El hermano
Miguel pregunta: Mi padre ha sido engañado por un “adivino” que hizo una
publicidad por la radio. Mi padre fue donde él y le dijo que él le iba a ayudar
a ganar la lotería, pero debe darle 9 millones de pesos colombianos para darle
el número ganador, con el cuan podrá obtener muchísimo dinero. Además, este
brujo le dijo que sobre nosotros los hijos reposa una maldición y él necesita
hacer unos ritos para librarnos de ellos. Pastor Julio ¿qué dice la biblia al respecto?
¿Cómo puedo ayudar a mi padre a salir de ese engaño?
Saludos
fraternales.
Entendemos su
preocupación. De entrada Podemos afirmar que su padre está siendo víctima de un
estafador.
Vamos a
responder mostrando lo que la Biblia enseña sobre los adivinos, esperando que
usted pueda tomar de esto algunas herramientas que le permitan ayudar a su
padre.
En el Antiguo
Testamento la palabra adivinar o adivinación suele traducirse como
sortílego, agüero. La idea general de la adivinación es la de intentar percibir
acontecimientos distantes en el tiempo o el espacio, los cuales requieren de
algún medio especial para alcanzarlo.
El Pentateuco
prohibió totalmente la práctica de la adivinación dentro del pueblo del Señor: “No seréis agoreros, ni adivinos” (Lv.
19:26). “Cuando entres a la tierra que
Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas
naciones. No sea hallado en ti quien… practique la adivinación, ni agorero, ni
sortílego, ni echicero, ni encantador, ni adivino, n imago, ni quien consulte a
los Muertos. Porque es abonimación para con Jehová cualquiera que hace estas
cosas, y por estas abominaciones jehová tu Dios echa estas naciones de delante
de ti” (Det. 18:9-12). Dios considera la práctica de la adivinación como
algo abominable, despreciable. Practicar esto, o acudir a los adivinos significa
atraer la ira de Dios, y por estas practicas Dios ha castigado para siempre a
muchos pueblos.
Esa fue una de
las causas por las cuales Dios castigó, practicamente con el exterminio, a su
propio pueblo elegido, Israel: “Dejaron
todos los mandamientos de Jehová su Dios… se dieron a adivinaciones y agüeros,
y se entregaron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, provocándole a ira. Jehová,
por tanto, se airó en gran manera contra Israel, y los quitó de delante de su
rostro” (2 Rey. 17:16-18).
Para la práctica
de la adivinación se suelen usar distintos medios, todos reprobados por el
Señor, como son: la rabdomancia, es
decir, arrojar al aire palos o flechas, y según la posición al caer, indicaban
algunos presagios (Ez. 21:21). Otro medio es conocido como la hepatoscopía, es decir, el uso del hígado de un animal, y
dependiendo de alguna formación o rasgos del mismo, el chamán interpretaba
algún presagio. Los terafines, es
decir, el uso de imágenes asociadas al espiritismo. La necromancia, es decir, consultar a los Muertos para conocer algo
del futuro. La astrología,
dependiendo de la posición del sol, la luna y los planetas en relación al
zodíaco y el uno con el otro; se obtenían conclusions sobre el future. La hidromancia, que es la adivinación
usando el agua u otros líquidos, como el café, el chocolate, etc. y dependiendo
de las figuras que se formen en el fondo del tazón, supuestamente indican algún
presagio particular. En fin, a través de la historia de la humanidad se ha
recurrido a muchos medios con el fin de conocer el futuro.
Pero, el único
que conoce el futuro, porque él mismo ha determinado todo lo que ha de ser es
Dios. Ningún ser creado en este mundo, ni hombre ni ángel, puede conocer a
certeza lo que el futuro será, porque nadie, excepto Dios, lo ha determinado. Hay
personas especializadas en pronosticar cosas, como en el caso de las elecciones
presidenciales de un país, o el desarrollo de la economía de una region; pero
estas predicciones son supuestos basados en algunas variables y constantes; no
obstante, no necesariamente las cosas terminan siendo como se pronosticaron;
pues, estas variables cambian y están supeditadas a las contingencias de las
cosas y a las circunstancias cambiantes de la vida. “Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy
Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mi, que anuncio lo porvenir
desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi
consejo permanecerá, y hare todo lo que quiero” (Is. 46:9-10).
Los adivinos no
pueden adivinar el futuro, porque para ello se ha tenido que vivir el futuro, y
solo se puede hacer esto si se es eterno. Y el único Eterno es Dios. Él, como
ser eterno, ha vivido el pasado, el presente y el futuro. Él sabe con certeza
todo lo que será. Nadie más lo conoce.
Ahora, en la
Biblia se menciona a algunas personas que tenían espíritu demoníaco de
adivinación, pero en estos casos, al estar asociados con la posesión demoníaca,
es algo malo, perverso y prohibido en la Biblia. Esto se deja ver en la
reacción del apóstol Pablo frente a una muchacha que tenia espíritu pitoniso: “Aconteció que mientras íbamos a la oración
nos salió al encuentro una muchacha que tenia espíritu de adivinación, la cual
daba gran ganancia a sus amos, adivinando. Ésta, siguiendo a Pablo y a
nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo,
quienes os anuncian el camino de salvación. Y esto lo hacía por muchos días;
mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el
nombre de Jesucristo que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora”
(Hch. 16:16-18).
Primero,
observemos que la adivinación era causada por un espíritu del mal. Ellos, a
través de la investigación y el conocimiento que tienen pueden hablar, a través
de mediums, las cosas que han sido, lo pasado; pero nunca podrán pronosticar
fehacientemente lo que será, porque esto solo le corresponde a Dios.
Segundo,
observemos que en este caso de real actividad de adivinación, las ganancias
eran para los amos, es decir, para los dueños del negocio. Las ganancias nunca
serán para los incautos que siguen y escuchan a este tipo de personas. Ellos
siempre buscan el lucro y beneficio personal, estafando y engañando a los
incautos.
Tercero, aunque
los adivinos, brujos, chamanes, mediums, etc., pueden decir cosas verdaderas,
relacionadas siempre con el pasado, y pueden usar el nombre de Dios y algunos
elementos asociados a la fe Cristiana, no son más que instrumentos de Satanás,
los cuales deben ser evitados. Por esa razón el apóstol reprendió el espíritu
inmundo de adivinación que obraba en la muchacha.
En resumen,
acudir a este tipo de cosas con el fin de conocer algo del pasado o del futuro,
es acarrear sobre sí mismos y sobre su familia la maldición de Dios, pues,
estas cosas siempre están relacionadas con el satanismo.
Es por eso que
la Palabra del Señor advierte fuertemente diciendo: “Pero los cobardes e incrédulos, los fornicarios y echiceros, los
idólatras y todos los mentirosos, tendrán su parte en el lago que arde con
fuego y azufre” (Ap. 22:15). Los hechiceros, los adivinos, los magos, y
todos los que practican la adivinación, así como los que los consultan están
bajo la ira del Señor, y si no se arrepienten de esa gran maldad, el infierno
será su destino eterno.
Pero no solo el
infierno de fuego y azufre, sino el infierno de ser explotados por los
vividores y engañados de este mundo.
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