Profecías apostólicas frente a los falsos profetas
Judas 17-19
“Pero vosotros, amados, tened memoria de las
palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo;
los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus
malvados deseos. Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no
tienen al Espíritu” Judas 16.
Introducción:
En
el transcurso de los siglos muchos hombres se han levantado como profetas y han
tratado de pronosticar eventos importantes para la humanidad, como la
destrucción final del mundo. Nostradamus, Los Mayas y muchos grupos religiosos
se aventuran, de tanto en tanto, a pronosticar eventos, pero estos nunca se
cumplen, porque realmente son falsos profetas.
En
el año 90 d. C., San Clemente predijo que el mundo sería destruido en esa
fecha, y nada sucedió. Luego un sacerdote romano predijo, basado en las
dimensiones del Arca de Noé, que en el año 500 sería la destrucción del mundo,
y nuevamente, nada pasó. En 1832, William Miller, fundador de los adventistas,
dijo haber tenido una visión en la que un ser celestial le anunció que la
venida de Cristo y el fin del mundo sería el 20 de Marzo de 1843. A pesar de la
gente de Boston casi se vuelve loca esperando la gran destrucción, nada sucedió.
Charles Rusell, el fundador de los testigos de Jehová, señaló que el fin del
mundo y la venida de Cristo serían para 1874, y nada pasó. En vista del fracaso
de su profecía, cambió la fecha para 1918; luego, los Testigos de Jehová,
volvieron a cambiar la fecha de la segunda venida de Cristo para 1925, y luego
para 1975 y obviamente, nada de lo pronosticado sucedió. La profetisa
adventista Margaret Rowan indicó que el arcángel Gabriel se le apareció y le
dijo que el fin del mundo sería el 13 de Febrero de 1925, algunas personas
vendieron todas sus propiedades, otras se suicidaron y otros se subieron a los
montes para esperar al Señor Jesucristo, y nada sucedió. Cuando en 1967 la
ciudad de Jerusalén queda en manos de los judíos, muchos “especialistas” en escatología
anunciaron que había llegado a su fin la época de los gentiles, y que la venida
de Cristo sería en unos pocos meses.
Cuando nos estábamos acercando al año 2000, muchos grupos pentecostales
e iglesias de corte fundamentalista se convencieron de que el rapto de la
iglesia era inminente y cientos de libros se publicaron anunciando este pronto
evento. En Corea del Sur, un muchacho de 16 años de edad, dice tener una visión
en la cual se le anuncia que el 28 de Octubre de 1992 sería la destrucción de
este mundo. Miles de cristianos fundamentalistas y pentecostales dejaron sus
trabajos y vendieron sus bienes, como preparación para el viaje a los cielos.
Nuevamente, nada sucedió. Harold Camping, presidente de la emisora Family
Radio, pronosticó que el fin del mundo y la segunda venida de Cristo sería en
Septiembre de 1994, cuando esta fecha pasó y no sucedió nada, entonces dijo que
se había equivocado levemente en la interpretación de un pasaje profético en la
Biblia, y cuando creyó tener la interpretación correcta pronosticó que la
segunda venida de Cristo y el fin de mundo sería el 31 de Marzo de 1995. Luego
de este nuevo fracaso la gente pensó que Harold Camping no se aventuraría a
pronosticar más fechas, pero volvió a anunciar que, según cálculos numéricos
basados en la Biblia, la segunda venida de Cristo sería el 21 de Mayo de 2011,
día que marcaría el inicio del fin del mundo. Pero tampoco fue así.
Miles
de pronósticos proféticos se han dado en la historia de la iglesia de parte de,
evidentemente, falsos profetas. Algunos basados en supuestas revelaciones
sobrenaturales como sueños, visiones, éxtasis, voz audible, entre otros, y
algunos basados en la numerología bíblica, pero todos han fallado. Lo
sorprendente es que a pesar de sus equivocaciones, miles de personas persisten
en creer este tipo de profecías o pronósticos, y así su líder espiritual falle
mil veces en sus falsas profecías, escuchan con avidez sus tonterías y siguen
sus caminos torcidos.
El
pastor Judas, luego de dar una descripción de los falsos profetas y del peligro
que ellos entrañan para la verdadera Iglesia de Cristo, exhorta a sus lectores
para que, en vez de escuchar las falsas profecías y erróneas doctrinas de los
falsos profetas, escuchen, recuerden y atiendan las verdaderas profecías dichas
por los verdaderos profetas, es decir, los apóstoles de Jesucristo. Escuchar
sus palabras y estar atentos a ellos nos librarán de ser víctimas de los falsos
profetas.
Estudiemos
con Judas:
1.
Autoridad de los que han dicho las profecías
2.
Contenido de las profecías
3.
Carácter de los que son denunciados en las profecías
1.
Autoridad de los que han dicho las profecías. “Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron
dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo” (v. 17)
Judas
ha acudido a varias escrituras extra-bíblicas para mostrar los terribles
juicios que vendrán sobre los que engañan a las personas con falsas doctrinas.
Pero ahora, hay un cambio en su discurso y en el tono de su voz. La expresión
“amados” que utiliza al comienzo de esta sección permite ver el corazón amante
del pastor. Él ha hablado duramente de los falsos profetas, de sus nefastas
doctrinas, de su vil conducta, del daño que causan al pueblo del Señor y de la
ira de Dios que descenderá sobre ellos.
Pero
estas palabras fuertes no proceden de un corazón amargado, radical, inflexible
y falto de amor, como algunos lectores pudieron llegar a pensar, sino que él es
un pastor que ama a las ovejas y porque quiere su salud espiritual y que no
sean engañados por los falsos maestros les ha hablado en el tono que lo ha
hecho. Las fuertes exhortaciones siempre deben ir acompañadas de amor y
consuelo, para no poner pesadas cargas que aflijan demasiado el corazón.
Un
pastor que ama a las ovejas, hablará fuerte cuando esto sea necesario, y será
apacible con su voz y mensaje, cuando también esto sea necesario. Hay momentos
en los cuales se debe ser como voz de trueno y en otras ocasiones como un
silbido apacible. Hay un falso amor que se ha infiltrado en la iglesia
evangélica, el cual conduce a los pastores a hablar solo de cosas positivas,
agradables y consoladoras, pero aunque esta clase de mensajes son necesarios,
sería una desfiguración del evangelio si solo nos quedáramos en esta clase de
predicaciones, pues, también se requieren, y con harta frecuencia, las
exhortaciones confrontadoras.
“Amados”
estas advertencias que les he hecho sobre los falsos profetas, no proceden de
mi imaginación, ni solo yo he hablado de este tema. Ustedes deben escuchar a
los verdaderos profetas, a los cuales el Señor mismo comisionó, ellos, con la
autorización que recibieron del Salvador, y el poder del Espíritu Santo que
obró de una manera especial en sus enseñanzas, ellos, también han hablado del
mismo tema. Ellos advirtieron a las iglesias de que vendrían los falsos
profetas, y ya los tenemos aquí. Esto no es una falsa profecía, no es el
resultado de la imaginación exaltada de un seudo-profeta.
Como
decíamos en la introducción, en la historia de la iglesia, y de la humanidad, a
muchos hombres se les ha dado por pronosticar eventos y cosas, pero siendo que
ellos no son verdaderos profetas, ni Dios habla a través de ellos, entonces sus
predicciones no se cumplen. Pero sí hay verdaderos profetas, y estos han sido
llamados y comisionados por Dios. Nosotros tenemos que escuchar y recordar lo
que dicen los profetas verdaderos.
“Tened memoria de las palabras que antes
fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo”. Los apóstoles
a los que se refiere Judas en esta carta, no son aquellos que se
autoproclamaron como tales y que fueron hallados falsos (“porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se
disfrazan como apóstoles de Cristo” 2 Cor. 11:13 “Y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has
hallado mentirosos” Ap. 2:2), sino que se refiere a los doce, más pablo,
los cuales son el fundamento sobre el cual la iglesia construye su doctrina y
práctica: “Edificados sobre el fundamento
de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo
mismo” (Ef. 2:20). “Y el muro de la
ciudad tenía doce cimientos y sobre ellos los doce nombres de los doce
apóstoles del cordero” (Ap. 21:14).
De
la única forma que somos librados de las falsas doctrinas es manteniéndonos
firmes en las enseñanzas de los apóstoles y profetas autorizados por Dios, los
cuales escribieron las Sagradas Escrituras: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles…” (Hch. 2:42), “Más os ruego, hermanos, que os fijéis en los
que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis
aprendido, y que os apartéis de ellos” (Ro. 16:17). También nos libramos de
las falsas doctrinas alejándonos de las supuestas revelaciones que algunas
personas reciben o de sus experiencias místicas, pues, “tenemos, también, la palabra profética más segura a la cual hacéis bien
en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro…” (2 Ped.
1:19).
2.
Contenido de las profecías. “Los que os
decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados
deseos” (v. 18).
Según
los expertos en griego koiné, la expresión de Judas da a entender que los
apóstoles constantemente estuvieron advirtiendo que en los postreros tiempos
vendrían burladores que se mofarían de la Palabra de Dios y del evangelio. Los
postreros tiempos o los últimos días son expresiones que en el Nuevo Testamento
hacen referencia al tiempo presente y al futuro. “Este período de tiempo tiene
su comienzo en el primer siglo, cuando Cristo vino a traer el evangelio, y se
extenderá hasta su eventual regreso. Las Escrituras enseñan que durante dicho
período las fuerzas del mal se volverán cada vez más visibles y audibles”[1].
Los
creyentes originales a los cuales escribe Judas ya se encontraban en los
tiempos postreros, así como todas las personas del siglo I. Según la profecía
de Joel, la venida del Espíritu Santo se daría en los postreros tiempos, y esto
sucedió en Pentecostés: “Y en los
postreros días, dice Dios, Derramaré de mi espíritu sobre toda carne…”
(Hch. 2:17). El autor de Hebreos dice que Dios habló a los antiguos a través de
diversas maneras, pero que ahora, “en
estos postreros días nos ha hablado por el Hijo” (Heb. 1:2), y esto fue
escrito en el siglo I. La primera venida de Cristo, para morir en la cruz, está
catalogada como el inicio de los tiempos del fin, el apóstol Pedro dice que
Jesús fue destinado por Dios para derramar su preciosa sangre desde antes de la
fundación del mundo, “pero manifestado en
los postreros tiempos por amor de vosotros” (1 Ped. 1:20).
Ahora,
los apóstoles, y Jesús mismo, anunciaron que en los tiempos postreros surgirían
falsos profetas y falsas doctrinas dentro de las iglesias cristianas, y esto
nos lo dijeron, no para satisfacer nuestra curiosidad escatológica, sino para
que estemos advertidos y escapemos de los lazos de esta apostasía, que en la
medida que nos acercamos al final de los tiempos del fin se acrecentará. Si en
los tiempos de Judas la falsa doctrina estaba permeando peligrosamente a la
iglesia cristiana, mucho más en estos tiempos, que nos encontramos veinte
siglos más próximos al fin del fin.
Jesús
fue claro y advirtió a los discípulos que en la medida que nos aproximemos al
fin de los tiempos finales, la falsa doctrina, que es enseñada por falsos
maestros crecerá, y estos presentarán a un Cristo diferente: “Y muchos falsos profetas se levantarán y
engañarán a muchos. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y
harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere
posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes” (Mt. 24:11, 24).
Pero
también los apóstoles, tal y como lo dice Judas, anunciaron que vendrían falsos
profetas, los cuales se burlan de la doctrina bíblica, cambiándola por lo que
sus deseos humanistas quieren. El apóstol Pablo le escribió al joven pastor
Timoteo: “Pero el Espíritu dice
claramente que en los postreros tiempos algunos apostarán de la fe, escuchando
a espíritus engañadores y a doctrina de demonios” (1 Ti. 4:1). Estos
espíritus engañadores que vendrían en los tiempos postreros pueden referirse a
las distintas corrientes doctrinales erróneas que se han ido introduciendo
sigilosamente en muchas iglesias, pero también a la acción de Satanás como
pervertidor de la doctrina, quien aprovecha los deseos que algunas personas
sienten de tener experiencias sobrenaturales, y él les concede estas
experiencias a través de visiones, sueños, imaginaciones y apariciones
fantásticas como las que tuvieron algunos fundadores de las sectas de los
mormones, los testigos de Jehová, los adventistas y muchos grupos carismáticos
o pentecostales.
El
mismo apóstol Pablo vuelve a insistirle a Timoteo que se cuide de los hombres
que tienen apariencia de piedad, y hasta parecen grandes profetas y maestros,
porque muchos no serán sino embaucadores y charlatanes, que se burlan de la
preciosa doctrina cristiana con su vida mundana: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos
peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos,
soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto
natural, implacables… que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la
eficacia de ella, a éstos evita”
(2 Ti. 3:1-5).
También
el apóstol Pedro profetizó que en los postreros tiempos surgirían esta
avalancha de falsos maestros que andan tras sus propios placeres, y no les
importa burlarse de la Palabra de Dios: “Sabiendo
primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus
propias concupiscencias” (2 P. 3:3).
También
el apóstol Juan, escribiendo a los creyentes del primer siglo de nuestra era,
les dice que tengan mucho cuidado con los falsos maestros, que en el fondo no
son más que anticristos, burladores de la Palabra, los cuales ya andan sueltos,
como una plaga mortal, por el mundo: “Hijitos,
ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así
ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último
tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros…” (1 Jn. 2:18-19).
Es importante resaltar en este verso que Juan nuevamente nos deja ver que,
desde el siglo I, ya nos encontramos en el último tiempo, y también, que la
aparición numerosa de falsos profetas, de falsos maestros, y falsas doctrinas,
los cuales no son más que anticristos, que están en contra de la revelación del
verdadero Cristo que nos presenta las Sagradas Escrituras, son un indicativo
que el tiempo del fin se aproxima a su fin (por
esto conocemos que es el último tiempo), pero además nos deja ver que los
falsos profetas salen de en medio de las iglesias cristianas locales. Por esa
razón necesitamos que estos falsos maestros sean denunciados dentro del seno de
la Iglesia, pues, ellos deben salir de nosotros, y los verdaderos cristianos
deben salir de sus falsas iglesias.
Ahora,
¿en qué sentido ellos son burladores? además de lo que hemos dicho, me gustaría
presentarles la explicación que da el erudito en Nuevo Testamento, Simón
Kistemaker: “La gente que Judas describe no es ignorante en cuanto a la Palabra
de Dios. Al contrario, están bien informados. Debido a su conocimiento de la
revelación divina, transforman en una burla continua todo lo que es santo y
sagrado. Mofar no consiste en una parodia cómica y ligera, sino en un serio
ataque contra Dios, su Palabra y su pueblo. Los burladores (llamados en otras
versiones ) demuestran abiertamente su desprecio y
escarnio por Dios al seguir ”[2].
La
gente hace burla de Dios cuando desatiente su Palabra, cuando, conociéndola la
tuerce, cuando la usa como fuente de ganancia personal, cuando la tergiversa
causando que otros se pierdan del camino, cuando la interpreta a su antojo y no
conforme a lo que ella misma enseña. La gente se burla de Dios cuando viven
conforme a su propia pecaminosa voluntad, y desatienden sus mandamientos o
actúa en contra de ellos.
En
el verso 16, Judas dijo que los falsos maestros andan conforme a sus deseos,
pero aquí en el 17 les añade el calificativo de malvados. Sus deseos no pueden ser buenos, porque no proceden de la
verdad, sino de la mentira. Jesús le dijo a sus discípulos “Guardaos de los falsos profetas, que vienen
a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mt.
7:15). Muchas personas viven engañadas y siguen las enseñanzas de los falsos
profetas, porque no les parece que sean malas personas, antes por el contrario,
son tan amorosos, tan santos, tan correctos, que es imposible que sean falsos
profetas. Pero Jesús dice que ellos se especializan en el arte del disfraz,
pero por dentro llevan sus malvados deseos. La traducción literal de este
pasaje, en la lengua griega, parece muy fuerte: “andando tras sus propias lujurias de impiedades”[3].
3. Carácter de los que son denunciados en las
profecías. “Estos son los que causan
divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu”. (v. 19).
Los
falsos maestros que estaban afectando a las iglesias del siglo I, con sus
falsas doctrinas, causaban divisiones. Algunos comentaristas creen que estos
falsos hombres, posibles precursores del incipiente movimiento gnóstico,
estaban fomentando la separación entre creyentes “espirituales” y creyentes no
espirituales. Ellos decían estar en una posición espiritual más alta porque
estaban elevándose en la comprensión espiritual y mística de “verdades
profundas”, ellos, al igual que algunos falsos maestros y “eruditos” de hoy
día, creían estar descubriendo los misterios cifrados en las Escrituras, y
podían develar los “códigos secretos” de la Biblia. Algunos podían estar
argumentando que tenían al Espíritu Santo en una medida superior, y por lo
tanto, ellos y solo ellos, podían entender ciertas revelaciones extra-bíblicas
que el Espíritu supuestamente les daba. Ellos se ponían como una clase
diferente y superior que la de los creyentes ordinarios. “Pareciera ser que ellos
decían tener el Espíritu y ser libres moralmente en cuanto a su conducta”[4].
Lo
mismo ha sucedido en el transcurso de la historia de la iglesia cristiana.
Algunos crean jerarquías y se posicionan sobre los demás, presumiendo de su
supuesta elevada espiritualidad y autoridad, de manera que incluso se ponen por
encima de la Palabra, y creen que pueden violar algunos principios de la
Escritura, porque el Espíritu mora abundantemente en ellos, y les da la
capacidad para violar la Ley del Señor sin pecar. Cuánto engaño produce el
pecado y la apostasía.
Pero
ellos no tenían al Espíritu. Sus sueños y supuestas revelaciones, no eran más
que el resultado de sus mentes exaltadas y sus perversas intenciones de
manipulación. Judas dice que ellos eran sensuales, es decir, se dejaban llevar
por sus propios sentidos. Pero muchos pensaban que estaban llenos del Espíritu
Santo debido a que hablaban como gente que está recibiendo revelaciones
superiores, de manera que en este pasaje Judas prosigue exhortando a la iglesia
para que no se dejen engañar por los que se atribuyen a sí mismos el tener la
capacidad de “sentir” al Espíritu, diciéndoles o mostrándoles cosas que otros
no saben. Estos no son más que sensuales, engañados por sus propios sentidos.
De los cuales hay que tener mucho cuidado, y lo más pronto posible, alejarnos
de ellos. Como dice Pablo “a estos evita”
(2 Tim. 3:5), “Más os ruego, hermanos,
que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina
que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos” (Ro.
16:17).
Aplicaciones:
-
¿Cuáles son tus profetas preferidos? ¿Los que toman la Biblia y tratan de
encontrar en ella códigos secretos y una misteriosa numerología que nos da
detalles de las fechas en las cuales se cumplirán ciertos eventos del fin del
mundo? ¿O los que se aprovechan de la ingenuidad de algunas personas, y creando
un ambiente místico dicen estar recibiendo nuevas palabras proféticas,
visiones, sentires y escuchando voces? ¿O los que toman algunos pasajes de la Biblia y los tergiversan para armar
doctrinas agradables a los hombres? Ten cuidado de ellos, no los escuches. Pero
hay profetas verdaderos que deben ser escuchados con suma atención, y estos son
los profetas que escribieron las Sagradas Escrituras. No solo debemos
escucharlos, sino atesorar en nuestras mentes sus palabras, memorizándolas.
Debe ser un ejercicio diario escudriñar y memorizar las Escrituras, porque de
esta forma seremos librados del engaño.
-
Hemos aprendido que los burladores son aquellos que se oponen a la Ley de Dios,
porque no la obedecen, la tergiversan y enseñan a otros a vivir conforme a sus
malvados deseos. Pero la actitud de los creyentes es absolutamente contraria a
la de estos burladores, porque los creyentes desean cumplir la voluntad de
Dios, aman su ley, se deleitan en ella y tienen gratitud hacia el Padre
celestial. El verdadero creyente experimenta tristeza en su corazón cuando ve
que la impiedad crece, pero en su corazón se despierta la esperanza, porque
sabe que esta situación es indicio de que el fin cada día está más cerca, y
pronto veremos a nuestro Salvador.
-
¿Estás tú entre los amados a los que escribe el pastor Judas? Los amados son
aquellos que están plenamente convencidos de la doctrina cristiana, que las
Sagradas Escrituras son la Palabra de Dios, y que por lo tanto, la escuchamos
con corazón obediente, y confiamos en sus promesas de salvación. Los amados son
aquellos que saben que han violado la Ley del Señor y en consecuencia están
bajo su ira y total desprecio. Pero que, a través de la muerte de Jesús en la
cruz, sus pecados han sido perdonados y ahora gozan para siempre de la
reconciliación con Dios, y viven para Él. ¿Eres tú uno de estos amados? Si no
estás seguro, entonces te invito para que busques a Jesús, a través de la
oración, y con corazón arrepentido le supliques perdone tus iniquidades y te
conceda la vida eterna. El que viene a él, no es echado fuera, sino que hallará
tiernos pastos y será sustentado por Su poderosa gracia.
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