martes, 9 de agosto de 2016

CONFERENCIA: SOLUCIÓN DE CONFLICTOS MATRIMONIALES

CONFERENCIA: SOLUCIÓN DE CONFLICTOS MATRIMONIALES


Conferencia: Solución de conflictos matrimoniales
Fecha: Viernes 26 de Agosto de 6:30 p.m. a 8:30
Lugar: Auditorio de la Iglesia Bautista la Gracia de Dios.
Cra 41 No. 46-28 A dos cuadras de las torres de Bomboná
Tel. 2163546 - 5111412
Dirigido a: Matrimonios, esposos, esposas, solteros, viudos, divorciados, adultos, niños, y todo aquel que desee aprender más del tema.
ENTRADA GRATUITA
Hogares destruidos, matrimonios que terminan en divorcio, conflictos internos en la vida matrimonial, hijos que se crían sin los dos padres, esposos que maltratan a sus esposas, esposas que no se sujetan al marido, infidelidad y muchas otras cosas más; todo esto es evidencia de que la institución sagrada del matrimonio está en crisis.
¿Qué debemos hacer? ¿Conformarnos con los altos porcentajes de divorcio, ya no sólo entre los incrédulos sino también entre los creyentes? No. La Biblia nos dice que el matrimonio es un pacto sagrado hasta la muerte, pero no sólo nos dice eso, también nos da el firme fundamento que Dios ha puesto para que en la práctica sea un pacto hasta la muerte.
Quiero invitar a todos los que desean conocer más sobre este tema, a los que están pasando por conflictos, a los que están en proceso de divorcio, a los que ya se divorciaron, a los jóvenes, a los casados y a los niños para nos acompañen el próximo viernes 26 de Agosto a las 6:30 p.m. en la Iglesia Bautista Reformada la Gracia de Dios de Medellín, y participen de otra Charla de viernes en familia.
Por favor, si usted puede le agradecería replicara esta información. Usted puede ayuda a salvar un matrimonio.

lunes, 16 de mayo de 2016

Conferencia: Esposas - la hermosura de la sujeción


Conferencia: Esposas - La hermosura de la sujeción
Fecha: Viernes 20 de Mayo de 6:30 p.m. a 8:30
Lugar: Auditorio de la Iglesia Bautista la Gracia de Dios.
Cra 41 No. 46-28 A dos cuadras de las torres de Bomboná
Tel. 2163546 - 5111412
Dirigido a: Matrimonios, esposos, esposas, solteros, viudos, divorciados, adultos, niños, y todo aquel que desee aprender más del tema.
ENTRADA GRATUITA

Hogares destruidos, matrimonios que terminan en divorcio, conflictos internos en la vida matrimonial, hijos que se crían sin los dos padres, esposos que maltratan a sus esposas, esposas que no se sujetan al marido, infidelidad y muchas otras cosas más; todo esto es evidencia de que la institución sagrada del matrimonio está en crisis.
¿Qué debemos hacer? ¿Conformarnos con los altos porcentajes de divorcio, ya no sólo entre los incrédulos sino también entre los creyentes? No. La Biblia nos dice que el matrimonio es un pacto sagrado hasta la muerte, pero no sólo nos dice eso, también nos da el firme fundamento que Dios ha puesto para que en la práctica sea un pacto hasta la muerte.
Quiero invitar a todos los que desean conocer más sobre este tema, a los que están pasando por conflictos, a los que están en proceso de divorcio, a los que ya se divorciaron, a los jóvenes, a los casados y a los niños para nos acompañen el próximo viernes 20 de Mayo a las 6:30 p.m. en la Iglesia Bautista Reformada la Gracia de Dios de Medellín, y participen de otra Charla de viernes en familia.
Por favor, si usted puede le agradecería replicara esta información. Usted puede ayuda a salvar un matrimonio.

sábado, 23 de enero de 2016

Las Iglesias confesionales

Las Iglesias Confesionales



He visto por este medio que algunos sinceros hermanos están preocupados por la confesionalidad de algunas iglesias históricas (La confesionalidad no es algo nuevo, muchas iglesias se identifican como confesionales desde hace varios siglos). Pues, consideran que esto atenta contra la centralidad que las iglesias deben tener en las Sagradas Escrituras y no en declaraciones doctrinales hechas por hombres.
Creo que esta preocupación es loable, y también creo que la mayoría de iglesias confesionales históricas no miran a las confesiones de fe como una autoridad igual o superior a la Biblia, sino como declaraciones doctrinales derivadas de las Sagradas Escrituras, cuya interpretación identificó a un grupo de iglesias; por ejemplo: El credo Niceno identificó la doctrina respecto a Cristo de una buena parte de las iglesias cristianas del siglo IV frente a las declaraciones heréticas de Arrio y otros líderes cristianos.
Igualmente, confesiones de fe como la Ausgburgo, la de Westminster o la de Londres de 1689, son declaraciones doctrinales de lo que un grupo de iglesias creyeron que la Biblia enseña. Estas confesiones han sido asumidas por numerosas iglesias en el mundo, las cuales encuentran en ellas una forma sencilla, concreta y resumida de confesar lo que creen que la Biblia enseña.
Ahora, si alguien no está de acuerdo con alguna de las confesiones o con ninguna, no debe estar discutiendo este asunto en las redes sociales, como si se sintiera acusado o descalificado por las iglesias confesionales históricas. No, no debe ser así. Unas iglesias son confesionales históricas y otras no lo son. Esta es la realidad.
Si alguien no quiere ser confesional, pues, no lo sea. Y si a alguien no le agrada lo que alguna confesión dice, pues, no se identifique con ella. Escriba su propia confesión o declaración de fe.

De mi parte, soy confesional histórico, creo en la importancia de las confesiones para la enseñanza de la doctrina, la unidad de la iglesia local, la comunión con otras iglesias hermanas, la defensa de la fe, la elección de un pastor y la identidad con lo que el Espíritu Santo ha obrado en la historia de la Iglesia.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Dios instituyó el matrimonio para la procreación

El Matrimonio. ¿Para qué lo instituyó Dios?




1. Para la reproducción de la raza humana.
v  Esto se deja ver en que Dios creó a un hombre y a una mujer, dos personas que se complementan sexualmente para la reproducción:
Génesis 1:27. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

v  El primer mandato que le da Dios a la pareja, unida en sagrado matrimonio, es que tengan hijos, que se multipliquen y llenen esta tierra
Génesis 1:28. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

v  Algunas parejas no pueden tener hijos, pero esto no significa que no honran al Señor, pues, su deseo de tener hijos es ya en sí una bendición
Él hace habitar en familia a la estéril, que se goza en ser madre de hijos” (Sal. 113:9).

v  Un matrimonio que honra a Dios desea tener los hijos que Dios dé, pues, ellos son la herencia del Señor, y de gran estima a los ojos de los santos
He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre” (Sal. 127:3)

v  Un matrimonio desea tener hijos porque ellos son dádivas del Señor.
Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set. Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel” (Gén. 4:25).

v  Es mejor casarse en la juventud, pues, se pueden tener muchos hijos para la Gloria del Señor
Salmo 127:3. He aquí, herencia de Jehová son los hijos;
Cosa de estima el fruto del vientre.
4. Como saetas en mano del valiente,
Así son los hijos habidos en la juventud.
5. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos;
No será avergonzado

v  No querer tener hijos en el matrimonio, cuando se está en edad fértil, es ofensivo contra el propósito de Dios de llenar esta tierra con sus imágenes y semejanzas. Es pecado ver el tener hijos como una carga
Gén-. 38:9-10. Y sabiendo Onán que la descendencia no había de ser suya, sucedía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, vertía en tierra, por no dar descendencia a su hermano.
10. Y desagradó en ojos de Jehová lo que hacía, y a él también le quitó la vida.

v  En la Biblia tener hijos es un privilegio, no una carga, porque los hijos que tengamos son un don de Dios.
Génesis 33:5. Y alzó sus ojos y vio a las mujeres y los niños, y dijo: ¿Quiénes son éstos? Y él respondió: Son los niños que Dios ha dado a tu siervo.

v  Tener hijos es una bendición del cielo, fruto de la benevolencia del Señor
Lucas 1:42. y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.

v  La formación de los hijos en el vientre es la mano directa de Dios obrando en el cuerpo de la mujer. !Qué privilegio!
Salmo 139:13. Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
14. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
Estoy maravillado,
Y mi alma lo sabe muy bien.
15. No fue encubierto de ti mi cuerpo,
Bien que en oculto fui formado,
Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
16. Mi embrión vieron tus ojos,
Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas,
Sin faltar una de ellas.

v  Dios mira el vientre de las madres cuando están en embarazo
Gálatas 1:15. Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia,

Conclusiones Bíblicas
ü  Dios nos creó varón y hembra, para la reproducción
ü  Dios diseño el matrimonio, primeramente, para la reproducción
ü  Es el mandato de Dios que este mundo sea lleno de sus imágenes, y para ello diseñó el matrimonio
ü  Uno de los principales propósitos por el cual dos personas jóvenes deben casarse es para honrar a Dios teniendo los hijos que él mande
ü  Todo lo que sea opuesto a la concepción es contrario a la voluntad revelada de Dios
ü  Si una pareja no puede tener hijos, debe gozarse en ellos, y, si es posible, puede adoptarlos, así como Dios nos adoptó. Esa es una forma de evangelizar y traer otras personas a Cristo

ü  No tener hijos con la excusa de que el mundo es muy malo, o que la economía va de mal en peor, es desconfiar de la provisión que Dios ha prometido para todos los que obedecen teniendo hijos.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Qué enseña la Biblia sobre el alcoholismo y la embriaguez

¿Qué enseña la Biblia sobre…?

El Alcoholismo, la Embriaguez o la Borrachera



La embriaguez hace que la persona pierda el sentido de la decencia y trae maldiciones sobre la familia.
Génesis 9:20. Después comenzó Noé a labrar la tierra, y plantó una viña;
21. y bebió del vino, y se embriagó, y estaba descubierto en medio de su tienda.
22. Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y lo dijo a sus dos hermanos que estaban afuera.
23. Entonces Sem y Jafet tomaron la ropa, y la pusieron sobre sus propios hombros, y andando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre, teniendo vueltos sus rostros, y así no vieron la desnudez de su padre.
24. Y despertó Noé de su embriaguez, y supo lo que le había hecho su hijo más joven,
25. y dijo: Maldito sea Canaán; Siervo de siervos será a sus hermanos.

Beber alcohol nubla la razón y el discernimiento espiritual, lo cual causa que la ira de Dios descienda.
Levítico 10:8. Y Jehová habló a Aarón, diciendo:
9. Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones,
10. para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio,
11. y para enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos que Jehová les ha dicho por medio de Moisés.

Beber vino o alcohol no es apropiado para los que se dedican o consagran al Señor.
Números 6:2. Habla a los hijos de Israel y diles: El hombre o la mujer que se apartare haciendo voto de nazareo, para dedicarse a Jehová,
3. se abstendrá de vino y de sidra; no beberá vinagre de vino, ni vinagre de sidra, ni beberá ningún licor de uvas,
8. Todo el tiempo de su nazareato, será santo para Jehová. 

Una mujer que bebe alcohol era considerada impía.
1 Samuel 1:12. Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella.
13. Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria.
14. Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino.
15. Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.
16. No tengas a tu sierva por una mujer impía;

Consumir vino o alcohol hace que se cometan graves pecados como la burla destructora o el descontrol emocional que lleva a causar alborotos.
Proverbios 20:1. El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, 
Y cualquiera que por ellos yerra no es sabio.

El vino o el alcohol hacen olvidar la ley de los hombres y la Ley de Dios, con la consecuencia funesta de conducir al pecado, tragedias, cárcel, multas, entre otros. El vino o el alcohol nos hace actuar malvadamente contra los demás, especialmente contra los más débiles o necesitados.
Proverbios 31:4. No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino,
Ni de los príncipes la sidra;
5. No sea que bebiendo olviden la ley,
Y perviertan el derecho de todos los afligidos.

El vino o el alcohol son para las personas amargadas y miserables.
Proverbios 31:6. Dad la sidra al desfallecido,
Y el vino a los de amargado ánimo.
7. Beban, y olvídense de su necesidad,
Y de su miseria no se acuerden más.

El vino o el alcohol esclavizan a las personas poco a poco, de tal manera que no les importa la hora o el tiempo, estorbando la adoración a Dios y el trabajo de sus manos.
Isaías 5:11. ¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende!
12. Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus manos.
13. Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo,

El vino o alcohol distorsionan la verdadera masculinidad y la fuerza para trabajar; les conduce a destruir su propia fuerza y salud  por la mezcla de bebidas; y así provocan la ira de Dios. Dios lanza lamentos y juicios para los que se entregan a las bebidas.
Isaías 5:22. ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida;
23. los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho!
24. Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel.

El vino o al alcohol entontecen al que los ingiere, hacen errar o pecar, trastorna el sano juicio, aturden la mente, hace tropezar; y conduce a que el hombre se deleite en las cosas más asquerosas, como el vómito.
Isaías 28:7. Pero también éstos erraron con el vino, y con sidra se entontecieron; el sacerdote y el profeta erraron con sidra, fueron trastornados por el vino; se aturdieron con la sidra, erraron en la visión, tropezaron en el juicio.
8. Porque toda mesa está llena de vómito y suciedad, hasta no haber lugar limpio.

Beber vino o alcohol es característico de los falsos profetas, de los falsos creyentes, de aquellos que se engañan a sí mismo, pensando tontamente que los efectos dopantes del vino hacen olvidar las penas y traerá mejores días.
Isaías 56:11. Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.
12. Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, o mucho más excelente.

Beber vino o alcohol es lo opuesto de estar llenos del Espíritu Santo.
Lucas 1:15. porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.
Efesios 5:18. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,

Más lamentos y juicios sobre los que se entregan al vino o alcohol. Para ellos son muchos dolores, heridas innecesarias, aflicciones, turbaciones, enfermedades.
Proverbios 23:29. ¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas?
¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde?
¿Para quién lo amoratado de los ojos?
30. Para los que se detienen mucho en el vino,
Para los que van buscando la mistura.

El vino y el alcohol atraen con su color y aroma, al principio parece ser inofensivo, pero luego su daño es tan grande que Dios lo compara con los efectos nocivos del veneno de una serpiente mortal.
Proverbios 23:31. No mires al vino cuando rojea,
Cuando resplandece su color en la copa.
Se entra suavemente;
32. Mas al fin como serpiente morderá,
Y como áspid dará dolor.

El vino y el alcohol nubla la mente, hace que las personas pierdan el sentido de la realidad; y lleva a la persona a hablar cosas sucias y malas que ni siquiera quiere hablar en sano juicio.
Proverbios 23:33. Tus ojos mirarán cosas extrañas, 
Y tu corazón hablará perversidades.
El vino y el alcohol tienen un poder esclavizante tal que, aunque produzca dolores, destruya la razón, dañe las familias y cause aflicción; una vez se ha digerido, volverá a atrapar en sus mortales trampas
Proverbios 23:34. Serás como el que yace en medio del mar,
O como el que está en la punta de un mastelero.
35. Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió;
Me azotaron, mas no lo sentí;
Cuando despertare, aún lo volveré a buscar.

Tomar una copa de vino puede ser algo lícito, pero no necesariamente conveniente. Especialmente cuando vivimos en Latinoamérica, una cultura donde las personas toman vino o alcohol con el fin de emborracharse. Tomar, aunque sea una cerveza o una copa de vino, puede ser causa de tropiezo para muchos que nos observan, e incluso para uno mismo, si hemos tenido problemas con el alcohol previamente.
1 Corintios 6:12. Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.
13. Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios.

El ser humano no debe ser dominado por nada, mucho menos por el alcohol. Para evitar ser dominado por este vicio es mejor dejarlo por completo, pues, el vino tiene un potencial subyugador. No hay nada más lamentable que haber sido impactado por el evangelio, abandonar los vicios de la carne, y nuevamente caer en ellos. Esto conduce a un estado de peor maldad.
2 Pedro 2:19. Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció.
20. Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero.
21. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado.
22. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.

Si bien es cierto que en la Biblia no hay un mandato o Ley que prohíba expresamente el tomar vino o alcohol (si prohíbe las borracheras), es mejor andar conforme a los principios más elevados de la Palabra de Dios, conforme al Espíritu de Dios, buscando la máxima honra para Dios y evitando hacer daño a los más débiles o pequeños; pues, si hacemos esto, recibiremos grandes y terribles juicios de parte del Señor.
1 Corintios 8:9. Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles.
10. Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos (o bebiendo vino o alcohol), la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos? (¿No será estimulado a beber vino hasta embriagarse?)
11. Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió.
12. De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis.
13. Por lo cual, si la comida (o el alcohol) le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás (no beberé vino jamás), para no poner tropiezo a mi hermano.


Marcos 9:42. Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar.

viernes, 23 de octubre de 2015

Conferencia: El matrimonio - Un pacto de amor hasta la muerte - parte 2



Hogares destruidos, matrimonios que terminan en divorcio, conflictos internos en la vida matrimonial, hijos que se crían sin los dos padres, esposos que maltratan a sus esposas, esposas que no se sujetan al marido, infidelidad y muchas otras cosas más; todo esto es evidencia de que la institución sagrada del matrimonio está en crisis.
¿Qué debemos hacer? ¿Conformarnos con los altos porcentajes de divorcio, ya no sólo entre los incrédulos sino también entre los creyentes? No. La Biblia nos dice que el matrimonio es un pacto sagrado hasta la muerte, pero no sólo nos dice eso, también nos da el firme fundamento que Dios ha puesto para que en la práctica sea un pacto hasta la muerte.
Quiero invitar a todos los que desean conocer más sobre este tema, a los que están pasando por conflictos, a los que están en proceso de divorcio, a los que ya se divorciaron, a los jóvenes, a los casados y a los niños para nos acompañen el próximo viernes 30 de Octubre a las 6:30 p.m. en la Iglesia Bautista Reformada la Gracia de Dios de Medellín, y participen de otra Charla de viernes en familia.
Por favor, si usted puede le agradecería replicara esta información. Usted puede ayuda a salvar un matrimonio.

martes, 8 de septiembre de 2015

Capítulo 9 - La Doxología

Capítulo 9 - La doxología

"…porque Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén".
Mateo 6:13

Este modelo para los adoradores de la Divinidad concluye con una doxología o adscripción de alabanza a Aquél a quien va dirigida, evidenciando la completitud de la oración. Cristo enseñó aquí a sus discípulos no sólo a pedir por las cosas necesarias para ellos, sino a atribuir a Dios lo que es propiamente Suyo. La acción de Gracias y la alabanza son una parte esencial de la oración. Particularmente esto debería tenerse en cuenta en toda adoración pública, ya que la adoración a Dios es su deber expreso. Seguramente si le pedimos a Dios que nos bendiga, lo menos que podemos hacer es bendecirlo también. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,…" exclama San Pablo (Ef. 1:3).  Pronunciar bendición sobre Dios no es sino el eco y reflejo de su gracia hacia nosotros. La alabanza devota, como la expresión de afectos espirituales elevados, es el idioma propio del alma en comunión con Dios.
Las perfecciones de esta oración como un todo y la plenitud maravillosa de cada cláusula y palabra en ella no son percibidas dándoles solo un vistazo rápido y descuidado, sino que llegan a ser manifiestas sólo por una meditación reverente. Esta doxología puede ser considerada al menos en tres formas: (1) como una expresión de una alabanza santa y gozosa; (2) como una súplica y argumento para vigorizar las peticiones; y (3) como confirmación y declaración de confianza en que la oración será escuchada. En esta oración el Señor nos da la quintaesencia[1] de la verdadera oración. En las oraciones dadas por el Espíritu en los Salmos del Antiguo Testamento, la oración y la alabanza están continuamente unidas entre sí. En el Nuevo Testamento, el Apóstol Pablo nos da la siguiente instrucción autoritativa: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias." (Fil. 4:6).  Todas las oraciones de santos eminentes, registradas en la Biblia, se entremezclan con la adoración de Aquel que habita en las alabanzas de Israel (Sal. 22:3).
En esta oración modelo, Dios es hecho tanto el Alfa como la Omega. Esta Abre dirigiéndose a Él como nuestro Padre en el cielo; termina alabándole como el glorioso rey del universo. Entre más estén Sus perfecciones ante nuestros corazones, más espiritual será nuestra adoración y más reverentes y fervientes nuestras súplicas. Cuanto más el alma se dedica a la contemplación de Dios mismo, más espontánea y sincera será su alabanza. “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;…" (Col. 4:2).  ¿No es nuestro fracaso en este punto el que es tan a menudo la causa de que la bendición se nos retenga? “Te alaben los pueblos, oh Dios; Todos los pueblos te alaben. La tierra dará su fruto; Nos bendecirá Dios, el Dios nuestro. " (Sal. 67:5, 6).  Si no alabamos a Dios por Sus misericordias, ¿cómo podemos esperar que nos bendiga con Sus misericordias?
"Porque Tuyo es el Reino…" Estas palabras establecen el derecho y la autoridad universal de Dios sobre todas las cosas, por medio de las cuales el dispone de ellas en función de su placer. Dios es el Soberano Supremo de la creación, la providencia y la gracia. El reina sobre los cielos y tierra, estando todas las criaturas y las cosas bajo su control total. Las palabras "…y el poder…" hacen alusión a la suficiencia infinita de Dios para ejecutar Su derecho soberano y para hacer su voluntad en el cielo y en la tierra. Puesto que él es el Todopoderoso, él tiene la habilidad de hacer todo lo que le plazca. Él nunca duerme ni se cansa (Sal. 121:3, 4); nada es demasiado difícil para él (Mateo 19:26); nadie le puede resistir (Dan. 4:35).  Todas las fuerzas que se oponen a él y a la salvación de la Iglesia él puede derrocarlas. La frase "…y la gloria…", expone Su inefable excelencia: ya que él tiene soberanía absoluta sobre todos y suficiente poder para disponer de todo, es por lo tanto el todo-glorioso. La gloria de Dios es el gran objetivo de todas Sus obras y caminos, y de Su gloria, es siempre celoso (Isa. 48:11, 12).  A él pertenece la gloria exclusiva de ser El que responde la oración.
A continuación notemos que la doxología es introducida por la conjunción porque, la cual aquí tiene la fuerza de “debido a que…” o “por el hecho de que…” Tuyo es el reino, etc. Esta doxología no es sólo un reconocimiento de las perfecciones de Dios, sino una súplica más poderosa del porqué nuestras peticiones deben ser oídas. Cristo está enseñándonos aquí a utilizar el porqué de la argumentación. Tú eres capaz de conceder estas peticiones, porque Tuyo es el Reino, etc. Si bien la doxología sin duda pertenece a la oración como un todo y se puso para vigorizar las siete peticiones, sin embargo, nos parece que tene referencia especial y más inmediata a la última: "…y líbranos del mal…”: “…porque tuyo es el Reino…” Oh Padre, el número y la potencia de nuestros enemigos son realmente grandes, y son lo más formidables debido a la perfidia de nuestros propios corazones malvados. Sin embargo, nos sentimos alentados a implorar Tu ayuda contra ellos, porque todos los intentos realizados por el pecado y Satanás contra nosotros son realmente agresiones a tu soberanía y dominio sobre nosotros y la promoción de tu gloria a través de nosotros.
"Porque Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria…" ¡Qué aliento tenemos aquí! Dos cosas especialmente inspiran la confianza hacia Dios en la oración: la conciencia de que él está dispuesto y que es capaz. Ambos son insinuados aquí. El que Dios nos ordene, a través de Cristo su Hijo, dirigirnos a él como nuestro Padre, es una indicación de Su amor y una garantía de Su cuidado por nosotros. Pero Dios también es el Rey de reyes, que posee poder infinito. Esta verdad nos asegura su suficiencia y garantiza su capacidad. Como el Padre, El provee para sus hijos; como el Rey, defenderá sus súbditos. “Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen. " (Sal. 103:13).  “Tú, oh Dios, eres mi rey; Manda salvación a Jacob." (Sal. 44:4).  Es para el propio honor y gloria de Dios que él manifiesta su poder y se muestra a Sí mismo fuerte en su propio nombre. "Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea la gloria en la Iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amen" (Ef. 3:20, 21).
¡Qué instrucción tenemos aquí! En primer lugar, se nos enseña a vigorizar nuestras peticiones con argumentos tomados de las perfecciones divinas. El reinado universal de Dios, Su poder y Su gloria deben ser convertidos en súplicas prevalecientes para obtener las cosas que necesitamos. Debemos practicar lo que Job buscó hacer: " Expondría mi causa delante de él, Y llenaría mi boca de argumentos." (Job 23:4).  En segundo lugar, somos claramente dirigidos a unir petición y alabanza. En tercer lugar, se nos enseña a orar con la mayor reverencia. Ya que Dios es un Rey tan grande y poderoso, que debe ser temido (Isa. 8:13).  Por lo tanto, lo que se deduce es que tenemos que postrarnos ante él en completa sumisión a su voluntad soberana. Cuarto, se nos instruye realizar una entrega y sometimiento completos de nosotros mismos a Él; de lo contrario no hacemos sino burlarnos de Dios cuando reconocemos verbalmente su dominio sobre nosotros (Isa. 29:13).  Quinto, orando así, estamos capacitados para hacer de su gloria nuestra principal preocupación, esforzándonos así a caminar para que nuestras vidas muestren su alabanza.
"…por todos los siglos..." Cuán marcado es el contraste entre el Reino, el poder y la gloria de nuestro Padre y el dominio fugaz y la gloria evanescente de los monarcas terrenales. El Ser glorioso a Quien nos dirigimos en la oración, es " Desde el siglo y hasta el siglo,… Dios " (Sal. 90:2).  Cristo Jesús, en quien Él es revelado y a través de quien la oración es ofrecida, "… es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” (Heb. 13:8).  Cuando oramos correctamente, miramos más allá del tiempo a la eternidad y medimos las cosas presentes por su conexión con el futuro. ¡Cuán solemnes y expresivas son estas palabras por todos los siglos! Los reinos terrenales se desmoronan y desaparecen. El poder de la criatura es insignificante y momentáneo. La gloria de los seres humanos y de todas las cosas mundanas se desvanece como un sueño. Pero el Reino y el poder y la gloria de Jehová no son susceptibles ni de cambiar ni de disminuir, y no tienen fin. Nuestra esperanza bendita es esa, cuando el primer cielo y la tierra hayan pasado, el Reino y el poder y la gloria de Dios serán conocidos y adorados en su maravillosa realidad por toda la eternidad.
"…Amén." Esta palabra da entender las dos cosas necesarias en la oración, es decir, un deseo ferviente y el ejercicio de la fe. Para la palabra hebrea Amén (a menudo traducida "verdaderamente" o "de verdad" en el Nuevo Testamento) significa "que así sea" o " así será." Este significado doble de súplica y expectación se insinúa claramente en el uso del doble amén en Salmos 72:19: "Bendito su nombre glorioso para siempre, y toda la tierra sea llena de Su gloria. Amén y Amén." Dios ha determinado que será así, y toda la Iglesia expresa su deseo: "Que así sea." Este "Amén" pertenece y se aplica a cada parte y cláusula de la oración: "santificado sea tu nombre. Amén", y así sucesivamente. Al pronunciar el Amén, tanto en oraciones públicas como en privadas, expresamos nuestros deseos y afirmamos nuestra confianza en el poder y la fidelidad de Dios. Es en sí misma una petición condensada y enfática: al creer en la veracidad de las promesas de Dios y descansar en la estabilidad de Su gobierno, compartimos y reconocemos ambas nuestra confianza y esperanza en una respuesta de gracia.



[1] “En la Edad Media, la quintaesencia (latín quinta essentia) era un elemento hipotético, también denominado éter. Se le consideraba un hipotético quinto elemento o "quinta esencia" de la naturaleza, junto a los cuatro elementos clásicos: tierra, agua, fuego y aire. (recuperado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Quintaesencia) el 29 de marzo de 2015)

Capítulo 8 - La Séptima petición

Capítulo 8 - La Séptima Petición

“…más líbranos del mal… "
Mateo 6:13

Esta séptima petición nos lleva al final de la parte del peticionario de la oración del Padre nuestro. Las cuatro peticiones que son para el suministro de nuestras propias necesidades son para proporcionar gracia ("danos"), gracia perdonadora ("perdónanos"), gracia preventiva ("no nos dejes caer en la tentación"), y gracia preservadora ("líbranos").  Se debe notar cuidadosamente que en cada caso el pronombre personal está en el plural y no en singular - nosotros y nuestro, no yo y mí-. Ya que debemos suplicar no sólo por nosotros mismos, sino por todos los miembros de la familia de la fe (Gal. 6:10).  Cuán hermosamente demuestra esto el carácter familiar de la verdadera oración cristiana. Puesto que nuestro Señor nos enseña a dirigirnos al "Padre nuestro" y a abrazar a todos Sus hijos en nuestras peticiones. En el pectoral del sumo sacerdote estaban inscritos los nombres de todas las tribus de Israel. Como un símbolo de la intercesión de Cristo en lo alto. Así, también, el Apóstol Pablo exhorta "…y súplica por todos los santos…" (Ef. 6:18).  El amor a sí mismo cierra las entrañas de la compasión, confinándonos a nuestros propios intereses; pero el amor de Dios derramado en nuestros corazones nos hace solícitos en representación de nuestros hermanos.
"…Y líbranos del mal…" no podemos estar de acuerdo con aquellos que limitan la aplicación de la palabra mal aquí solo al Diablo, aunque no cabe duda que el principalmente es la intención aquí. El griego puede, con igual propiedad, ser traducido el maligno o lo malo; de hecho, se traduce en un sentido o en otro.
Se nos enseña a rezar por la liberación de todo los tipos, grados, y ocasiones del mal; de la malicia, el poder y la sutileza de las poderes de las tinieblas; de este mundo malo y todos sus engaños, trampas, iras, y engaños; del mal de nuestro propio corazón, que pueda ser restringido, subyugado y, finalmente, extirpado; y de la maldad del sufrimiento... (Thomas Scott).
Esta petición, entonces, expresa un deseo de ser liberado de todo lo que es realmente perjudicial para nosotros, y sobre todo del pecado, que no tiene ningún bien en sí mismo.
Es cierto que en contraposición a Dios, Quien es el Santo, Satanás es designado como "el malvado [o el malo]" (Ef. 6:16; 1 Juan 2:13, 14; 3:12; 5:18, 19).  Sin embargo, también es cierto que el pecado es malo (Rom. 12:9), el mundo es malo (Gal. 1:4), y que nuestra propia naturaleza corrupta es mala (Mateo 12:35).  Adicionalmente, las ventajas que el diablo gana sobre nosotros son por medio de la carne y el mundo, pues son sus agentes. Por lo tanto, esta es una oración por la liberación de todos nuestros enemigos espirituales. Es cierto que se nos ha liberado de "el poder de las tinieblas" y trasladado al reino de Cristo (Col. 1:13), y que, en consecuencia, Satanás ya no tiene ninguna autoridad legal sobre nosotros. No obstante, nuestro adversario ejerce un poder increíble y opresivo: a pesar de que no nos puede gobernar, se le permite molestarnos y acosarnos. Levanta enemigos para que nos persigan (Apo. 12, 13), inflama nuestra lujuria (1 Cron. 21:1; 1 Cor. 7:5), y perturba nuestra paz (1 Ped. 5:8).  Por lo tanto, es nuestra constante necesidad y obligación orar para que seamos librados de él.
La estratagema favorita de Satanás es incitarnos o engañarnos a todos a una prolongada auto-indulgencia en un cierto pecado al cual estamos particularmente inclinados. Por lo tanto, tenemos que estar en constante oración de que nuestras corrupciones naturales puedan ser mortificadas. Cuando él no puede causar alguna lujuria grosera para tiranizar a un hijo de Dios, se esfuerza por lograr que él cometa algún acto de maldad donde el nombre de Dios será deshonrado y Su pueblo ofendido, como lo hizo en el caso de David (2 Sam. 11).  Cuando un creyente ha caído en pecado, el Diablo trata de hacer que se calme con él, para que no tenga remordimientos por ello. Cuando Dios nos castiga por nuestras faltas, Satanás se esfuerza para que no nos preocupemos contra el castigo de nuestro Padre o de lo contrario nos conduce a la desesperación. Cuando falla en estos métodos de ataque, entonces él levanta a nuestros amigos y familiares para que se opongan a nosotros, como en el caso de Job. Pero cualquiera que sea su línea de asalto, la oración por liberación debe ser nuestra fuente de ayuda diaria.
Cristo mismo nos ha dejado un ejemplo que nos debe alentar a ofrecer esta petición, ya que en su intercesión a favor nuestro lo encontramos diciendo, "No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal" (Juan 17:15).  Obsérvese cómo esto nos explica la relación entre la cláusula que estamos considerando y la que la precede. Cristo no oró absolutamente que deberíamos estar exentos de tentación, porque Él sabía que Su pueblo debe esperar ataques tanto de dentro como de fuera. Por lo tanto, el pidió que no deberíamos ser sacados de este mundo, sino que fuéramos librados de mal. Ser guardado de la maldad del pecado es una misericordia mucho más grande que ser guardado del problema de la tentación. Pero, ¿hasta dónde Dios, se puede preguntar, se ha comprometido a librarnos del mal? En primer lugar, él no nos guarda del mal hasta donde sería doloroso para nuestros más altos intereses. Fue para el mayor bien de Pedro, y el bien del pueblo de Dios, que él haya sufrido el caer temporalmente (Lucas 22:31).  En segundo lugar, Dios previene que el mal gane completo dominio sobre nosotros, de modo que no apostatemos total y definitivamente. En tercer lugar, nos rescata del mal por medio de la máxima liberación, cuando Él nos lleve al cielo.
"…más líbranos del mal…" Esta es una oración, en primer lugar, por la iluminación divina, a fin de que podamos detectar los artilugios de Satanás (2 Cor. 2:11).  El que puede transformarse a sí mismo en un ángel de luz (2 Cor. 11:14) es demasiado sutil para que la sabiduría humana trate con él. Sólo cuando el Espíritu misericordiosamente ilumina podemos discernir sus trampas. En segundo lugar, esta es una oración por fortaleza para resistir los ataques de Satanás, ya que él es demasiado poderoso para nosotros resistirlo en nuestras propias fuerzas. Solo cuando somos energizados por el Espíritu, seremos guardados de ceder voluntariamente a la tentación o de tomar placer en los pecados que hemos cometido. En tercer lugar, esta es una oración por gracia para mortificar nuestros deseos lujuriosos, porque sólo en la medida en que mortifiquemos nuestras propias corrupciones internas, seremos capacitados para rechazar las solicitudes externas para pecar. No podemos echarle solamente la culpa a Satanás mientras le damos licencia al mal de nuestro corazón. La salvación del amor al pecado siempre precede a la liberación de su dominio. Cuarto, esta es una oración por arrepentimiento cuando sucumbimos. El pecado tiene una tendencia mortal a darle muerte a nuestra sensibilidad y a endurecer nuestros corazones (Heb. 3:13).  Nada sino la gracia Divina nos hará libres de descarada indiferencia y obrará en nosotros la tristeza que es según dios por nuestros pecados. La palabra "líbranos" implica que estamos tan profundamente sumidos en el pecado como una bestia que se ha quedado en el cieno y debe ser arrastrada con fuerza para que salga. Quinto, es una oración para la remoción de culpa de la conciencia. Cuando el verdadero arrepentimiento se ha comunicado, el alma se inclina con vergüenza ante Dios; no hay alivio hasta que el Espíritu rocía la conciencia nuevamente con la sangre limpiadora de Cristo. Sexto, es una oración de que podamos ser de tal manera liberados del mal, que nuestras almas sean restauradas de nuevo a la comunión con Dios. Séptimo, es una oración que cancelará nuestras caídas de su gloria y para nuestro bien duradero. Tener un deseo sincero de todas estas cosas es una señal del favor de Dios.

Debemos esforzarnos por practicar Lo que pedimos. No hacemos sino burlarnos de Dios, si le pedimos que nos libre del mal y, a continuación, jugamos con el pecado o imprudentemente nos apresuramos al lugar de la tentación. La oración y la vigilancia nunca deben ser separadas la una de la otra. Debemos hacer que nuestro cuidado especial sea para mortificar nuestros deseos lujuriosos (Col. 3:5 ; 2 Tim. 2:22 ), para no hacer provisión alguna para la carne (Rom. 13:14 ), para evitar toda especie (o forma) de mal (1 Tes. 5:22 ), para resistir al Diablo firmes en la fe (1 Ped. 5:8, 9), para no amar al mundo, ni las cosas que hay en él (1 Juan 2:15 ).  Entre más formado sea nuestro carácter y regulada nuestra conducta por la santa Palabra de Dios más capacitados estaremos para vencer el mal con el bien. Trabajemos con diligencia para mantener una buena conciencia (Hechos 24:16).  Busquemos vivir cada día como si supiéramos que es nuestro último día en la tierra (Prov. 27:1).  Pongamos nuestro afecto en las cosas de arriba (Col. 3:2).  Entonces, que podamos orar con sinceridad, "y líbranos del mal".

Capítulo 7 - La sexta petición

Capítulo 7 - La Sexta Petición

“…y no nos metas en tentación…"
Mateo 6:13


Esta sexta petición también comienza con la conjunción y, requiriéndonos marcar estrechamente su relación con la petición anterior. La relación entre ellas puede ser establecida así. En primer lugar, la petición anterior se refiere a la parte negativa de nuestra justificación, mientras que esta tiene que ver con nuestra santificación práctica; puesto que las dos bendiciones nunca deben ser cortadas. Por lo tanto, observamos que la balanza de la verdad está perfectamente preservada. En segundo lugar, los pecados pasados siendo perdonados. Debemos orar fervientemente para que la gracia nos prevenga de repetirlos. No podemos desear correctamente que Dios nos perdone nuestros pecados a menos que sinceramente deseemos la gracia para abstenernos de otros similares en el futuro. Por lo tanto, debemos hacer de esto nuestra práctica, el que ferviente y sinceramente roguemos por fortaleza para evitar una repetición de los mismos. En tercer lugar, en la quinta petición oramos por la remisión de la culpa del pecado; aquí oramos por el poder ser librados de su poder. La concesión de Dios de la primera de las peticiones es para fomentar en nosotros la fe para que le pidamos ayuda en la mortificación de la carne y que avive el espíritu.
Antes de continuar, podría ser mejor aclarar el camino desechando algo que es una dificultad real para muchos. "Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie…" (Sant. 1:13).  No hay más conflicto entre las palabras "…Y no nos metas en tentación,…" y la expresión "ni él tienta a nadie…” que no hay la menor oposición entre la enseñanza de que "Dios no puede ser tentado por el mal" y el hecho relatado de lo que Israel hacía: "Y volvían, y tentaban a Dios, Y provocaban al Santo de Israel." (Sal. 78:41).  Que Dios no tienta a nadie significa que no infunde el mal en nadie, ni es en ninguna manera un aliado con nosotros en nuestra culpabilidad. La criminalidad de nuestros pecados se debe atribuir completamente a nosotros mismos, como Santiago 1:14, 15 lo aclara. Pero los hombres niegan que es de sus propias naturalezas corruptas que tales y tales males proceden, culpando a sus tentaciones. Y si no son capaces de solucionar el mal en las tentaciones, entonces, tratan de excusarse echándole la culpa a Dios, como Adán: "…La mujer que me diste por compañera medio del árbol, y yo comí. " (Gen. 3:12).
Es importante comprender que la palabra tentar tiene un significado doble en la Escritura, aunque no siempre es fácil determinar cuál de las dos se aplica en un pasaje en particular: (1) probar (la fuerza de), poner a prueba; y (2) seducir a hacer el mal. Cuando se dice que "Dios probó a Abraham" (Gen. 22:1), significa que lo retó, poniendo a prueba su fe y fidelidad. Pero, cuando leemos que Satanás tentó Cristo, significa que Satanás trató de provocar su caída, aunque era moralmente imposible. Tentar es poner a prueba a una persona, con el fin de averiguar lo que él es, y lo que hará. Podemos tentar a Dios de forma legítima y buena poniéndolo a prueba en una forma de deber, como cuando esperamos el cumplimiento de Su promesa en Malaquías 3:10. Pero, como se registra en nuestra advertencia en el Salmo 78:41, Israel tentó a Dios en una forma de pecado, actuando de tal manera que provocaron Su desagrado.
“Y no nos metas en tentación." Nótese las verdades que son claramente implicadas por medio de estas palabras. En primer lugar, la providencia universal de Dios es poseída. Todas las criaturas están a la disposición soberana de su Hacedor; él tiene el mismo control absoluto sobre el mal, como también sobre el bien. En esta petición se hace un reconocimiento de que el ordenamiento de todas las tentaciones está en manos de nuestro todo-sabio, omnipotente Dios. En segundo lugar, La justicia ofendida de Dios y el mal que merecemos son declarados. Nuestra maldad es tal que Dios sería perfectamente justo si ahora permitiera que fuéramos completamente tragados por el pecado y destruidos por Satanás. En tercer lugar, su misericordia es reconocida. Aunque Lo hemos provocado tan terriblemente, sin embargo por el amor de Cristo, ha perdonado nuestras deudas. Por lo tanto, rogamos que nos preserve en lo sucesivo. Cuarto, nuestra debilidad es reconocida. Ya que nos damos cuenta de que somos incapaces de defendernos contra las tentaciones en nuestras propias fuerzas, oramos: "…y no nos metas en tentación…".
¿Cómo nos mete Dios en tentación? En primer lugar, lo hace objetivamente cuando Sus providencias, aunque buenas en sí mismas, ofrecen ocasiones (a causa de nuestra depravación) para el pecado. Cuando manifestamos nuestra propia justicia, Él puede guiarnos a circunstancias como las que Job experimentó. Cuando estamos seguros de sí mismos, el podría estar agradado en hacernos sufrir el ser tentados como Pedro lo fue. Cuando somos autocomplacientes, puede conducirnos a una situación similar a la que Ezequías encontró (2 Cron. 32:27; Véase 2 Reyes 20:12).  Dios lleva a muchos a la pobreza, que, aunque es una prueba dolorosa, sin embargo, bajo Su bendición, a menudo es enriquecedora para el alma. Dios lleva a algunos a la prosperidad, lo cual es una gran trampa para muchos. Sin embargo, si se es santificado por Él, la prosperidad aumenta la capacidad de utilidad. En segundo lugar, Dios tienta permisivamente cuando no restringe a Satanás (lo que no está obligado a hacer).  A veces Dios permite que él nos zarandee como trigo, al igual que un viento fuerte que rompe las ramas muertas de los árboles. Tercero, Dios tienta a algunos hombres judicialmente, al castigar sus pecados, permitiendo que el diablo los lleve a posteriores pecados, hasta la destrucción final de sus almas.
Pero ¿por qué Dios tienta a Su pueblo, ya sea objetivamente por medio de Sus providencias, o subjetiva y permisivamente a través de Satanás? Lo hace por varias razones. En primer lugar, el nos prueba para revelarnos nuestra debilidad y nuestra profunda necesidad de su gracia. Dios retiró su brazo sustentador de Ezequías: "Dios lo dejó, para probarle, para hacer conocer todo lo que estaba en su corazón. " (2 Cron. 32:31).  Cuando Dios nos deja a expensas de nosotros mismos, es el descubrimiento más doloroso y humillante que podamos hacer. Sin embargo, es necesario si hemos de orar con el corazón, “...Sostenme, y seré salvo,…" (Sal. 119:117).  En segundo lugar, El nos prueba con el fin de enseñarnos la necesidad de la vigilancia y la oración. La mayoría de nosotros somos tan tontos e incrédulos que aprendemos solo en la dura escuela de la experiencia, e incluso sus lecciones tienen que entrarnos a golpes. Poco a poco descubrimos cuán alto es el precio que tenemos que pagar por la ligereza, el descuido y la presunción. Tercero, nuestro Padre nos somete a pruebas para curar nuestra pereza. Dios clama, "…Despiértate, tú que duermes…" (Ef. 5:14), pero no Le prestamos atención, y por lo tanto emplea a menudo siervos ásperos para despertarnos con rudeza. Cuarto, Dios nos pone a prueba para revelarnos la importancia y el valor de la armadura que él ha designado (Ef. 6:11).  Si imprudentemente vamos a la batalla sin el arsenal espiritual, entonces no debemos sorprendernos de la heridas que recibimos; pero tendrán el efecto salutífero de hacernos más cuidadosos en el futuro.
De todo lo que se ha dicho anteriormente, debe quedar claro que no estamos para orar simple y absolutamente contra todas las tentaciones. Cristo mismo fue tentado por el diablo, y definitivamente fue llevado al desierto por el Espíritu con ese mismo propósito (Mateo 4:1; Marcos 1:12).  No todas las tentaciones son malas, independientemente de la perspectiva desde la cual las miremos: su naturaleza, su diseño o su resultado. Es de la maldad de las tentaciones que oramos ser librados (como lo indica la siguiente petición en la oración), sin embargo aún en eso oramos sumisamente y con calificación. Debemos orar para que no se nos meta en tentación; o, si Dios ve conveniente que debamos ser tentados, que no podamos ceder a la misma; o si cedemos, que no seamos totalmente vencidos por el pecado. Tampoco debemos orar por una exención total de las pruebas, sino sólo para la remoción del juicio de ellas. Dios a menudo permite que Satanás nos asalte y acose, con el fin de humillarnos, para llevarnos a Él, y glorificarse a sí mismo, manifestándonos más plenamente su poder preservador. “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,   sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.” (Sant. 1:2, 3).
En conclusión, unos cuantos comentarios sobre nuestra responsabilidad en relación con la tentación son apropiados. En primer lugar, tenemos el deber y la responsabilidad de evitar a las personas y lugares que nos atraen al pecado, al igual que siempre es nuestro deber estar alertas por los primeros signos de aproximación de Satanás (Sal. 19:13; Prov. 4:14; 1 Tes. 5:22).  Como un escritor desconocido dijo, "El que lleva con sigo mucho material inflamable haría bien en mantenerse a la mayor distancia posible del incendio." En segundo lugar, debemos resistir firmemente al Diablo. "Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas;…" (Cnt 2:15).  No debemos ceder ni un milímetro a nuestro enemigo. En tercer lugar, tenemos que ir sumisamente a Dios por gracia, para que la medida que Él nos conceda esté de acuerdo a su propio buen placer (Fil. 2:13).
Usted va a esforzarse, de hecho, a orar, y a utilizar todos los buenos medios para salir de la tentación; pero, sométase, si el Señor se complace en continuar Su ejercicio sobre usted. No, aunque Dios deba continuar la tentación, y al presente no le dé las medidas de gracia necesarias, sin embargo usted no debe murmurar, sino caiga a sus pies; porque Dios es el Señor de su propia gracia (Thomas Manton).
Por lo tanto, aprendemos que esta petición debe ser presentada en sumisión a la voluntad soberana de Dios.