lunes, 7 de septiembre de 2015

Judas 17 y 19. Profecías apostólicas frente a los falsos profetas

Profecías apostólicas frente a los falsos profetas
Judas 17-19
Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos. Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu” Judas 16.
Introducción:
En el transcurso de los siglos muchos hombres se han levantado como profetas y han tratado de pronosticar eventos importantes para la humanidad, como la destrucción final del mundo. Nostradamus, Los Mayas y muchos grupos religiosos se aventuran, de tanto en tanto, a pronosticar eventos, pero estos nunca se cumplen, porque realmente son falsos profetas.
En el año 90 d. C., San Clemente predijo que el mundo sería destruido en esa fecha, y nada sucedió. Luego un sacerdote romano predijo, basado en las dimensiones del Arca de Noé, que en el año 500 sería la destrucción del mundo, y nuevamente, nada pasó. En 1832, William Miller, fundador de los adventistas, dijo haber tenido una visión en la que un ser celestial le anunció que la venida de Cristo y el fin del mundo sería el 20 de Marzo de 1843. A pesar de la gente de Boston casi se vuelve loca esperando la gran destrucción, nada sucedió. Charles Rusell, el fundador de los testigos de Jehová, señaló que el fin del mundo y la venida de Cristo serían para 1874, y nada pasó. En vista del fracaso de su profecía, cambió la fecha para 1918; luego, los Testigos de Jehová, volvieron a cambiar la fecha de la segunda venida de Cristo para 1925, y luego para 1975 y obviamente, nada de lo pronosticado sucedió. La profetisa adventista Margaret Rowan indicó que el arcángel Gabriel se le apareció y le dijo que el fin del mundo sería el 13 de Febrero de 1925, algunas personas vendieron todas sus propiedades, otras se suicidaron y otros se subieron a los montes para esperar al Señor Jesucristo, y nada sucedió. Cuando en 1967 la ciudad de Jerusalén queda en manos de los judíos, muchos “especialistas” en escatología anunciaron que había llegado a su fin la época de los gentiles, y que la venida de Cristo sería en unos pocos meses.  Cuando nos estábamos acercando al año 2000, muchos grupos pentecostales e iglesias de corte fundamentalista se convencieron de que el rapto de la iglesia era inminente y cientos de libros se publicaron anunciando este pronto evento. En Corea del Sur, un muchacho de 16 años de edad, dice tener una visión en la cual se le anuncia que el 28 de Octubre de 1992 sería la destrucción de este mundo. Miles de cristianos fundamentalistas y pentecostales dejaron sus trabajos y vendieron sus bienes, como preparación para el viaje a los cielos. Nuevamente, nada sucedió. Harold Camping, presidente de la emisora Family Radio, pronosticó que el fin del mundo y la segunda venida de Cristo sería en Septiembre de 1994, cuando esta fecha pasó y no sucedió nada, entonces dijo que se había equivocado levemente en la interpretación de un pasaje profético en la Biblia, y cuando creyó tener la interpretación correcta pronosticó que la segunda venida de Cristo y el fin de mundo sería el 31 de Marzo de 1995. Luego de este nuevo fracaso la gente pensó que Harold Camping no se aventuraría a pronosticar más fechas, pero volvió a anunciar que, según cálculos numéricos basados en la Biblia, la segunda venida de Cristo sería el 21 de Mayo de 2011, día que marcaría el inicio del fin del mundo. Pero tampoco fue así.
Miles de pronósticos proféticos se han dado en la historia de la iglesia de parte de, evidentemente, falsos profetas. Algunos basados en supuestas revelaciones sobrenaturales como sueños, visiones, éxtasis, voz audible, entre otros, y algunos basados en la numerología bíblica, pero todos han fallado. Lo sorprendente es que a pesar de sus equivocaciones, miles de personas persisten en creer este tipo de profecías o pronósticos, y así su líder espiritual falle mil veces en sus falsas profecías, escuchan con avidez sus tonterías y siguen sus caminos torcidos.
El pastor Judas, luego de dar una descripción de los falsos profetas y del peligro que ellos entrañan para la verdadera Iglesia de Cristo, exhorta a sus lectores para que, en vez de escuchar las falsas profecías y erróneas doctrinas de los falsos profetas, escuchen, recuerden y atiendan las verdaderas profecías dichas por los verdaderos profetas, es decir, los apóstoles de Jesucristo. Escuchar sus palabras y estar atentos a ellos nos librarán de ser víctimas de los falsos profetas.
Estudiemos con Judas:
1. Autoridad de los que han dicho las profecías
2. Contenido de las profecías
3. Carácter de los que son denunciados en las profecías

1. Autoridad de los que han dicho las profecías. “Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo” (v. 17)
Judas ha acudido a varias escrituras extra-bíblicas para mostrar los terribles juicios que vendrán sobre los que engañan a las personas con falsas doctrinas. Pero ahora, hay un cambio en su discurso y en el tono de su voz. La expresión “amados” que utiliza al comienzo de esta sección permite ver el corazón amante del pastor. Él ha hablado duramente de los falsos profetas, de sus nefastas doctrinas, de su vil conducta, del daño que causan al pueblo del Señor y de la ira de Dios que descenderá sobre ellos.
Pero estas palabras fuertes no proceden de un corazón amargado, radical, inflexible y falto de amor, como algunos lectores pudieron llegar a pensar, sino que él es un pastor que ama a las ovejas y porque quiere su salud espiritual y que no sean engañados por los falsos maestros les ha hablado en el tono que lo ha hecho. Las fuertes exhortaciones siempre deben ir acompañadas de amor y consuelo, para no poner pesadas cargas que aflijan demasiado el corazón.
Un pastor que ama a las ovejas, hablará fuerte cuando esto sea necesario, y será apacible con su voz y mensaje, cuando también esto sea necesario. Hay momentos en los cuales se debe ser como voz de trueno y en otras ocasiones como un silbido apacible. Hay un falso amor que se ha infiltrado en la iglesia evangélica, el cual conduce a los pastores a hablar solo de cosas positivas, agradables y consoladoras, pero aunque esta clase de mensajes son necesarios, sería una desfiguración del evangelio si solo nos quedáramos en esta clase de predicaciones, pues, también se requieren, y con harta frecuencia, las exhortaciones confrontadoras.
“Amados” estas advertencias que les he hecho sobre los falsos profetas, no proceden de mi imaginación, ni solo yo he hablado de este tema. Ustedes deben escuchar a los verdaderos profetas, a los cuales el Señor mismo comisionó, ellos, con la autorización que recibieron del Salvador, y el poder del Espíritu Santo que obró de una manera especial en sus enseñanzas, ellos, también han hablado del mismo tema. Ellos advirtieron a las iglesias de que vendrían los falsos profetas, y ya los tenemos aquí. Esto no es una falsa profecía, no es el resultado de la imaginación exaltada de un seudo-profeta.
Como decíamos en la introducción, en la historia de la iglesia, y de la humanidad, a muchos hombres se les ha dado por pronosticar eventos y cosas, pero siendo que ellos no son verdaderos profetas, ni Dios habla a través de ellos, entonces sus predicciones no se cumplen. Pero sí hay verdaderos profetas, y estos han sido llamados y comisionados por Dios. Nosotros tenemos que escuchar y recordar lo que dicen los profetas verdaderos.
Tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo”. Los apóstoles a los que se refiere Judas en esta carta, no son aquellos que se autoproclamaron como tales y que fueron hallados falsos (“porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo” 2 Cor. 11:13 “Y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos” Ap. 2:2), sino que se refiere a los doce, más pablo, los cuales son el fundamento sobre el cual la iglesia construye su doctrina y práctica: “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Ef. 2:20). “Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del cordero” (Ap. 21:14).
De la única forma que somos librados de las falsas doctrinas es manteniéndonos firmes en las enseñanzas de los apóstoles y profetas autorizados por Dios, los cuales escribieron las Sagradas Escrituras: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles…” (Hch. 2:42), “Más os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos” (Ro. 16:17). También nos libramos de las falsas doctrinas alejándonos de las supuestas revelaciones que algunas personas reciben o de sus experiencias místicas, pues, “tenemos, también, la palabra profética más segura a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro…” (2 Ped. 1:19).
2. Contenido de las profecías. “Los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos” (v. 18).
Según los expertos en griego koiné, la expresión de Judas da a entender que los apóstoles constantemente estuvieron advirtiendo que en los postreros tiempos vendrían burladores que se mofarían de la Palabra de Dios y del evangelio. Los postreros tiempos o los últimos días son expresiones que en el Nuevo Testamento hacen referencia al tiempo presente y al futuro. “Este período de tiempo tiene su comienzo en el primer siglo, cuando Cristo vino a traer el evangelio, y se extenderá hasta su eventual regreso. Las Escrituras enseñan que durante dicho período las fuerzas del mal se volverán cada vez más visibles y audibles”[1].
Los creyentes originales a los cuales escribe Judas ya se encontraban en los tiempos postreros, así como todas las personas del siglo I. Según la profecía de Joel, la venida del Espíritu Santo se daría en los postreros tiempos, y esto sucedió en Pentecostés: “Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi espíritu sobre toda carne…” (Hch. 2:17). El autor de Hebreos dice que Dios habló a los antiguos a través de diversas maneras, pero que ahora, “en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo” (Heb. 1:2), y esto fue escrito en el siglo I. La primera venida de Cristo, para morir en la cruz, está catalogada como el inicio de los tiempos del fin, el apóstol Pedro dice que Jesús fue destinado por Dios para derramar su preciosa sangre desde antes de la fundación del mundo, “pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros” (1 Ped. 1:20).
Ahora, los apóstoles, y Jesús mismo, anunciaron que en los tiempos postreros surgirían falsos profetas y falsas doctrinas dentro de las iglesias cristianas, y esto nos lo dijeron, no para satisfacer nuestra curiosidad escatológica, sino para que estemos advertidos y escapemos de los lazos de esta apostasía, que en la medida que nos acercamos al final de los tiempos del fin se acrecentará. Si en los tiempos de Judas la falsa doctrina estaba permeando peligrosamente a la iglesia cristiana, mucho más en estos tiempos, que nos encontramos veinte siglos más próximos al fin del fin.
Jesús fue claro y advirtió a los discípulos que en la medida que nos aproximemos al fin de los tiempos finales, la falsa doctrina, que es enseñada por falsos maestros crecerá, y estos presentarán a un Cristo diferente: “Y muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes” (Mt. 24:11, 24).
Pero también los apóstoles, tal y como lo dice Judas, anunciaron que vendrían falsos profetas, los cuales se burlan de la doctrina bíblica, cambiándola por lo que sus deseos humanistas quieren. El apóstol Pablo le escribió al joven pastor Timoteo: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrina de demonios” (1 Ti. 4:1). Estos espíritus engañadores que vendrían en los tiempos postreros pueden referirse a las distintas corrientes doctrinales erróneas que se han ido introduciendo sigilosamente en muchas iglesias, pero también a la acción de Satanás como pervertidor de la doctrina, quien aprovecha los deseos que algunas personas sienten de tener experiencias sobrenaturales, y él les concede estas experiencias a través de visiones, sueños, imaginaciones y apariciones fantásticas como las que tuvieron algunos fundadores de las sectas de los mormones, los testigos de Jehová, los adventistas y muchos grupos carismáticos o pentecostales.
El mismo apóstol Pablo vuelve a insistirle a Timoteo que se cuide de los hombres que tienen apariencia de piedad, y hasta parecen grandes profetas y maestros, porque muchos no serán sino embaucadores y charlatanes, que se burlan de la preciosa doctrina cristiana con su vida mundana: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables… que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella, a éstos evita” (2 Ti. 3:1-5).
También el apóstol Pedro profetizó que en los postreros tiempos surgirían esta avalancha de falsos maestros que andan tras sus propios placeres, y no les importa burlarse de la Palabra de Dios: “Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias” (2 P. 3:3).
También el apóstol Juan, escribiendo a los creyentes del primer siglo de nuestra era, les dice que tengan mucho cuidado con los falsos maestros, que en el fondo no son más que anticristos, burladores de la Palabra, los cuales ya andan sueltos, como una plaga mortal, por el mundo: “Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros…” (1 Jn. 2:18-19). Es importante resaltar en este verso que Juan nuevamente nos deja ver que, desde el siglo I, ya nos encontramos en el último tiempo, y también, que la aparición numerosa de falsos profetas, de falsos maestros, y falsas doctrinas, los cuales no son más que anticristos, que están en contra de la revelación del verdadero Cristo que nos presenta las Sagradas Escrituras, son un indicativo que el tiempo del fin se aproxima a su fin (por esto conocemos que es el último tiempo), pero además nos deja ver que los falsos profetas salen de en medio de las iglesias cristianas locales. Por esa razón necesitamos que estos falsos maestros sean denunciados dentro del seno de la Iglesia, pues, ellos deben salir de nosotros, y los verdaderos cristianos deben salir de sus falsas iglesias.
Ahora, ¿en qué sentido ellos son burladores? además de lo que hemos dicho, me gustaría presentarles la explicación que da el erudito en Nuevo Testamento, Simón Kistemaker: “La gente que Judas describe no es ignorante en cuanto a la Palabra de Dios. Al contrario, están bien informados. Debido a su conocimiento de la revelación divina, transforman en una burla continua todo lo que es santo y sagrado. Mofar no consiste en una parodia cómica y ligera, sino en un serio ataque contra Dios, su Palabra y su pueblo. Los burladores (llamados en otras versiones ) demuestran abiertamente su desprecio y escarnio por Dios al seguir [2].     
La gente hace burla de Dios cuando desatiente su Palabra, cuando, conociéndola la tuerce, cuando la usa como fuente de ganancia personal, cuando la tergiversa causando que otros se pierdan del camino, cuando la interpreta a su antojo y no conforme a lo que ella misma enseña. La gente se burla de Dios cuando viven conforme a su propia pecaminosa voluntad, y desatienden sus mandamientos o actúa en contra de ellos.
En el verso 16, Judas dijo que los falsos maestros andan conforme a sus deseos, pero aquí en el 17 les añade el calificativo de malvados. Sus deseos no pueden ser buenos, porque no proceden de la verdad, sino de la mentira. Jesús le dijo a sus discípulos “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mt. 7:15). Muchas personas viven engañadas y siguen las enseñanzas de los falsos profetas, porque no les parece que sean malas personas, antes por el contrario, son tan amorosos, tan santos, tan correctos, que es imposible que sean falsos profetas. Pero Jesús dice que ellos se especializan en el arte del disfraz, pero por dentro llevan sus malvados deseos. La traducción literal de este pasaje, en la lengua griega, parece muy fuerte: “andando tras sus propias lujurias de impiedades[3].
 3. Carácter de los que son denunciados en las profecías. “Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu”. (v. 19).
Los falsos maestros que estaban afectando a las iglesias del siglo I, con sus falsas doctrinas, causaban divisiones. Algunos comentaristas creen que estos falsos hombres, posibles precursores del incipiente movimiento gnóstico, estaban fomentando la separación entre creyentes “espirituales” y creyentes no espirituales. Ellos decían estar en una posición espiritual más alta porque estaban elevándose en la comprensión espiritual y mística de “verdades profundas”, ellos, al igual que algunos falsos maestros y “eruditos” de hoy día, creían estar descubriendo los misterios cifrados en las Escrituras, y podían develar los “códigos secretos” de la Biblia. Algunos podían estar argumentando que tenían al Espíritu Santo en una medida superior, y por lo tanto, ellos y solo ellos, podían entender ciertas revelaciones extra-bíblicas que el Espíritu supuestamente les daba. Ellos se ponían como una clase diferente y superior que la de los creyentes ordinarios. “Pareciera ser que ellos decían tener el Espíritu y ser libres moralmente en cuanto a su conducta”[4].
Lo mismo ha sucedido en el transcurso de la historia de la iglesia cristiana. Algunos crean jerarquías y se posicionan sobre los demás, presumiendo de su supuesta elevada espiritualidad y autoridad, de manera que incluso se ponen por encima de la Palabra, y creen que pueden violar algunos principios de la Escritura, porque el Espíritu mora abundantemente en ellos, y les da la capacidad para violar la Ley del Señor sin pecar. Cuánto engaño produce el pecado y la apostasía.
Pero ellos no tenían al Espíritu. Sus sueños y supuestas revelaciones, no eran más que el resultado de sus mentes exaltadas y sus perversas intenciones de manipulación. Judas dice que ellos eran sensuales, es decir, se dejaban llevar por sus propios sentidos. Pero muchos pensaban que estaban llenos del Espíritu Santo debido a que hablaban como gente que está recibiendo revelaciones superiores, de manera que en este pasaje Judas prosigue exhortando a la iglesia para que no se dejen engañar por los que se atribuyen a sí mismos el tener la capacidad de “sentir” al Espíritu, diciéndoles o mostrándoles cosas que otros no saben. Estos no son más que sensuales, engañados por sus propios sentidos. De los cuales hay que tener mucho cuidado, y lo más pronto posible, alejarnos de ellos. Como dice Pablo “a estos evita” (2 Tim. 3:5), “Más os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos” (Ro. 16:17).    
Aplicaciones:
- ¿Cuáles son tus profetas preferidos? ¿Los que toman la Biblia y tratan de encontrar en ella códigos secretos y una misteriosa numerología que nos da detalles de las fechas en las cuales se cumplirán ciertos eventos del fin del mundo? ¿O los que se aprovechan de la ingenuidad de algunas personas, y creando un ambiente místico dicen estar recibiendo nuevas palabras proféticas, visiones, sentires y escuchando voces? ¿O los que toman algunos pasajes  de la Biblia y los tergiversan para armar doctrinas agradables a los hombres? Ten cuidado de ellos, no los escuches. Pero hay profetas verdaderos que deben ser escuchados con suma atención, y estos son los profetas que escribieron las Sagradas Escrituras. No solo debemos escucharlos, sino atesorar en nuestras mentes sus palabras, memorizándolas. Debe ser un ejercicio diario escudriñar y memorizar las Escrituras, porque de esta forma seremos librados del engaño.
- Hemos aprendido que los burladores son aquellos que se oponen a la Ley de Dios, porque no la obedecen, la tergiversan y enseñan a otros a vivir conforme a sus malvados deseos. Pero la actitud de los creyentes es absolutamente contraria a la de estos burladores, porque los creyentes desean cumplir la voluntad de Dios, aman su ley, se deleitan en ella y tienen gratitud hacia el Padre celestial. El verdadero creyente experimenta tristeza en su corazón cuando ve que la impiedad crece, pero en su corazón se despierta la esperanza, porque sabe que esta situación es indicio de que el fin cada día está más cerca, y pronto veremos a nuestro Salvador. 
- ¿Estás tú entre los amados a los que escribe el pastor Judas? Los amados son aquellos que están plenamente convencidos de la doctrina cristiana, que las Sagradas Escrituras son la Palabra de Dios, y que por lo tanto, la escuchamos con corazón obediente, y confiamos en sus promesas de salvación. Los amados son aquellos que saben que han violado la Ley del Señor y en consecuencia están bajo su ira y total desprecio. Pero que, a través de la muerte de Jesús en la cruz, sus pecados han sido perdonados y ahora gozan para siempre de la reconciliación con Dios, y viven para Él. ¿Eres tú uno de estos amados? Si no estás seguro, entonces te invito para que busques a Jesús, a través de la oración, y con corazón arrepentido le supliques perdone tus iniquidades y te conceda la vida eterna. El que viene a él, no es echado fuera, sino que hallará tiernos pastos y será sustentado por Su poderosa gracia.





[1] Kistemater, Simon. 1 y 2 Pedro y Judas. Página 459
[2] Kistemaker, Simon. 1 y 2 Pedro y Judas. Página 459
[3] Kistemaker, Simon. 1 y 2 Pedro y Judas. Página 459
[4] Kistemaker, Simon. 1 y 2 Pedro y Judas. Página 462

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