lunes, 7 de septiembre de 2015

Judas 5. Advertencia contra los que promueven y siguen las falsas doctrinas. El Ejemplo de los Israelitas

Advertencias contra los que promueven y siguen las falsas doctrinas:
El ejemplo de los Israelitas.
Judas 5
Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creyeron
Introducción:
La vida está llena de muchas carreras y metas, por cierto, todos los seres humanos un día debemos tomar la decisión de iniciar alguna carrera, sea esta el matrimonio, estudios, una empresa, una  misión, entre otros. Aunque algunas carreras nos producen cierto temor porque no sabemos cómo nos irá en ella, la verdad es que muchas veces iniciamos presurosos y con entusiasmo caminos y empresas pensando que llegaremos al final. Pero lo importante no es iniciar la carrera sino correrla y llegar a la meta. Algunos inician muchas carreras y no logran terminar con satisfacción ninguna de ellas, esto es frustrante.
Judas, el autor de la carta que estamos estudiando, está interesado en que los lectores de su escrito, miembros de una iglesia cristiana, logren terminar bien su carrera. Ellos se encuentran en un grave peligro espiritual debido a la maléfica influencia de teólogos, pastores y profetas liberales que han tergiversado la doctrina bíblica, acomodándola a su propio gusto y tornándola atractiva para la mente pecaminosa. Pero el peligro se acentúa aún más porque estos falsos profetas actúan solapadamente, esconden sus verdaderos propósitos y aparentan ser buenos creyentes.
Estos hombres impíos habían iniciado la carrera cristiana pero en el camino se habían desviado y no solo no se conformaron con su propio desvío sino que deseaban dañar la fe que fue dada una vez a los santos en medio de la iglesia local, de manera que todos estaban corriendo serio peligro espiritual.
Esta caótica situación ha provocado en el pastor Judas la reacción normal de un siervo del Señor que reconoce su enorme responsabilidad en cuidar las ovejas que el Pastor de pastores le ha encomendado. Judas sabía que esta carta no iba a ser la más leída por los creyentes, ni tampoco sería la más predicada en los púlpitos de todos los tiempos, y mucho menos en el siglo XXI, tan lleno de pluralismo, relativismo y falso amor. No obstante él obedece al Espíritu Santo y desenvaina la espada para luchar en contra de los falsos pastores o profetas que estaban afectando a la iglesia de su siglo.
Luego de dar una descripción del carácter y doctrina de los falsos maestros, procede a presentar tres ejemplos tomados del Antiguo Testamento, los cuales se convierten en una firme advertencia para todos los miembros de las iglesias locales que corrompen la doctrina o que siguen a estos seudomaestros, porque no solo serán juzgados los falsos pastores, sino también los creyentes que siguen sus disoluciones.
Judas presenta como testimonios históricos de lo que Dios hace con los rebeldes y sectarios tres casos tomados del Antiguo Testamento:
- Los israelitas incrédulos que murieron en el desierto
- Los ángeles que se rebelaron contra Dios y fueron arrojados desde el cielo a prisiones eternas
-Sodoma, Gomorra y las ciudades vecinas que fueron destruidas por el fuego debido a la práctica de vicios contra naturaleza que les caracterizaba.
Iniciemos hoy analizando el primer ejemplo usado por el autor, y oramos para que el Señor impacte nuestros corazones produciendo temor y temblor al conocer cómo la ira de Dios se rebela contra toda clase de impiedad, y de una manera más clara, contra toda clase de apostasía, sectarismo y falsedad doctrinal.

  1. Una introducción poderosa
  2. Una liberación portentosa
  3. Una destrucción aterradora
1. Una introducción poderosa
Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido...
Dios ha creado al hombre con la capacidad de conocer las cosas, estudiarlas, comprenderlas y recordarlas. El recuerdo es un elemento fundamental para la vida humana. Sin él no pudiéramos tener presente algunos hechos o conocimientos que luego nos van a librar de peligros o situaciones difíciles. Por ejemplo, un niño de tres años alejará sus manos de un loro o guacamayo porque ya tiene en su mente el recuerdo de una experiencia desagradable en la cual el loro maltrató con su pico sus dedos. Sin el recuerdo no pudiéramos crecer en el conocimiento, pues, nosotros edificamos o construimos sobre lo que ya sabemos, y lo que sabemos nos es traído a la memoria por el recuerdo.
Esta facultad nos ha sido dada por Dios, como seres inteligentes y racionales, con el fin de ayudarnos a crecer en nuestro desarrollo como seres humanos. Y si el recuerdo es importante para la vida diaria cuánto más lo será para nuestro avance espiritual.
El pastor Judas, quien conoce a las ovejas de manera profunda, inicia sus advertencias alabando las buenas capacidades intelectuales que los lectores han manifestado, y los invita a usar su capacidad del recuerdo, ayudados por la mención que el autor hará de tres casos muy dicientes tomados del Antiguo Testamento.
Judas era un pastor con buenas capacidades pedagógicas. El ha usado, y volverá a usar las triadas para mostrar las verdades que el Señor le lleva a compartir. En grupos de tres comparte sus enseñanzas, tal vez con el fin de recordarlas mas facilmente:
En el verso 1 identifica a los que luchan espiritualmente por la sana doctrina y ha dicho que estos son: Llamados – santificados en Dios Padre  -  y guardados en Jesucristo.
En el verso 2 hay tres deseos sinceros para los lectores: Misericordia – paz – y amor.
En el verso 4 habló de tres características que identifican a los falsos profetas o maestros: Han sido destinados para esa condenación – son impíos que convierten en libertinaje la gracia de Dios – y tergiversan la doctrina de Dios y la cristología.
Ahora desde l verso 5 y hasta el 7 presentará tres ejemplos tomados del Antiguo Testamento para advertir de las serias consecuencias que sufrirán los que pervierten la doctrina: Los israelitas incrédulos que murieron en el desierto – los ángeles que se rebelaron contra Dios y están ahora en prisiones eternas – y las ciudades de Sodoma y Gomorra que fueron destruidas por el fuego.
En el verso 8 continuará mostrando tres características de los falsos profetas: mancillan la carne – rechazan la autoridad – y blasfeman de las potestades superiores.
En el verso 11 usa tres personajes para ilustrar la condición espiritual de los falsos maestros: Caín -  Balaán – y Coré.
Nosotros tenemos la capacidad de recordar o memorizar más fácilmente los conocimientos si estos son presentados de manera gráfica. Nuestro pastor nos da grupos de tres, o especies de triángulos que serán fáciles de memorizar.
Ahora, estas advertencias se dan a personas que ya tienen conocimiento. El autor dice “Ya que una vez lo habéis sabido”, es decir, ellos tenían conocimiento del Antiguo Testamento, solo bastaba con mencionarle los hechos someramente y ellos tendrían la capacidad de recordar todo lo que sucedió en ellos.
Es probable que el mismo Judas les haya enseñado las Escrituras u otro pastor, de manera que los tres ejemplos mencionados no eran desconocidos para la audiencia, como tampoco lo serán para los cristianos de hoy día.
Los escritores sagrados consideraban que el mejor ejemplo o testimonio que puede producir convicción y temor respecto a los juicios de Dios se encuentra en las Sagradas Escrituras; el buen predicador podrá usar ilustraciones de la vida diaria, pero preferirá en lo máximo posible usar los ejemplos e ilustraciones de la misma Biblia. El apóstol Pablo también acude a los ejemplos de la Escritura recomendando que los cristianos tengamos presente sus enseñanzas para nuestro bien: “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” 1 Cor. 10:11.
Escuchemos y consideremos con suma atención el primer ejemplo de cómo los juicios de Dios se derraman sobre los que tuercen las Sagradas Escrituras para su propia perdición.
2. Una liberación portentosa.
... que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto”.
Judas quiere dar una advertencia a los malvados e incrédulos que estaban pervirtiendo las creencias y la conducta de la iglesia. Ellos deben saber que su descarrío no quedará impune, y si están pensando que la ira de Dios no vendrá sobre ellos debido a que hicieron una profesión de fe o recibieron dones milagrosos o fueron sanados de alguna enfermedad, y consideran que por eso la gracia de Dios está sobre ellos y por lo tanto cualquier maldad que ellos hagan no tendrá su justa retribución; el autor les dice, ustedes están equivocados. A pesar de la buena vida que puedan llevar los falsos pastores o maestros, la ira del Señor se derramará sobre ellos y le pondrá fin a sus días agradables.
Un error común en la cristiandad consiste en pensar que por el hecho de haber sido bautizados en una iglesia cristiana, ser miembros activos, haber recibido algún favor del cielo como la sanación del cuerpo u otro milagro, se da entonces por sentado que eres hijo de Dios y que todos los pecados que cometas no tendrán ninguna repercusión sobre tu vida, porque la ira de Dios ya no está sobre el cristiano, pero la verdad es que Dios al que ama lo azota y disciplina al que recibe por hijo (Heb. 12:6).
Pero no todos los que profesan ser cristianos realmente han nacido de nuevo, no todos son hijos de Dios, puesto que solo los que creen de corazón, y no únicamente con la boca, que Cristo es el Hijo de Dios encarnado y el salvador, verdaderamente son salvos, renacidos.
Otro error común es pensar que por el hecho de ser pastores se tiene el derecho de tomar ciertas atribuciones en doctrina o práctica, y Dios no enviará sus juicios sobre el tal porque tiene “autoridad” ministerial, pero lo cierto es lo contrario, aquellos que están en autoridad, aquellos que son puestos como maestros o pastores recibirán mayor condenación por sus pecados, eso es lo que dice Santiago 3:1 “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación”.
Judas dice que el Señor salvó al pueblo sacándolo de Egipto; considero oportuno aclarar dos términos de este pasaje: Primero, el título Señor. Algunos expertos comentaristas consideran que este título designa aquí al Señor Jesucristo, tomando en cuenta que Pablo dice que la roca que seguía a los israelitas en el desierto es Cristo (1 Cor. 10:4), mientras que otros consideran que “Señor” aquí se refiere a Dios el Padre, puesto que él fue quien consignó a los ángeles en prisiones eternas (Judas 6 comparar con 2 Pedro 2:4), y fue él quien destruyó a los incrédulos en el desierto según Números 14:29-37. Particularmente me inclino a pensar que aquí “Señor” apunta a Dios el Padre.
Otra aclaración es con el término “salvado” que se usa en la versión Reina Valera del 60. Realmente la traducción mas acertada debiera ser “... el Señor sacó a su pueblo de la esclavitud de Egipto...”, como lo hace Simón Kistemaker[1]. Hago esta aclaración debido a que alguien puede pensar que Judas está enseñando la errónea doctrina de que una persona puede ser salva, es decir, nacida de nuevo, y luego perder su salvación, muriendo a su nuevo nacimiento, lo cual es imposible, puesto que el nuevo nacimiento es obrado poderosamente por el Espíritu de Dios, de manera que nunca moriremos a él, sino que efectivamente viviremos para siempre en la presencia de nuestro Salvador, como dijo Jesús: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna... (Juan 3:36), “...sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salta para vida eterna” (Juan 4:14), “De cierto, de cierto os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24), “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitará en el día postrero” (Juan 6:40), “Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” (Juan 10:28). No hay posibilidad alguna de que alguien que ha nacido de nuevo, es decir, que ha sido regenerado, justificado, salvo, pierda su salvación porque esta no depende de nosotros, sino de Dios quien es poderoso para salvar.
Pero hay otras clases de salvación que Dios ha obrado en la historia del hombre. Por ejemplo, en las Sagradas Escrituras, el ser sano de una penosa enfermedad se le designa como una salvación o el ser librados de un gran peligro. Por lo tanto, cuando la versión Reina-Valera traduce esta frase en término de salvación, no está cometiendo ningún error, pues, Dios salvó o libró al puedo israelita de la esclavitud egipcia, pero no está afirmando que todos ellos habían sido regenerados.
No obstante, las misericordias del Señor son muy grandes. Y él ha obrado siempre para el bienestar de todos, incluso de los rebeldes. El hace salir su sol sobre justos e injustos, él envía la lluvia que hace producir la tierra sobre las fincas de los justos y también de los injustos (Mt. 5:45 ... vuestro padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos), él da riquezas a los santos y también a los pecadores (Ecl. 5:19); Jesús sanó a miles que luego no le siguieron sino que se apartaron de él y en la hora decisiva gritaban crucifícale, y todo estos que recibieron las misericordias del Señor, un día escucharán su voz, no con misericordia, sino con voz de trueno y terrible espanto que les dirá “apartaos mí, hacedores de maldad” Mt. 7:23.
El Señor tuvo misericordia de Israel, liberándolos de la ignominiosa esclavitud egipcia, y esto lo hizo acompañado de muchos y portentosos milagros. El Señor usó a su siervo Moisés, un hombre piadoso y manso (Nm. 12:3), no lo hizo usando al más vil pecador, sino a un varón de Dios; a través de él obró milagros maravillosos para amedrentar al Faraón y liberar al pueblo, envió plaga tras plaga, oscuridad, granizo, langostas y por último, hizo que todos los primogénitos de los egipcios murieran en una misma noche, incluyendo al primogénito del Faraón. Luego, abrió el mar en dos de manera que ellos pudieron caminar en seco, una nube que marchaba al ritmo del pueblo les protegía en el día del inclemente sol del desierto y en la noche les iluminaba. Cuando quisieron comer carne Dios les envió codornices, cuando tenían sed Dios hizo que de la roca brotara agua, sus vestidos no se gastaron, sus calzados tampoco, cuando los enemigos querían hacerle daño, el Señor peleaba las batallas y los destruía, ¡Qué más se podía pedir! ¡Eran los consentidos del Señor!, usando el lenguaje evangélico moderno, ¡Vivían como hijos del Rey!; no obstante, todos estos milagros no garantizaban que realmente ellos gozaran del favor eterno de Dios; pues, una cosa es disfrutar de ciertas bendiciones temporales y terrenas y otra muy distinta es gozar de las bendiciones eternas y celestiales. Muchos que se llaman creyentes solo vienen a Cristo en búsqueda de las bendiciones terrenas; salud del cuerpo, mejorar la economía, salir de deudas, entre otros, pero todas estas cosas perecerán y pasarán, mas lo espiritual, lo celestial es eterno, por eso el apóstol Pablo nos dice: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios, poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” Col. 3:2.
Pero a pesar esta liberación portentosa que el Señor obró en favor del pueblo de Israel, cuando estos manifestaron lo que realmente había en su corazón, el Señor les envió una destrucción aterradora.

3. Una destrucción aterradora.
... después destruyó a los que no creyeron”.
Esta declaración pareciera ser una contradicción con lo que dijo antes. ¿Cómo es posible que el Señor libre a toda una nación de una situación terrible, para luego destruirla por completo? ¿Porqué mejor no la dejó en la situación de esclavitud, donde, al menos, podían continuar viviendo? No puedo dar una respuesta amplia a esta interesante pregunta en este corto espacio, pero, en el caso de Israel, la Biblia nos dice que ellos clamaron a Dios por su liberación. “Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre” (Éxodo 2:23). Ahora, aunque el Señor no escucha a los pecadores de la misma manera como lo hace con sus hijos, no obstante cuando los pecadores claman con angustia a él, muchas veces su misericordia le conduce a hacerles el bien que ellos esperan. Esto lo vemos expresado de manera clara en el ministerio de Cristo, él tuvo compasión de los enfermos y desvalidos, sanándolos y liberándoles de sus pesadas cargas (Mt. 14:14), pero en el día del juicio el Señor usará estos milagros y portentos que obró para bendecirlos temporalmente, como una herramienta para darles con más rigor el castigo eterno, pues, habiendo visto y disfrutado de los poderes milagrosos del Señor no le sirvieron como tal, sino que se mantuvieron rebeldes contra él. La declaración final que escucharán de aquel que les obró la sanidad o les bendijo terrenamente será: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mt. 25:41).
Estos israelitas estaban convencidos de que el Señor los amaría eternamente por ser el pueblo escogido, por las promesas dadas a sus padres (Abraham, Isaac, Jacob, José), por la ruina que le causó a Egipto con el fin de liberarlos, ellos creían que si practicaban el pecado, e incluso tergiversaban la doctrina que Dios les había dado a través de los patriarcas y Moisés, no obstante, ellos seguirían siendo los consentidos del Señor, pero la verdad era otra, Dios no se complace en la maldad, y mucho menos en la incredulidad.
El resultado fue todo lo contrario, el Señor los destruyó y derramó sus juicios sobre ellos. Todos los hombres y mujeres mayores de 20 años, que salieron de Egipto, fueron destruidos en el desierto (más de 1.200.000 personas en 38 años, es decir, 90 muertes por día. “Y los días que anduvimos de Cades-Bernea hasta cuando pasamos el arroyo de Zered fueron treinta y ocho años; hasta que se acabó toda la generación de los hombres de guerra en medio del campamento, como Jehová les había jurado. Y también la mano de Jehová vino sobre ellos para destruirlos de en medio del campamento, hasta acabarlos”.
“Esta nación, tan altamente privilegiada, fue testigo de muchos milagros asombrosos que lograron su liberación de la esclavitud. Pero aún así, esta gente se rehusó a confiar en el liderazgo visible de Dios. Y por rechazar la dirección que Dios les ofrecía, sufrieron la ira de Dios. Es ira se manifestó en castigos muy severos: muchos israelitas perecieron en el desierto y fueron abandonados por Dios. ¡Qué tremenda advertencia acerca del peligro de tomar a la ligera el castigo de Dios!”[2]
Es posible iniciar la carrera cristiana, como estos israelitas que fueron libertados de la esclavitud egipcia, y en el camino desviarse de la obediencia a Dios, atrayendo la ira de Dios y la condenación. Tal vez Judas se refiere, con este primer ejemplo, al momento cuando Josué, Caleb y los otros espías regresaron de inspeccionar la tierra prometida, y en vez de confiar en la poderosa mano del Señor dudaron de Su palabra y creyeron que era imposible entrar a esa productiva tierra porque sus moradores, según ellos, eran tan grandes, fornidos y guerreros que se los comerían vivos. Esto fue un acto de incredulidad y apostasía, el resultado fue que Dios los obligó a dar círculos en el desierto por más de 38 años, hasta que todos los incrédulos murieron.
La enseñanza para los maestros apóstatas debía hacer sacudir sus corazones, debía producir temblor y temor, pues, ellos, así como estos israelitas incrédulos, estaban desviándose del verdadero evangelio, estaban tergiversando la doctrina cristiana, y estaban practicando pecados, que, aunque ellos mismos los justificaban con su teología liberal o con los  milagros supuestos que podían hacer, no obstante eran desagradables al Señor y nada los libraría de los terribles juicios que vendrían, al menos que desistieran de su error, reconocieran su pecado, se arrepintieran y volvieran a la doctrina apostólica.
 Aplicaciones:
- Algunas personas creen que ahora, en los tiempos del Nuevo Testamento, Dios no está juzgando a la gente, que sus juicios ya no se derraman más, y ahora todo es amor y gracia. Pero la santidad de Dios no ha mermado con la gracia abundante de Jesucristo, es cierto que a través del sacrificio perfecto de Jesús obtenemos la completa y eterna salvación, y esta queda asegurada para siempre a través de la fe, pero recuerda que muchos iniciaron la carrera cristiana, y al final mostraron que no había en ellos verdadera salvación, pues, en el camino se apartaron de la Palabra del Señor y se volvieron apóstatas. Hoy el Señor también juzga a su pueblo y saca de él a los que pervierten la fe bíblica. Estamos escuchando a muchos predicadores modernos, que así como los falsos profetas del Antiguo Testamento, llevan al pueblo a pensar que sus pecados no acarrearán sobre ellos el juicio divino, ellos creen que están por encima del bien y del mal, porque supuestamente han sido ungidos de una manera especial por el Espíritu Santo como apóstoles o profetas, pero se engañan a sí mismos y desconocen que Judas Iscariote fue ordenado como unos de los 12, no por los falsos apóstoles de hoy que se consideran con autoridad para ordenar otros apóstoles, sino por el único que puede ordenar apóstoles, es decir, por Jesucristo, pero a pesar de ello, este hombre no permaneció en la fe, sino que se desvió porque amaba mas las riquezas de este mundo, y se aprovechaba de las donaciones y ofrendas que hacían al ministerio de Cristo para él llevar una vida cómoda y acumular riquezas, el resultado ya lo conocemos, fue su propia destrucción, su muerte física y la condenación eterna. 
- Cuanto necesitamos hoy de que estas palabras de exhortación se escuchen en todos los países latinoamericanos, pues, vemos como cada día surgen nuevos maestros, pastores, profetas y apóstoles falsos que enseñan doctrinas falsas y desvían al pueblo del verdadero evangelio, conduciéndolos, no a mirar a la tierra prometida, es decir, lo celestial y lo espiritual, sino que les enseñan a mirar a Egipto con sus riquezas y placeres terrenos. Estos falsos maestros están confiados en que lo que hacen está bien, porque por ahora disfrutan de cierta comodidad, fama, y hasta bienestar económico y físico. Pero así como los toros engordados son llevados al matadero, un día Dios los tomará, con toda la fama que han acumulado y los bienes que han robado de manera sutil a los incautos creyentes, y serán enjuiciados por la justa ira de Dios. El fin de ellos será terrible. Quiera el Señor usar esta enseñanza para hacer volver de su camino a aquellos apreciados pastores y hermanos que nacieron y crecieron en la doctrina evangélica bíblica, pero que hoy día se han apartado poco a poco siguiendo a los mercaderes de la fe, sirviendo a sus vientres y engordando sus cuentas bancarias con los dineros que roban al pueblo en nombre de Dios, y falsificando los poderes milagrosos del Espíritu Santo. Hoy el Señor les dice, teman porque el Señor no dejará esto en la impunidad. Él los destruirá así como destruyó a los confiados israelitas en el desierto, o dejan de mirar a Egipto y sus riquezas terrenas y viven para lo celestial, o la ira de Dios vendrá sobre ustedes.
- Apreciado hermano, tú que no eres pastor, ni profeta, ni apóstol, ten cuidado de tu alma, pues, Dios no solo castigó a los diez espías que motivaron al pueblo hacia la incredulidad, sino que su ira descendió sobre todos los del pueblo que creyeron sus mentiras y siguieron su error. Cuida tu alma, estudia las Escrituras, se vigilante de la doctrina que escuchas de tantos predicadores modernos en la radio, la televisión o en muchos templos cristianos, pues, en muchos de estos casos, solo estás escuchando la voz de la apostasía, la voz de falsos maestros que buscan solo su provecho personal, pero que para nada están interesados en la salvación de tu alma. Se como los buenos creyentes de la sinagoga de Berea que confrontaban las enseñanzas que recibían, así sea de parte del ungido y autorizado apóstol Pablo, con lo que decían las Sagradas Escrituras. No te conformes con saber que estos maestros son seguidos por mucha gente, o que hacen milagros, o tienen apariencia de piedad, nunca seas tan incauto, verifica siempre sus enseñanzas con la Palabra de Dios; si haces esto librarás tu alma de la ira de Dios y la destrucción eterna.
- Satanás podrá decirnos que no es necesario ser tan bíblicamente estrictos, que es posible ser un buen creyente y a la vez mantenernos identificados con la nueva era, las enseñanzas de la teología de la prosperidad y el relajamiento moral. Satanás susurrará a nuestro oído “no te congregues en esa iglesia donde son tan apegados a las Escrituras, mejor busca otra, donde también lean la Biblia pero no la tomen tan en serio. Busca otra iglesia donde no te hablan de tomar tu cruz y negarte a ti mismo, sino donde te permitan divertirte en los placeres del mundo y te enseñen que Dios es tu sirviente, el cual está solamente interesado en darte una vida cómoda, llena de riquezas y salud física, mientras tu vives tu vida de lujo y pecado”. Ten cuidado hermano de escuchar esa voz, porque la ira de Dios vendrá, así como vino sobre el pueblo rebelde.





[1] Kistemaker, Simón. 1 y 2 Pedro, Judas. Página 430
[2] Kistemaker, Simón. 1 y 2 Pedro, Judas. Página 431

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