Jesús es
superior a los ángeles (continuación)
Capítulo
2:1-18
1. Resumen
2:1-4
Primera exhortación.
2:5-9
Jesús es presentado como el que está coronado de gloria y honra
2:10-13
Jesús el autor de la salvación de sus hermanos
2:14-18
Jesús se hizo como sus hermanos
2:1-4 Primera
exhortación. Se requiere fidelidad de los creyentes hebreos
V.
1. Obligación para la obediencia
a.
El contenido de la obligación
b.
La manera de cumplirla
c.
La advertencia para cumplirla
v.
2-4. El peligro espiritual de no obedecer.
a.
Por la retribución 2:2
b.
Por el valor de la salvación 2:3ª
c.
Por la confirmación de la salvación 2:3 b-4
2:5-18 Jesús es
superior a Moisés en obra
v.
5-8 Sujetó todas las cosas
a.
Esta obra no fue dada a los ángeles v. 5
b.
Fue dada al hombre-Cristo. V. 6-8ª
c.
Esta obra todavía no es cumplida. V8 b
v.
9-10 Es el autor de la salvación
a.
Fue hecho menor que los ángeles. V. 9 a
b.
Fue coronado de gloria y honor. V. 9b
c.
El sufrió el bien del hombre. 9c-10
v.
11-15 Es el autor de la encarnación
a.
No se avergüenza de identificarse con el hombre. V. 11-13
b.
Participó de carne y sangre. V. 14 a
c.
Propósito de la encarnación. V. 14b-15
v.
16-18 Es el socorro para el creyente
a.
La dirección del socorro, v. 16
b.
La base del socorro, 17 a
c.
La meta del socorro, 17b-18
c.1.
Ser misericordioso y fiel sacerdote, v. 17 b
c.2
Socorrer a los que son tentados, v. 18
El
autor de Hebreos, luego de mostrar a través de muchos pasajes del Antiguo
Testamento que Jesús es superior a los profetas y a los ángeles, quien está
gobernando a la diestra del Padre y es el único que puede recibir el título
oficial de Hijo de Dios, siendo Dios mismo y Señor del universo, a través de
quién nos ha sido dado la revelación final de Dios, pasa a dar una exhortación
a los lectores.
En
esta exhortación el autor les conduce a una conclusión parentética obvia: Si la
Ley dada a través de los profetas antiguos y de los ángeles fue firme de manera
que los que violaron esta Ley recibieron el justo castigo que ella misma
pregonaba, y siendo que ahora tenemos una revelación profética final, a través
de Aquel que es superior a Moisés, los profetas y los ángeles, entonces
debiéramos prestar mucho más atención a la revelación que nos da Cristo, pues,
corremos el riesgo de deslizarnos.
El
autor consideraría este descuido de desatender la revelación que Dios nos da a
través de Cristo, como descuidar nuestra salvación. Esta salvación hace
referencia al Evangelio que nos fue anunciado por Jesucristo y fue confirmado
por los apóstoles y el resto de discípulos. Los cuales fueron acreditados como
testigos fieles por las señales milagrosas, milagros y prodigios que el
Espíritu Santo hizo en medio de ellos conforme a su soberana voluntad.
Luego
el autor retoma la superioridad de Jesús sobre los ángeles y continúa con sus
argumentos. Desde el versículo 5 y hasta el 8 presenta a Jesús coronado de
gloria y honra gobernando sobre todas las cosas, aunque todavía no logramos
percibir de manera clara el gobierno de Cristo sobre todas las cosas.
En
los versículos 9b y 10 presenta al sustentador de toda la creación siendo
perfeccionado por los sufrimientos, que según la Ley debió cumplir, para poder
llevar muchos hijos a la gloria, es decir, para darles salvación.
En
los versículos 11, 12 y 13 Presenta a Jesús como el que santifica, y tanto él
como los santificados son de uno, por lo tanto Jesús como los santificados son
hermanos. Aunque debiera ser vergonzoso para el Hijo-Dios llamar hermanos a
hombres pecadores, por la salvación ofrecida y la santificación efectuada esto
se hace posible.
Los
versículos 14 al 18 presentan a Jesús como el Dios que se hizo carne para
identificarse así con el hombre y ser su salvador. Jesús, al morir venció a
Satanás, quien tenía el imperio de la muerte, librando así a estos hombres de
la servidumbre temerosa que resultaba del poder de la muerte y de Satanás.
Pero
el Hijo de Dios no ayudó a los ángeles, sino a los hombres de la fe, los
descendientes de Abraham, por lo tanto Jesús, el Dios hecho hombre, es el mejor
sumo sacerdote en favor del hombre, ya que siendo Dios Todopoderoso se hizo
como uno de ellos, siendo tentado como el resto de humanos, pero muriendo y
expiando los pecados del pueblo. Por lo tanto este Jesús se ha constituido en
el mejor sacerdote que puede interceder por los creyentes delante del Padre, y
está dispuesto a socorrernos en nuestras tentaciones.
2. Dificultades
En
el versículo 1, qué significa deslizarse. ¿Es perder la salvación?
La
palabra griega usada para deslizarse (παραρρυωμεν)
significa literalmente correr o pasar a la deriva, deslizarse, extraviarse. Es
posible que haga referencia a la imagen
del barco que debe mantener su rumbo fijo para no perder la meta[1].
Los
miembros de la iglesia receptora estaban en gran peligro de deslizarse de la
fe, de desviarse del rumbo puesto por el evangelio. De andar a la deriva
doctrinal si continuaban prestando atención a los argumentos de los judíos que
les insistían para que abandonaran a Cristo y regresaran a la fe judía.
Es
probable que algunos miembros de esta iglesia estaban considerando seriamente
en regresar a su antigua fe, lo cual demostraría que no habían confiado plena y
totalmente en Cristo, sino que su fe era vana (1 Timoteo 6:3-4), que no eran
salvos (Heb. 10:39) y que no vivían para agradar a Dios (Heb. 10:38).
Algunos
hermanos creen que este pasaje habla de la posibilidad de que un verdadero
creyente se aparte de la fe y deje de ser salvo. En el versículo 3 analizaremos
la imposibilidad de que un salvo deje de serlo, pero este pasaje de Hebreos es
una seria advertencia para que todos los que nos consideramos cristianos,
seamos diligentes en verificar que sí estamos en la fe correcta, y que somos de
los que perseveran en esa fe. Una marca del verdadero creyente consiste en esta
perseverancia.
Pero
todo el tiempo estamos siendo tentados para dejar de mirar a Cristo, el autor y
consumador de la fe. Todo el tiempo Satanás, el mundo, nuestra carne, nos
intentan atrapar en sus distracciones para alejar nuestra mirada del Hijo de
Dios, lo cual, siempre que lo hacemos, implica grandes pérdidas para el
creyente. No perderá su salvación, pero si dejará de crecer y dar testimonio de
su fe.
Santiago,
en su carta universal o católica, muestra la verdadera fe contrastada con la
falsa. Hoy día, gracias al decisionismo regeneracional enseñado y practicado en
los modernos métodos de evangelización no bíblicos, muchas personas creen que
son salvas siempre salvas simplemente porque hicieron una oración de
arrepentimiento o una profesión de fe. Pero muchos podrán hacer una oración,
incluso acompañada con llanto, más si en su corazón no hay regeneración, su fe
y su oración será vana.
Santiago
dice en el capítulo 1, versículo 25 que el verdadero creyente mira atentamente
en la perfecta Ley de la libertad, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de
la obra. Persevera en ella. Si no persevera entonces es hallado falso.
El
apóstol también nos deja ver que la marca del verdadero creyente es mantenerse
por siempre guardando la palabra del Evangelio de Cristo (1 Juan 2:3), sino
permanece en ella, sino que se aparta y enseña y cree la falsa doctrina,
entonces el tal no era de los nuestros, es decir, no era un verdadero creyente
(1 Juan 2:19).
El
Señor Jesús en sus cartas a las siete iglesias les advierte sobre la
posibilidad de que una iglesia, con el paso del tiempo se deslice de la fe y
termine siendo como las sinagogas de Satanás. (Iglesia de Pérgamo Apoc.
2:14-17). En su mensaje a la Iglesia de Sardis nos deja ver que dentro de la
membrecía de una iglesia encontraremos a personas que verdaderamente han
conocido al Señor y le honran (Apoc. 3:4-5) y otras que están muertas (3:1-3).
-
¿Cuál fue la palabra dicha por medio de ángeles? V. 2
La
palabra dicha por medio de ángeles se refiere a la Ley.
El
Antiguo Testamento (Éxodo, Levítico o Deuteronomio) no hacen mención alguna a
los ángeles en la dación de la Ley. Aunque Moisés en la bendición final que da
al pueblo de Israel antes de morir dice que en el Sinaí, el Monte donde Dios
dio la Ley, vino entre diez millares de santos, refiriéndose a los ángeles, con
la Ley de fuego a su mano derecha.
Pero
en la tradición judía, y en el Nuevo Testamento se hace mención de la
instrumentalidad de los ángeles.
Pablo
en Gálatas 3:19 dice que la Ley fue ordenada por medio de ángeles en manos de
un mediador.
La
Ley era obligatoria, no porque fue traída a través de ángeles, sino porque
detrás de ella se encontraba Dios. Por eso, toda desobediencia a la Ley recibió
su justa retribución. Mientras que el
evangelio, el cual también viene de la mano de Dios, fue proclamado por el Hijo
mismo de Dios.
El
Antiguo Testamento evidencia con numerosos ejemplos que toda violación y
desobediencia recibió su justo castigo.
- En el versículo 3 ¿En
qué sentido podemos descuidar nuestra salvación? ¿Eso es lo mismo que perder la
salvación? ¿Hace referencia este pasaje a gente verdaderamente salva o gente
que estaba conociendo el Evangelio?
La
palabra salvación (σωτηριας) usada en este
pasaje hace referencia al evangelio de liberación que predicó Cristo, como
luego dice en la segunda parte del versículo 3: “La cual (hablando de la salvación), habiendo sino anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada
por los que oyeron (los apóstoles)”.
Esto
implica que el autor realmente está advirtiendo a los miembros de la iglesia
receptora del serio peligro que acarrea descuidar o desatender el mensaje de
liberación o salvación que predicó el Hijo, el cual es superior a los ángeles
que mediaron en la dación de la Ley, el cual es superior a los profetas.
Descuidar este mensaje de salvación implica rechazar a Dios mismo, quien lo
confirmó con señales, milagros y prodigios obrados por el Espíritu Santo. Y por
lo tanto, la verdad implícita, es que si los que desatendieron la Ley santa
recibieron la justa retribución a su descarrío, mas castigo recibirá aquel que
rechaza el mensaje Salvador de Jesús.
La
pregunta que surge es la siguiente ¿Podrá un verdadero creyente rechazar el
mensaje de Salvación, luego de haber creído?
No
creo que el autor esté tratando de enseñar eso en este pasaje. Él está
advirtiendo a los judíos convertidos al cristianismo, que si ellos rechazan el
mensaje del Evangelio proclamado por Jesús, están en serio peligro, pues, precisamente
este es el mensaje proclamado por Moisés a través de ángeles, que el hombre es
incapaz de cumplir con las altas exigencias de la santidad de Dios, y por lo
tanto se requiere la mediación de un sumo sacerdote que sea puro y él mismo sea
la ofrenda. Este mensaje ha sido cumplido en la persona de Jesús, cuyo nombre
significa salvación. Rechazar a Jesús, es rechazar la salvación.
No
hay otro camino. (Juan 14:6).
La
carta está dirigida a una iglesia local. Cada congregación es exhortada a
mantenerse firme en la doctrina bíblica correcta, pues, si consciente en su
seno errores conocidos, pronto toda su doctrina se degenerará hasta
convertirse, como pasó con las sinagogas judías, en sinagoga de Satanás (las
cartas de Jesús a las Iglesias en Apocalipsis advierten ese peligro). El Señor
quitará su candelero si una iglesia local degenera de manera creciente y
decadente su doctrina.
Lo
mismo estaba pasando con los Gálatas. Ellos querían tener al Salvador y también
las ceremonias de la Ley. Pero el apóstol Pablo les muestra lo absurdo de esto.
No podemos ser practicantes de las ceremonias de fe judaica y cristiano a la
vez. Pues, las ceremonias, como luego nos lo explicará el autor de Hebreos,
apuntaban al gran cumplimiento de lo que ellas significan, es decir, a Cristo.
Venido el Mesías entonces debemos estar atentos en escuchar y hacer lo que él
nos viene a decir.
Otros
pasajes en las Sagradas Escrituras nos advierten respecto al descuidar la
doctrina de Cristo, la doctrina salvadora, pues, las consecuencias serán
funestas:
Jesús
exhorta a sus discípulos para que se guardasen de seguir la falsa doctrina de
los fariseos y los saduceos. (Mat. 16:12)
Pablo
en Romanos 6:17 establece la diferencia entre los que escuchan la doctrina y
los que obedecen la doctrina. Muchos miembros de las iglesias profesan y
confiesan la doctrina, pero no la obedecen.
Romanos
16:17 habla de algunos miembros de las iglesias que causan división y tropiezo
en contra de la doctrina. Estos deben ser expulsados de la iglesia local y los
demás se deben apartar de ellos, obviamente porque hay un peligro muy serio en
permitir que las iglesias acepten postulados doctrinados falsos.
Ahora,
la salvación no consiste solamente en ser librado del infierno y ser trasladado
al cielo, la salvación también implica la formación de Cristo en nosotros, la
madurez espiritual que vamos alcanzando a través de los dones y los medios de
gracia establecidos por Cristo. El apóstol Pablo en Efesios 4:14 dice que la
verdadera iglesia es edificada por las enseñanzas apostólicas y la labor de los
pastores, precisamente para que no seamos como niños fluctuantes llevados por
doquiera de todo viento de doctrina por estratagema de hombres que para engañar
emplean con astucia las artimañas del error. Esto es lo que al autor de Hebreos
quiere conseguir en esta iglesia local, que sean edificados con las enseñanzas
apostólicas de manera que no fluctúen en la fe depositada en Cristo.
La
seguridad de la salvación eterna es una doctrina enseñada en las Escrituras,
por eso no creemos que al autor de Hebreos esté hablando de la posible pérdida
de la salvación. Escuchemos lo que la iglesia evangélica histórica ha creído al
respecto.
Primero
demos una revisa a los Cánones de Dort, refutando los errores de aquellos que
creen que los verdaderos salvos puedan perder su salvación:
REPROBACION DE LOS ERRORES
Habiendo declarado la doctrina
ortodoxa, el Sínodo rechaza los errores de aquellos:
L- Que enseñan: que la
perseverancia de los verdaderos creyentes no es fruto de la elección, o un don
de Dios adquirido por la muerte de Cristo; si no una condición del Nuevo Pacto,
que el hombre, para su (como dicen ellos) elección decisiva y justificación,
debe cumplir por su libre voluntad..
- Pues la Sagrada Escritura
atestigua que la perseverancia se sigue de la elección, y es dada a los
elegidos en virtud de la muerte, resurrección e intercesión de Cristo: Los
escogidos sí !o han alcanzado, y los demás fueron endurecidos (Rom. 11:7). Y
asimismo: El que no escatimó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará también con él rodar las cosas? ¿Quién acusará a
los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará?
Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que también
intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? (Rom. 8:32-35).
II.- Que enseñan: que Dios
ciertamente provee al hombre creyente de fuerzas suficientes para perseverar, y
está dispuesto a conservarlas en él si éste cumple con su deber; pero aunque
sea así que todas las cosas que son necesarias para perseverar en la fe y las
que Dios quiere usar para guardar la fe, hayan sido dispuestas, aun entonces
dependerá siempre del querer de la voluntad el que ésta persevere o no.
- Pues este sentir adolece de un
pelagianismo manifiesto; y mientras éste pretende hacer libres a los hombres,
los torna de este modo en ladrones del honor de Dios; además, está en contra de
la constante unanimidad de la enseñanza evangélica, la cual quita al hombre
todo motivo de glorificación propia y atribuye la alabanza de este beneficio
únicamente a la gracia de Dios; y por último va contra el Apóstol, que declara:
Dios... os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de
nuestro Señor Jesucristo (1 Cor. 1:8).
III.- Que enseñan: «que los
verdaderos creyentes y renacidos no sólo pueden perder total y definitivamente
la fe justificante, la gracia y la salvación, sino que de hecho caen con
frecuencia de las mismas y se pierden eternamente».
- Pues esta opinión desvirtúa la
gracia, la justificación, el nuevo nacimiento y la protección permanente de
Cristo, en oposición con las palabras expresas del apóstol Pablo: que siendo
aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya
justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira (Rom. 5:8,9); y en contra
del Apóstol Juan: Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado,
porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nací do
de Dios (1 Jn. 3:9); y también en contra de las palabras de Jesucristo: Y yo
les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie lar arrebatará de mi mano.
Mi Padre que me lar dio, es mayor que todos, y nadie lar puede arrebatar de la
mano de mi Padre (Jn. 10:28,29).
IV.- Que enseñan: «que los
verdaderos creyentes y renacidos pueden cometer el pecado de muerte, o sea, el
pecado contra el Espíritu Santos.
- Porque el apóstol Juan mismo,
una vez que habló en el capítulo cinco de su primera carta, versículos 16 y 17,
de aquellos que pecan de muerte, prohibiendo orar por ellos, agrega enseguida,
en el versículo 18: Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no practica el
pecado (entiéndase: tal género de pecado), pues Aquél que fue engendrado por
Dios le guarda, y el maligno no le toca (1 Jn. 5:18).
V.- Que enseñan: «que en esta
vida no se puede tener seguridad de la perseverancia futura, sin una revelación
especial».
- Pues por esta doctrina se quita
en esta vida el firme consuelo de los verdaderos creyentes, y se vuelve a
introducir en la Iglesia la duda en que viven los partidarios del papado; en
tanto la Sagrada Escritura deduce a cada paso esta seguridad, no de una
revelación especial ni extraordinaria, sino de las características propias de
los hijos de Dios, y de las promesas firmísimas de Dios. Así, especialmente, el
apóstol Pablo: Ninguna otra coca creada nos podrá reparar de! amor de Dios, que
es en Cristo Jesús Señor nuestro (Rom. 8:39); y Juan: el que guarda sus
mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él
permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado (1 Jn. 3:24).
VI.- Que enseñan: «que la
doctrina de la seguridad o certeza de la perseverancia y de la salvación es por
su propia índole y naturaleza una comodidad para la carne, y perjudicial para
la piedad, para las buenas costumbres, para la oración y para otros ejercicios
santos; pero que por el contrario, es de elogiar el dudar de ellas.
- Pues éstos demuestran que no
conocen el poder de la gracia divina y la acción del Espíritu Santo y
contradicen al apóstol Juan, que en su primera epístola enseña expresamente lo
contrario: Amador, ahora tumor hijos de Dios, y aún no re ha manifestado lo que
hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a
él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquél que tiene esta esperanza en
él, se purifica a sí mismo, así como é! es (1 Jn. 3:2,3). Además, éstos son
refutados por los ejemplos de los santos, tanto del Antiguo como del Nuevo
Testamento, quienes, aunque estuvieron seguros de su perseverancia y salvación,
perseveraron sin embargo en las oraciones y otros ejercicios de piedad.
VII.- Que enseñan: «que la fe de
aquellos que solamente creen por algún tiempo no difiere de la fe justificante
y salvífica, sino sólo en la duración».
- Pues Cristo mismo, en Mateo
13:20, y en Lucas 8:13 y siguientes, además de esto establece claramente una
triple diferencia entre aquellos que sólo creen por un cierto tiempo, y los
creyentes verdaderos, cuando dice que aquellos reciben la simiente en tierra
pedregosa, mas éstos en tierra buena, o sea, en buen corazón; que aquellos no
tienen raíces, pero éstos poseen raíces firmes; que aquellos no llevan fruto,
pero éstos los producen constantemente en cantidad diversa.
VIII.- Que enseñan: que no es un
absurdo que el hombre, habiendo perdido su primera regeneración, sea de nuevo,
y aun muchas veces, regenerado».
- Pues éstos, con tal doctrina,
niegan la incorruptibilidad de la simiente de Dios por la que somos renacidos,
y se oponen al testimonio del apóstol Pedro, que dice: siendo renacidos, no de
cimiente corruptible, sino de incorruptible (1 Pe. 1:23).
IX.- Que enseñan: que Cristo en
ninguna parte rogó que los creyentes perseverasen infaliblemente en la fe.
- Pues contradicen a Cristo
mismo, que dice: Yo he rogado por ti (Pedro), que tu fe no falte (Lc.22:32), y
al evangelista Juan, que da testimonio de que Cristo no sólo por los apóstoles,
sino también por todos aquellos que habrían de creer por su palabra, oró así:
Padre Santo, guárdalos en tu nombre; y: no ruego que los quites del mundo, sino
que los libres del mal (Jn. 17:11,15).
De
la misma manera, una de las confesiones mas históricas de los bautistas
declara:
1. Aquellos a quienes Dios ha
aceptado en el Amado, y ha llamado eficazmente y santificado por su Espíritu, y
a quienes ha dado la preciosa fe de sus elegidos, no pueden caer ni total ni
definitivamente del estado de gracia, sino que ciertamente perseverarán en él
hasta el fin, y serán salvos por toda la eternidad, puesto que los dones y el
llamamiento de Dios son irrevocables, por lo que Él continúa engendrando y
nutriendo en ellos la fe, el arrepentimiento, el amor, el gozo, la
esperanza y todas las virtudes del Espíritu para inmortalidad;' y aunque surjan
y les azoten muchas tormentas e inundaciones, nunca podrán, sin embargo,
arrancarles del fundamento y la roca a que por la fe están aferrados; a pesar
de que, por medio de la incredulidad y las tentaciones de Satanás, la visión
perceptible de la luz y el amor de Dios puede nublárseles y oscurecérseles por
un tiempo,2 Él, sin embargo, es aún el mismo, y ellos serán guardados, sin duda
alguna, por el poder de Dios para salvación, en la que gozarán de su posesión
adquirida, al estar ellos esculpidos en las palmas de sus manos y sus nombres
escritos en el libro de la vida desde toda la eternidad.3
1. in. 10:28,29; Fil. 1:6; 2 Ti.
2:19; 2 P.1:5-10; 1 Jn. 2:19 2. Sal. 89:31,32; 1 Co. 11:32; 2 Ti. 4:7 3. Sal. 102:27; Mal. 3:6; Ef. 1:14; 1 P. 1:5; Ap. 13:8
Ahora,
esta seguridad eterna o esta perseverancia eterna, es solo posesión de los que
verdaderamente han nacido de nuevo, no es para todo aquel que se llame
cristiano. Al respecto, la confesión Bautista de 1689 declara:
3. Esta seguridad infalible no
pertenece a la esencia de la fe hasta tal punto que un verdadero creyente no
pueda esperar mucho tiempo y luchar con muchas dificultades antes de ser
partícipe de tal seguridad;' sin embargo, siendo capacitado por el Espíritu
para conocer las cosas que le son dadas gratuitamente por Dios, puede
alcanzarla,2 sin una revelación extraordinaria, por el uso adecuado de los
medios; y por eso es el deber de cada uno ser diligente para hacer firme su
llamamiento y elección; para que así su corazón se ensanche en la paz y en el
gozo en el Espíritu Santo, en amor y gratitud a Dios, y en fuerza y alegría en
los deberes de la obediencia, que son los frutos propios de esta seguridad: así
está de lejos esta seguridad de inducir a los hombres a la disolución.3
1. Hch. 16:30-34; 1 Jn. 5:13 2. Ro. 8:l5,16;l Co.
2:12;Gá.4:4-6 con 3:2; l Jn.4:13;Ef.3:17-19;He. 6:11,12; 2 P. 1:5-11 3. 2 P
1:10; Sal. 119:32; Ro. 15:13; Neh. 8:10; 1 Jn. 4:19,16; Ro.6:1,2,11-13; 14:17;
Tit. 2:11-14; Ef. 5:18
4. La seguridad de la salvación de
los verdaderos creyentes puede ser, de diversas maneras, zarandeada, disminuida
e interrumpida; como por la negligencia en conservarla,' por caer en algún
pecado especial que hiera la conciencia y contriste al Espíritu,2 por alguna
tentación repentina o vehemente,3 por retirarles Dios la luz de su rostro,
permitiendo, aun a los que le temen, que caminen en tinieblas, y no tengan
luz;4 sin embargo, nunca quedan destituidos de la simiente de Dios, y de la
vida de fe, de aquel amor de Cristo y de los hermanos, de aquella sinceridad de
corazón y conciencia del deber, por los cuales, mediante la operación del
Espíritu, esta seguridad puede ser revivida con el tiempo; y por los cuales,
mientras tanto, los verdaderos creyentes son preservados de caer en total
desesperación.5
1. He. 6:ll,12;2P. 1:5-11
2. Sal. 51:8,12,14; Ef. 4:30 3. Sal. 30:7; 31:22; 77:7,8; 116:11 4. Is. 50:10
5. 1 Jn. 3:9; Lc. 22:32; Ro. 8:15,16; Gá. 4:5; Sal. 42:5,11
- ¿Qué son estas
señales, prodigios, diversos milagros y repartimientos del Espíritu que
confirman el Evangelio traído por Jesucristo?
El
autor dice que el mensaje de Salvación predicado por Jesús no lo escuchó él
mismo ni los destinatarios de la carta; no obstante, muchos hermanos si oyeron
directamente a Jesús, y ellos nos lo han confirmado.
Ahora,
¿cómo sabemos que esta palabra dicha por los discípulos realmente fue lo que
dijo Jesús? Lo sabemos porque así como en el Sinaí, cuando Dios dio la Ley,
hubo muchos actos milagrosos, de la misma manera Dios obró actos milagrosos
respaldando la predicación de los apóstoles.
Las
primeras décadas de la predicación cristiana estuvieron caracterizadas por la
abundancia de señales milagrosas, a través de las cuales Dios refrendaba el
mensaje de los apóstoles.
Recordemos
que Jesús había dicho a los 11 que él les daría señales, es decir, iba a dar su
visto bueno a la palabra predicada por ellos, dándoles el poder de hacer obras
milagrosas como: echar fuera demonios, hablar nuevas lenguas, tomar en las
manos serpientes y beber venenos sin que les haga daño, sanar a los enfermos
mediante la imposición de las manos (Marcos 16:16-18).
Ahora,
esto es lo que encontramos al inicio de la vida de la iglesia, tal como nos lo
cuenta Lucas en el libro de los Hechos de los apóstoles:
Pedro
sanó al cojo que se sentaba a la puerta del templo (3:1-10), resucitó a Dorcas
(9:36-43), sanó a un paralítico (9:32-35), la mordedura de la serpiente en la
mano de Pablo no le causó ningún daño (28:4-6).
- v. 5-8 ¿Si el Salmo
habla de la autoridad dada por Dios a los hombres, porqué el autor aplica este
Salmo a Cristo?
Sabemos
que el autor aplica este salmo a Cristo, porque lo usa como argumento para
sustentar la superioridad de Cristo sobre los ángeles. La palabra porque al comienzo del versículo 5
vuelven a conectar la línea de pensamiento con el versículo 14 del capítulo1,
es decir, prosigue demostrando que Jesús es inmensamente superior a todos los
ángeles.
Ahora,
el Salmo usado, en su versión griega, es el 8.
Si
bien es cierto que este salmo se aplica inicialmente al hombre, también
entendemos por las Sagradas Escrituras, que el hombre perdió muchos de los
derechos para gobernar y señorear sobre la tierra. Como consecuencia del pecado
las bestias se rebelan y atacan al hombre. La tierra que debía ser productiva
ahora se vuelve hostil y requiere que el hombre se esfuerce tanto para lograr
cosechar los frutos, que esto se convierte en su desgaste material, hasta
regresar al polvo de la tierra. Gén. 3
Pero
en Jesús, el Dios hombre, se recupera la autoridad sobre todas las cosas. Jesús
ejerce el señorío porque él es Dios y un día, cuanto se de la consumación del
Reino, veremos de manera clara como él gobierna soberano y todas las cosas les
son sujetas.
Calvino,
el teólogo y comentarista bíblico de la reforma, al respecto dice: “Por consiguiente, si los hombres quedan
excluidos de toda la generosidad de Dios hasta no obtener el derecho a ella por
medio de Cristo, se concluye que el poderío o dominio mencionado en el Salmo,
se perdió para nosotros en Adán, y por lo mismo nos tiene que ser devuelto como
un regalo. Ahora bien, la devolución comienza con Cristo como cabeza del
cuerpo”[2].
- V. 7 ¿En qué aspectos
son los hombres inferiores a los ángeles?
Esta
declaración puede significar varias cosas:
Primero,
“... que Dios ha hecho descender al hombre de una posición más alta a una más
baja. El hombre compartía la inmortalidad con los ángeles hasta su caída en
pecado”[3].
Segundo,
el hombre, por cierto tiempo, ha sido puesto en un nivel o grado inferior que
los ángeles, hasta cuando nuevamente sea vestido de inmortalidad.
Pero,
mientras sucede esta restauración, los ángeles administran el mundo presente.
El cántico de Moisés en Deuteronomio 32:8 dice así, en la versión griega: “Cuando el Altísimo dio su heredad a las
naciones, cuando dividió a los hijos de los hombres, estableció los límites de
los pueblos, según el número de los ángeles de Dios”.
Es
posible que esto signifique que, temporalmente, mientras el hombre es sujetado
a cierta inferioridad debido a su caída en el pecado, los ángeles administran
el mundo presente. Al menos esto lo podemos ver en el caso del príncipe de Persia y el Príncipe de Grecia, los cuales se
enfrentaron a Miguel quien era el príncipe
de Israel. La Biblia nos habla de potestades, principados y gobernadores de
las tinieblas, aunque ellos son hostiles a Dios, son ángeles también.
- ¿A quién están
sujetas todas las cosas, bajo sus pies?
-
v. 5-8 Jesús, el representante del hombre, cumple de manera perfecta el
lenguaje del Salmo 8. Él recibe la
autoridad para gobernar sobre todas las cosas, y él restaurará las cosas a su
estado original.
-
v 8b. En primera instancia, esta sujeción de todas las cosas, hace referencia a
Adán, quien recibió la autoridad de señorear sobre la tierra. Pero de manera
completa se da en Cristo, cuyo dominio no tiene límite (1 Cor. 15:27).
-
v 8b. La creación no está sujeta al hombre caído, y el Hombre que se sentó a la
diestra del Padre aún no recibe la obediencia voluntaria de todas las
criaturas.
- ¿Cuándo fue Jesús coronado de gloria y honra?
-
v.9 El nombre Jesús, trae a la mente de los lectores el concepto de Salvación.
Su nombre significa el salvador, pero no es solo la designación nominal, sino
su ministerio, su vida, su muerte, su coronación, su exaltación, todo esto con
el fin de salvar a un pueblo para sí.
-
v 9. Jesús, el nuevo hombre, ha sido puesto en un lugar de gobierno, a la
diestra de Dios, donde ha sido coronado de gloria y de honra. Él reinará allí
hasta que termine toda la oposición a su gobierno.
-
v.9 La coronación de Jesús se dio después de cumplir con su obra expiatoria,
después de sus sufrimientos. “para que
gustase la muerte” nos deja ver una secuencia necesaria en la obra de
Cristo y su gloria: humillación, pasión y la gloria. El fin último es su
coronación, pero la secuencia debe darse
en su orden establecido.
-
v9 “gustase la muerte por todos”.
Siendo que la humillación y los sufrimientos de Cristo fueron coronados por su
exaltación, entonces su muerte sirve para todos. Crisóstomo decía que este
pasaje enseña que los sufrimientos de Jesús sirven para todos los hombres como
un ejemplo, es decir, así como un médico da el ejemplo a los enfermos de tomar
él, primero, una droga amarga que curará su enfermedad, así Cristo nos da el
ejemplo del sufrimiento.
Pero
esta no es la enseñanza del pasaje. “Más bien quiere significar que Cristo
murió por nosotros, y que tomando sobre sí lo que nos correspondía, nos redimió
de la maldición de la muerte”[4]
“gustase la muerte”
no significa que Cristo solo probó por encima la muerte, y que no murió. Su
significado es más profundo, como dice Kistemaker “Jesús experimentó la muerte en el más alto grado de amargura, no como
un noble mártir que aspira a un estado de santidad, sino como el Salvador sin
pecado que murió para librar a los pecadores de la maldición de la muerte
espiritual”[5]
Al respecto, la confesión Bautista
de 1689 declara en su capítulo 8 párrafo 4:
“El Señor Jesús, con la mejor voluntad tomó para si estos oficios
(mediador y fiador),21 y para desempeñarlos, se puso bajo la ley,22 la que
cumplió perfectamente. También sufrió el castigo que nos tocaba a nosotros y
que debíamos haber sufrido,23 pues él llevó nuestros pecados y fue acusado en
nuestro lugar.24 Padeció dolores en su alma más allá de nuestro entendimiento y
los más grandes sufrimientos en su cuerpo:25 fue crucificado y murió, y
permaneció bajo el poder de la muerte, aun cuando no vio corrupción.26 Al
tercer día se levantó de entre los muertos27 con el mismo cuerpo que tenía
cuando sufrió,28 con el cual también ascendió al cielo29 donde se sentó a la
diestra del Padre. Allí intercede por su pueblo,30 y cuando sea el fin del
mundo, volverá para juzgar a los hombres y a los ángeles.31
21Sal. 40:7,8; He. 10:5-10; Jn. 5:18 22Gá.
4:4; Mt. 3:15 23 Gá 3:13; Is. 53:6; 1 P. 3:18 24 2 Co.
5:21 25Mt. 26:37,38;Lc 22:44; Mt. 27:46 26Hch. 13:37 271
Co. 15:3,4 28Jn. 20:25,27 29Mr.16:19; Hch. 1:9-11 30
Ro 8:34; He. 9:24 31Hch. 10:42;Ro.
14:9,10;Hch. 1:11;2 P. 2:4
“por todos”
no significa una salvación universal o que Cristo haya muerto por todos los
hombres de manera particular, la palabra todos
hace referencia a los “muchos hijos que
son llevados a la gloria”. 2:10. La obra expiatoria de Cristo solo
beneficia salvadoramente a los escogidos, a los muchos que Dios ha llamado y
llamará de manera eficaz por el evangelio.
Esta
es una enseñanza muy clara en las Sagradas Escrituras
-
Is. 53:12. ... habiendo él llevado el
pecado de muchos
-
Juan 10:14-15 ... y conozco mis ovejas... pongo mi vida por las
ovejas
El
concilio evangélico celebrado en Dort (Holanda) en 1618 declaró lo siguiente
sobre el alcance de la expiación:
VIII.- Porque este fue el consejo absolutamente
libre, la voluntad misericordiosa y el propósito de Dios Padre: que la virtud
vivificadora y salvadora de la preciosa muerte de Su Hijo se extendiese a todos
los predestinados para, únicamente a ellos, dotarlos de la fe justificante, y
por esto mismo llevarlos infaliblemente a la salvación; es decir: Dios quiso
que Cristo, por la sangre de Su cruz (con la que Él corroboró el Nuevo Pacto),
salvase eficazmente, de entre todos los pueblos, tribus, linajes y lenguas, a
todos aquellos, y únicamente a aquellos, que desde la eternidad fueron
escogidos para salvación, y que le fueron dados por el Padre; los dotase de la
fe, como asimismo de los otros dones salvadores del Espíritu Santo, que Él les
adquirió por Su muerte; los limpiase por medio de Su sangre de todos sus
pecados, tanto los originales o connaturales como los reales ya de antes ya de
después de la fe; los guardase fielmente hasta el fin y, por último, los
presentase gloriosos ante sí sin mancha ni arruga.
- V. 10 ¿Significa la
expresión “convenía” que Dios estaba obligado a salvar o que Cristo hizo su
obra redentora solo por conveniencia?
El
verbo griego usado es éprepen, el
cual significa que “estaba en su punto”,
es decir, que Dios hizo lo que se ajusta a su dignidad para salvar al hombre.
Está en su punto hacer todo lo que sea menester, conforme a su gracia y
santidad, para restaurar las cosas que habían sido arruinadas por el pecado.
- ¿En qué sentido fue Jesús perfeccionado por las
aflicciones? ¿Cómo puede hablarse de falta de perfección en aquel que es el
resplandor de la gloria de su Padre y la imagen misma de su sustancia?
- “Aquel por cuya causa son todas las
cosas, y por quien todas las cosas subsisten” hace referencia a Dios el Padre,
quien ejecuta la obra perfeccionadora sobre el Hijo.
- La expresión “convenía a aquel” significa que Dios hace lo que es digno de sí
mismo, que “esto era algo adecuado para que hiciera”[6]
- La idea del pasaje es que el
Padre capacitó a Jesús, a través de sus sufrimientos, para que fuera el
perfecto Salvador de su pueblo. Como declara la confesión Bautista de 1689 en
su capítulo 8, párrafo 5:
5. El Señor Jesucristo, por su perfecta
obediencia y por el sacrificio de sí mismo que ofreció una sola vez por el
Espíritu eterno de Dios, ha satisfecho plenamente a la justicia de Dios.32 El
ha efectuado la reconciliación y ha comprado una herencia eterna en el reino de
los cielos para todos aquellos dados a él por el Padre.33
32 He. 9:14; Re. 10:14; Ro. 3:25,26 33 Jn.
17:2; He.9:15
-
El perfeccionamiento de Jesús, del cual habla el autor en este pasaje, debe ser
entendido así: “El Hijo perfecto de Dios
se ha transformado en el Salvador perfecto de su pueblo, abriendo su camino
hacia Dios, y para llegar a ser eso debió soportar sufrimiento y muerte. El
camino de la perfección que su pueblo debe hollar, debe ser hollado primero por
el precursor”[7]
-
los muchos hijos que Jesús lleva a la gloria son perfeccionados también por el
sufrimiento, y tenemos al mejor pastor que nos dio ejemplo sufriendo él mismo
por nosotros. Él es el salvador perfecto.
-
Jesús es el Salvador perfecto porque:
- Simpatizó con aquellos a los
cuales quería salvar
- Vivió las experiencias de los
hombres que iba a salvar
- Obedeció en todo a su Padre, el
Padre de todos los que iba a Salvar
- Para ser un perfecto sacerdote
debía ser él mismo sin pecado, habiendo sufrido y vencido las tentaciones, y así presentar un
sacrificio expiatorio por los hombres.
- Jesús es el Salvador perfecto
porque no solo sufrió con los hombres, sino que sufrió por ellos de manera voluntaria y vicaria.
-
v. 14 ¿Cómo destruyó Jesús la muerte?
¿En qué sentido? ¿Por qué y cómo el diablo ejercía el imperio de la muerte? ¿Ya
no lo hace?
-
Cuando Jesús moría en la cruz, la muerte alcanzaba su máxima tiranía y control,
pues, le quitaba la vida al dador de la vida.
-
Pero de la misma manera que la oscuridad más terrible anuncia la inminente
llegada del amanecer, la aparente victoria de la muerte se convirtió en su
propia derrota, pues, el Hijo de Dios, al morir, destruyó el aguijón de la
muerte.
-
Jesús destruyó el imperio de la muerte cuando la conquistó quitándole las
llaves al hombre fuerte robándole su más preciado botín. Ahora los creyentes no
tendrían temor a la muerte, porque el Hijo de Dios entró en sus terrenos y la
despojó de todo poder. Por eso los primeros cristianos fueron valientes al
enfrentar el martirio, sin temor a la muerte.
-
El diablo tenía el imperio de la muerte en el sentido la muerte y el pecado
están inseparablemente ligados. La muerte entró al mundo como consecuencia del
pecado. Y Satanás es el que engendra toda clase de pecados en la humanidad,
aliándose con la naturaleza pecaminosa del hombre, para conducirlo a la muerte.
Esta es su victoria, ayudar al hombre a hundirse más y más en su miseria pecaminosa
para que no sea libre del poder de la muerte.
-
Jesús vino para deshacer las obras del diablo (1 Jn 3:8), por lo tanto, ahora
los creyentes, aunque debemos pasar por el valle de la muerte, no la vemos como
un enemigo poderoso, porque antes que nosotros el Hijo del hombre estuvo allí y
la despojó de todo poder. Ahora para nosotros la muerte no es un terrible
enemigo:
-
Salmo 116:15 Estimada es a los ojos de
Jehová la muerte de sus santos
-
Salmo 23:4 Aunque ande en valle de sombra
de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo
-
Mateo 4:16 El pueblo asentado en
tinieblas vio gran luz; y a los asentados en región de sombras de muerte, luz
les resplandeció.
-
Rom. 8:38-39 Por lo cual estoy seguro de
que... ni la muerte... nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo
Jesús
-
Fil. 1:21 Porque para mí el vivir es
Cristo, y el morir es ganancia
-
1 Cor. 3:21-23 ... porque todo es
vuestro... sea la vida, sea la muerte... y vosotros de Cristo y Cristo de Dios
-
1 Cor. 15:55-57 ¿Donde está oh muerte tu
aguijón? ... más gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de
nuestro Señor Jesucristo
3. Enseñanzas
- Sobre Dios:
-
Dios es justo, y su justicia retributiva no será pasada por alto, porque su
santidad así lo exige.
-
El Dios del Antiguo Testamento es el mismo en el Nuevo. Su justicia retributiva
no ha cambiado. En el Nuevo Testamento hay mayor juicio para los hombres,
porque tenemos una revelación más clara y completa que los hombres del Antiguo
Testamento.
- Sobre Cristo:
-
La santidad de Dios demanda que su justicia retribuya su ira sobre el infractor
de la Ley. Pero el mensaje del evangelio es que Cristo sufrió la ira de Dios
por nosotros, para que cobijados con su obra consumada, seamos libres de la ira
divina.
-
Jesús, como representante del hombre, tuvo que identificarse en todo con la
humanidad, solo así podría abrir el sendero para la restauración de la
humanidad. Jesús también tuvo que hacerse un poco menor que los ángeles para
ser el eficaz salvador de la humanidad. (Fil. 2:8). Esto declara la confesión
Bautista de 1689 en su capítulo 8 párrafo 2, respecto a la encarnación de
Cristo:
El Hijo de Dios, la segunda persona
de la Santa Trinidad, siendo verdadero y eterno Dios, la brillantez de la
gloria de su Padre, igual y de una sustancia con Él, quien hizo el mundo y
mantiene y gobierna todas las cosas que ha hecho, habiendo llegado la plenitud
del tiempo, tomó sobre si la naturaleza del hombre con todas sus propiedades
esenciales y con sus debilidades comunes,9 mas sin pecado.10
9Jn. 1:14;Gá. 4:4 10RO. 8:3; He.
2:14,16,17; He. 4:15
-
Jesús gobierna supremo como Rey del universo. Todas las cosas le son sujetas.
(1 Co. 15:27; Ef. 1:22; Mt. 28:18)
Sobre el creyente:
-
Aunque los verdaderos creyentes no podemos apostatar, es decir, abandonar de
manera definitiva la fe en Cristo (2 Juan 9), corremos el riesgo de deslizarnos
poco a poco, y perdernos de los grandes beneficios de seguir la doctrina
correcta. Algunos verdaderos creyentes construirán a lo largo de sus vidas doctrinas
que los llevan sin rumbo fijo, doctrinas no bíblicas que les conducirán a
construir con materiales inapropiados como el heno y la hojarasca, siendo esto manifiesto en el día
final, y aunque tenían lo fundamental, es decir, la fe en Cristo, por no
preocuparse en construir bien, su obra se quemará por completo, y serán salvos,
así como por fuego.
-
Aunque somos advertidos con serias penas y castigos que vendrán de la mano
justa de Dios, si rechazamos la revelación traída por Cristo, Él mismo nos garantiza,
que si somos de él, no vamos a caer totalmente, sino que nos ayudará en esa
tentación. 2:18
- Por
el sacrificio de Cristo somos santificados (10:10). Él nos ha consagrado para
adorar a Dios y servirles, apartados como un pueblo santo, destinados para
entrar a su gloria. La santificación es el inicio de nuestra glorificación, y
la gloria plena será el perfeccionamiento final de la santificación.
4. Aplicaciones.
-
Debemos ser cuidadosos y diligentes en conocer la verdadera doctrina cristiana,
tal como fue enseñada por Jesús y los apóstoles, de manera que nos mantengamos
firmes en ella, no sea que pensando que conocemos a Dios, seamos hallados
apóstatas o andando a la deriva.
-
Aunque los pastores son responsables de conocer, estudiar y enseñar la doctrina
de Cristo, tal como fue enseñada por los apóstoles, cada creyente, considerando
la gran salvación que tenemos en Cristo Jesús, es responsable por conocer y
aprehender la verdadera doctrina.
-
Hoy día estamos viendo constantes cambios doctrinales en las iglesias
cristianas. Hay pastores que se apartan de la doctrina bíblica para seguir
fábulas humanas, como la teología de la prosperidad, y la mayoría de los
miembros siguen ese camino, lo cual deja ver que la mayoría de creyentes somos
irresponsables en conocer verdaderamente la doctrina.
- Todos los hombres y mujeres que en estos
tiempos escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, recibirán mayores
penas que los del Antiguo Testamento, porque han recibido una revelación más
clara.
[1] Isedet. Clave lingüística del Nuevo Testamento Griego. Ed. La
Aurora. Página 422
[2] Calvino, Juan. Hebreos. Libros Desafío. Página 53
[3] Kistemaker, Hebreos. Página 82
[4] Bruce, F.F. La Epístola a los Hebreos. Libros Desafío. Página 40
[5] Kistemaker, Simón. Hebreos, página 85
[6] Bruce, página 41
[7] Bruce, página 43
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