Salmo 31
En tus manos están mis tiempos: Una
declaración de confianza en respuesta al estrés
Este sermón fue predicado por el hermano Julio C.
Benítez, quien es uno de los pastores de la Iglesia Bautista Reformada la
Gracia de Dios en Medellín, Colombia. Usted puede compartir este sermón con
otros a través de medios digitales e impresos, siempre y cuando no sea para la
venta, siempre reconociendo y dando los créditos respectivos a su autor.
Si deseamos elegir una palabra que
describa a nuestra cultura moderna, esa palabra probablemente sería presión.
Tenemos clases para el manejo del
estrés, así como muchos libros y artículos destinados a ayudarnos a reducir el
estrés.
Puede tomar clases de meditación y
yoga en la mayoría de los centros comunitarios. Incluso muchos cristianos
ignoran los peligros espirituales de estos métodos y afirman que les ayudan a
sobrellevar el estrés.
Algunos toman tranquilizantes o
recurren a drogas ilegales o al alcohol. ¡Pero muy pocos se vuelven al Dios
vivo y se refugian en Él! Si nos atrevemos a sugerirle a alguien, que se
encuentra bajo estrés, que confíe en Dios, frecuentemente encontraremos
desprecio, incluso, de parte de nuestros hermanos en la fe.
Pensemos en una situación estresante:
Un grupo de enemigos ha conspirado para matarte. Han instigado una amplia
campaña de calumnias y mentiras. Como resultado, tu nombre se ha convertido en
un reproche, incluso entre tus vecinos y antiguos amigos. Cuando te ven venir,
se vuelven y corren en sentido contrario. Temen ser identificados de alguna
manera contigo, porque piensan que tu tiempo es corto. No quieren verse
implicados por asociación contigo.
Como resultado de estos problemas,
estás luchando contra la depresión. También te das cuenta de que muchos de tus
problemas se deben a tu propio pecado. Entonces, encima de todo lo demás, estás
luchando con la culpa. Toda esta experiencia está pasando factura a tu salud.
No tienes fuerzas para hacer tus tareas diarias. Tu cuerpo se está consumiendo.
Dondequiera que mires, parece que el terror te está mirando a la cara.
Así es como David describe su
situación en el Salmo 31. No podemos estar seguros de la situación exacta
detrás de este salmo. Muchos piensan que, debido a que David menciona que fue
rescatado de una ciudad sitiada (v. 21), el contexto del salmo es cuando los
residentes de Keila conspiraron para entregar a David a Saúl, quien estaba
tratando de matarlo (1 Sam. 23: 7-14). Pero a la luz de la referencia de David
a su propio pecado (v. 10), me inclino a estar de acuerdo con Spurgeon en que
David escribió este salmo en relación con la rebelión de Absalón.
Quizás no se nos dice específicamente
la ocasión del salmo con el fin de que podamos aplicarlo a nuestras propias
situaciones estresantes, sean cuales sean las causas.
Cualesquiera que sean las
circunstancias exactas, sabemos que este salmo no nos llega de la torre de
marfil de un poeta que estaba aislado de las presiones de la vida. Más bien,
proviene de un hombre que desesperaba de la vida misma.
El salmo nos da un remedio
garantizado y simple (pero no simplista) para el estrés:
El remedio para el estrés es confiar
en la Soberanía de Dios.
Mi oración es que el Señor nos ayude
a ver que confiar en Él, el Dios vivo, soberano y personal, es la forma más
práctica y probada en el tiempo para lidiar con el estrés en este mundo.
1. El estrés es algo real en la vida,
especialmente en la vida de los piadosos.
De alguna manera, hemos tenido la
loca idea de que, si seguimos y obedecemos al Señor, no tendremos pruebas
difíciles. Pero la Biblia muestra repetidamente que, porque sigues al Señor,
debes enfrentar varias pruebas.
Si te mimetizas con el mundo, el
mundo te amará. Si sigues con fidelidad al Señor, el mundo te odiará. Jesús
explicó esto muy claramente (Juan 15:19), “Si fuerais del mundo, el mundo
amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por
eso el mundo os aborrece”.
Tengamos en cuenta cuatro verdades
que nos ayudarán a comprender el estrés en el cristiano:
A. EL ESTRÉS PRODUCE MUCHAS
EMOCIONES, INCLUSO EN LAS PERSONAS MÁS PIADOSAS.
Necesitamos entender que confiar en
el Señor no nos aísla de la montaña rusa de emociones que nos golpean cuando
enfrentamos situaciones estresantes.
Algunos libros de vida espiritual dan
la impresión de que cuando descubras el secreto del reposo en el Señor, estarás
perfectamente tranquilo en medio de la peor de las pruebas. En la medida en que
tus emociones suban o bajen por la montaña rusa, entonces, es porque te falta
algo en tu vida espiritual.
Pero mira las emociones de David en
el salmo. Recuerda, él no era un novato espiritual en este momento. Era un
hombre conforme al corazón de Dios.
Primero, estaba sintiendo vergüenza,
como lo implica la petición repetida con el fin de no ser avergonzado (vv. 1,
17).
Quizás sus enemigos lo estaban
acusando de ser un hipócrita: “Él dice confiar en Dios, ¡pero mira lo que hizo
con Betsabé y su esposo! Mira su vida familiar, ¡es un completo desastre! ¡Ah!
¡Dizque es un 'hombre de Dios'! "
Junto con la vergüenza estaba la
propia culpa de David, ya que reconoce su iniquidad como parte de sus problemas
actuales (v. 10).
Además, David tenía miedo. Afirma que
"El miedo me asalta por todas partes" (v. 13). Puedes escuchar
el pánico en su voz mientras clama a Dios que lo rescate rápidamente y lo saque
de la red (vv. 2, 4). Él dice que está angustiado (v. 9).
David está abrumado por el dolor, los
suspiros y la aflicción (vv. 9, 10). Estas emociones son tan fuertes que lo
están afectando físicamente, haciéndolo consumir. Se siente rechazado, incluso
por sus antiguos amigos (v. 11). Se siente tan inútil como un vaso quebrado (v.
12).
Pero, no todo está mal para David.
También experimenta algunos altibajos. Se regocija y se alegra en la
misericordia del Señor (v. 7).
Él estalla en alabanza debido a la
gran bondad de Dios que ha guardado para los que le temen (v. 19).
Él bendice al Señor porque ha hecho
maravillosa Su misericordia para con David incluso cuando estaba sitiado (v.
21).
En un estallido final de alabanza,
exhorta a todos los santos de Dios a amarlo, a ser fuertes, a tener valor y
esperar en Él (vv. 23-24).
Derek Kidner (Salmos 1-72 [IVP], p.
130) señala una característica inusual de este salmo, pues, dos veces se viaja
de la angustia a la seguridad: una vez en los versículos 1-8 y luego nuevamente
en 9-24.
En otras palabras, este salmo nos
presenta con fidelidad la vida real.
David obtiene la victoria, pero luego
las olas de angustia lo invaden y se sumerge de nuevo en la desesperación.
Luego vuelve a ganar la victoria.
Esto significa que es muy normal,
incluso para los santos más piadosos, sentir una gama de emociones en medio de
pruebas severas. La clave es no ser pasivo al dejar que las emociones lo
repriman.
Tienes que luchar para procesar tus
emociones y obtener la victoria en el Señor. Por eso los salmos son tan útiles.
El salmista a menudo se desespera al
comienzo del salmo, pero Dios lo lleva a través del proceso de luchar para encontrar
el camino hacia la luz y la esperanza, la cual se encuentra sólo en el Señor,
incluso, así sus circunstancias no hayan cambiado en absoluto (ver, también 2
Cor. 1: 8-11).
B. EL MOMENTO DE PREPARARSE PARA EL
ESTRÉS ES ANTES DE QUE LLEGUE.
El Salmo 31 deja en claro que David
conocía a Dios de una manera personal, práctica y profunda antes de entrar en
esta crisis.
Note los muchos atributos de Dios que
David recita a lo largo del salmo: Dios es refugio y seguridad (vv. 1, 19, 20).
Él es justo (v. 1) y juzgará con justicia (v. 23). Él es una roca de fortaleza
(vv. 2, 3). Escucha y contesta las oraciones (vv. 2, 22). Él es una fortaleza y
castillo fuerte (vv. 2, 3), la fuente de la fortaleza de David (v. 4). Él es el
Dios de verdad (v. 5) y de misericordia (vv. 7, 16, 21). Él es omnisciente (v.
7) y misericordioso (v. 9), en el sentido de que perdona y no desecha al
rechazado (implícito en los vv. 9-13). Él tiene depósitos ilimitados de bondad
para aquellos que le temen (v. 19), incluso si están pasando por la peor de las
pruebas.
David no aprendió todo eso sobre Dios
de repente en medio de esta calamidad, aunque sin duda profundizó su
conocimiento de Dios a través de esta angustia.
David había comenzado a conocer a
Dios a través de Su Palabra (Sal. 19) cuando era un niño que cuidaba las ovejas
de su padre. Entonces, cuando estalló esta crisis, David tenía recursos en Dios
en los que apoyarse.
Si no estás en una crisis, toma el
tiempo para echar raíces en el Señor, las cuales te permitirán capear las
inevitables tormentas que vendrán. Pasa tiempo a solas con Dios y Su Palabra,
alimentando tu alma. Deja que Su Palabra confronte tu vida con el pecado que
necesita ser tratado. Entonces estarás listo para los tiempos estresantes.
Si ya estás en una crisis y no
conoces a Dios como lo conocía David, búscalo como nunca antes. Él es bondadoso
y puede encontrarse contigo allí, si de corazón lo buscas. Pero el momento de
prepararse para el estrés es antes de que llegue.
C. INCLUSO SI TU ESTRÉS ES EL
RESULTADO DEL PECADO, PUEDES REFUGIARTE EN DIOS.
Vimos esto también en el Salmo 25.
Aquí (31:10), David reconoce que, en parte, su propio pecado estaba detrás de
la crisis en la que se encontraba. Como dije, esto me lleva a pensar que el
salmo fue escrito en relación con La rebelión de Absalón.
Dios perdonará nuestro pecado si lo
confesamos y lo abandonamos (Prov. 28:13), pero no necesariamente elimina las
consecuencias (Gá. 6: 7-8). Pero la experiencia de David muestra que incluso si
nuestra calamidad es el resultado directo de nuestro pecado, aún podemos correr
a Dios en busca de refugio y saber que Él nos recibirá.
Es significativo que los enemigos de
David todavía lo condenaran mucho después de que Dios lo perdonara. Hablaban
contra él, haciendo de su nombre un reproche (31: 1, 11, 13, 17, 20). Y, lo que
es más, ¡al menos algunas de las acusaciones eran ciertas! Pero los enemigos de
David no conocían la sinceridad del arrepentimiento de David ni la magnitud de
la gracia de Dios.
Nunca debemos tolerar el pecado, pero
debemos tener cuidado de no condenar a los pecadores arrepentidos.
¡Gracias a Dios que Él es misericordioso y a
través de la sangre de Jesús perdona todos nuestros pecados, o ninguno de nosotros
podría estar aquí hoy! Sí, en Su justicia a menudo nos hace sufrir las
consecuencias temporales de nuestro pecado. Pero debemos alentar a los
pecadores arrepentidos que están sufriendo esas consecuencias, a que se
refugien en la gracia y el amor de Dios.
D. DIOS NUNCA NOS DEJARÁ PASAR POR
MÁS ESTRÉS DEL QUE PODEMOS SOPORTAR SI CONFIAMOS EN ÉL.
“Pero fiel es Dios, que no os dejará
ser tentados más de lo que podéis resistir” (1 Corintios 10:13). Aunque la prueba de David fue
aterradora, de modo que se desesperó, incluso de la vida misma (v. 13), Dios le
dio fuerzas para resistir.
A Dios no le gustan las soluciones
fáciles. Por lo general, no elimina la prueba en el instante en que lo
buscamos. Pero ninguno de los que han esperado en Él ha sido desilusionado.
"¡Él da más gracia cuando las cargas crecen!"
Es solo cuando confiamos en Dios en
medio de una angustia severa que probamos Su fidelidad en nuestra propia
experiencia. A menudo, lo más difícil es esperar que Dios nos libere.
Piense en José, languideciendo
durante la mayor parte de sus veintes en la oscura mazmorra egipcia, con los
pies en grilletes. ¿Por qué? ¡Porque obedeció al Señor al resistir las
insinuaciones de la esposa de Potifar! ¿Por qué Dios no respondió antes a sus
oraciones? Conocemos el resultado, pero durante años, José no sabía que algún
día sería liberado de la prisión y ascendido a segundo en la tierra de Egipto.
Pero debido a que José confiaba en Dios, más tarde pudo decirles a sus
hermanos: “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien”
(Génesis 50:20).
Así que reconozca que el estrés es un
hecho de la vida, especialmente para los piadosos. No obtenemos un pase libre
de aflicciones, pero esto es lo que obtenemos:
2. El Dios personal y soberano es una
roca de refugio para los piadosos que están bajo una tensión intensa.
Ya hemos visto los muchos atributos
de Dios que David enumera en este salmo. Pero observe nuevamente lo repetitivo
que es en los primeros versículos acerca de que Dios es una roca de refugio.
Primero, David afirma que se ha
refugiado en Dios (v. 1).
Luego le pide a Dios que sea para él
una roca de fortaleza, una fortaleza para salvarlo (v. 2).
Luego, vuelve a afirmar que Dios es
su roca y fortaleza (v. 3).
Agrega una vez más (v. 4) que Dios es
su fuerza.
Luego, más adelante en el salmo,
cambia el lugar de refugio de la roca al lugar secreto de la presencia de Dios
(v. 20). Pero la idea es la misma, que Dios, el Soberano Todopoderoso del
universo, es un refugio personal para su pueblo oprimido.
David afirma la soberanía de Dios
sobre todo cuando dice (v. 15): "En tu mano están mis tiempos".
Daniel 2:21 usa esta misma palabra hebrea para “tiempos”: “Él es quien
cambia los tiempos y las épocas; Quita reyes y establece reyes ...”
Nuestro Dios no está sentado en el
borde del cielo, mordiéndose las uñas mientras ve cómo se desarrolla la
rebelión de la raza humana. Nadie puede frustrar Su propósito (Job 42:2).
Dios tiene un plan soberano para toda
la historia. Él está trabajando en todos los tiempos y épocas, así como en
nuestros tiempos, según el consejo de Su voluntad, para nuestro bien supremo
(Efesios 1:11; Rom. 8:28).
Podemos saber que cuando nos golpea
la tragedia, Dios no estaba dormido ni de vacaciones. Su soberanía es un gran
consuelo en tiempos de prueba. Podemos saber que Él ha diseñado nuestra
angustiosa situación para enseñarnos más sobre lo que significa refugiarse en
Él.
Pero Dios no es solo el Soberano del
universo, inaccesible en Su esplendor y poder. También es el Dios personal que
conoce y se preocupa por cada detalle de nuestra situación.
Todo este salmo es personal e íntimo,
pero tenga en cuenta especialmente el vers. 14: “Mas yo en ti confío, oh
Jehová; Digo: Tú eres mi Dios”.
Y no se trata solo de que David
conozca a Dios personalmente, sino que Dios conoce a David personalmente (v.
7), “Me gozaré y alegraré en tu misericordia, porque has visto mi aflicción;
has conocido mi alma en las angustias". Aunque los conocidos de David
lo habían olvidado (v. 12), él sabía que Dios no lo había olvidado.
En tiempos de prueba, Satanás nos
tienta a dudar de la soberanía de Dios o de Su amor y cuidado personal por
nosotros.
David confiesa (v. 22): “Decía yo
en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; pero tú oíste la voz de mis
ruegos cuando a ti clamaba". Pedro escribió a una iglesia que sufría,
algunos de cuyos miembros sufrían el martirio. Les exhortó a echar toda su
ansiedad sobre Dios, y agregó (1 Pedro 5: 7b), "Porque él tiene cuidado
de vosotros".
Luego, después de advertirles que el
diablo estaba tratando de devorarlos a través de sus pruebas, escribe (1 Pedro
5: 9-11), “Al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos
padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Mas el
Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después
que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfecciones, afirme,
fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los
siglos. Amén."
Puede que estés pensando en este
punto: “Bueno, entonces, si Dios es soberano y si mi tiempo está en Sus manos,
entonces no me queda nada por hacer. Lo que ha de ser será." ¡No tan
rápido! Hay un tercer elemento. El estrés es un hecho de la vida, especialmente
para los piadosos. El Dios personal y soberano es una roca de refugio para
nosotros en situaciones de estrés. Pero también,
3. Debemos confiar activamente en el
Dios personal y soberano, repetidamente, durante nuestros momentos de estrés.
David está decidido a confiar en Dios
durante sus momentos de estrés, pero esto no es automático. El salmo está lleno
de repetidas afirmaciones de confianza en Dios.
David comienza: "En ti, oh Jehová,
he confiado..." Esto suena bien, parece un trato hecho. Pero en el versículo 2 él grita: "Sé
tú mi roca fuerte".
Continúa afirmando que Dios es su
roca y fortaleza, pero está luchando para que Dios sea esa roca de fortaleza
para él.
Luego, nuevamente en el versículo 5,
David entrega su espíritu (es decir, su vida) en la mano de Dios. En el
versículo 6, afirma nuevamente su confianza en el Señor.
Luego se sumerge de nuevo en las
profundidades de la desesperación (vv. 8-13), solo para emerger de nuevo en el
versículo 14 con la firme afirmación: “mas yo en ti confío, oh Jehová; Digo:
Tú eres mi Dios. En tu mano están mis tiempos ". Todo el salmo es esta
lucha repetida por la fe en Dios en medio de esta severa prueba.
Tal vez usted esté pensando:
"¿Qué más puede hacer un creyente sino confiar en Dios en un momento de
prueba?" Pero esto no es algo automático.
Aparentemente de la nada, David
exclama (v. 6): "Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias".
¿Por qué dice eso allí? Creo que se debe a que muchos, incluso muchos de los
que en los buenos tiempos profesan seguir a Dios, se vuelven hacia ídolos vanos
o "soluciones" mundanas cuando llegan las pruebas.
Calvino observó esto en su día. Él
escribió, (Comentarios de Calvino [Baker], sobre los Salmos, p. 502), “Es
maravilloso [increíble] que, aunque muchas cosas nos angustian a todos, apenas
una de cada cien personas es tan sabia como para entregar su vida en las manos
de Dios."
En medio de las aflicciones y
problemas solemos acudir a estas vanidades ilusorias: La meditación
trascendental, prácticas orientales, terapias psicológicas, grupos sectarios,
etc.
Es como si Dios no nos hubiera dado
Su remedio para el estrés y otros problemas. Su remedio es confiar en Él como
el Señor personal y soberano. Finalmente,
4. Nuestra confianza en Dios debe
desbordarse en exuberante alabanza.
En el versículo 19, David estalla
diciendo: "¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te
temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los
hombres!" Nuevamente, en el versículo 21, “Bendito sea Jehová...”
Versículo 23, “Amad a Jehová, ¡todos vosotros sus santos!"
Versículo 24: “Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová”.
La exuberante alabanza de David no
significa que sus batallas hayan terminado. De hecho, no hay indicios de que
sus circunstancias hayan cambiado en absoluto. Más bien, David ha encontrado
fuerza en la batalla, pues, por fe se ha refugiado en el Señor. Con respecto a
la exhortación final de David a ser fuerte y tener coraje, Calvino señala de
manera realista (ibid., Págs. 520-521):
Tampoco es innecesaria su exhortación
a la valentía y a la firmeza; porque, cuando alguien comienza a confiar en
Dios, debe… armarse para soportar muchos ataques de Satanás. Primero, entonces,
debemos comprometernos tranquilamente con la protección y tutela de Dios, y
esforzarnos porque la experiencia de su bondad impregne toda nuestra mente. En
segundo lugar, dotados así de firmeza y fuerza inquebrantable, debemos estar
preparados para soportar cada día nuevos conflictos.
Conclusión
Es interesante que Jonás se hizo eco
de una frase de este salmo cuando clamó al Señor desde el vientre del gran pez
(Jon. 2: 8; Sal. 31: 6a).
Jeremías, cuyo mensaje fue rechazado
y cuya vida a menudo se vio amenazada, frecuentemente tomó prestada otra frase
del salmo como su lema (Jer. 6:25; 20: 3, 10; 46: 5; 49:29; Lam. 2:22; Sal.31,
13).
Cuando era anciano, el autor del
Salmo 71 (quizás el mismo David), se refugió en Dios al orar las palabras del
Salmo 31: 1-3.
Pero lo más significativo es que el
Señor Jesús había meditado en este salmo con tanta frecuencia que Sus últimas
palabras desde la cruz fueron una cita del Salmo 31: 5: “Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu” (Lucas 23:46). ¡Él soportó el estrés supremo de
llevar nuestros pecados al encomendarse al Dios personal y soberano! ¡Nosotros
también debemos hacerlo!
¿Cómo estás lidiando con el estrés en
tu vida? Hudson Taylor, el gran misionero en China, quien soportó muchas
presiones, entre ellas tener que escapar de la muerte, solía decir: “Realmente,
no importa cuán grande sea la presión; solo importa dónde radica la presión.
Asegúrate de que nunca se interponga entre tú y el Señor; entonces, cuanto
mayor es la presión, más te presiona contra Su pecho” (Dr. y Sra. Howard Taylor,
Hudson Taylor’s Spiritual Secret [Moody Press], p. 152). El remedio de Dios
para el estrés es que confiemos en Él, el Señor soberano y personal.
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