Una
respuesta al Reconstrucionismo Cristiano
En todo lugar pareciera que uno escuchara “¿Acaso no
fue nuestro país fundado como una nación cristiana?” ¿No deberíamos votar
únicamente por candidatos cristianos que defiendan nuestras creencias? Esta
conversación ha crecido en volumen en años recientes, ya que cristianos comprometidos se han
esforzado para discernir la voluntad de Dios para la iglesia y la sociedad.
Detrás de esta conversación hay un movimiento conocido como Reconstruccionismo Cristiano, cuyo conjunto de ideas está basado en traer
la ley cristiana a la esfera pública y política…
El
Reconstrucionismo Cristiano puede ser
definido en 4 ideas interconectadas:
1. Los
Cristianos poseen un sistema completo de conocimiento acertado sobre el
universo (“cosmovisión”), el cual cultiva un dualismo epistemológico: “nosotros” vs. “ellos”.
2. Los Cristianos tienen el derecho y el rol de legislar moralidad para todas las
personas, en todas partes.
3. El
Cristianismo y la cultura occidental son dos lados de una misma moneda.
4. El
llamado final de los Cristianos es dominar la tierra.
Este es un asunto oportuno, primero que todo para los
Cristianos de América (USA), ya que estas ideas del Reconstruccionismo
Cristiano, distorsionan profundamente la fe que ellos atesoran; la cual está basada en la Biblia, y es
compartida juntamente con la iglesia global. Igualmente, es un asunto oportuno
para los ciudadanos Americanos (sin importar sus creencias religiosas) porque
plantea una amenaza fundamental a la libertad religiosa, y finalmente a la
democracia misma.
Algunas
respuestas teológicas a los enigmas previos:
Concerniente a la noción del dualismo epistemológico,
la cruz de Jesucristo, de acuerdo a las Escrituras, elimina radicalmente
cualquier pensamiento en términos de “nosotros” vs. “ellos”. La narrativa de la
crucifixión en los evangelios canónicos dibuja una línea, sin embargo, no
es una línea entre amigos y seguidores
de Jesús y sus enemigos. En cambio, los discípulos, los romanos, los judíos,
ciertamente todo el mundo está en un lado de la línea, y Jesús está en el otro
lado. Jesús va a la cruz solo, llevando los pecados del mundo entero, para redimir a toda la
humanidad. Por tanto, la cruz es el
final de todo muro divisor entre los seres humanos, derribando cualquier barrera, levantada en el nombre de la
“religión”. El compromiso primario de la iglesia es la
proclamación abierta del evangelio a
todas las personas.
En respuesta a la noción de aplicar la Ley
Mosaica en la sociedad, Yo quiero llamar
a la razón el simple pero profundo hecho
de que la Palabra de Dios no viene a la
humanidad como principios morales abstractos, de acuerdo a las Escrituras. En
cambio, Dios habla por medio de mandatos específicos y concretos; Haz esto, Ven
aquí, ve, etc. En la Biblia, no hay principios abstractos levantándose entre
Dios y la humanidad, principios que no pueden ser manipulados fácilmente. Existe solamente la escarpada realidad
soberana de Dios, quien comanda, y la respuesta concreta de obediencia. No hay
lugar para ningún “caso de ley” en la Biblia, el cual es un esfuerzo humano
para realizar aplicaciones basadas en “casos morales”. La palabra bíblica no funciona de esa forma. En cambio, la única
fuente de conocimiento de la voluntad de Dios, es su activa y viva
comunicación; y la única respuesta es hacerla. La cuestión en peligro es la relación
fundamental entre la ley y el evangelio.
Con respecto a la cultura cristiana, quiero apuntar a
la nueva realidad radical del evangelio, la cual posiciona al revés los valores
religiosos y morales de este mundo. El evangelio es la realidad del nuevo mundo
absoluto de Dios, el cual no sigue agenda personal, cultural o nacional en
ninguna manera. En cambio, El nuevo mundo de Dios, tiene alcances que abrazan
todas las razas, tribus, naciones, todas las personas de la tierra. El buscar atar el evangelio a las intenciones
propias de cualquier nación (La noción completa de América (USA) como una
“nación cristiana”) aunque sean méritos históricos, fundamentalmente
distorsiona el llamado a la misión global que constituye la comisión básica de la
iglesia.
Finalmente, para responder a la noción de la
dominación política cristiana, quiero apuntar a nuestro llamado fundamental a
la disciplina de acuerdo a las Escrituras, el cual es el ser conforme a la
imagen de Cristo. Así como Jesús hizo, no vino para ser servido, pero para
servir, así mismo nosotros somos conformados a la imagen de Cristo en el
servicio a otros, especialmente al débil y el vulnerable. Siempre que la
iglesia ha tratado de identificar sus propios intereses directamente con el
reino de Dios, ha experimentado una falla miserable. El llamado bíblico al
discipulado, no es un llamado a dominar el mundo, sino explícita y directamente
es un llamado a servir a Cristo en palabra y hecho.
Reconstrucción, por definición luce tardía, buscando reconstruir lo que se
cree que ha sido perdido. El evangelio, por otro lado, siempre nos lleva al
nuevo mundo de Dios, el cual ha sido establecido en la muerte y resurrección de
Jesucristo. En Cristo, Dios ha transformado la creación entera; ¿Qué significa
para los cristianos el vivir en un mundo en la luz de esa radiante divina
trasformación? En la base de las Escrituras, quiero enfatizar cuatro puntos: El
primero, el inherente valor de la democracia como un derecho divino para todas
las personas y naciones; segundo, la necesidad de la igualdad económica en un
mundo cada vez más polarizado entre la riqueza y la pobreza; tercero, el aprovechamiento
del forastero, el extranjero, el marginado en nuestra sociedad global; y finalmente,
el valor relativo de la cultura humana, incluyendo al gobierno, arte, ciencia, educación,
entre otros; para la existencia cristiana bajo el cuidado clemente de Dios.
Todos estos se juntan en una fuerza mucho más poderosa
que cualquier falsa búsqueda por dominio sobre otro, ciertamente, la fuerza más
poderosa en el mundo; El poder del amor. El cristiano debe participar en nada
más que una nueva sociedad.
Sobre el autor: Paul McGlasson es el autor del libro ¡No!, una Respuesta Teológica al Reconstruccionismo
Cristiano. Es pastor de la First Presbyterian Church en Sullivan, Indiana.
Él recibió su doctorado en Yale Divinity School, y su PHD en Yale University en
Teología Sistemática. Él es autor de una gran cantidad de libros, incluyendo God the Redeemer, Canon and Proclamation, e
Invitation to Dogmatic Theology. Antes
de ingresar al ministerio eclesiástico, McGlasson enseñó teología por muchas años en universidades y semanarios.
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