Cuidado con los soñadores:
Actividades de los falsos maestros
V.
8
Imaginemos
que hoy día se levantase en medio de nuestra congregación un hombre anunciando
que el Señor le ha revelado que dentro de cinco días habrá un temblor de tierra
en la ciudad de Medellín. Es posible que muchos de nosotros le dijéramos a esa
persona que sea más responsable en lo que dice y no ande promulgando cosas
absurdas. Sé que, al menos en nuestra congregación, pocos harían caso de las
palabras de este hombre. Pero imagínese ¿qué pasaría si efectivamente en cinco
días exactos hay un temblor de tierra, tal y como lo pronosticó dicho hombre?
De
seguro que muchos le tendrían como un gran profeta, un enviado del cielo, uno
que tiene la capacidad de escuchar de manera directa la voz de Dios. Sería un
hombre admirado, y muchos le consultarían frecuentemente para saber qué les
depara el futuro.
En
la historia del pueblo de Dios surgieron muchos hombres que tenían sueños y
recibían visiones, tenemos a Jacob, José y los profetas del Antiguo Testamento
quienes recibieron la revelación divina que debía ser consignada en las
Sagradas Escrituras a través de voces, visiones y sueños.
Pero
no siempre los que tenían sueños o profecías eran enviados de Dios. Muchos de
ellos eran falsos profetas que inventaban sus propias profecías. Era fácil
detectarlos porque sus predicciones no tenían cumplimiento. Como dice
Deuteronomio 18:21-22 “Y si dijeres en tu
corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado? Si el profeta
hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es
palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no
tengas temor de él”.
Pero
¿Qué tal si se cumpliere lo que el profeta dijo? ¿Será que todo cumplimiento de
lo predicho en un sueño o profecía garantiza que el tal fue enviado por Dios?
No
necesariamente. También en Deuteronomio el Señor advierte de los que tienen
sueños, visiones y profecías, y esta se cumple, pero que no fueron enviados por
Dios.
“Cuando se levantare en medio de ti profeta,
o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la
señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos,
que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras del tal profeta,
ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para
saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con todo
vuestra alma”. Deut. 13:1-3
Lo
que Moisés dice es que en el pueblo de Dios entrarán muchos soñadores que dentro
de sus abundantes alucinaciones dirán cosas que se cumplirán, apareciendo así
como profetas enviados por el Señor, pero, a pesar de los prodigios que puedan
hacer, no necesariamente fueron aprobados por Dios.
Pero,
¿cómo distinguir entonces al verdadero profeta del falso? “La prueba que ellos
debían aplicar al profeta no era si podía realizar algo espectacular (o
milagroso), sino si se adhería a la ley de Dios”[1].
El
pastor Judas, en el versículo 8 de su epístola, analiza tres actividades que
hacen los falsos profetas, por medio de las cuales, si somos diligentes en
analizarlas, descubriremos a los falsos profetas para no seguir sus enseñanzas
ni sus prácticas malvadas.
Consideraremos
tres asuntos importantes en este texto:
1.
Contaminan el cuerpo
2.
Rechazan la autoridad
3.
Insultan a los seres celestiales
1. Contaminan el cuerpo.
No obstante, de la misma manera también estos
soñadores mancillan la carne…
La
frase “de la misma manera” con la que inicia el verso 8 deja ver que los falsos
maestros siguen las prácticas perversas que caracterizaron a los israelitas
incrédulos, los ángeles que se rebelaron y las ciudades que pervirtieron la
sexualidad. Es una constante en todas las personas o grupos que se alejan de la
doctrina bíblica. Su alejamiento espiritual los conduce a practicar esta clase
de pecados, aunque, como dijo Judas al comienzo de su carta, esto lo hacen de
manera solapada, pues, ellos aparentan llevar una vida de santidad acorde con
los principios bíblicos, pero su teología corrompida les permite refrendar
actividades que la Biblia considera malvadas.
Como
hemos dicho varias veces en esta serie de predicaciones, el pastor Judas es un
enamorado de las triadas y luego de mostrar tres ejemplos de cómo el juicio
desciende sobre los que se rebelan contra él, ahora presenta tres actividades
que distinguen a los falsos maestros: contaminan,
rechazan y blasfeman. Tres verbos para una misma clase de pervertidos.
Es
interesante notar que no hay consideración alguna para con aquellos que,
estando en un puesto de liderazgo, conducen al pueblo a la apostasía. Judas ha
designado a los fieles creyentes como amados
(v. 3), pero hacia los falsos profetas se dirige con palabras como estos. Estos que andan soñando a todo
momento.
La
palabra soñadores puede apuntar hacia dos direcciones:
Que
estos falsos maestros eran unos místicos que a cada momento estaban recibiendo
revelaciones sobrenaturales, o que ellos eran tan pervertidos y entregados a
una sexualidad impura que ellos pasaban su tiempo en vanos sueños eróticos.
(Kistemaker).
Ahora,
¿en qué sentido contaminan el cuerpo? Que así como Sodoma y Gomorra, ellos se
entregan al exceso sexual. En las Sagradas Escrituras Dios condena el pecado
sexual, porque este contamina la tierra y el cuerpo.
“No te echarás con varón como con mujer; es
abominación. Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él,
ni mujer alguna se pondrá delante de animal para ayuntarse con él, es
perversión. En ninguna de estas cosas os amancillaréis; pues en todas estas
cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros, y la
tierra fue contaminada; y yo visité su maldad sobre ella, y la tierra vomitó
sus moradores” Lev. 18:22-25.
“¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros
de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de la
ramera? De ningún modo. ¿o no sabéis que el que se une con una ramera, es un
cuerpo con ella? Porque dice: los dos serán una sola carne. Huid de la
fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo;
mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.” 1 Cor. 6:15,16,18.
Los
escándalos sexuales de líderes religiosos no solo se han dado en la época
actual, sino que en el tiempo de Judas ya muchos falsos pastores o ministros
andaban en pos de sus infernales deseos, usando la religión como un medio para
dar rienda suelta a sus lujurias.
Muchas
personas hoy día no quieren saber nada del cristianismo debido al incremento
considerable en el número de pastores evangélicos y sacerdotes católicos que
están inmiscuidos en escándalos sexuales como: la pornografía, el adulterio, la
infidelidad, divorcios, el abuso sexual, el homosexualismo, la pederastia,
entre otros. Pero, las Sagradas Escrituras nos han advertido desde tiempo atrás
que muchos engañadores entrarían a nuestras filas para cometer esta clase de
pecados. Como dice Juan, se hace manifiesto que no son de nosotros. Ellos no
pertenecen al pueblo del Señor, sino que encubiertamente entran y hacen mucho
daño, a los que están dentro y peor aún, dañan la imagen de la iglesia ante los
que están afuera. Pero ellos no son de nosotros, su pecado hace manifiesto su
incredulidad. Pueden parecer muy piadosos, pueden hablar muy bonito, pueden
vestir muy bien, pueden hacer milagros, pueden tener iglesias muy grandes,
pueden predecir cosas a través de sus sueños, pero no son de Cristo, sus frutos
los denuncian.
El
apóstol Pablo, escribiendo y dando consejos al pastor Timoteo, le advierte de
no seguir el ejemplo de algunos falsos líderes que, ya en el tiempo apostólico,
y mucho más ahora que nos acercamos al fin
del tiempo, han entrado a las iglesias para dañar:
También debes saber esto: que en los postreros días
vendrán tiempos peligrosos. (Serán peligrosos para
nuestra fe cristiana). Porque habrá
hombres amadores de sí mismos (con un ego muy grande, antropocéntricos, que
pensarán en ellos como el centro del mundo, que incluso Dios gira en torno a
ellos), avaros (amantes del dinero,
que hablarán solo de prosperidad material y comodidades terrenas), vanagloriosos (o jactanciosos, que
hablarán muchas cosas y se considerarán grandes dentro del pueblo de Dios, que
no aceptarán críticas y callarán a los demás pretendiendo ser una casta
especial de ungidos), soberbios,
blasfemos… amadores de los deleites más que de Dios (estarán tan
impregnados por una teología humanista y materialista, que considerarán la vida
cristiana solo en términos de sus deseos y placeres terrenos), que tendrán apariencia de piedad (serán
muy amados por la gente, tendrán muchos seguidores y todos pensarán que son
hombres muy santos, especialmente por sus portentos y milagros), pero negarán la eficacia de ella (porque
sus obras encubiertas son perversas y en contra de la Ley santa del Señor), a éstos evita (como el que huye de una
serpiente venenosa o de una epidemia mortal).
Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las
mujercillas cargadas de pecado, arrastradas por diversas concupiscencias.
(Se especializan en seducir, esclavizar, y dar rienda a sus perversos deseos).
Pero
otra actividad de estos falsos maestros consiste en que:
2. Rechazan la autoridad.
No obstante, de la misma manera también estos
soñadores… rechazan la autoridad
El
término griego que Judas usa para autoridad es kuriotës, la cual significa señorío.
El
Nuevo Testamento usa la palabra griega kurios
para referirse al señorío o la autoridad de Cristo.
Así
que estos falsos profetas, en el fondo, con sus enseñanzas desviadas y su vida
oculta perniciosa y pervertida, rechazan la autoridad del Señor Jesucristo.
Ellos entran en la categoría de las palabras de Jesús: “¿Porqué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo” (Luc.
6:46). Se deleitan en hacer lo contrario de la Ley santa del Señor.
Ahora,
el verbo rechazar aquí, identifica a los que abandonan o dejan de lado la ley
divina. Poco a poco se han ido deslizando. Empezaron dejando de lado un texto
de las Escrituras o un mandato que no cuadraba con la filosofía de la época, y
luego terminaron por abandonar o dejar de lado todo lo sustancioso del evangelio,
de manera que ahora tienen un cascarón de cristianismo, pero por dentro no hay
nada, son como los sepulcros blanqueados de que habla Jesús, cuando
dirigiéndose a los líderes religiosos de su tiempo les dice: “!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!
Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se
muestran hermosos,(atractivos, piadosos)
mas por dentro están llenos de huesos de muertos (de pecado) y de toda inmundicia. Así también vosotros
por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro
estáis llenos de hipocresía e iniquidad”. Mateo 23:27-28.
Pero
los falsos pastores, o los falsos profetas, o los falsos maestros, o los falsos
apóstoles, no solo rechazan la autoridad de Dios sobre ellos, sino que también
rechazan cualquier otra clase de autoridad. Ellos creen que son autoridad para
ellos mismos y por lo tanto no tienen porqué estar bajo el gobierno de otros.
Ellos no se someten a la disciplina de la iglesia. Si su iglesia local los juzga
por un pecado, mala conducta o mala doctrina, ellos simplemente se van de esa
iglesia, la dividen y se llevan a sus fieles seguidores, pues, no toleran que
otros los juzguen. La mayoría de estos falsos pastores inician sus propias
iglesias, las cuales no son gobernadas por un cuerpo de pastores o ancianos,
sino que ellos se imponen sobre el resto de líderes y su palabra tiene más
valor o peso. De modo que, aunque caigan
en los más nefastos pecados, ellos siguen siendo pastores de dicha iglesia, no
hay una autoridad en la misma que los juzgue, pues, ni siquiera se dejan juzgar
por la Palabra de Cristo. Dios es solo su sirviente, el hada madrina que les da
todo lo que ellos quieran para impresionar a sus incautos seguidores, pero Dios
nunca es el Señor de ellos, no lo quieren como gobernante y mucho menos como
juez.
Ahora,
siendo que estos falsos maestros eran soñadores, es decir, pretendían estar
recibiendo revelaciones directas de Dios, ellos usaban estas falsas
revelaciones para contradecir lo que la Palabra autorizada de Dios dice.
Recuerdo haber escuchado a un reconocido predicador conservador comentar de
cómo un maestro muy afamado en USA había caído en un pecado escandaloso y luego
de haberlo reconvenido, buscando su arrepentimiento, este hombre le respondió
que el Espíritu Santo le había dado permiso para cometer ese acto, y por lo
tanto no podía ser considerado pecado. Esto es lo que creían los falsos
maestros del tiempo de Judas. Rechazan la autoridad de la Palabra escrita de
Dios, porque ellos dicen estar recibiendo una nueva palabra, una nueva
revelación, a través de sus sueños y visiones. Es un grave peligro para nuestra
fe estar recibiendo esta clase de cosas, pues, si además de las Sagradas
Escrituras encontramos otras fuentes de revelación, entonces cualquier locura
de mentes exaltadas podrá ser puesta como autoridad sobre la vida de los que
siguen estas cosas.
3. Insultan a los seres celestiales.
No obstante, de la misma manera también estos
soñadores… blasfeman de las potestades superiores.
Aunque
es difícil entender en qué sentido estos falsos maestros blasfemaban a los
seres celestiales, o a las glorias (doxas) del cielo, es muy probable que
consecuente con su vanagloria, arrogancia y autoconfianza, estos hombres se
consideraran superiores a los ángeles. Tal vez ellos, así como los hombres de
Sodoma y Gomorra, pretendían ultrajar a los seres angélicos, gobernando sobre
ellos.
Siempre
ha existido cierta tendencia en muchas personas de inmiscuirse en asuntos
espirituales que no nos competen. Por ejemplo, en algunas culturas animistas se
cree que ellos pueden invocar a los muertos o seres espirituales para conseguir
que ellos hagan cosas a su favor. Algunos pretenden tener conjuros mágicos a
través de los cuales logran dominar a los ángeles malos o demonios para
conseguir que ellos les obedezcan. Los que practican la hechicería o la
brujería creen tener esta clase de control sobre los espíritus y supuestamente
los obligan a que trabajen para ellos. Pero la realidad es otra, pues, estos
desconocen los poderes superiores de los ángeles. Son ignorantes que viven en
esclavitud de sus propios pecados. Las naciones latinoamericanas están muy
influenciadas por estas concepciones espiritualistas, pero el resultado de ello
es que la gente se esclaviza en la ruina espiritual.
Pero
esto no solo se practica en el mundo oscuro de la hechicería o la brujería,
sino también en algunos círculos del cristianismo. A través de la radio y los
libros muchos predicadores modernos nos dicen que ellos tienen la capacidad de dominar
a los ángeles, dándole órdenes, logrando que ellos hagan lo que desean. Pero
esto también es presunción, ya que ellos solo sirven al Dios Soberano. El Salmo
103:21 dice: “Bendecid a Jehová, vosotros
todos sus ejércitos, ministros suyos que hacéis su voluntad” y el Salmo
104:4 “El que hace a los vientos sus
mensajeros, y a la flamas de fuego sus ministros”. Ellos obedecen la voz
del creador, pero en ninguna parte las Sagradas Escrituras nos dicen, ni por
precepto ni por ejemplo, que los creyentes tengamos autoridad para darle
órdenes a los ángeles y hacer que ellos hagan nuestra voluntad.
Es
posible que muchos tomen el pasaje de Hebreos para concluir que nosotros
tenemos autoridad para dar órdenes a los ángeles: “¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor
de los que serán herederos de la salvación?” (Heb. 1:14); pero este pasaje
no enseña semejante cosa. Lo que afirma es que los ángeles fueron creados para
el servicio a favor de los salvos, pero su servicio consiste en obedecer a su
creador. Dios ama a su pueblo y en ese amor usa a los ángeles para que les
sirvan, pero en ninguna parte las Escrituras nos enseñan que podemos decirle a
un ángel que haga esto o aquello por nosotros. Dios es quien los manda.
Ni
siquiera en la Biblia se nos enseña a orar a Dios pidiendo que envíe a sus
ángeles para que hagan esto o aquello. No, porque dependemos del Señor, no de
los ángeles. Si el Señor quiere usar ángeles para ayudarnos en algo, él lo
hará, y los ángeles le obedecerán con gran complacencia, pero si Dios no quiere
usar medio alguno para cumplir su voluntad, entonces no lo hará. Nosotros no
somos quiénes como para decirle a Dios cómo obrar a favor nuestro. Acudimos a
él en medio de nuestra necesidad y esperamos en su misericordia.
Entrometernos
con el mundo espiritual está prohibido en las Sagradas Escrituras. Solo podemos
tener contacto o comunión con el Espíritu Santo, quien nos ayuda en nuestra
necesidad y es nuestro ayudador. Pero no podemos comunicarnos con ningún otro
espíritu, ya sea este un ángel del cielo o un demonio, o un muerto, eso está
prohibido, porque nosotros no tenemos la capacidad para observar el mundo
espiritual en toda su complejidad. (Det. 18:9-14).
Los
santos en la Biblia nunca oraron a los ángeles para que les hicieran algo,
siempre oraron al único que Jesús nos enseñó orar: al Padre.
Y
el Salmo 91:11 nos deja ver que los ángeles son enviados por Dios para guardar
a sus santos, pero no dice que nosotros oremos para que ellos vengan a
nosotros, ni siquiera nos manda a orar pidiendo que Dios los envíe, eso es solo
potestad del creador de los ángeles, es decir, de Dios.
Aplicaciones:
-
Debemos evitar actitudes demasiado crédulas hacia los que están en posiciones
oficiales. Los que ocupan los puestos de autoridad son merecedores de nuestro
respeto y apoyo mientras ellos sean leales a Dios y a su Palabra. Si el líder
se aparta de la voluntad relevada por Dios, su autoridad debe ser rechazada.[2]
-
Evitemos situaciones en las cuales estemos propensos hacia el pecado sexual. No
podemos jugar con candela, porque nos quemamos. Si usted es mujer evite, hasta
donde sea posible, estar a solas con
otro varón que no sea su esposo, no importa si este es su pastor. Y si es
preciso estar a solas con otra persona del sexo opuesto, entonces pide que la
puerta quede abierta. No seamos tan ingenuos, el pecado está a la puerta.
Siempre vele por sus hijos. Los niños son el más alto porcentaje de víctimas
cuando se trata de abuso sexual de parte de adultos. Si ellos le dicen que
alguien los tocó o les propuso encontrarse a solas, así sea el pastor o el
sacerdote, o el predicador famoso que hace milagros, o el profeta que
pronosticó algo que se cumplió, créale a sus hijos, y nos los deje a expensas
de alguien que les puede hacer daño. Sé que esto suena duro, porque yo mismo
soy predicador, pero no dejaría que mis hijos estuvieran en una situación donde
sean vulnerables.
-
Esto no significa que vamos a mirar a todos los pastores o ministros como
pederastas o enfermos sexuales. El Señor ha llamado a varones que están
cualificados para ser pastores, y estos deben ser tenidos en alta estima. Son
siervos del Señor que aunque todavía luchan a diario contra el pecado, son
ejemplos para nosotros de una vida piadosa y pura. Esto es lo que dice Hebreos
13:7 “Acordaos de vuestros pastores, que
os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su
conducta, e imitad su fe.”
-
Si has sido víctima de estos falsos maestros religiosos, no te reveles contra
Dios. Recuerda que Judas escribió su carta para decirnos que los actos
perversos de estos hombres no quedarán impunes. El Señor traerá sus juicios
sobre ellos y les demandará por todas las personas a las cuales les causaron
daño. Pero el pastor de los pastores, el verdadero pastor, está interesado en
sus ovejas, y él dejó a las 99 para recoger a la que estaba maltratada y
desvalida. Acude a Cristo buscando hoy su gracia y busca la ayuda de un
verdadero pastor.
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