viernes, 28 de octubre de 2011

¿Qué es doctrina de demonios? ¿Qué son falsas doctrinas?

Dios le Bendiga hermano Julio. 
Quisiera saber la respuesta a varios interrogantes, si no es mucha molestia. 
¿Qué es Doctrina de Demonios?
¿A qué se refiere con espíritus engañadores?
¿Qué son falsas doctrinas?
¿Qué es la apostasía?
¿Y a qué se refiere con filosofías huecas?

 muchas gracias que el Señor Jesucristo le continue bendiciendo.

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Saludos cordiales.
Gracias por sus preguntas. Vamos a responderlas analizando el texto bíblico en el cual se encuentran las frases que usted utiliza.
¿Qué es la doctrina de demonios? ¿Cuáles son los espíritus engañadores? ¿Qué son las falsas doctrinas? ¿Qué es la apostasía? Para ello leeremos el pasaje donde se encuentra esta declaración: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participases de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado. Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido” (1 Tim. 4:1-6).
 En este pasaje Pablo, el apóstol, inspirado por el Espíritu Santo está advirtiendo al pastor Timoteo, y a todos los pastores, que sean diligentes en predicar la doctrina bíblica, la doctrina que han aprendido de los apóstoles, pues, en contra de la verdadera fe cristiana está operando un poder espiritual oscuro que tiene como fin conducir a las personas a la apostasía. Este poder oscuro que opera en contra de la fe procede de Satanás, el adversario y enemigo de Dios.
Desde la misma creación, Satanás está en confrontación con Dios y trata de desviar la verdad. Los espíritus engañadores y las doctrinas de demonios hacen referencia al accionar satánico con el fin de engañar, de desvirtuar la verdad que ha sido declarada por Dios, de torcer el camino y sacar de él a los que intentan transitarlo.
No se trata de que los demonios toman apariencia humana, o que ellos hablen con voz audible a las personas enseñándoles sus falsas doctrinas, sino que ellos lanzan dardos en contra de la fe, tratando de incitar en las personas pensamientos que tergiversan la verdad revelada en las Sagradas Escrituras. Desde el comienzo mismo de la creación se desató una lucha entre Dios y Satanás, entre la verdad y la mentira. Dios le dijo una verdad a Adán y a Eva, y Satanás influenció en los pensamientos de Eva con el fin de tergiversar la verdad de Dios, consiguiendo que los primeros hombres que habitaran el planeta cometieran un gran pecado de rebelión contra su Santo Creador.
Pero la guerra no concluyó en ese episodio, sino que Satanás continuó tratando de engañar a todas las personas con sus mentiras doctrinales. Y su objetivo principal son los miembros del pueblo de Dios. Los incrédulos están en el campo de acción de Satanás y le pertenecen a él porque se identifican plenamente con él, por eso en la Biblia se llama el dios o el príncipe de este mundo: “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Cor. 4:4).

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 El propósito de Satanás y los demonios es tratar de desviar a los que están conociendo la verdad del evangelio, de manera que se aparten y crean a la mentira. Su especialidad consiste en introducir pequeñas pero nocivas desviaciones a la doctrina bíblica, generando así el surgimiento de sectas y doctrinas sectarias, incluso dentro del pueblo de Dios.
 Satanás es especialista en insinuar, usando a otras personas, falsas interpretaciones de algunos textos aislados de la Biblia, surgiendo así doctrinas erróneas. Tenemos muchos ejemplos de ello:

 - En el siglo I, aún en vida de los apóstoles, algunos “cristianos” estaban diciendo que la resurrección ya se había efectuado: “Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad. Y su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto, que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y transtornan la fe de algunos” (2 Tim. 2:16-18).
- También en el mismo siglo, algunos “cristianos” se habían desviado de la verdad y estaban diciendo que no iba a haber resurrección de muertos: “Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? (1 Cor. 15:12).
 - Juan, el apóstol, tuvo que enfrentarse con muchos “cristianos” que negaban la encarnación de Cristo: “Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo” (2 Jn. 1:7).
- Otros “cristianos” negaban a Dios y rechazaban el señorío de Jesucristo: “Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo” (Judas 4).
- Algunos “cristianos” estaban usando la doctrina de la salvación por gracia como justificación para pecar: “hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios” (Judas 4). “¿Qué, pues?¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera” (Ro. 6:15).
 - Algunos pastores y líderes cristianos estaban aprovechándose de su posición para sacar dinero a las personas buscando el provecho y enriquecimiento personal: “pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aún negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme” (2 Ped. 2:1-3).
- En el pasaje que estamos analizando, Pablo, el apóstol, advierte del futuro surgimiento de falsas doctrinas dentro del cristianismo, insinuadas por los demonios, referentes al legalismo y el ascetismo. Aunque estas dos prácticas parecieran tener algo de piedad, la verdad es que Pablo les llama doctrina de demonios. Las prohibiciones para comer ciertos alimentos (como por ejemplo en la cuaresma), o la prohibición para que cierta clase de personas se casen (como en el caso del sacerdocio católico) también son catalogadas por Pablo como doctrinas que proceden del infierno.
 En fin, toda desviación de la doctrina apostólica es producto de la acción del engañador de las almas. Y su astucia perversa se deja ver en que las falsas doctrinas que introduce en el seno de la cristiandad están basadas en algunos textos bíblicos, obviamente, aislados y sacados de su contexto. Por esa razón es más fácil para los impulsores de las doctrinas falsas engañar a mucha gente, y atrapar a algunos que estaban militando en las filas del cristianismo, pues, se especializan en tomar ciertos pasajes bíblicos para afirmar sus falsas enseñanzas.
 Pero ésto no sucederá cuando los cristianos, los pastores y maestros, somos fieles al principio de la analogía de la fe (Ro. 12:6), es decir, que toda doctrina, toda interpretación de la Palabra debe tomar en cuenta el resto de las Escrituras. Toda doctrina debe ser sopesada por la totalidad de la Palabra de Dios, recordando que “la suma de tu palabra es verdad” (Sal. 119:160). Ejemplo: Si voy a enseñar la doctrina de la salvación por gracia, debo tener en cuenta todos los textos de la Biblia que enseñan sobre el tema de la salvación, y con el fin de no caer en extremos peligrosos y sectarios, también debo estudiar todos los textos donde se me habla de la responsabilidad humana. Esto dará equilibro a la interpretación doctrinal, el equilibrio que da la suma de la palabra de Dios.
 La apostasía es el apartarse de la doctrina correcta para seguir la mentira. Ejemplos de apóstatas en la Biblia son:
- Amasías de Judá: “Hizo él lo recto ante los ojos de Jehová, aunque no de pertecto corazón” (2 Cro. 25:2). La apostasía solo puede ser cometida por personas que creen ser “creyentes" y que cumplen con las normas externas de la fe cristiana, pero que sus corazones no han sido regenerados. A pesar de que Amasías cumplió con las normas de la Ley de Dios y aparentaba ser un verdadero creyente, al final de su vida mostró que no era los salvos y se convirtió en un apóstata: “Volviendo luego Amasías de la matanza de los edomitas, trajo también consigo los dioses de los hijos de Seir, y los puso ante sí por dioses, y los adoró, y les quemó incienso” (2 Cro. 25:14). Al final de sus días, el Espíritu Santo dijo de él: “Amasías se apartó de Jehová” (2 Cro. 25:27).
 - Judas Iscariote es el mejor ejemplo de lo que es un apóstata. Él caminó con el Salvador y durante tres años escuchó sus enseñanzas, presenció sus milagros, y hasta pudo hacer milagros en el nombre del Señor, pues, él estuvo con los setenta que fueron enviados por Cristo y que al regresar de la misión dijeron: “Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre” (Lc. 10:17); pero el hecho de hacer milagros en el nombre de Jesús, e incluso poder reprender un espíritu maligno, no es garantía de ser regenerado, pues, Cristo les dice a los setenta: “Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos” (Lc. 10:20). Al final, en el día del gran juicio, algunos “creyentes” como Judas le reclamarán al Señor el que los introduzca en su reino porque ellos pudieron hacer muchos milagros en su nombre: “Muchos me dirán en aquel día. Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? (Mt. 7:22), pero la respuesta del Señor será tajante y les dirá que ellos, aunque le llamaron Señor, no le reconocieron como tal, antes por el contrario, se alejaron de la doctrina bíblica, y por lo tanto son considerados apóstatas, esperándoles solamente la condenación eterna: “Y entonces les declararé: Nunca os conocí, apartaos de mí, hacedores de maldad” Mt. 7:23).
- Demas. Fue un colaborador en las misiones de Pablo, pero luego se apartó de la fe “Porque Demas me ha desamparado, amando este mundo” (2 Ti. 4:10).
- Himeneo y Alejandro eran miembros de la iglesia en Éfeso, pero luego se apartaron en pos de doctrinas erróneas, llegando a conclusiones doctrinales que se alejaban de la interpretación histórica: “Manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos, de los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar” (1 Tim. 1:19-20).

Su servidor en Cristo,

Julio César Benítez www.caractercristiano.org

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 Nota: Usted puede ver la respuesta a esta y otras preguntas ingresando a: http://forobiblico.blogspot.com/