lunes, 7 de septiembre de 2015

Judas 8. Cuidado con los soñadores. Actividades de los falsos maestros

Cuidado con los soñadores:
Actividades de los falsos maestros
V. 8
Imaginemos que hoy día se levantase en medio de nuestra congregación un hombre anunciando que el Señor le ha revelado que dentro de cinco días habrá un temblor de tierra en la ciudad de Medellín. Es posible que muchos de nosotros le dijéramos a esa persona que sea más responsable en lo que dice y no ande promulgando cosas absurdas. Sé que, al menos en nuestra congregación, pocos harían caso de las palabras de este hombre. Pero imagínese ¿qué pasaría si efectivamente en cinco días exactos hay un temblor de tierra, tal y como lo pronosticó dicho hombre?
De seguro que muchos le tendrían como un gran profeta, un enviado del cielo, uno que tiene la capacidad de escuchar de manera directa la voz de Dios. Sería un hombre admirado, y muchos le consultarían frecuentemente para saber qué les depara el futuro.
En la historia del pueblo de Dios surgieron muchos hombres que tenían sueños y recibían visiones, tenemos a Jacob, José y los profetas del Antiguo Testamento quienes recibieron la revelación divina que debía ser consignada en las Sagradas Escrituras a través de voces, visiones y sueños.
Pero no siempre los que tenían sueños o profecías eran enviados de Dios. Muchos de ellos eran falsos profetas que inventaban sus propias profecías. Era fácil detectarlos porque sus predicciones no tenían cumplimiento. Como dice Deuteronomio 18:21-22 “Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado? Si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él”.
Pero ¿Qué tal si se cumpliere lo que el profeta dijo? ¿Será que todo cumplimiento de lo predicho en un sueño o profecía garantiza que el tal fue enviado por Dios?
No necesariamente. También en Deuteronomio el Señor advierte de los que tienen sueños, visiones y profecías, y esta se cumple, pero que no fueron enviados por Dios.
Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras del tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con todo vuestra alma”. Deut. 13:1-3
Lo que Moisés dice es que en el pueblo de Dios entrarán muchos soñadores que dentro de sus abundantes alucinaciones dirán cosas que se cumplirán, apareciendo así como profetas enviados por el Señor, pero, a pesar de los prodigios que puedan hacer, no necesariamente fueron aprobados por Dios.
Pero, ¿cómo distinguir entonces al verdadero profeta del falso? “La prueba que ellos debían aplicar al profeta no era si podía realizar algo espectacular (o milagroso), sino si se adhería a la ley de Dios”[1].
El pastor Judas, en el versículo 8 de su epístola, analiza tres actividades que hacen los falsos profetas, por medio de las cuales, si somos diligentes en analizarlas, descubriremos a los falsos profetas para no seguir sus enseñanzas ni sus prácticas malvadas.
Consideraremos tres asuntos importantes en este texto:
1. Contaminan el cuerpo
2. Rechazan la autoridad
3. Insultan a los seres celestiales

1. Contaminan el cuerpo.
No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne…
La frase “de la misma manera” con la que inicia el verso 8 deja ver que los falsos maestros siguen las prácticas perversas que caracterizaron a los israelitas incrédulos, los ángeles que se rebelaron y las ciudades que pervirtieron la sexualidad. Es una constante en todas las personas o grupos que se alejan de la doctrina bíblica. Su alejamiento espiritual los conduce a practicar esta clase de pecados, aunque, como dijo Judas al comienzo de su carta, esto lo hacen de manera solapada, pues, ellos aparentan llevar una vida de santidad acorde con los principios bíblicos, pero su teología corrompida les permite refrendar actividades que la Biblia considera malvadas.
Como hemos dicho varias veces en esta serie de predicaciones, el pastor Judas es un enamorado de las triadas y luego de mostrar tres ejemplos de cómo el juicio desciende sobre los que se rebelan contra él, ahora presenta tres actividades que distinguen a los falsos maestros: contaminan, rechazan y blasfeman. Tres verbos para una misma clase de pervertidos.
Es interesante notar que no hay consideración alguna para con aquellos que, estando en un puesto de liderazgo, conducen al pueblo a la apostasía. Judas ha designado a los fieles creyentes como amados (v. 3), pero hacia los falsos profetas se dirige con palabras como estos. Estos que andan soñando a todo momento.
La palabra soñadores puede apuntar hacia dos direcciones:
Que estos falsos maestros eran unos místicos que a cada momento estaban recibiendo revelaciones sobrenaturales, o que ellos eran tan pervertidos y entregados a una sexualidad impura que ellos pasaban su tiempo en vanos sueños eróticos. (Kistemaker).
Ahora, ¿en qué sentido contaminan el cuerpo? Que así como Sodoma y Gomorra, ellos se entregan al exceso sexual. En las Sagradas Escrituras Dios condena el pecado sexual, porque este contamina la tierra y el cuerpo.
No te echarás con varón como con mujer; es abominación. Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal para ayuntarse con él, es perversión. En ninguna de estas cosas os amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros, y la tierra fue contaminada; y yo visité su maldad sobre ella, y la tierra vomitó sus moradores” Lev. 18:22-25.
¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de la ramera? De ningún modo. ¿o no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: los dos serán una sola carne. Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.” 1 Cor. 6:15,16,18.
Los escándalos sexuales de líderes religiosos no solo se han dado en la época actual, sino que en el tiempo de Judas ya muchos falsos pastores o ministros andaban en pos de sus infernales deseos, usando la religión como un medio para dar rienda suelta a sus lujurias.
Muchas personas hoy día no quieren saber nada del cristianismo debido al incremento considerable en el número de pastores evangélicos y sacerdotes católicos que están inmiscuidos en escándalos sexuales como: la pornografía, el adulterio, la infidelidad, divorcios, el abuso sexual, el homosexualismo, la pederastia, entre otros. Pero, las Sagradas Escrituras nos han advertido desde tiempo atrás que muchos engañadores entrarían a nuestras filas para cometer esta clase de pecados. Como dice Juan, se hace manifiesto que no son de nosotros. Ellos no pertenecen al pueblo del Señor, sino que encubiertamente entran y hacen mucho daño, a los que están dentro y peor aún, dañan la imagen de la iglesia ante los que están afuera. Pero ellos no son de nosotros, su pecado hace manifiesto su incredulidad. Pueden parecer muy piadosos, pueden hablar muy bonito, pueden vestir muy bien, pueden hacer milagros, pueden tener iglesias muy grandes, pueden predecir cosas a través de sus sueños, pero no son de Cristo, sus frutos los denuncian.
El apóstol Pablo, escribiendo y dando consejos al pastor Timoteo, le advierte de no seguir el ejemplo de algunos falsos líderes que, ya en el tiempo apostólico, y mucho más ahora que nos acercamos al fin  del tiempo, han entrado a las iglesias para dañar:
También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. (Serán peligrosos para nuestra fe cristiana). Porque habrá hombres amadores de sí mismos (con un ego muy grande, antropocéntricos, que pensarán en ellos como el centro del mundo, que incluso Dios gira en torno a ellos), avaros (amantes del dinero, que hablarán solo de prosperidad material y comodidades terrenas), vanagloriosos (o jactanciosos, que hablarán muchas cosas y se considerarán grandes dentro del pueblo de Dios, que no aceptarán críticas y callarán a los demás pretendiendo ser una casta especial de ungidos), soberbios, blasfemos… amadores de los deleites más que de Dios (estarán tan impregnados por una teología humanista y materialista, que considerarán la vida cristiana solo en términos de sus deseos y placeres terrenos), que tendrán apariencia de piedad (serán muy amados por la gente, tendrán muchos seguidores y todos pensarán que son hombres muy santos, especialmente por sus portentos y milagros), pero negarán la eficacia de ella (porque sus obras encubiertas son perversas y en contra de la Ley santa del Señor), a éstos evita (como el que huye de una serpiente venenosa o de una epidemia mortal). Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecado, arrastradas por diversas concupiscencias. (Se especializan en seducir, esclavizar, y dar rienda a sus perversos deseos).
Pero otra actividad de estos falsos maestros consiste en que:
2. Rechazan la autoridad.
No obstante, de la misma manera también estos soñadores… rechazan la autoridad
El término griego que Judas usa para autoridad es kuriotës, la cual significa señorío.
El Nuevo Testamento usa la palabra griega kurios para referirse al señorío o la autoridad de Cristo.
Así que estos falsos profetas, en el fondo, con sus enseñanzas desviadas y su vida oculta perniciosa y pervertida, rechazan la autoridad del Señor Jesucristo. Ellos entran en la categoría de las palabras de Jesús: “¿Porqué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo” (Luc. 6:46). Se deleitan en hacer lo contrario de la Ley santa del Señor.
Ahora, el verbo rechazar aquí, identifica a los que abandonan o dejan de lado la ley divina. Poco a poco se han ido deslizando. Empezaron dejando de lado un texto de las Escrituras o un mandato que no cuadraba con la filosofía de la época, y luego terminaron por abandonar o dejar de lado todo lo sustancioso del evangelio, de manera que ahora tienen un cascarón de cristianismo, pero por dentro no hay nada, son como los sepulcros blanqueados de que habla Jesús, cuando dirigiéndose a los líderes religiosos de su tiempo les dice: “!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos,(atractivos, piadosos) mas por dentro están llenos de huesos de muertos (de pecado) y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad”. Mateo 23:27-28.
Pero los falsos pastores, o los falsos profetas, o los falsos maestros, o los falsos apóstoles, no solo rechazan la autoridad de Dios sobre ellos, sino que también rechazan cualquier otra clase de autoridad. Ellos creen que son autoridad para ellos mismos y por lo tanto no tienen porqué estar bajo el gobierno de otros. Ellos no se someten a la disciplina de la iglesia. Si su iglesia local los juzga por un pecado, mala conducta o mala doctrina, ellos simplemente se van de esa iglesia, la dividen y se llevan a sus fieles seguidores, pues, no toleran que otros los juzguen. La mayoría de estos falsos pastores inician sus propias iglesias, las cuales no son gobernadas por un cuerpo de pastores o ancianos, sino que ellos se imponen sobre el resto de líderes y su palabra tiene más valor o peso.  De modo que, aunque caigan en los más nefastos pecados, ellos siguen siendo pastores de dicha iglesia, no hay una autoridad en la misma que los juzgue, pues, ni siquiera se dejan juzgar por la Palabra de Cristo. Dios es solo su sirviente, el hada madrina que les da todo lo que ellos quieran para impresionar a sus incautos seguidores, pero Dios nunca es el Señor de ellos, no lo quieren como gobernante y mucho menos como juez.
Ahora, siendo que estos falsos maestros eran soñadores, es decir, pretendían estar recibiendo revelaciones directas de Dios, ellos usaban estas falsas revelaciones para contradecir lo que la Palabra autorizada de Dios dice. Recuerdo haber escuchado a un reconocido predicador conservador comentar de cómo un maestro muy afamado en USA había caído en un pecado escandaloso y luego de haberlo reconvenido, buscando su arrepentimiento, este hombre le respondió que el Espíritu Santo le había dado permiso para cometer ese acto, y por lo tanto no podía ser considerado pecado. Esto es lo que creían los falsos maestros del tiempo de Judas. Rechazan la autoridad de la Palabra escrita de Dios, porque ellos dicen estar recibiendo una nueva palabra, una nueva revelación, a través de sus sueños y visiones. Es un grave peligro para nuestra fe estar recibiendo esta clase de cosas, pues, si además de las Sagradas Escrituras encontramos otras fuentes de revelación, entonces cualquier locura de mentes exaltadas podrá ser puesta como autoridad sobre la vida de los que siguen estas cosas.

3. Insultan a los seres celestiales.
No obstante, de la misma manera también estos soñadores… blasfeman de las potestades superiores.
Aunque es difícil entender en qué sentido estos falsos maestros blasfemaban a los seres celestiales, o a las glorias (doxas) del cielo, es muy probable que consecuente con su vanagloria, arrogancia y autoconfianza, estos hombres se consideraran superiores a los ángeles. Tal vez ellos, así como los hombres de Sodoma y Gomorra, pretendían ultrajar a los seres angélicos, gobernando sobre ellos.
Siempre ha existido cierta tendencia en muchas personas de inmiscuirse en asuntos espirituales que no nos competen. Por ejemplo, en algunas culturas animistas se cree que ellos pueden invocar a los muertos o seres espirituales para conseguir que ellos hagan cosas a su favor. Algunos pretenden tener conjuros mágicos a través de los cuales logran dominar a los ángeles malos o demonios para conseguir que ellos les obedezcan. Los que practican la hechicería o la brujería creen tener esta clase de control sobre los espíritus y supuestamente los obligan a que trabajen para ellos. Pero la realidad es otra, pues, estos desconocen los poderes superiores de los ángeles. Son ignorantes que viven en esclavitud de sus propios pecados. Las naciones latinoamericanas están muy influenciadas por estas concepciones espiritualistas, pero el resultado de ello es que la gente se esclaviza en la ruina espiritual.
Pero esto no solo se practica en el mundo oscuro de la hechicería o la brujería, sino también en algunos círculos del cristianismo. A través de la radio y los libros muchos predicadores modernos nos dicen que ellos tienen la capacidad de dominar a los ángeles, dándole órdenes, logrando que ellos hagan lo que desean. Pero esto también es presunción, ya que ellos solo sirven al Dios Soberano. El Salmo 103:21 dice: “Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos, ministros suyos que hacéis su voluntad” y el Salmo 104:4 “El que hace a los vientos sus mensajeros, y a la flamas de fuego sus ministros”. Ellos obedecen la voz del creador, pero en ninguna parte las Sagradas Escrituras nos dicen, ni por precepto ni por ejemplo, que los creyentes tengamos autoridad para darle órdenes a los ángeles y hacer que ellos hagan nuestra voluntad.
Es posible que muchos tomen el pasaje de Hebreos para concluir que nosotros tenemos autoridad para dar órdenes a los ángeles: “¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” (Heb. 1:14); pero este pasaje no enseña semejante cosa. Lo que afirma es que los ángeles fueron creados para el servicio a favor de los salvos, pero su servicio consiste en obedecer a su creador. Dios ama a su pueblo y en ese amor usa a los ángeles para que les sirvan, pero en ninguna parte las Escrituras nos enseñan que podemos decirle a un ángel que haga esto o aquello por nosotros. Dios es quien los manda.
Ni siquiera en la Biblia se nos enseña a orar a Dios pidiendo que envíe a sus ángeles para que hagan esto o aquello. No, porque dependemos del Señor, no de los ángeles. Si el Señor quiere usar ángeles para ayudarnos en algo, él lo hará, y los ángeles le obedecerán con gran complacencia, pero si Dios no quiere usar medio alguno para cumplir su voluntad, entonces no lo hará. Nosotros no somos quiénes como para decirle a Dios cómo obrar a favor nuestro. Acudimos a él en medio de nuestra necesidad y esperamos en su misericordia.
Entrometernos con el mundo espiritual está prohibido en las Sagradas Escrituras. Solo podemos tener contacto o comunión con el Espíritu Santo, quien nos ayuda en nuestra necesidad y es nuestro ayudador. Pero no podemos comunicarnos con ningún otro espíritu, ya sea este un ángel del cielo o un demonio, o un muerto, eso está prohibido, porque nosotros no tenemos la capacidad para observar el mundo espiritual en toda su complejidad. (Det. 18:9-14).
Los santos en la Biblia nunca oraron a los ángeles para que les hicieran algo, siempre oraron al único que Jesús nos enseñó orar: al Padre.
Y el Salmo 91:11 nos deja ver que los ángeles son enviados por Dios para guardar a sus santos, pero no dice que nosotros oremos para que ellos vengan a nosotros, ni siquiera nos manda a orar pidiendo que Dios los envíe, eso es solo potestad del creador de los ángeles, es decir, de Dios.
Aplicaciones:
- Debemos evitar actitudes demasiado crédulas hacia los que están en posiciones oficiales. Los que ocupan los puestos de autoridad son merecedores de nuestro respeto y apoyo mientras ellos sean leales a Dios y a su Palabra. Si el líder se aparta de la voluntad relevada por Dios, su autoridad debe ser rechazada.[2]
- Evitemos situaciones en las cuales estemos propensos hacia el pecado sexual. No podemos jugar con candela, porque nos quemamos. Si usted es mujer evite, hasta donde sea posible,  estar a solas con otro varón que no sea su esposo, no importa si este es su pastor. Y si es preciso estar a solas con otra persona del sexo opuesto, entonces pide que la puerta quede abierta. No seamos tan ingenuos, el pecado está a la puerta. Siempre vele por sus hijos. Los niños son el más alto porcentaje de víctimas cuando se trata de abuso sexual de parte de adultos. Si ellos le dicen que alguien los tocó o les propuso encontrarse a solas, así sea el pastor o el sacerdote, o el predicador famoso que hace milagros, o el profeta que pronosticó algo que se cumplió, créale a sus hijos, y nos los deje a expensas de alguien que les puede hacer daño. Sé que esto suena duro, porque yo mismo soy predicador, pero no dejaría que mis hijos estuvieran en una situación donde sean vulnerables.
- Esto no significa que vamos a mirar a todos los pastores o ministros como pederastas o enfermos sexuales. El Señor ha llamado a varones que están cualificados para ser pastores, y estos deben ser tenidos en alta estima. Son siervos del Señor que aunque todavía luchan a diario contra el pecado, son ejemplos para nosotros de una vida piadosa y pura. Esto es lo que dice Hebreos 13:7 “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe.
- Si has sido víctima de estos falsos maestros religiosos, no te reveles contra Dios. Recuerda que Judas escribió su carta para decirnos que los actos perversos de estos hombres no quedarán impunes. El Señor traerá sus juicios sobre ellos y les demandará por todas las personas a las cuales les causaron daño. Pero el pastor de los pastores, el verdadero pastor, está interesado en sus ovejas, y él dejó a las 99 para recoger a la que estaba maltratada y desvalida. Acude a Cristo buscando hoy su gracia y busca la ayuda de un verdadero pastor.






[1] Comentario bíblico Beacon. Tomo 1. Página 558
[2] Comentario Bíblico Beacon. Tomo 1. P{agina 558

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