viernes, 6 de julio de 2018

Qué enseña la Biblia sobre la adivinación


El hermano Miguel pregunta: Mi padre ha sido engañado por un “adivino” que hizo una publicidad por la radio. Mi padre fue donde él y le dijo que él le iba a ayudar a ganar la lotería, pero debe darle 9 millones de pesos colombianos para darle el número ganador, con el cuan podrá obtener muchísimo dinero. Además, este brujo le dijo que sobre nosotros los hijos reposa una maldición y él necesita hacer unos ritos para librarnos de ellos. Pastor Julio ¿qué dice la biblia al respecto? ¿Cómo puedo ayudar a mi padre a salir de ese engaño?

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Saludos fraternales.
Entendemos su preocupación. De entrada Podemos afirmar que su padre está siendo víctima de un estafador.
Vamos a responder mostrando lo que la Biblia enseña sobre los adivinos, esperando que usted pueda tomar de esto algunas herramientas que le permitan ayudar a su padre.
En el Antiguo Testamento la palabra adivinar o adivinación suele traducirse como sortílego, agüero. La idea general de la adivinación es la de intentar percibir acontecimientos distantes en el tiempo o el espacio, los cuales requieren de algún medio especial para alcanzarlo.
El Pentateuco prohibió totalmente la práctica de la adivinación dentro del pueblo del Señor: “No seréis agoreros, ni adivinos” (Lv. 19:26). “Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien… practique la adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni echicero, ni encantador, ni adivino, n imago, ni quien consulte a los Muertos. Porque es abonimación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti” (Det. 18:9-12). Dios considera la práctica de la adivinación como algo abominable, despreciable. Practicar esto, o acudir a los adivinos significa atraer la ira de Dios, y por estas practicas Dios ha castigado para siempre a muchos pueblos.

Esa fue una de las causas por las cuales Dios castigó, practicamente con el exterminio, a su propio pueblo elegido, Israel: “Dejaron todos los mandamientos de Jehová su Dios… se dieron a adivinaciones y agüeros, y se entregaron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, provocándole a ira. Jehová, por tanto, se airó en gran manera contra Israel, y los quitó de delante de su rostro” (2 Rey. 17:16-18).

Para la práctica de la adivinación se suelen usar distintos medios, todos reprobados por el Señor, como son: la rabdomancia, es decir, arrojar al aire palos o flechas, y según la posición al caer, indicaban algunos presagios (Ez. 21:21). Otro medio es conocido como la hepatoscopía, es decir, el uso del hígado de un animal, y dependiendo de alguna formación o rasgos del mismo, el chamán interpretaba algún presagio. Los terafines, es decir, el uso de imágenes asociadas al espiritismo. La necromancia, es decir, consultar a los Muertos para conocer algo del futuro. La astrología, dependiendo de la posición del sol, la luna y los planetas en relación al zodíaco y el uno con el otro; se obtenían conclusions sobre el future. La hidromancia, que es la adivinación usando el agua u otros líquidos, como el café, el chocolate, etc. y dependiendo de las figuras que se formen en el fondo del tazón, supuestamente indican algún presagio particular. En fin, a través de la historia de la humanidad se ha recurrido a muchos medios con el fin de conocer el futuro.

Pero, el único que conoce el futuro, porque él mismo ha determinado todo lo que ha de ser es Dios. Ningún ser creado en este mundo, ni hombre ni ángel, puede conocer a certeza lo que el futuro será, porque nadie, excepto Dios, lo ha determinado. Hay personas especializadas en pronosticar cosas, como en el caso de las elecciones presidenciales de un país, o el desarrollo de la economía de una region; pero estas predicciones son supuestos basados en algunas variables y constantes; no obstante, no necesariamente las cosas terminan siendo como se pronosticaron; pues, estas variables cambian y están supeditadas a las contingencias de las cosas y a las circunstancias cambiantes de la vida. “Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mi, que anuncio lo porvenir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y hare todo lo que quiero” (Is. 46:9-10).

Los adivinos no pueden adivinar el futuro, porque para ello se ha tenido que vivir el futuro, y solo se puede hacer esto si se es eterno. Y el único Eterno es Dios. Él, como ser eterno, ha vivido el pasado, el presente y el futuro. Él sabe con certeza todo lo que será. Nadie más lo conoce.

Ahora, en la Biblia se menciona a algunas personas que tenían espíritu demoníaco de adivinación, pero en estos casos, al estar asociados con la posesión demoníaca, es algo malo, perverso y prohibido en la Biblia. Esto se deja ver en la reacción del apóstol Pablo frente a una muchacha que tenia espíritu pitoniso: “Aconteció que mientras íbamos a la oración nos salió al encuentro una muchacha que tenia espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. Ésta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora” (Hch. 16:16-18).

Primero, observemos que la adivinación era causada por un espíritu del mal. Ellos, a través de la investigación y el conocimiento que tienen pueden hablar, a través de mediums, las cosas que han sido, lo pasado; pero nunca podrán pronosticar fehacientemente lo que será, porque esto solo le corresponde a Dios.

Segundo, observemos que en este caso de real actividad de adivinación, las ganancias eran para los amos, es decir, para los dueños del negocio. Las ganancias nunca serán para los incautos que siguen y escuchan a este tipo de personas. Ellos siempre buscan el lucro y beneficio personal, estafando y engañando a los incautos.

Tercero, aunque los adivinos, brujos, chamanes, mediums, etc., pueden decir cosas verdaderas, relacionadas siempre con el pasado, y pueden usar el nombre de Dios y algunos elementos asociados a la fe Cristiana, no son más que instrumentos de Satanás, los cuales deben ser evitados. Por esa razón el apóstol reprendió el espíritu inmundo de adivinación que obraba en la muchacha.

En resumen, acudir a este tipo de cosas con el fin de conocer algo del pasado o del futuro, es acarrear sobre sí mismos y sobre su familia la maldición de Dios, pues, estas cosas siempre están relacionadas con el satanismo.

Es por eso que la Palabra del Señor advierte fuertemente diciendo: “Pero los cobardes e incrédulos, los fornicarios y echiceros, los idólatras y todos los mentirosos, tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre” (Ap. 22:15). Los hechiceros, los adivinos, los magos, y todos los que practican la adivinación, así como los que los consultan están bajo la ira del Señor, y si no se arrepienten de esa gran maldad, el infierno será su destino eterno.
Pero no solo el infierno de fuego y azufre, sino el infierno de ser explotados por los vividores y engañados de este mundo.