecaminosa para conseguir sus deseos mundanos, mientras que los hijos de Dios somos descuidados en hacer provisión para obtener premios y recompensas en el estado eterno. Como dice William Hendriksen “Jesús no está diciendo que debamos tener la mente mundana o deshonesta. Está afirmando el hecho obvio de que en las cuestiones del mundo los mundanos con frecuencia muestran más sagacidad o astucia que la que los hijos de Dios muestran en los asuntos que afectan su salvación eterna.”[5]

Luego llegamos al versículo mas difícil de esta historia, el verso 9 en el cual Jesús dice a sus discípulos: “Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas.”. Antes de interpretar este pasaje debemos saber que el término usado por Jesús “riquezas injustas” o “el mammón de la injusticia” significa literalmente “La riqueza mundana”, es decir, el dinero y las posesiones materiales, o como dice el comentario de Mattew Henry “El señor llama injustas a las riquezas materiales porque, como dice Bliss, en muchos casos , su adquisición y su uso implican tanta iniquidad que quien haya visto esto en sus más profundas honduras y en su anchura sin límite, bien pudiera referirse a ello llamándolo riqueza de maldad.”[6]

Cuando Jesús dice “ganad amigos por medio de las riquezas injustas, es decir, del dinero y los bienes materiales, está dando a entender que debemos esforzarnos en utilizar los recursos materiales y económicos que Dios nos ha permitido obtener en los asuntos eternos de los demás, pero que al final, servirán para nuestro provecho cuando hayamos dejado nuestro cargo de mayordomos en este mundo y pasemos a la eternidad. William Hendriksen dice al respecto: “Jesús quiere que su pueblo también mire al futuro y por medio de “el mammón de la injusticia” (el dinero) apoye de tal manera todas las causas buenas y a la gente necesitada para que cuando los dadores mueran, habrá una gran bienvenida para ellos. Aquellos habitantes celestiales que, mientras aún estaban en la tierra, fueron beneficiados por la bondad de estas personas generosas entonces estarán dando la bienvenida a los que van llegando. Con mucha alegría los conducirán a sus habitaciones celestiales.”[7]

Es evidente que Jesús no está hablando aquí de hacer provisión para el futuro en esta tierra, pues, aunque debemos trabajar con gran esfuerzo por proveer para nuestras necesidades físicas, es de mayor valor el trabajar por las cosas eternas y espirituales. Si utilizamos los recursos materiales que estamos administrando, pues en realidad no son nuestros sino que vienen de Dios, para apoyar la causa del evangelio, entonces estaremos ganando muchos amigos que en la eternidad nos acompañarán y recibirán con alegría en las moradas eternas.

La aplicación que hace Jesús en los versos 10 al 13 contienen el mensaje central de esta historia “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Pues si en las riquezas injustas (es decir el dinero y los bienes materiales) no fuisteis fieles, ¿Quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles ¿quién os dará lo que es vuestro? Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”

Las palabras de Cristo en el verso 10 dejan ver que él no aprobaba ni excusaba la deshonestidad o la infidelidad. “Si una persona es digna de confianza en el manejo de cosas de pequeña importancia, también puede confiarse con cosas de mayor importancia”[8] Lo muy poco se refiere a los bienes de este mundo, lo mucho o lo más indica lo espiritual y eterno, es decir, lo celestial. Las riquezas injustas se relacionan con el dinero y las posesiones terrenas, mientras que lo verdadero se refiere a lo que permanece por siempre, es decir, lo celestial.
La aplicación que Jesús hace es la siguiente: Si nosotros como mayordomos de los recursos materiales que nos ha dado el Señor no somos fieles en utilizarlos para la extensión del reino de Dios, sino que los malgastamos en nuestros deleites y lujos, entonces tampoco seremos fieles en utilizar de manera productiva los dones que el Señor nos ha dado, y mucho menos recibiremos premios en la eternidad. “Si no hacemos buen uso de los dones comunes de la Providencia, ¿Cómo haremos buen uso de los dones de la gracia? Nuestra infidelidad en el uso de lo ordinario, donde incluso los mundanos pueden portarse correctamente nos incapacita para recibir del Señor gracias copiosas que nos otorgarían amplia entrada en el reino eterno. Quien sirve a Dios y al prójimo con el dinero de su bolsillo, es seguro que le servirá con la piedad del corazón; pero quien entierra el talento de la generosidad también enterrará los cinco talentos de la espiritualidad. Por otra parte, sino somos fieles en las riquezas injustas y pasajeras; es decir, falsas, ¿cómo seremos fieles en las riquezas espirituales, que son lo verdadero?[9]

Los creyentes podemos ser malos administradores de los recursos que nos da el Señor, especialmente cuando nos apegamos a las cosas materiales que son de este mundo, como si ellas fueran lo mas importante, o el propósito por el cual Dios nos ha puesto en este planeta, es por eso que al apóstol Pablo nos advierte “Si pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.” Col. 3:1-3. Muchas personas han caído en grandes pecados y descuidos de lo verdadero y eterno por afanarse en acumular lujos y comodidades materiales, de allí que nuevamente el apóstol Pablo nos diga “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. 1 Timoteo 6:6-10.

[1] Erdman, Carlos. El Evangelio de Lucas. Página 191
[2] Mattew Henry. Página 1318
[3] Mattew Henrry, Página 1318
[4] William McDonal, Página 640.
[5] William Hendriksen, Lucas, Página 724
[6] Mattew Henry, Página 1319
[7] William Hendrikses, Lucas, Página 725.
[8] William Hendriksen, Lucas, Página 726
[9] Mattew Henry, Página 1319

¿Cuál es el pecado imperdonable? ¿Puede un creyente cometerlo? Mateo 12:31

Un amigo pregunta: ¿Cuál es exactamente el pecado imperdonable que menciona Jesús en Mateo 12:31, podrá un creyente cometer este pecado?

Leamos lo que dice Mateo 12:31 “Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada”.

Este pasaje ha presentado siempre alguna dificultad para su interpretación. Pero podemos llegar a conclusiones bíblicas si seguimos el principio de la sana hermenéutica tomando en cuenta el contexto del pasaje. Un grave error en el cual muchos caen a la hora de interpretar las Escrituras es no tomar en cuenta el contexto del pasaje. La Biblia es un libro que lleva un hilo de pensamiento desde el principio hasta el fin. En ella no hay contradicción alguna, ella misma es su mejor intérprete. No podemos tomar los pasajes aislados y sacar de ellos conclusiones sin tomar en cuenta el resto de la Palabra, esto es peligroso y conduce al error.

Para entender el significado del pasaje en estudio debemos partir desde el versículo 22. El Señor había sanado a un hombre que estaba poseído por un demonio, el cual le causaba que fuera sordo y mudo. Cuando Jesús libró al hombre de la presencia del demonio, éste recobró el habla y la capacidad de oír. La mayoría de las enfermedades no son producidas por la presencia de demonios, sino que obedecen al desgaste natural que el cuerpo humano presenta a causa de la maldición dada por Dios en la caída original. Todos los hombres heredamos cuerpos que un día volverán al polvo de la tierra. Pero el personaje del pasaje en estudio estaba enfermo por una presencia maligna y diabólica.

Este milagro de Jesús produjo una profunda admiración en el pueblo que se preguntaba si este hombre no sería el Mesías prometido. Muchos estaban siendo inquietados para creer en él, porque las señales que los profetas habían predicho que caracterizarían la venida del Mesías redentor estaban siendo cumplidas. Esto preocupó en gran manera a los fariseos, pues, ellos no estaban interesados en reconocer al Mesías, solo pensaban en conservar su propia preeminencia religiosa. El pueblo estaba viendo al Mesías que obraba milagros, mas los fariseos veían a un hombre impostor. Estos religiosos habían cerrado sus mentes y corazones para no creer que Jesús fuera el Mesías prometido. Ellos conocían las Sagradas Escrituras de manera profunda y sabían que el Mesías haría estas obras, mas no estaban interesados en reconocerlo, pues, Jesús había denunciado su superficialidad religiosa y su alejamiento de Dios.

El versículo 25 dice que Jesús conocía los pensamientos de los fariseos, es decir, conocía lo que había dentro de sus corazones. El sabía que los corazones de estos religiosos estaban cerrados para no aceptar la verdad que se revelaba en Jesús, a pesar de las claras evidencias no deseaban aceptarla. Su corazón se había endurecido de manera conciente.

Siendo así el endurecimiento voluntario de estos religiosos, entonces, en afán de no aceptar la mesianidad de Jesús, aducen que las obras de Cristo fueron realizadas por obra de Satanás. ¿Habían investigado estos fariseos el origen del poder de Jesús? No, ellos no estaban interesados en conocer la verdad, solo deseaban desacreditar al Hijo de Dios. Si tan solo hubiesen abierto su corazón para conocer la verdad, entonces de una manera fácil hubiesen visto en Jesús el cumplimiento de las profecías. Cuando el hombre endurece su corazón de manera voluntaria y conciente, entonces no queda mas camino que seguir endureciéndose contra Dios. Esto fue lo que pasó con el Faraón del tiempo de Moisés. Él se endureció contra la voluntad de Dios, y su camino fue seguir rebelándose contra el Rey de Reyes.

Jesús no deja a estos fariseos en su ignorancia, sino que con amor divino les explica lo absurdo de sus suposiciones y trata de conducirles a la verdad. “Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás hecha fuera a Satanás, contra sí mismo está divido; ¿Cómo, pues, permanecerá su reino? (v.25-26).

Luego de explicarles lo absurdo de sus acusaciones pasa a hacerles ver que esta blasfemia no podrá ser perdonada, porque no hablaron en contra de Dios Padre o del Hijo, sino en contra del Espíritu Santo.

Ahora la pregunta es ¿Porqué hablar en contra del Espíritu Santo es tan grave y terrible?

La palabra que se utiliza en este pasaje es “blasfemia”. En el griego la palabra usada para blasfemia significa “el uso de un lenguaje insolente dirigido contra Dios o contra el hombre, la difamación, la burla, la injuria (Ef. 4:31; Col. 3:8: 1 Tim. 6:4).[1] Toda blasfemia en contra de la divinidad no quedará impune, sino que recibirá su castigo merecido. Esto es lo que nos deja ver la Santa Ley de Dios cuando dice: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano” Éxodo 20:7. Debemos ser cuidados en cómo utilizamos el nombre santo de Dios. Cuan irreverente somos en comparación con los creyentes del Antiguo Testamento, quienes no se atrevían siquiera a pronunciar el nombre de Dios por temor a no ofenderlo, usándolo vanamente. Ahora nosotros somos descuidados en utilizar el santo nombre de Dios, incluso para cosas superfluas y vacías, por lo tanto, vanas. Por ejemplo, si estamos martillando y nos damos en el dedo con el martillo pronunciamos el nombre de Dios, si nos sorprendemos por algo mencionamos el nombre de Dios o de Jesús, y así, por cualquier cosa mencionamos el nombre de Dios. Creo que nos hace falta ir a las Sagradas Escrituras y ver cómo Dios pide que su santo nombre sea reverenciado, porque el nombre de Dios es mas que simplemente un título, representa a la persona que lo posee.

No obstante, incluso usar el nombre de Dios vanamente es un pecado que puede ser perdonado. E apóstol Pedro fue perdonado luego de haber ofendido a Jesús, de haberlo negado y hablar maldiciones en su contra. (Mr. 14:71; Jn. 21:15-17).

Pero la blasfemia contra el Espíritu de Dios no podrá ser perdonada. ¿Por qué?

Porque la función del Espíritu Santo es “convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8). La tercera persona de la trinidad actúa en el corazón del hombre con una influencia santa trayéndole a la convicción de que es pecador y necesita reconocer a Jesús como su Salvador y Señor. Cuando el hombre cierra su corazón de tal manera que rechaza la influencia del Espíritu de Dios que procura convencerle, entonces, quién podrá convencerlo de su necesidad espiritual. Ya no queda mas esperanza. Nadie más podrá hacerlo. Aunque Dios le muestre sus maravillas a través de sus siervos, éste hombre que se cierra completamente a la influencia del Espíritu Santo, ya no podrá creer en Cristo, ni buscará su favor, pues solamente el Espíritu de Dios podrá convencerlo de esta necesidad. He aquí la respuesta de porqué la blasfemia contra el Espíritu Santo no podrá ser perdonada.

Los Fariseos a los cuales Jesús dirige sus palabras estaban cerrando toda posibilidad de ser convencidos por el Espíritu de Dios de la necesidad que tenían de Jesús como salvador. Ellos no querían ver la revelación que el Espíritu daba de Jesús. No aceptaban las palabras de Cristo cuando éste les confrontaba con su pecado, pero tampoco querían ver las obras milagrosas que Jesús hacía como testimonio de que él era el Mesías esperado por Israel y que les salvaría de sus pecados. Su blasfemia consiste en rechazar la obra de convicción del Espíritu Santo, adjudicando su labor a la labor de Satanás. Preferían creer que Satanás estaba dividido y en contra de sí mismo expulsando los demonios de los hombres, en vez de ver lo que era claramente la obra de Dios. Eran tan ciegos como aquel que se saca los ojos para no ver. Su corazón se había endurecido en contra del Mesías, y cada día lo endurecían de tal manera que, aunque Dios mismo se les estaba revelando de manera clara con obras milagrosas, preferían creer que Satanás se había dispuesto a ayudar a las personas, en vez de mirar lo que era obvio, que Jesús era el Mesías que había venido para dar liberación espiritual a su pueblo.

Aquí está la blasfemia contra el Espíritu. Un hombre que rechaza de manera conciente y categórica la voz del Espíritu que le puede convencer de su pecado. ¿Podrá arrepentirse de su pecado alguien que no ha sido convencido como pecador? ¿Podrá venir a Cristo en busca de su ayuda alguien que no sabe de la necesidad espiritual que tiene? De ninguna manera. Es por eso que Jesús dijo “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” (Luc. 5:31-32). Ahora, ¿Habrá algún hombre en esta tierra, excepto Cristo, que haya nacido sano espiritualmente y no necesite del médico eterno? Absolutamente no, todos los hombres hemos nacido con la putrefacción del pecado y enfermos, necesitados de Jesús. Pero Jesús se refiere a que él vino a sanar solo a aquellos que reconocen su propia pecaminosidad y acuden a él en busca de salvación. Los fariseos pensaban que ellos no necesitaban del salvador, ellos creían que eran lo suficientemente buenos como para estar bien con Dios y no escuchaban la voz del Espíritu que les mostraba su pecaminosidad y les inducía a buscar ayuda en Jesús. Ese es el peligro de la religiosidad. Los corazones de los religiosos se engordan con su pecado de orgullo espiritual y luego terminan creyendo que son tan buenos como Dios mismo. Ellos piensan que no necesitan escuchar el evangelio, y si algún día asisten a un culto cristiano ellos creen que Dios se siente halagado por que estos buenos hombres fueron a adorarle. Qué pesar con los que piensan así, para ellos ya no hay esperanza. Y no hay esperanza, no porque el sacrificio de Jesús no sea tan poderoso como para cubrir sus pecados, sino que ellos jamás vendrán a Cristo buscando el perdón. Ese es el pecado imperdonable, o lo que Juan llama el pecado de muerte. Es grave e imperdonable, simplemente porque ellos jamás vendrán al Señor en búsqueda de perdón. Ellos nunca se arrepentirían de ese pecado, y sin arrepentimiento no hay perdón.

William Hendriksen dice al respecto: “El pecado de ellos (Los fariseos y los que blasfeman contra el E.S.) es imperdonable porque no quieren caminar por el sendero que lleva al perdón. Hay esperanza para un ladrón, un adúltero y un asesino. El mensaje del Evangelio podrá hacerlo exclamar: “Oh Dios, sé propicio a mi pecador”. Pero cuando un hombre se ha endurecido a tal punto que ha determinado no prestar atención a las indicaciones del Espíritu, ni siquiera escuchar sus ruegos y su voz de advertencia, se ha puesto a sí mismo en el camino que lleva a la perdición.”[2]


¿Puede un creyente cometer el pecado imperdonable? Debemos ser cuidados al responder esta pregunta, ya que nuestras iglesias locales están compuestas por varias clases de miembros. Por un lado están los que realmente son creyentes, es decir, aquellos en los cuales el Señor ha obrado un nuevo nacimiento y esto es evidenciado por frutos de sincero arrepentimiento. Por otro lado están aquellos miembros que piensan que son salvos porque hicieron una profesión de fe, o porque hablan como cristianos, o porque tienen la cultura evangélica, o porque cumplen con algunos deberes religiosos. Es decir, entre los miembros de las Iglesias puede haber muchos que realmente son creyentes, pero pueden haber otros que no han nacido de nuevo. Éstos últimos se encuentran en una situación de grave peligro espiritual, porque el pecado imperdonable, en el contexto del pasaje que estamos analizando, fue cometido por religiosos. Vivir como cristiano y estar en el seno de la iglesia local como si se fuera salvo, cuando en realidad no hay una obra de regeneración y no se presentan frutos de sincero arrepentimiento, es un riesgo peligroso para el alma, pues, el tal termina creyendo que es salvo cuando en realidad no lo es. Su corazón gradualmente puede irse cerrando a la voz del Espíritu que le llama al arrepentimiento mediante la predicación del Evangelio, y piensa que esto no es para él, sino para los que están fuera de la membresía de la Iglesia. Con el tiempo terminará rechazando las obras que el Espíritu hace para mostrarle su necesidad de Jesús y su falta de arrepentimiento, adjudicándolas a Satanás. Las predicaciones que el Espíritu de Dios de a través de los pastores o predicadores revelando el pecado y la falta de arrepentimiento de este falso creyente, serán desestimadas por el blasfemo y las menospreciará en perjuicio de su propia alma. Es por ello que todos nosotros debemos examinar nuestro corazón, debemos suplicar al Soberano Redentor que nos ayude a revisar si nuestra profesión de fe es sincera o si solo nos estamos engañando como los religiosos del tiempo de Jesús. En la primera carta de Juan cap. 5 ver. 16 se habla del pecado de muerte que puede ser cometido por algunos aparentes creyentes. De la misma manera Hebreos 6:4-8 advierte a aquellos que han estado en el seno de la iglesia local, disfrutando de las bendiciones generales de la predicación del Evangelio, pero su corazón no se ha arrepentido genuinamente confiando en el sacrificio de Jesús, sino que buscan otra forma de reconciliación con Dios, para los tales no hay esperanza porque están despreciando de manera conciente el único camino que les puede conducir a la salvación. También Juan en su primera carta habla de muchos aparentes creyentes que estuvieron durante algún tiempo en el seno de la iglesia local, pero luego se volvieron anticristos. Éstos eran nubes sin aguas, sepulcros blanqueados, que aparentaban tener vida espiritual, y por algún tiempo engañaron a los hermanos de la Iglesia local, pero luego se manifestó lo que realmente eran ellos. Engañaron sus almas, no eran verdaderos creyentes, es por eso que Juan dice “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros”. 1 Juan 2:19.

Pero debemos afirmar de manera enfática que un verdadero creyente, es decir, alguien que ha nacido de nuevo por el Espíritu de Dios, JAMÁS podrá cometer el pecado imperdonable, precisamente porque el pecado imperdonable está relacionado con la incredulidad voluntaria. Pero si alguien ha creído sinceramente y ha buscado el perdón de sus pecados en Jesús, entonces éste no corre el peligro de cometer el pecado de muerte. Cuando un creyente está preocupado por que piensa que ha cometido el pecado imperdonable, esto es muestra genuina que no ha cometido ese nefasto pecado, porque su corazón es sensible al pecado. El que comete el pecado imperdonable jamás se preocupará por su estado espiritual, no tiene interés en sus asuntos espirituales. El que ha nacido de nuevo tiene la cimiente de Dios en él y ésta no le deja abandonar la fe, porque el Espíritu de Dios perseverará en él hasta el fin.

[1] Hendriksen, William. Mateo, Página 553
[2] Hendriksen, William. Mateo. Página 554-555

¿Enseña Jesús que los ricos no pueden ser salvos y los pobres si? Mateo 19:23-26

Otro amigo nos pregunta: ¿Realmente qué significa Mateo 19:23-26? ¿Está enseñando que los ricos no pueden creer en Cristo, mientras que los pobres si pueden hacerlo con mas facilidad?

Otra pregunta interesante. Leamos Mateo 19:23-26 “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. 24Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. 25Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? 26Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.”


Este pasaje suscita algunos interrogantes:

- ¿Está Jesús enseñando la salvación por obras al decirle al joven rico que guarde los mandamientos y que dé todas sus riquezas a los pobres, si quiere entrar a la vida eterna?
- ¿Jesús afirma que los hombres ricos prácticamente no pueden entrar al reino de Dios, al menos que den sus posesiones a otros?
- ¿Cuándo Jesús habló del ojo de una aguja y del camello se refería literalmente a lo que entendemos hoy por esos elementos, o hablada en sentido figurado?

Respondamos la primera pregunta. ¿Enseña aquí Jesús la salvación por obras? El joven pregunta a Jesús ¿Qué bien haré para tener la vida eterna? A esta pregunta Jesús no responde diciéndole que debe arrepentirse de sus pecados y poner toda su confianza en el redentor, sino que le dice ¨Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”. Esta es una respuesta difícil de entender para nosotros con una mentalidad evangélica que creemos en la doctrina bíblica de la sola fe, de la sola gracia y de solo Cristo. Creemos que las Escrituras enseñan la salvación por gracia a través de la sola fe en Cristo. Para ser salvo no es necesaria ninguna obra. Como dice Pablo en Efesios, Sois salvos por gracia, no por obras. Pero, entonces, ¿Porqué Jesús responde a este joven que está sinceramente interesado en su salvación que guarde los mandamientos, es decir, que haga obras y así recibirá la vida eterna?

La pregunta del joven rico muestra que estaba equivocado en su concepción sobre cómo el hombre puede ser salvo, él creía en la salvación por obras. ¿Qué debo hacer para ser salvo? Estaba convencido que la salvación era resultado de sus buenas obras o su obediencia a ciertos mandatos. Ahora, si el hombre piensa que podrá ser salvo haciendo buenas obras es necesario preguntarse cuáles son las obras que Dios considera buenas, la respuesta segura es que éstas son especificadas en la Santa Ley de Dios, es decir, los Diez mandamientos. Ellos son un resumen de lo que Dios considera bueno y agradable. Así que si este joven cree que debe hacer algo para obtener la salvación, este algo debiera ser guardar los mandamientos. “SI quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”. Jesús está respondiendo a este joven de una manera que le conduzca a darse cuenta de su incapacidad para cumplir de manera perfecta los mandamientos de la Santa Ley de Dios y por lo tanto, su salvación no dependerá de lo que puede hacer, sino de la gracia de Dios. Jesús le menciona algunos de los mandamientos a lo cual el joven responde que los ha cumplido. Pero lo que continúa en su respuesta, nos da a entender que el joven, en el fondo de su corazón, era conciente de no haber cumplido a la perfección los mandamientos, y siguiendo con su error de salvación por obras, vuelve a preguntar a Jesús ¿Qué me falta todavía? Como dice William Hendriksen “Aquí la limpieza superficial está luchando con el profundo descontento. Este joven trata de hacerse creer a sí mismo que todo está bien; sin embargo en su interior está prácticamente turbado. La Biblia dice que Jesús le amó, pero su amor le lleva a tocar las partes sensibles de este joven. Él pensaba que podía ser lo suficientemente bueno para obtener la vida eterna, pero ni aún sus buenas obras o su obediencia a la ley podrían ayudarle en nada, pues no lo estaba cumpliendo a cabalidad, ya que su corazón estaba inquieto e insatisfecho. La respuesta de Jesús no tiene como fin hacerle creer que el hombre puede hacer algo para obtener su salvación, sino lo contrario. Ningún hombre podrá hacer, en su carne, lo que agrada a Dios de manera perfecta, porque como dice Isaias 64:6 “todas nuestras justicias son como trapos de inmundicia”. Es por eso que el apóstol Pablo, hablando a algunos judíos que creían en la salvación por obras, les dice: “Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”. (Rom. 3:20) y en otros pasajes habla sobre la imposibilidad de cumplir perfectamente la Ley de Dios. También Santiago afirma “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (2:10). Es decir, si alguien piensa que podrá obedecer la Ley, de tal manera que agrade a Dios y obtenga así su salvación, el tal debe darse por perdido, pues ninguno, solo Cristo, ha podido cumplir de esta manera la Santa Ley de Dios.

Ahora, con el fin de no dejar confusión en los oyentes es necesario aclarar lo siguiente. Si bien es cierto que la salvación es solo por la gracia de Dios que se recibe mediante la fe, también es cierto que los creyentes somos llamados a guardar los mandamientos de la santa ley de Dios, porque ahora gozamos de la nueva vida que produce Cristo en nosotros, por la presencia del Espíritu y él nos ayuda a obedecerlos, no para ser salvos, sino porque somos salvos. Jesús dijo “Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”. Mateo 5:18-20

Ahora pasemos al segundo interrogante que suscita este pasaje: ¿Jesús afirma que los hombres ricos prácticamente no pueden entrar en el reino de Dios, al menos que den sus posesiones a otros?

Veamos que fue lo que dijo Jesús: “De cierto os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo que es mas fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”. Mateo 19:23-24.

Jesús declara estas palabras luego de decirle al joven rico “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme”. (v. 21), luego el relato bíblico dice que “Oyendo el joven esta palabra se fue triste, porque tenía muchas posesiones”. (v. 22)

Podemos preguntarnos ¿Por qué Jesús puso estándares tan altos para este joven? ¿Por qué le exige que venda todas sus posesiones y las de a los pobres? ¿No estaba siendo Jesús muy exigente para con este muchacho rico? Realmente Jesús estaba tratando con el orgullo espiritual de este joven. Él pensaba que podía alcanzar la salvación a través de sus buenas acciones, pero Jesús sabe que esto es imposible para el hombre. Él vino para dar su vida en rescate de los que estaban muertos en sus delitos y pecados, porque ningún hombre podía agradar totalmente a Dios mediante sus esfuerzos personales. Jesús es el cordero pascual que sería sacrificado en lugar de los pecadores que se consideran incapaces de alcanzar el favor divino por sus mejores acciones, y acuden humillados ante la gracia salvadora de Dios. Este joven sinceramente estaba interesado en su salvación, pero confiando en el orgullo de sus buenas obras. Él no venía a Jesús buscando su perdón, no, él quería un instructivo de todas las buenas obras que debía hacer para alcanzar la salvación. Este joven desconocía que “la salvación es de Dios”, él no podía exclamar como el salmista “En Dios solamente está acallada mi alma, de él viene mi salvación” (62:1), ni podía unirse al cántico de la multitud en Apocalipsis que clamaba a gran voz “La salvación pertenece a nuestro Dios”. (7:10).

Cuando Jesús le pide que venda todas sus posesiones y las de a los pobres quería mostrarle la realidad oscura de su corazón orgulloso. La Biblia dice que Jesús le amó. El amor verdadero, es decir, el amor que es conforme al corazón de Dios, no calla ante el pecado, sino que denuncia la desobediencia con el fin de buscar despertar el espíritu impenitente para que así sea conducido a un arrepentimiento verdadero. Esto es lo que Jesús busca en el joven rico. Que su corazón se despierte frente a la realidad de la inutilidad de su confianza religiosa depositada en las buenas obras y no en Dios. Jesús quiere decirle a su corazón que realmente no ha cumplido los Diez mandamientos en el espíritu verdadero de la Ley. Él se ha afanado por cumplir externamente con sus deberes religiosos y sociales, pero su corazón no ha estado conectado con el espíritu correcto de la obediencia. Su corazón ha estado apegado a las riquezas materiales, su placer ha sido servir al dios mamón, pero si él quería realmente servir a Dios debía abandonar su antiguo culto a las riquezas, pues “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. (Mateo 6:24). Este joven había contestado rápidamente a Jesús afirmando haber cumplido con la totalidad de los mandamientos, pero, al parecer los había cumplido superficialmente ¿Habría amado al prójimo como a sí mismo, cuando le duele en su corazón dar sus riquezas a los pobres?

Quisiera aprovechar este momento para dar algunas aclaraciones respecto a la solicitud que hace Jesús a este joven rico para que venda todas sus posesiones y las de a los pobres. No es común en las Escrituras encontrar este tipo de demandas. Dios no le pide a todos los creyentes ricos que vendan todo y lo entreguen a los pobres. Como dice William Hendriksen “La demanda que Jesús había hecho a este hombre confundido era adecuada en la circunstancia particular y al estado de mente del joven. El Señor no pide a toda persona rica- por ejemplo a Abraham (Gn. 13:2) o a José de Arimatea (Mt. 27:57)- que haga exactamente lo mismo Hay personas opulentas que, hablando en general, están viviendo para sí mismos. Lo que ellos contribuyen para la causa de los demás está completamente fuera de proporción con lo que ellos conservan para sí mismos. Sin embargo hay otras personas ricas que están dispuestas a desprenderse de todo para ayudar a los demás, incluyendo aún a los que no son generosos (Gen. 13:7-11; 14:14); y quienes, motivados por la gratitud, están constantemente edificando altares y dando ofrendas a Dios (Gen. 12:8; 13:18; 15:10-12; 22:13).

Por otro lado la demanda de Jesús nos deja ver un aspecto social olvidado por las iglesias latinoamericanas en este siglo. Jesús no le pide a este joven rico que venda lo que posee y se lo de a su ministerio, el cual de seguro necesitaba el apoyo de los demás como lo deja ver Lucas 8:1-3, no le pide que “siembre” su dinero en la construcción de un grande y lujoso templo para la iglesia de Jerusalén, NO, él dice que de su dinero a los pobres. Los pobres siempre han estado en el corazón del Señor, veamos los siguientes pasajes:

- Sal. 10:12 “Levántate, Oh Jehová Dios, alza tu mano; No te olvides de los pobres”
- Sal. 12:5 “Por la opresión de los pobres…. Ahora me levantaré, dice Jehová”
- Sal. 112:9 “Reparte, da a los pobres, su justicia permanece para siempre”
- Prov. 14:21 “Mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado”
- Prov. 28:8 “El que aumenta sus riquezas con usura y crecido interés, para aquel que se compadece de los pobres las aumenta”.
- Is. 11:4“Sino que juzgará con equidad a los pobres y arguirá con equidad por los mansos de la tierra”
- Is. 58:7 “No es mas bien el ayuno que yo escogí que… partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?
- Ro. 15:26 “Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén”
- Gal. 2:10 “Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer.”
- Sal. 41:1 “Bienaventurado el que piensa en el pobre, en el día malo lo librará Jehová.”
- Prov. 14:21 “El que oprime al pobre, afrenta a su creador, mas el que tiene misericordia del pobre, lo honra”.
- Prov. 19:17 “A Jehová presta el que da al pobre”.
- Prov. 21:13 “El que cierra su oído al clamor del pobre , también él clamará y no será oído”
- Prov. 28:27 “El que da al pobre no tendrá pobreza, más el que aparta sus ojos tendrá muchas maldiciones”

Hoy día se predica mucho por la radio y la televisión respecto al sembrar dinero o bienes a algunos ministerios. Eso no está mal. Las iglesias deben ser sostenidas por las ofrendas de sus miembros. Es nuestro sagrado deber. Pero no debemos olvidar que en la Biblia se insiste de una manera abundante en que debemos dar a los pobres. Hoy día muchos predicadores y líderes religiosos extraen de manera abusiva el dinero y los bienes de sus miembros para dedicarlo totalmente a la construcción de lujosos templos, y en casos peores para el enriquecimiento de unos pocos. Pero esto es desconocer el corazón de Dios. La Iglesia en el Nuevo Testamento no estaba interesada en invertir grandes sumas de dinero en templos, o en la buena vida de sus líderes, NO, siempre estaba la insistente necesidad de compartir con los pobres, de dar a los que padecen, de suplir a los mas necesitados:

- Hech. 2:45 “Y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno”.
- Ef. 4:28 “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad”.
- 1 Jn. 3:17 “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿Cómo mora el amor de Dios en él?
- Hch. 4:34’35 “Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.”
- Hch. 20:35 “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús que dijo: Mas bienaventurado es dar que recibir” en este pasaje se refiere específicamente a la bienaventuranza de dar a los pobres.
- El famoso pasaje de 2 Corintios cap. 8 y 9, es utilizado muchas veces por algunos líderes religiosos para motivar a sus miembros a dar grandes donativos a sus ministerios, pero ese no es el propósito principal de este texto. Los dos capítulos hablan de la bendición de dar generosamente para las necesidades de los santos que estaban pasando grandes pruebas. Pablo anima a los creyentes Corintios para que abunden en su generosidad dando como propusieron en su corazón, con alegría, porque al que siembra generosamente, generosamente recibirá su cosecha. Todos estos pasajes están refiriéndose específicamente al dar de manera abundante para suplir las necesidades de los santos pobres. Cuánto hemos desviado la Santa Palabra de Dios, que estos pasajes se utilizan para recoger fondos para otros propósitos, y casi nunca para el motivo que los usó Pablo.

Jesús le dice al joven rico que dando de sus bienes a los pobres “tendrás tesoros en el cielo”. (Mateo 19:21). ¿Qué son estos tesoros? “Los tesoros en el cielo son completamente diferentes (a los tesoros de la tierra), es decir, aquellas bendiciones que nos han sido reservadas en los cielos (1 Pe. 1:4), que son celestiales en carácter, pero de las cuales experimentamos el sabor anticipado ya ahora.”[1] Aquellos que abandonan toda confianza de salvación en sus propias obras, y acuden sin nada, sino solamente con sus pecados, a la misericordia y gracia divina, podrán acumular tesoros en el cielo.


Regresemos a las preguntas relacionadas con el pasaje en estudio. ¿Enseña este pasaje que los ricos no pueden entrar al reino de los cielos? Las palabras de Jesús suenan duras: “De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos” (v.23). Aquí Jesús habla de una gran dificultad para que los ricos sean salvos, pero no solo es difícil, sino que es imposible, esto es lo que afirma en el v. 24; “Es mas fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de los cielos”. Esta expresión indica la imposibilidad para que un rico entre al reino de los cielos. No comparto la interpretación alegórica que de este pasaje hizo Tomás de Aquino presentando como posible lo que Cristo ha dicho que es imposible. Tomás decía que el ojo de la aguja era un lugar en Jerusalén por donde los camellos podían pasar arrodillados, pero es un abuso del texto pretender dar esta interpretación. ¿Está Jesús afirmando que los hombres poseedores de muchos bienes no pueden entrar definitivamente al reino de los cielos? NO. Abraham fue un hombre con muchos bienes y disfrutó de la comunión con Dios, de la misma manera el santo Job. Un pasaje paralelo en Marcos 10:24 nos da mas luz al respecto: “Cuan difícil le es entrar en el reino de Dios a los que confían en las riquezas”. Los bienes materiales en sí mismo no son malos, el problema está en que el hombre pone su confianza en lo material, y olvida lo espiritual. De allí que para un hombre rico es mas difícil poner su confianza en Dios, pues los bienes que posee aprisionan su corazón. Pero no solo los hombres ricos tienen este problema, hay muchos pobres con mentalidad de ricos que también se ven impedidos a depositar su fe en Dios, ellos sueñan con tener muchos bienes y así dar seguridad a su alma. La Biblia nos ilustra esta triste realidad en muchos pasajes:

- Prov. 18:11 “Las riquezas del rico son su ciudad fortificada y como un muro alto en su imaginación”
- Prov. 23:4-5 “No te afanes por hacerte rico, sé prudente y desiste. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas?”
- Prov. 28:22 “Se apresura a ser rico el avaro, y no sabe que le ha de venir pobreza”
- Ecl. 5:12 “Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco, pero al rico no le deja dormir la abundancia.”
- Jer. 9:23 “Asi dijo Jehová: No se alabe el rico en sus riquezas”
- Luc. 12:16-21 “También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. 17Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? 18Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.”
- Stg. 1:9-11 “El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; 10pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. 11Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.”
- Stg. 5:1-6 “¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. 2Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. 3Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. 4He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. 5Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. 6Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.”
- 1 Timoteo 6:17-19 “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 18Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; 19atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.”
- Luc. 8:14 “La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.”
- Ez. 28:4-6 “Con tu sabiduría y con tu prudencia has acumulado riquezas, y has adquirido oro y plata en tus tesoros. 5Con la grandeza de tu sabiduría en tus contrataciones has multiplicado tus riquezas; y a causa de tus riquezas se ha enaltecido tu corazón. 6Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios.”
- Jer. 17:11 “Como la perdiz que cubre lo que no puso, es el que injustamente amontona riquezas; en la mitad de sus días las dejará, y en su postrimería será insensato.”

Estos y otros pasajes nos muestran los peligros espirituales que acarrean las grandes posesiones materiales, especialmente cuando estas aprisionan nuestro corazón, pero se necesita una gracia especial del Dios Soberano para que no corramos detrás de ellas, es por ello que el proverbista oró así al Señor: “No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.” Pro. 30:8-9

No solo los impíos son esclavizados por las riquezas, sino que los creyentes corremos serio peligro al poner nuestro corazón en ellas, es por eso que el apóstol advierte diciéndonos “Así que teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. 1 Timoteo 6:8-10.

Creo que es de gran ayuda para nuestra compresión sobre las palabras de Jesús en el pasaje que estamos estudiando conocer el significado de la palabra griega utilizada por Cristo para “Riquezas”. El término griego usado para riquezas es “Mamonas” o “Mamón”. Esta palabra proviene de un sustantivo arameo que con toda probabilidad se deriva de una raíz que significa “aquello en lo que uno confía”. Siempre que Jesús utiliza la palabra “mamonas” para referirse a las riquezas denota los bienes terrenales, pero siempre con énfasis en su carácter materialista. Cuando la gente pone su confianza en ella (Luc. 12:15ss) o le entrega su corazón (Mt. 6:21), no puede amar a Dios (Mt. 6:24).[2]

El comentario de Mattew Henry dice respecto a la declaración de Jesús con referencia a la imposibilidad de entrar un rico a la salvación: “Cuanto menor era la riqueza material que poseían, tanto menor era el estorbo en el camino del cielo. El camino del cielo es estrecho (7:14), como lo es la puerta que lleva a la vida; lo es para todos, pero especialmente para los ricos, para quienes el mundo resulta tan ancho y libre con sus atractivos, sus homenajes, sus sonrisas (poderoso caballero es don dinero). Se necesita un milagro de la gracia divina para abrirse paso entre tales espinos (13:22). Los discípulos se asombraron al escuchar las palabras de Cristo “es mas fácil que uno de los animales mas grandes pase por uno de los orificios mas pequeños, que un rico entre al reino de los cielos” a lo cual preguntaron “Entonces, quién podrá ser salvo?” Como dice el comentario de Mattew Henry “No preguntar esto por contradecir a Cristo, sino, probablemente, por la idea tan extendida (no lo está todavía en algunos de nuestros círculos?) de que las riquezas son indicio de gran bendición divina; si estos bendecidos no se salvaban, ¿Quién podría salvarse?
El diccionario bíblico Certeza también dice al respecto: “La codicia, o el deseo de ser rico, es un mal contra el cual las Escrituras advierten con frecuencia. El amor al dinero se describe como la raíz de toda suerte de maldad (1 Tim. 6:9-10). En consecuencia el espíritu de contentamiento con las cosas que Dios ha dado es una virtud inculcada en ambos testamentos (Sal. 62:10; 1 Ti. 6:8; He. 13:5). Debido a los peligros de las riquezas, ante los que con tanta frecuencia sucumbe el poseedor, a los ricos, como clase, se los censura en varios pasajes de las Escrituras, por ejemplo Luc. 6:24s y Stg. 5. En cambio se pronuncian bendiciones sobre los pobres (Luc. 6:20ss); porque la pobreza debería aumentar la fe en Dios, condición que las riquezas con tanta frecuencia adormecen en la frecuencia.”[3]

La pregunta de los discípulos en Mateo 19:25 “Quién pues, podrá ser salvo?” muestra que los discípulos consideraban que todos los hombres padecemos del obsesionante pecado de amontonar riquezas y bienes materiales. Si es imposible que un hombre aprisionado en el deseo de amontonar riquezas entre al reino de los cielos, entonces ningún hombre podrá entrar, porque todos somos movidos por este deseo, el cual no conduce a nada bueno, porque raíz de toda clase de maldad es el amor al dinero.

Antes de finalizar es bueno resaltar las últimas palabras de Jesús en este relato, pues ellas nos hacen ver que, aunque es imposible para un rico entrar al reino de Dios, así como también es imposible para un pobre, Nada es imposible para Dios. Los hombres no pueden salvarse a sí mismo, aunque tengan grandes riquezas y poder. La salvación solo es otorgada al que tiene fe sincera en el sacrificio expiatorio y vicario de Jesucristo, pero esta fe es un don de Dios, como dice Efesios 2:8. La religión mas altruista del hombre no podrá salvarlo, una vida religiosa y de aparente piedad tampoco abre las puertas del cielo, solo la gracia de Dios otorgada a los hombres por medio de la fe en Jesucristo podrá habilitarlo de tal manera que agrade al Señor.

A los ricos de este mundo el Señor les manda que abandonen la confianza en sus posesiones, las cuales son ningunas en comparación con la bendición de ser aceptados por el Dios Santo. El Señor Jesús se hizo pobre para que los hombres muertos en sus pecados y delitos, abandonados en la miseria de sus pecados, puedan ser ricos para Dios en toda bendición espiritual. Apreciado oyente, si tu corazón ha estado aprisionado en los engaños de las riquezas, quiero decirte que aún esperanza para ti, solo debes venir prontamente a la cruz del calvario, mirar la sangre derramada por ti, y suplicar misericordia al Cristo redentor, quien sufrió hasta el martirio de la muerte en cruz, para que los hombres arrepentidos de sus pecados y maldades, obtengan el gozo de la vida eterna, aquella vida plena que Jesús vino a dar, una vida perdurable y gozosa. No te hundas más en la confianza de lo que tus bienes materiales pueden hacer por ti, porque, al igual que el hombre rico que atesoró sus bienes y le dijo a su alma que se alegrara en ellos, no sabiendo que Dios había determinado el fin de sus días, tu prontamente te enfrentarás con la eternidad, y allá nada podrás llevar de tus preciosos tesoros. Ellos no podrán acompañarte ni te ayudarán para ser acepto en el reino celestial. No dejes que las riquezas materiales se conviertan en una pesada carga que te arrastra más hacia lo terreno, mas bien abandona la confianza en ellas, y mira al cielo, mira a tu creador, solo Él podrá darle el verdadero sentido a tu vida. Solo en Jesús encontrarás la fuente eterna de vida abundante. Recuerda que los bienes que posees no son tuyos, Dios te los ha prestado. ¿Qué estás haciendo con ellos? ¿Los estás guardando para el futuro? ¿Los estás malgastando en tus deleites, mientras tu prójimo aguanta hambre, frío y desnudez? Te recuerdo las palabras de Jesús “No te olvides de los pobres”. No estoy pidiendo tu dinero para este ministerio, No, el Señor te pide que recuerdes a los pobres que están padeciendo necesidad, socórrelos, invierte las riquezas que el Señor te ha prestado para lo que es bueno.

[1] Hendriksen, William. Mateo. Página 360.
[2] Compendio del Diccionario Teológico. Página 541.
[3] Nuevo Diccionario Bíblico Certeza. Pagina 1162

¿Deben los cristianos bautizarse por sus familiares muertos? 1 Corintios 15:29

Un amigo pregunta: ¿Deben los creyentes bautizarse por sus familiares muertos, si no es así, entonces qué significa 1 Corintios 15:29?

Para responder esta pregunta leamos 1 Corintios 15:29-30 “De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos? 30¿Y por qué nosotros peligramos a toda hora?

Apreciado oyente, gracias por esta pregunta tan importante, creo que todos los creyentes cuando hemos pasado por este pasaje nos quedan muchas dudas e inquietudes respecto a su significado.

Siempre que vamos a analizar un pasaje bíblico es necesario mirar el contexto del mismo, así tendremos mas luz para su interpretación, no obstante, este pasaje es uno de los mas oscuros y difíciles de la Escritura. El capítulo 15 de 1 Corintios contiene verdades doctrinales de gran consuelo para el creyente. En el tiempo de Pablo algunas personas que se identificaban como creyentes dudaban de la realidad escatológica de la resurrección de los muertos, posiblemente éstos habían sido influenciados por la enseñanza de los Saduceos que negaban la resurrección de los muertos. Pablo, en este capítulo, hace una defensa de la doctrina escatológica de la resurrección de los muertos, basado en la realidad histórica de la resurrección de Cristo. Y luego de esbozar sus argumentos continúa preguntando a los Corintios “De otra manera, ¿Qué harán los que se bautizan por los muertos? Si los muertos no resucitan, ¿Por qué se bautizan a su favor?

Pablo, en estos dos versículos “aborda la práctica de los que se bautizan por los muertos. El uso de las palabras qué harán en vez de qué haréis, implica que pocas eran las personas que tenían la práctica del bautismo por los muertos.

A través de los años se han dado varias posibles explicaciones para este pasaje. Pero aún en el día de hoy no se ha dado una explicación totalmente satisfactoria. Algunos de los intentos por clarificar este pasaje dicen:

Algunos miembros de la iglesia se bautizaban vicariamente, es decir, por los creyentes que habían muerto sin haber recibido el sacramento del bautismo. Pero esta práctica no tendría razón de ser, ya que al morir los creyentes son glorificados de inmediato en la presencia del Señor. ¿Qué ganarían con que alguien se bautice por ellos?

La preposición griega hyper que significa por en la frase por los muertos, se interpreta como “sobre las tumbas de los muertos”. Otra explicación similar interpreta la preposición hyper como “a favor de los muertos”. Estas dos explicaciones apuntan a bautismos representativos. Pero la práctica de bautismos vicarios nos requeriría pensar que los Corintios creían que el bautismo era un rito mágico, en el peor de los casos, o un rito mecánico, en el mejor de los casos”
Los no creyentes que simpatizaban con creyentes que habían muerto, pedían ser bautizados por ellos, esperando que así compartirían juntos en la resurrección. Queda la pregunta de si estos candidatos al bautismo realmente tenían fe en Jesucristo.

La frase se bautizan por los muertos es similar a la otra “orando por los muertos” (véase Macabaeos 12:40). Pero las enseñanzas de Cristo y los apóstoles jamás incluyeron recomendaciones sobre orar por los muertos. Aparte del parecido, estas dos expresiones nada tienen en común.

la expresión se bautizan no se interpreta literalmente, sino figuradamente. Por ejemplo, Jesús le preguntó a Jacobo y a Juan si ellos serían capaces de beber la copa que él tenía que beber o ser bautizados con el bautismo que él tenía que recibir (Mr. 10:38). Jesús usó el concepto del bautismo como una metáfora que apuntaba a su inminente sufrimiento y muerte en la cruz. ¿Estará Pablo, en forma análoga comunicando un significado simbólico, de tal forma que la expresión los muertos quiere decir muerte? El texto entonces, debería traducirse “se bautizan por medio de experimentar la muerte”. Sin menospreciar la importancia de la muerte del mártir, me parece que esta interpretación se aleja mucho del mensaje del texto.

Realmente este pasaje es muy difícil de entender. Lo mas probable es que Pablo se está refiriendo a aquellos creyentes que, influenciados por el testimonio de vida de los creyentes que ya habían muerto, procedían ha bautizarse siguiendo el ejemplo cristiano y sufriente de sus antecesores. Siendo así, entonces ¿qué sentido tendría el que algunos de ellos se bautizaran siguiendo el ejemplo de los creyentes fallecidos, si ellos no resucitarían? Es decir, si no hay esperanza de resucitar después de la muerte, ¿qué sentido tiene seguir el testimonio sufriente de los creyentes muertos, identificándonos con ellos en el bautismo cristiano?

Lastimosamente este pasaje ha sido utilizado para apoyar ideas extrañas y heréticas. El antiguo hereje gnóstico Marción interpretó este pasaje de una manera antojadiza y sin tener en cuenta el resto de enseñanzas de las Sagradas Escrituras concluyó que aquí se enseñaba el bautismo vicario o representativo por los muertos, tal como también enseña la Iglesia sectaria mormona. En ninguna parte de las Sagradas Escrituras encontramos que el bautismo sirva para regenerar o salvar, ni siquiera puede salvar al creyente que lo toma para sí mismo, mucho menos podrá salvar a aquellos que murieron sin Fe en Cristo. El bautismo cristiano es símbolo externo que representa la verdad interna que el Espíritu de Dios ha efectuado en el creyente regenerándolo y salvándolo. La salvación es solo mediante un acto de fe personal en Cristo Jesús “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”. Ef. 2:8. De hecho, la fe de una persona no podrá salvar a otra, al menos que esta también reciba el don de la fe salvadora, entonces, mucho menos el bautismo sincero de un creyente a favor de un familiar no creyente muerto, podrá salvarle.


El grave error que muchos cometen para llegar a conclusiones como la presentada anteriormente es que toman un pasaje oscuro y difícil de entender y de éste toman una práctica doctrinal. No es conforme a la sana exégesis esta regla, pues, los pasajes claros deben interpretar a los oscuros, y de una manera clara la Biblia nos enseña que la salvación está relacionada inseparablemente con la fe personal en Cristo. En ningún otro pasaje se habla sobre el tema del bautismo por los muertos, lo cual indica que no es una enseñanza ni una práctica cristiana, por lo tanto, debemos dejar este pasaje a los misterios que la Biblia contiene y no debemos tratar de encontrar en él una doctrina o práctica que no nos compete.