A propósito del actual escándalo en Colombia contra las iglesias cristianas, debido a ciertos abusos del "don de la profecía" y el consecuente enriquecimiento de los líderes de la secta "Iglesia Ministerial de Jesucristo" y su partido político; he considerado necesario compartir con todas aquellas personas que desean conocer lo que la Biblia enseña sobre la profecía, los profetas y el uso legítimo de este don, un corto análisis que hice a través de todo el texto Sagrado, lo cual nos ayudará a librarnos de caer en las garras destructoras de muchas sectas que hoy día se camuflan dentro del pentecostalismo, pero que en realidad no son cristianas, no promueven la predicación del verdadero evangelio, ni tienen interés alguno por la salvación de las personas, antes bien, buscan incautos como presa para explotarlas, y después, cuando ya no pueden aportar nada material a la secta, son dejados de lado.
Espero que todos puedan leer este extenso artículo con humildad, rogando al Señor que vuestros ojos sean abiertos a la verdad bíblica, que salgan de los grupos sectarios y busquen iglesias bíblicas, donde podrán edificarse escuchando la verdadera predicación expositiva de la Palabra de Dios.
Julio C. Benítez
www.caractercristiano.org
¿Qué
dice la Biblia
sobre el ministerio profético?
Revisemos los pasajes bíblicos más representativos sobre
el ministerio profético, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Dejemos que la Palabra
de Dios hable a nuestras conciencias.
El profeta es alguien que habla de parte de Dios a los
hombres.
Aarón fue llamado profeta porque él hablaría las palabras de Dios a los
Egipcios. Jehová dijo a Moisés: Mira, yo te he constituido dios para Faraón, y
tu hermano Aarón será tu profeta. 2Tú dirás todas las cosas que yo
te mande, y Aarón tu hermano hablará a Faraón, para que deje ir de su tierra a
los hijos de Israel. Exodo 7:1-2. El profeta solo
debe hablar las palabras que Dios mande hablar.
Había profetas que anunciaban el consejo de Dios
y había profetas falsos que desviaban al pueblo hacia la idolatría
mediante prodigios y pronósticos que tenían cumplimiento. Es obvio que estos
falsos profetas, al hacer milagros y
prodigios, estaban siendo utilizados por el poder de Satanás. Cuando se levantare
en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios,
2y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos
en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; 3no darás
oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová
vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con
todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma. 4En pos de Jehová
vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis
su voz, a él serviréis, y a él seguiréis. 5Tal profeta o soñador de
sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro
Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y
trató de apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que
anduvieses; y así quitarás el mal de en medio de ti.
Deuteronomio 13:1-5. De este pasaje podemos extraer dos enseñanzas muy claras:
Primero, dentro del pueblo de Dios pueden surgir falsos profetas que hablan en
nombre de Dios para desviar al pueblo hacia sus intereses personales. Segundo,
la verdadera profecía debe ser distinguida en que motiva al creyente a andar en
pos de Dios, a temerle, a conocer y guardar su Palabra, a servirle y a
seguirle. Este es el objetivo de la profecía en las Sagradas Escrituras. Nunca fue el propósito de la profecía el
tratar asuntos personales aislados o de negocios.
El profeta
en la Biblia
es aquel que recibe la Palabra
de Dios y la anuncia al pueblo. Profeta les
levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su
boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. 19Mas a cualquiera
que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.
20El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a
quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos,
el tal profeta morirá. 21Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo
conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?; 22si el profeta
hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es
palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no
tengas temor de él. Deuter. 18:18-22. Este
pasaje también nos deja importantes verdades respecto a la profecía según las Sagradas
Escrituras: Primero, El profeta solo debía hablar la palabra que Jehová le mandare,
es decir, no hablaría lo que él pensaba que Dios le mandaba, no hablaría las
palabras de su corazón ni las de su imaginación. ¿Por qué? Porque el pueblo
estaba obligado a obedecer las palabras del profeta, pues era Palabra de Dios.
De allí que el profeta jamás debería equivocarse, sus palabras deberían ser
verdaderas, porque Dios llamaría a cuentas a los desobedientes. Si el profeta
decía una profecía y esta no se cumplía el pueblo quedaría confundido y no
sabría cuál palabra vino de Dios y cuál vino de la imaginación del profeta. De
allí que el profeta debía ser muy cuidadoso en hablar solo lo que Dios le
dijera. La consecuencia de hablar en nombre de Dios lo que él no dijo era el
rechazo del pueblo hacia ese profeta, nadie debería tener temor de sus
palabras.
El profeta
bíblico, es decir el profeta
verdadero, es enviado directamente por
Dios. Por lo general tenía un mensaje de exhortación para el pueblo de
Dios. Su principal propósito no era el de predecir cosas o jactarse de hablar
en nombre de Dios, sino el denunciar la
desobediencia del pueblo y volverlo hacia los mandamientos de Dios. Y cuando los hijos
de Israel clamaron a Jehová, a causa de los madianitas, 8Jehová
envió a los hijos de Israel un varón profeta, el cual les dijo: Así ha dicho Jehová
Dios de Israel: Yo os hice salir de Egipto, y os saqué de la casa de
servidumbre. 9Os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos
los que os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di su
tierra; 10y os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los
dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a mi
voz. Jueces 6:7-10.
Las palabras del profeta, es decir
de alguien que recibe revelaciones de Dios, no pueden caer a tierra porque
son la misma Palabra de Dios. Son palabras verdaderas. Y Samuel creció, y
Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras. 20Y
todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel era fiel profeta de
Jehová. 21Y Jehová volvió a aparecer en Silo; porque Jehová se
manifestó a Samuel en Silo por la palabra de Jehová.1
Samuel 3:19-21
Las falsas
profecías pueden ser desastrosas para los que hacen caso a ellas.
Y el otro le dijo, mintiéndole: Yo también soy profeta como tú, y un
ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Tráele contigo a tu casa,
para que coma pan y beba agua. 19Entonces volvió con él, y comió pan
en su casa, y bebió agua.1 Reyes 13:18-19. El final del profeta que regresó a
la casa del profeta mentiroso fue desastroso, Dios lo castigó por su
desobediencia y murió destrozado por un león. Este es el final de todos los que
hacen caso a profecías mentirosas.
Los
profetas bíblicos no se especializaban en decir palabras agradables a los que les consultaban,
sino que denunciaban el pecado y advertían las serias consecuencias que
traerían sus desobediencias. Y dijo Josafat: ¿Hay aún aquí algún profeta de
Jehová, por el cual consultemos? 8El rey de Israel respondió a
Josafat: Aún hay un varón por el cual podríamos consultar a Jehová, Micaías
hijo de Imla; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino
solamente mal.1 Reyes 22:7-8.
Entonces respondió el profeta Jeremías al profeta Hananías, delante de
los sacerdotes y delante de todo el pueblo que estaba en la casa de Jehová.
6Y dijo el profeta Jeremías: Amén, así lo haga Jehová. Confirme Jehová
tus palabras, con las cuales profetizaste que los utensilios de la casa de
Jehová, y todos los transportados, han de ser devueltos de Babilonia a este
lugar. 7Con todo eso, oye ahora esta palabra que yo hablo en tus
oídos y en los oídos de todo el pueblo: 8Los profetas que fueron
antes de mí y antes de ti en tiempos pasados, profetizaron guerra, aflicción y
pestilencia contra muchas tierras y contra grandes reinos. 9El
profeta que profetiza de paz, cuando se cumpla la palabra del profeta, será
conocido como el profeta que Jehová en verdad envió. 10Entonces el
profeta Hananías quitó el yugo del cuello del profeta Jeremías, y lo quebró.
11Y habló Hananías en presencia de todo el pueblo, diciendo: Así ha dicho
Jehová: De esta manera romperé el yugo de Nabucodonosor rey de Babilonia, del
cuello de todas las naciones, dentro de dos años. Y siguió Jeremías su camino.
12Y después que el profeta Hananías rompió el yugo del cuello del profeta
Jeremías, vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: 13Ve y habla
a Hananías, diciendo: Así ha dicho Jehová: Yugos de madera quebraste, mas en
vez de ellos harás yugos de hierro. 14Porque así ha dicho Jehová de
los ejércitos, Dios de Israel: Yugo de hierro puse sobre el cuello de todas
estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor rey de Babilonia, y han de
servirle; y aun también le he dado las bestias del campo. 15Entonces
dijo el profeta Jeremías al profeta Hananías: Ahora oye, Hananías: Jehová no te
envió, y tú has hecho confiar en mentira a este pueblo. 16Por tanto,
así ha dicho Jehová: He aquí que yo te quito de sobre la faz de la tierra;
morirás en este año, porque hablaste rebelión contra Jehová. 17Y en
el mismo año murió Hananías, en el mes séptimo. Jeremías
28:5-17
La profecía que verdaderamente venía de Dios tenía como
propósito el transformar a los hombres,
llevándolos a la obediencia de la Santa Ley
de Dios. Este era el objetivo de la profecía bíblica, los hombres que recibían
la voz de Dios eran predicadores del santo consejo, no había un propósito
personal. Cuando oyó Asa las palabras y la profecía del profeta Azarías hijo de
Obed, cobró ánimo, y quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y
de Benjamín, y de las ciudades que él había tomado en la parte montañosa de
Efraín; y reparó el altar de Jehová que estaba delante del pórtico de Jehová.
2 Crónicas 15:8. Este rey fue animado por la palabra del profeta, ¿Animado para
qué? Para obedecer los mandamientos de Dios.
Los profetas
también hablaban palabras de bendición para el pueblo que obedecía los
mandamientos de Dios y la prosperidad prometida se cumplía.
Entonces Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus
compañeros, hicieron puntualmente según el rey Darío había ordenado.
14Y los ancianos de los judíos edificaban y
prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageo y de Zacarías hijo de
Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por
mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia. 15Esta
casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del
reinado del rey Darío. Esdras 6:13-15. La prosperidad consistía en que
estos siervos obedientes pudieron terminar la reconstrucción de la casa de
Dios.
La Ley de Dios es la palabra profética, sin esta profecía el pueblo se desenfrena en su
pecado. Sin profecía el pueblo se desenfrena; Mas el que guarda la ley es
bienaventurado. Proverbios 29:18
Cuando hay una
palabra profética
pero esta no conlleva al arrepentimiento o la conversión, sino que
produce una falsa tranquilidad o prosperidad, no es profecía de Dios,
sino las palabras de un profeta mentiroso. Pero el pueblo no se convirtió al que lo castigaba,
ni buscó a Jehová de los ejércitos. 14Y Jehová cortará de Israel
cabeza y cola, rama y caña en un mismo día. 15El anciano y venerable
de rostro es la cabeza; el profeta que enseña mentira, es la cola. Isaías
9:13-15.
La falsa profecía podía ser distinguida en que por lo
general buscaba el interés personal del profeta o de las personas a las
que quería impresionar. Porque desde el más chico de ellos hasta el más
grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote,
todos son engañadores. 14Y curan la herida de mi pueblo con
liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz. Jeremías
6:13-14.
Los verdaderos profetas siempre hablaron la Palabra de Dios para traer
los hombres a la obediencia de la
Palabra de Dios, por eso, casi siempre fueron objeto de desprecio y
persecución. El sacerdote Pasur hijo de Imer, que presidía como
príncipe en la casa de Jehová, oyó a Jeremías que profetizaba estas palabras.
2Y azotó Pasur al profeta Jeremías, y lo puso en el cepo que estaba en la
puerta superior de Benjamín, la cual conducía a la casa de Jehová. Jeremías 20:1-2
El
pueblo de Dios es advertido de no confiar en todos los que se dicen ser
profetas o en recibir palabras
directas de Dios, porque muchos solo hablan visión de su propio corazón, y
buscan la aceptación o reconocimiento de los demás. En los profetas de Samaria he visto desatinos;
profetizaban en nombre de Baal, e hicieron errar a mi pueblo de Israel. 14Y
en los profetas de Jerusalén he visto torpezas; cometían adulterios, y andaban
en mentiras, y fortalecían las manos de los malos, para que ninguno se convirtiese
de su maldad; me fueron todos ellos como Sodoma, y sus moradores como Gomorra.
15Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos contra aquellos
profetas: He aquí que yo les hago comer ajenjos, y les haré beber agua de hiel;
porque de los profetas de Jerusalén salió la hipocresía sobre toda la tierra. 16Así
ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que
os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio
corazón, no de la boca de Jehová. 17Dicen atrevidamente a los que me
irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación
de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros. Jeremías
23:13-17
Las
personas que recibían
palabras o revelaciones directas de Dios estaban obligadas a contar esa revelación
a quienes iban dirigidas, pero debían estar seguros que era palabra verdadera
de Dios. ¿Y cómo estaban seguros? Porque la Palabra de Dios es viva, tiene el poder de
transformar y destruir, no es cualquier Palabra. Ella es como el fuego o el
martillo que quebranta la piedra. Había falsos profetas que decían recibir
revelaciones de Dios, pero no eran más que mentiras, profetizaban prosperidad y
cosas agradables a los hombres, pero esto no servía para nada, sino para confundir.
El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien
fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con
el trigo? dice Jehová. 29¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová,
y como martillo que quebranta la piedra? 30Por tanto, he aquí que yo
estoy contra los profetas, dice Jehová, que hurtan mis palabras cada uno de su
más cercano. 31Dice Jehová: He aquí que yo estoy contra los profetas
que endulzan sus lenguas y dicen: El ha dicho. 32He aquí, dice
Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y
hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié
ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová. Jeremías
23:28-32
Hay una seria advertencia que hace Dios para todos aquellos
soñadores que se atreven a decir “Palabra de Jehová” cuando Dios no les ha dicho
nada. No es cosa de juego pretender escuchar la voz audible de Dios
cuando esto es solo el resultado de la imaginación de los hombres, porque usar
el nombre de Dios en vano traerá juicio sobre los atrevidos y contumaces. Y cuando te
preguntare este pueblo, o el profeta, o el sacerdote, diciendo: ¿Cuál es la
profecía de Jehová? les dirás: Esta es la profecía: Os dejaré, ha dicho Jehová.
34Y al profeta, al sacerdote o al pueblo que dijere: Profecía de Jehová,
yo enviaré castigo sobre tal hombre y sobre su casa.
Jeremías 23:33-34
Es una señal
de apostasía cuando abundan supuestos profetas por todas partes.
Cuando muchos se atrevan a decir “el Señor me dijo, o me reveló o me mostró en
sueños” entonces vendrá apostasía porque la Palabra de Dios ha sido viciada por estos
mancilladores. Así diréis cada cual a su compañero, y cada cual a su hermano: ¿Qué ha
respondido Jehová, y qué habló Jehová? 36Y nunca más os vendrá a la
memoria decir: Profecía de Jehová; porque la palabra de cada uno le será por
profecía; pues pervertisteis las palabras del Dios viviente, de Jehová de los
ejércitos, Dios nuestro. Jeremías 23:35-36
Cuando el pueblo de Dios abandona la verdadera obediencia
a los mandatos del Señor, y llena su corazón de idolatría (avaricia,
materialismo, humanismo), entonces Dios mandará profetas falsos que hablen
cosas agradables conforme a la avaricia de su corazón. Pero las
consecuencias serán funestas, tanto para el falso profeta como para sus
seguidores. Vinieron a mí algunos de los ancianos de Israel, y se sentaron delante
de mí. 2Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 3Hijo de
hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón, y han establecido el
tropiezo de su maldad delante de su rostro. ¿Acaso he de ser yo en modo alguno
consultado por ellos? 4Háblales, por tanto, y diles: Así ha dicho
Jehová el Señor: Cualquier hombre de la casa de Israel que hubiere puesto sus
ídolos en su corazón, y establecido el tropiezo de su maldad delante de su
rostro, y viniere al profeta, yo Jehová responderé al que viniere conforme a la
multitud de sus ídolos, 5para tomar a la casa de Israel por el
corazón, ya que se han apartado de mí todos ellos por sus ídolos.
9 Y cuando el profeta fuere engañado y hablare palabra, yo Jehová engañé
al tal profeta; y extenderé mi mano contra él, y lo destruiré de en medio de mi
pueblo Israel.[1] Ezequiel 14:1-5, 9
La función profética consistía en recordar al pueblo los estatutos y mandamientos
de Dios, es decir, la
Palabra revelada de Dios. Los profetas
verdaderos estaban cimentados en la revelación que Dios dio a través de Moisés
y su profecía era recordar esto al pueblo para que fueran obedientes. Jehová amonestó
entonces a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los
videntes, diciendo: Volveos de vuestros malos caminos, y guardad mis
mandamientos y mis ordenanzas, conforme a todas las leyes que yo prescribí a
vuestros padres, y que os he enviado por medio de mis siervos los profetas.
14Mas ellos no obedecieron, antes endurecieron su cerviz, como la cerviz
de sus padres, los cuales no creyeron en Jehová su Dios.2
Reyes 17:13-14 Porque no hará nada
Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas. 8Si
el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no
profetizará? Amós 3:7
A través de las falsas profecías se puede infundir miedo
a las personas,
no un temor de obediencia a Dios, sino miedo de continuar la obra del Señor a
causa del profeta y sus palabras inventadas. La
verdadera profecía exhorta, edifica y
corrige. Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a estas cosas
que hicieron; también acuérdate de Noadías profetisa, y de los otros profetas
que procuraban infundirme miedo.
Nehemías 6:14
Siendo la misión profética la de hacer volver al pecador de su camino y
regresarlo a la obediencia a la
Palabra de Dios, la mayoría de las veces los profetas no
fueron bien aceptados y mas bien sufrieron oprobios. Los verdaderos profetas no estaban interesados en asuntos personales o
de negocios, mas bien su misión era hablar la Palabra de Dios
que prometía castigo para los desobedientes. Pero te provocaron a ira, y se rebelaron contra ti,
y echaron tu ley tras sus espaldas, y mataron a tus profetas que protestaban
contra ellos para convertirlos a ti, e hicieron grandes abominaciones.
Nehemías 9:26 y pusieron su
corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los
ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino,
por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos. 13Y
aconteció que así como él clamó, y no escucharon, también ellos clamaron, y yo
no escuché, dice Jehová de los ejércitos; 14sino que los esparcí con
torbellino por todas las naciones que ellos no conocían, y la tierra fue
desolada tras ellos, sin quedar quien fuese ni viniese; pues convirtieron en
desierto la tierra deseable.
Zacarías 7:12-14 Gozaos y alegraos,
porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los
profetas que fueron antes de vosotros. Mateo 5:12
La ira de
Dios descendió sobre su pueblo siempre que ellos no quisieron escuchar la Ley de Jehová,
es decir, la Palabra
de Dios revelada a través de Moisés. Los profetas debían proclamar esta
palabra, recordar al pueblo los mandamientos de Dios, pero el pueblo no quería
escuchar la voz de Dios. Ellos deseaban escuchar promesas de prosperidad y
bendición desconectadas de la obediencia a los mandatos de Dios, por eso pedían
a los profetas que hablaran cosas conforme a la imaginación de sus corazones.
El profeta que anuncia profecías distintas a lo revelado en la Palabra es un falso
profeta y su Palabra no tiene validez. Es un peligro escucharle porque el
castigo de Dios descenderá sobre él y sobre los que le hacen caso. 9Porque este pueblo
es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová;
10que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos
profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras; 11dejad
el camino, apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de
Israel. 12Por tanto, el Santo de Israel dice así: Porque
desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello
os habéis apoyado; 13por tanto, os será este pecado como grieta que
amenaza ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya caída viene súbita y
repentinamente. Isaías 30:9-13 Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra; 31los
profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y
mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin?
Jeremías 5:30 Y yo dije: ¡Ah!
¡Ah, Señor Jehová! He aquí que los profetas les dicen: No veréis espada, ni
habrá hambre entre vosotros, sino que en este lugar os daré paz verdadera.
14Me dijo entonces Jehová: Falsamente profetizan los profetas en mi
nombre; no los envié, ni les mandé, ni les hablé; visión mentirosa,
adivinación, vanidad y engaño de su corazón os profetizan. 15Por
tanto, así ha dicho Jehová sobre los profetas que profetizan en mi nombre, los
cuales yo no envié, y que dicen: Ni espada ni hambre habrá en esta tierra; con
espada y con hambre serán consumidos esos profetas. Jeremías
14:13-15. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis
las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas
esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová.
17Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y
a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal
sobre vosotros. Jeremías 23:16-17 ¿A cuál
de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron
de antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora habéis sido
entregadores y matadores; Hechos 7:52
La
verdadera profecía bíblica tiene como fin hacer ver al hombre su estado de
pecado y desobediencia
confrontándolo con la santidad de la
Palabra de Dios, el profeta que no hace esto, sino que habla
de paz y prosperidad para los que les escuchan, es un falso profeta porque no
tiene la Palabra
de Dios. Jamás podemos desconectar la profecía de la Palabra de Dios. Tus profetas vieron
para ti vanidad y locura; Y no descubrieron tu pecado para impedir tu
cautiverio, Sino que te predicaron vanas profecías y extravíos.
Lamentaciones 2:12
En
el pueblo de Israel, así como en la
Iglesia de hoy, muchas personas se atreven a decir “Dios me
dijo”, o “Dios me habló”, o “Dios me mostró”, cuando Dios no les ha dicho nada
sino que todo ha sido producto de su elevada imaginación o de los deseos de su
corazón. Pero el final de estos atrevidos no será nada bueno, deben apresurarse
a arrepentirse de haber hecho semejante locura porque no utilizaron cualquier
nombre en vano, sino que utilizaron el Santo nombre de Dios. Vino a mí palabra
de Jehová, diciendo: 2Hijo de hombre, profetiza contra los profetas
de Israel que profetizan, y di a los que profetizan de su propio corazón: Oíd
palabra de Jehová. 3Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los
profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu, y nada han visto!
4Como zorras en los desiertos fueron tus profetas, oh Israel. 5No
habéis subido a las brechas, ni habéis edificado un muro alrededor de la casa
de Israel, para que resista firme en la batalla en el día de Jehová. 6Vieron
vanidad y adivinación mentirosa. Dicen: Ha dicho Jehová, y Jehová no los envió;
con todo, esperan que él confirme la palabra de ellos. 7¿No habéis
visto visión vana, y no habéis dicho adivinación mentirosa, pues que decís:
Dijo Jehová, no habiendo yo hablado? Por tanto, así ha
dicho Jehová el Señor: Por cuanto vosotros habéis hablado vanidad, y habéis
visto mentira, por tanto, he aquí yo estoy contra vosotros, dice Jehová el
Señor. 9Estará mi mano contra los profetas que ven vanidad y
adivinan mentira; no estarán en la congregación de mi pueblo, ni serán
inscritos en el libro de la casa de Israel, ni a la tierra de Israel volverán;
y sabréis que yo soy Jehová el Señor. Ezequiel 13:1-9
Los
falsos profetas, por lo general, buscan un provecho personal, dicen: “Dios me ha dicho” con
el fin de aumentar sus bienes o de lograr algo para sí mismos a costa de la
ingenuidad y credulidad de las demás personas. Hay conjuración de sus profetas en medio de ella,
como león rugiente que arrebata presa; devoraron almas, tomaron haciendas y
honra, multiplicaron sus viudas en medio de ella. Ezequiel
22:25 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a
vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16Por
sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de
los abrojos? Mateo 7:15
Los
falsos profetas también se conocen porque hablan de paz y prosperidad para
aquellos que les dan dinero o bienes, pero hablan de maldiciones sobre los
que no les dan nada. Por el contrario la verdadera profecía busca revelar al
hombre, cegado por su pecado, la realidad de su rebeldía contra Dios y le
invita para reconciliarse con su Dios obedeciendo su Palabra. Así ha dicho Jehová
acerca de los profetas que hacen errar a mi pueblo, y claman: Paz, cuando
tienen algo que comer, y al que no les da de comer, proclaman guerra contra él:
6Por tanto, de la profecía se os hará noche, y oscuridad del adivinar; y
sobre los profetas se pondrá el sol, y el día se entenebrecerá sobre ellos.
7Y serán avergonzados los profetas, y se confundirán los adivinos; y
ellos todos cerrarán sus labios, porque no hay respuesta de Dios. Sus jefes
juzgan por cohecho, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas
adivinan por dinero; y se apoyan en Jehová, diciendo: ¿No está Jehová entre
nosotros? No vendrá mal sobre nosotros. [2] Miqueas
3:5-7, 11
La
profecía
que es resultado de un don del Espíritu Santo será una palabra de exhortación
para que el pueblo abandone sus pecados y se vuelva a Dios, es decir, será
una proclamación de la Palabra
de Dios que demanda obediencia de todos los hijos de Dios. Por tanto, de la profecía se os hará noche, y
oscuridad del adivinar; y sobre los profetas se pondrá el sol, y el día se
entenebrecerá sobre ellos. 7Y serán avergonzados los profetas, y se
confundirán los adivinos; y ellos todos cerrarán sus labios, porque no hay
respuesta de Dios. 8Mas yo estoy lleno de poder del Espíritu de
Jehová, y de juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel
su pecado. Miqueas 3:6-8 La profecía que es resultado de una
facultad de adivinación (diabólica) o de la imaginación de los hombres mas
temprano que tarde traerá confusión y vergüenza, porque esta profecía no está
basada en la Palabra
revelada de Dios sino en las intenciones y deseos de los hombres, mas la
profecía que es resultado de la llenura del Espíritu de Dios traerá al
principio dolor porque nos dejará ver el pecado de nuestros corazones pero
luego producirá frutos agradables de justicia para la gloria de Dios.
La
misión profética en el Nuevo Testamento sigue siendo igual que en el Antiguo,
es decir, la profecía tendrá como contenido la Palabra que Dios ya ha revelado a través
de los profetas del Antiguo Pacto y a través de la revelación de Jesucristo. El
verdadero profeta será el que denunciare al pueblo su pecado y lo trajere al
arrepentimiento. Por eso los profetas del Nuevo Testamento también serán
maltratados y perseguidos, porque el pueblo no quiere escuchar los mandamientos
de Dios, esos mandamientos que ya están revelados en las Escrituras. No serán
mandamientos nuevos o ajenos a los revelados en la Santa Palabra de Dios, el
profeta siempre ha tenido como misión recordar al pueblo la Palabra Escrita de Dios. Por tanto, he aquí
yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y
crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de
ciudad en ciudad; 35para que venga sobre vosotros toda la sangre
justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo
hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el
templo y el altar. 36De cierto os digo que todo esto vendrá sobre
esta generación. 37¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas,
y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos,
como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! 38He
aquí vuestra casa os es dejada desierta. Mateo
23:34-37
Los falsos profetas también aparecerán en el pueblo
del Nuevo Testamento, y serán más numerosos en la medida que nos
acercamos al final de los últimos tiempos. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán
a muchos; 12y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos
se enfriará. Mateo 24:11. Estos falsos profetas saldrán de en medio
de la Iglesia,
de lo contrario Jesucristo no hubiese dado esta advertencia a los creyentes. El
peligro está en que la falsa profecía saldrá de personas que se identifican
como miembros de las Iglesias cristianas y por eso los verdaderos creyentes deben
estar alertas para no seguirle en sus imaginaciones. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes
señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los
escogidos. Mateo 24:24 Estos aparentes creyentes que dicen recibir
revelaciones de Dios podrán hacer milagros y señales prodigiosas pero no
debemos creerles, recuerden que los verdaderos profetas son los que anuncian la Palabra de Dios para hacer
volver al pecador de su camino de perversidad.
El
Nuevo Testamento también confirma que las palabras de Dios dichas a través de los
profetas fueron escritas en Su Libro Santo y que esta Palabra es la que
todo profeta debe proclamar. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le
envíes a la casa de mi padre, 28porque tengo cinco hermanos, para
que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de
tormento. 29Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen;
óiganlos. 30Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno
fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. 31Mas Abraham
le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque
alguno se levantare de los muertos. Lucas 16:27-31. Cuando Jesús dice “A Moisés y a los profetas” se refiere
a los Escritos del Antiguo Testamento. Él está diciendo que los hombres serán
vueltos a Dios por medio de la proclamación de lo que ya ha sido revelado en
las Escrituras, la misión profética en el Nuevo Testamento es proclamar la Revelación dada en el
Antiguo desde la perspectiva de la
Obra de Cristo, esto fue lo que hicieron los apóstoles en sus
escritos. Ellos tomaron el Antiguo Testamento y lo interpretaron a la luz de la
obra de Cristo, ellos no pretendieron dar una nueva revelación a parte de lo
que Dios ya había dicho por Moisés y los profetas. La verdadera profecía en el
Nuevo Testamento sigue siendo el anunciar la Palabra de Dios, los mandamientos de la
Santa Ley de Dios para traer al hombre
convencimiento de su pecado y entonces llevarlo a Cristo, el Salvador. Jesús da
a entender en esta parábola que ninguna nueva revelación recibida a través de
supuestos profetas o de muertos que regresen de la tumba servirá para convencer
al hombre de su pecado, ese poder solo ha sido dado a la Palabra revelada de Dios.
Así que en este tiempo el que quiera ser profeta o pretenda tener ministerio
profético deberá hacer lo que han hecho los verdaderos profetas de Dios:
Proclamar la Palabra
revelada de Dios. Si es algo nuevo o distinto el mensaje de su profecía
entonces es porque no le ha amanecido. Pero habiendo
obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a
pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y
Moisés dijeron que habían de suceder: Hechos 26:22 Y habiéndole
señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y
les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde,
persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los
profetas. Hechos 28:23 Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol,
apartado para el evangelio de Dios, 2que él había prometido antes
por sus profetas en las santas Escrituras, Romanos 1:1 Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la
predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido
oculto desde tiempos eternos, 26pero que ha sido manifestado ahora,
y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno,
se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe, 27al
único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.
Romanos 16:25-27
En la Iglesia primitiva también
hallamos hombres profetas que podían pronosticar sucesos inmediatamente
futuros, pero siempre era con el fin de ayudar a la Iglesia en general,
nunca fue con propósitos personales e individuales. En aquellos días unos profetas descendieron de
Jerusalén a Antioquía. 28Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo,
daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra
habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio. 29Entonces los
discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los
hermanos que habitaban en Judea; 30lo cual en efecto hicieron,
enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo.
Hechos 11:27-30
En la
Iglesia de Cristo los profetas son aquellas personas
que, además de proclamar la
Palabra de Dios para traer a los hombres a la convicción de
sus pecados, tienen la habilidad, dada por el
Espíritu Santo, para consolar y confirmar a la Iglesia en las Palabras de
Jesús. Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y
confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras.
Hechos 15:32
El
Señor Jesús dotó a su Iglesia con diversos dones que le capacitarían para
edificar a los santos, dentro de esos dones se menciona el de profeta. Pero no
todos son profetas, es decir, no todos tienen la habilidad para hablar
con abundancia de palabras respecto a las cosas reveladas por Dios a través de
su Palabra Escrita. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros
cada uno en particular. 28Y a unos puso Dios en la iglesia,
primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que
hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los
que tienen don de lenguas. 29¿Son todos apóstoles? ¿son todos
profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros? 30¿Tienen todos
dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos? 31Procurad,
pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente. 1 Corintios 12:27-30
Los profetas en la Iglesia de Cristo deben
hablar para exhortar o para consolar, pero esto debe hacerse en orden.
1 Corintios 14:29-33 Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los
demás juzguen. 30Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere
sentado, calle el primero. 31Porque podéis profetizar todos uno por
uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados. “¿Qué proclaman los profetas?: Los profetas
son los que movidos por el Espíritu proclaman la Palabra de Dios a la
iglesia, son los que explican el plan de redención y subrayan el significado de
la obra de Dios en Cristo en una forma pastoral y exhortativa. Y ¿Cuál es el
objetivo de la profecía? Pablo enseña que en Corinto la profecía es para
edificación, aliento y consuelo de los miembros de la comunidad cristiana (v.
3). El mensaje de quienes profetizan debe estar en armonía con o debe provenir
de la Palabra
de Dios revelada. Si un mensaje, sea en la forma de predicación o enseñanza
como en un discurso espontáneo, contradice la Escritura, no viene del
Señor. El profeta que afirma: “así dice el Señor”, pero que no comunica la Palabra de Dios, habla de
sí mismo no de Dios. Es un profeta falso que desfigura al Señor.” Cuando Pablo instruye que las palabras de
los profetas deben ser juzgadas está indicando que estas palabras no son
PALABRAS DIRECTAS DE DIOS, como pasaba con algunos de los profetas en el
Antiguo Testamento, sino que el profeta en la Iglesia de Cristo es un
proclamador de la Palabra Escrita,
pero este profeta puede equivocarse en su explicación, de tal manera que los
oyentes deben comparar todo lo dicho con la revelación escrita así como hacían
los creyentes de Berea (Hechos 17:11; 1
Tes. 5:21). Cuando Pablo dice que si un profeta diferente al que está hablando
recibiere una revelación ¿A qué se refiere él con “revelación”? “Una revelación
profética era una aplicación de la verdad dada por Dios, la cual en términos
generales ya había sido revelada. Así que no se trataba de la revelación de intenciones
o pensamientos divinos desconocidos hasta ahora y que no se pudieran conocer de
otra manera” (cita de J.J. Packer)
32Y los espíritus de
los profetas están sujetos a los profetas; 33pues Dios no es Dios de
confusión, sino de paz.[5] Ninguno que se llame profeta podrá hablar a
la Iglesia en
un estado de trance o éxtasis en el cual su mente no puede ser gobernada por su
propio espíritu Los profetas de Dios en la Iglesia de Cristo son
personales normales, que tienen comportamientos normales y que pueden sujetar
sus propios dones, es decir, Toda persona que profetiza por el Espíritu de Dios
está en control de todas sus emociones, no se descontrola. Cuando una supuesta
profecía se da en descontrol del profeta causando desorden en el culto y
confusión, entonces el tal no está hablando por el Espíritu de Dios sino por su
propia imaginación descontrolada o por otro espíritu. La Biblia dice que Dios es un
Dios de orden y no de confusión.
Así
como la función de los apóstoles estaba relacionada con establecer el fundamento o base donde se iría
edificando la Iglesia,
de la misma manera los profetas formaban parte de este grupo que establecería
el fundamento. El ministerio de los apóstoles y profetas sigue vigente en la Iglesia y lo estará hasta
el fin, pero no porque hoy día haya personas que puedan llamarse
apóstoles o profetas o que tengan ese ministerio de fundamentos, sino porque la Iglesia de hoy sigue
edificándose sobre el fundamento que fue establecido por los apóstoles y
profetas. Si hoy día alguien quiere darse el nombre de profeta deberá serlo en
el sentido de que proclama con abundancia la Palabra de Dios para edificación, consolación y
exhortación. edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la
principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21en quien todo el
edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;
22en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de
Dios en el Espíritu. Efesios 2:20-21
Los profetas de la Iglesia de Cristo
recibieron una comprensión progresiva y última en la revelación de Dios, esto
era que, ahora en Cristo Jesús, los gentiles formarían parte del pueblo de Dios
y esta revelación quedó consignada en las Sagradas Escrituras de modo que los profetas
de la Iglesia
están obligados a proclamar por todas partes esa gloriosa revelación de la
gracia de Dios, todo el que proclame
estas verdades es gente con una profecía fresca para el hombre. Misterio que en
otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora
es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: 6que
los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la
promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio, 7del cual yo fui
hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la
operación de su poder. Efesios 3:5-7
Los
dones que el Señor ha dado a Su Iglesia
son para la edificación de la
Iglesia hasta que lleguemos a la unidad de la fe, es decir,
hasta que entremos en el estado eterno de perfección; mientras que nos haga
falta algo para la total perfección serán necesarios los dones y ministerios
con que el Espíritu capacita y edifica a la Iglesia de Cristo. Pero ya hemos visto que la Iglesia como un edificio
se construye sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, es decir, el
fundamento se puso una vez y para siempre, de la misma manera como en un
edificio solo se pone un fundamento. La Iglesia sigue perfeccionándose y creciendo sobre
el cimiento firme que Cristo estableció a través de su obra y por medio de la
revelación autoritativa que puso por los apóstoles y profetas. Esto implica que
no se puede poner otro fundamento, es decir, si después de haber sido puesto el
cimiento surgen otras personas que dicen ser apóstoles o profetas porque
reciben nuevas revelaciones entonces se está poniendo otro fundamento y es
necesario construir otro edificio, pero ya no sería la Iglesia de Cristo. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros,
profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12a
fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo, 13hasta que todos lleguemos a la
unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la
medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14para que ya no
seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por
estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del
error, 15sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en
aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16de quien todo el cuerpo,
bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan
mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento
para ir edificándose en amor. Efesios 4:11-16 Los evangelistas, pastores y maestros
son los encargados de continuar edificando sobre el fundamento de los apóstoles
y profetas. Estos dones tienen la responsabilidad de conducir a la Iglesia a la doctrina y fe
de Jesucristo que fue revelada por medio de los apóstoles y profetas. ¡Qué
perfección la que Cristo obra en su Iglesia! Así se evitaría que los hijos de
Dios se dejaran llevar por todo viento de doctrinas, es decir, si durante todo
el transcurso histórico de la Iglesia Dios,
Él iba a estar dando nuevas revelaciones a través de constantes ministerios
proféticos y apostólicos entonces, al no tenerse un solo fundamento, los
creyentes podrían ser manipulados por las falsas profecías de hombres que utilizan
la religión con el fin de engañar y sacar provecho. Solo hay un fundamento
profético revelado en las Escrituras y ahora y siempre la Iglesia construye sobre
este fundamento por los dones de pastores y maestros. Seguimos siendo una
iglesia profética y apostólica cuando tenemos solo este fundamento, cuando
pretendemos contar con nuevos apóstoles y profetas entonces abandonamos el
fundamento para construir hojarasca y paja que un día será quemada por el
fuego.
La misión profética en el Nuevo Testamento está
centrada en la persona de Cristo, en quien
Dios reveló todo lo que faltaba para su Obra completa entre los hombres. Dios, habiendo
hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los
profetas, 2en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a
quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;
Hebreos 1:1 En el Antiguo
Testamento los profetas recibieron revelaciones de diferentes maneras, pero
ahora, toda la revelación ha sido completada en la persona de Cristo quien nos
revela al Padre en todo su esplendor y ¿No es el propósito de la profecía el
darnos a conocer la voluntad del Padre? Ahora en Cristo tenemos el cuadro
completo, ya no es necesario tener otras revelaciones, lo único que tenemos que
hacer es mirar a Cristo a través de la Palabra, allí encontraremos la revelación
perfecta que es necesaria para la salvación del hombre. ¿Y no es el objetivo de
la profecía el traer al hombre a la reconciliación con Dios siendo obediente a
sus mandatos?
El
ministerio profético, en toda la
Biblia, tuvo como propósito el revelarnos a Cristo, desde el Antiguo Testamento. Los profetas que
profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente
indagaron acerca de esta salvación, 11escudriñando qué persona y qué
tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de
antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.
12A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros,
administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han
predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las
cuales anhelan mirar los ángeles. 1
Pedro 1:10-12 El centro de la profecía debe ser
Cristo. “Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo:
Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el
testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu
de la profecía.” Apoc. 19:10
Así como en el Antiguo Testamento surgieron falsos
profetas, de la misma manera en medio de la Iglesia de Cristo habrá
falsos profetas que buscarán su provecho personal causando confusión y
desvío. Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre
vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías
destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos
destrucción repentina. 2Y muchos seguirán sus disoluciones, por
causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, 3y por
avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya
de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme. 2 Pedro 2:1-3
Recordemos que la misión del profeta bíblico es proclamar la Palabra de Dios, sus
mandamientos, con el fin de convencer al hombre de su pecado y traerlo a una
obediencia salvadora a Cristo. El profeta bíblico exhorta y anima al pueblo
para glorificar a Dios y su mensaje está centrado en Cristo y su obra
redentora. Si alguien se dice ser profeta pero su revelación no está basada en
esto, entonces es un falso profeta, busca su provecho personal. Los falsos
profetas siempre se distinguieron porque decían “Dios me dijo” con el fin de
engañar a las personas, de sacar algún provecho, ya sea como reconocimiento de
los demás al ser llamado profeta de Jehová o de sacar provecho material. Lo
cierto es que un día la ira de Dios caerá sobre los tales, aunque parece que
cada día prosperan al continuar en su engaño y piensan que Dios está
respaldando sus ministerios, lo cierto es
que Dios no tardará en enviarles su merecido. ¡Cuánto temor debemos
tener en decir Dios me dijo o Dios ha dicho!
El ministerio profético sigue vigente en la Iglesia de hoy siempre que recordamos al pueblo las
palabras que fueron dichas por los profetas del Señor y que están
registradas en las Sagradas Escrituras. para que tengáis memoria de las palabras que antes
han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador
dado por vuestros apóstoles; 2 Pedro 3:2.
Esto implica que la profecía hoy es la proclamación de la Palabra de Dios mediante
la predicación, la enseñanza y la evangelización.
La Iglesia de Cristo tiene la responsabilidad de ejercitar los
dones de discernimiento de espíritus para descubrir a los falsos profetas que han salido por todas partes para confundir a la Iglesia. Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios;
porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. 2En esto
conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha
venido en carne, es de Dios; 3y todo espíritu que no confiesa que
Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del
anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.1
Juan 4:1-3 Según las recomendaciones de
Juan el discernimiento de espíritus consiste en poder conocer y diferenciar
entre la doctrina bíblica y apostólica, y la doctrina de los demonios. Estos
falsos profetas podrán engañar a multitudes porque salen de dentro de la Iglesia, aunque no
pertenecen verdaderamente a ella porque son hijos del diablo. Salieron de
nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros,
habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no
todos son de nosotros. 1 Juan 2:19 Aquí está el grave peligro de la falsa profecía en
este tiempo, estos profetas falsos saldrán de nosotros mismos, hablarán y
vestirán como nosotros, hablarán de Cristo y de santidad, pero su mensaje será
engañoso porque apartará al pueblo de la obediencia a los mandatos de Dios para
centrarse en ellos mismos. Al igual que los falsos profetas en el Antiguo
Testamento su mensaje será de paz y prosperidad (antropocentrismo) pero Dios no
hablará a través de ellos sino que ellos hablarán las palabras del
anticristo. De allí que los pastores y
maestros tienen la responsabilidad de mantenerse firmes en la revelación dada
por Dios a través de los profetas y que está registrada en las Sagradas
Escrituras, porque siendo esta la palabra revelada por el Espíritu Santo solo
ella tiene la capacidad de ayudarnos a discernir los falsos espíritus
(doctrinas) del verdadero espíritu (doctrina de Cristo), esto es lo que Juan llama la unción. Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis
todas las cosas. 21No os he escrito como si ignoraseis la verdad,
sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad. 22¿Quién
es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo,
el que niega al Padre y al Hijo. 23Todo aquel que niega al Hijo,
tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre.
24Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo
que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros
permaneceréis en el Hijo y en el Padre. 1 Juan 2:20-24 La unción, es
decir la capacidad de discernir lo falso de lo verdadero en asuntos
espirituales, consiste en permanecer en lo que hemos oído desde el principio
¿De cuál principio? Es obvio que se refiere a lo que Pablo llama el fundamento
de los apóstoles y profetas, es decir, la revelación que Dios dio a través de
los profetas del Antiguo Testamento, la revelación completa que hallamos en
Cristo y sus palabras que fueron dadas a través de los apóstoles. Si
permanecemos en esas palabras no seremos engañados por ningún falso profeta ¿De
qué están hablando los profetas que tu escuchas? ¿De cristo y su obra? ¿De los
mandatos de la santa Ley de Dios? ¿De el volverse arrepentidos a Dios? O ¿Hablan
de prosperidad y paz? Ya sabes cómo distinguir al verdadero profeta del falso.
Los
profetas Bíblicos en el Nuevo testamento no halagan a las personas y les hablan de prosperidad y paz, sino que los
atormentan por sus pecados confrontándolos con la santidad de Dios e
invitándoles al arrepentimiento de sus malas obras. Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que
sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará. 8Y
sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual
se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado. 9Y
los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres
días y medio, y no permitirán que sean sepultados. 10Y los moradores
de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos
unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de
la tierra. Apocalipsis 11:7-10
Los
verdaderos profetas serán recompensados al
final de los tiempos, ellos no buscan
gloria en esta vida, por eso se esfuerzan en ser fieles a la Palabra revelada de Dios. Y se airaron las
naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el
galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre,
a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra. Apoca. 11:18
Las
falsas profecías muchas veces fueron el resultado de un soborno Y entendí que Dios no lo había enviado, sino que
hablaba aquella profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían
sobornado. 13Porque fue sobornado para hacerme temer así, y que
pecase, y les sirviera de mal nombre con que fuera yo infamado. Nehemías 6:12-13
El hecho de hablar palabras de exhortación y
edificación (profecía) sin la abundancia del amor de Dios descalifica al tal
como siervo del Señor. Ostentar algún don espiritual cuando se
carece del amor de Dios abundando en el corazón del creyente es algo vano.
Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda
ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no
tengo amor, nada soy. 1 Corintios 13:2
La profecía es puesta en
el mismo lugar con la doctrina, la enseñanza y la ciencia por el apóstol Pablo.
La profecía en el Nuevo Testamento
está relacionada directamente con la edificación de los santos a través de la
explicación de la Palabra
de Dios. Ahora pues,
hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no
os hablare con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina? 1
Corintios 14:6
La profecía, siendo la
proclamación abundante de la
Palabra revelada de Dios, debe ocupar un lugar prominente
en los cultos públicos y esta debe ser clara, presentada con orden y
comprensión para todos, especialmente para que los incrédulos sean convencidos
de su pecado y vengan al arrepentimiento. En el Nuevo Testamento sigue siendo
función del profeta el llevar a los hombres al sincero arrepentimiento. Así que, las lenguas son por señal, no a los
creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a
los creyentes. 23Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo
lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que
estáis locos? 24Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o
indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; 25lo oculto
de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a
Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.
1 Corintios 14:22-25
El
don de profecía ha sido dado a la
Iglesia de Cristo para su edificación, exhortación y
consolación.
Ya sabemos por las Escrituras en qué consiste este don. De manera que,
teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía,
úsese conforme a la medida de la fe; 7o si de servicio, en servir; o
el que enseña, en la enseñanza; 8el que exhorta, en la exhortación;
el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace
misericordia, con alegría. Romanos 12:6-8. Así
como el Espíritu capacita a algunos hermanos de la Iglesia para que sirvan o
enseñen hay otros que son capacitados por el Espíritu para hablar
proféticamente a los creyentes trayéndoles consolación, exhortación y
edificación. Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación
y consolación. 1 Corintios 14:3 Pero ya sabemos que la
profecía a que se refiere el Nuevo Testamento es el abundar en palabras
edificantes o exhortativas basados en la revelación escrita de Dios, no en
nuevas relevaciones. Si alguno habla, hable conforme a las
palabras de Dios; 1 Pedro 4:11
Los profetas hablan de
parte de Dios, como hemos dicho antes, no hablan las imaginaciones de su corazón.
Siendo que ellos hablaron las Palabras de Dios estas fueron registradas en las
Sagradas Escrituras y forman la
Palabra profética más segura en la cual todo creyente debe
permanecer atento y firme. Tenemos también la palabra profética más segura, a
la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar
oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros
corazones; 20entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de
interpretación privada, 21porque nunca la profecía fue traída por
voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados
por el Espíritu Santo. 2
Pedro 1:19-21 Esto implica que si hoy
día alguien reclama ser profeta en el sentido de estar recibiendo revelaciones
nuevas y directas del Espíritu aparte de la Palabra Profética
segura, entonces estas palabras deben ser añadidas a la Biblia y todos los
creyentes de todos los lugares deben obedecer a esas palabras. Pero sabemos que
Cristo fue la culminación de la revelación divina a través de los apóstoles, y
ahora el creyente cuenta con Toda la
Palabra de Dios y está prohibido añadirle algo nuevo. Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la
profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él
las plagas que están escritas en este libro. 19Y si alguno quitare
de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de
la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. Apoc.
22:18-19
Recomendaciones pastorales
Apreciado hermano en la
fe, estos pasajes de las Escrituras Sagradas nos dan mucha luz para entender
cuál es la función del profeta en el pueblo de Dios, qué papel desempeñó la
profecía en el desarrollo de la revelación divina y en la edificación de la Iglesia de Cristo.
Ahora podremos
preguntarnos ¿De acuerdo a todo lo que estos pasajes nos enseñan, podemos
afirmar estar recibiendo nuevas revelaciones de Dios en el día de hoy? ¿Podemos
aceptar que Dios esté levantando nuevos profetas con revelaciones adicionales a
la palabra profética más segura (la
Biblia)?
Yo creo que si usted es
creyente el Espíritu le guiará a obedecer los principios escriturales y a
abandonar toda práctica que se oponga a lo que ella enseña. Debemos tener mucho
cuidado con utilizar el vocabulario popular dentro del cristianismo y no caer en
el error de decir frases como: “Dios me dijo”, “el Señor me mostró”, “la voz de
Dios me habló”, “el Señor dice”, a menos que estemos refiriéndonos a una
enseñanza que hemos aprendido de las Sagradas Escrituras.
Debemos tener cuidado con
buscar nuevas revelaciones a parte de lo que ha sido revelado en la Palabra de Dios. Muchos
han caído en el error doctrinal y otros han sido víctimas de falsos profetas
por abandonar las sendas antiguas pretendiendo encontrar un camino mejor o más
cómodo. Muchas de las grandes sectas que pululan hoy empezaron con hombres y
mujeres que andaban en pos de revelaciones nuevas: Mormones, Adventistas,
Testigos de Jehová, etc.
Tenga mucho cuidado con
los varones y damas que se dicen ser profetas y van por las casas dando profecías
personales, esto no se ajusta al principio bíblico. La profecía siempre fue
dada en el contexto de la comunidad del Pueblo de Dios. Los profetas en el
Antiguo Testamento desarrollaron sus ministerios en torno al pueblo de Israel,
sus profecías y milagros estuvieron destinados a iluminar al Pueblo. De la
misma manera en la Iglesia
de Cristo los profetas y apóstoles desarrollaron sus ministerios para la
edificación de la Iglesia,
y no para la edificación de una sola persona en particular. Estos profetas personales,
aunque muchas veces den la apariencia de mucha piedad y comunión con el Señor,
realmente están desobedeciendo los principios bíblicos que ya hemos visto y
están revelándose contra el Señor de la Iglesia, pretendiendo hablar por el Espíritu
Santo lo que sale de sus imaginaciones infladas. No piense que en estas
palabras que digo hay falta de amor, realmente estoy diciendo estas cosas por
el amor de Dios que nos lleva a desear lo mejor para su Pueblo. Dios siempre ha
levantado profetas que protestan contra el descarrío del pueblo, mis palabras
hoy son como la de esos profetas antiguos que, tomaban la Palabra revelada de Dios,
y advertían al pueblo del error en que estaban y les llamaban a un
arrepentimiento. Este es el ministerio profético que debe abundar por todas
partes, hombres valientes que se atrevan a predicar fielmente la Palabra de Dios para traer
un verdadero arrepentimiento a esta sociedad postmoderna y paganizada.
Tenga cuidado con estar
buscando profecías personales. Recuerde que el Señor habla de falsos profetas
que saldrán por el mundo para engañar, si fuere posible a los escogidos. Estos
profetas, como los profetas falsos que se mencionan en la Biblia, hablarán palabras
dulces, otras veces serán palabras de exhortación al arrepentimiento pero
basados, no en los mandamientos de Dios, sino más bien en métodos psicológicos,
que muy pronto degenerarán en una dependencia emocional de la “ministración”
del profeta.
¿Qué de los “profetas” que
pronostican cosas y estas se cumplen? ¿No es eso una muestra fehaciente de que
hablan directamente lo que Dios ha dicho? En Deum. 13:1-5 hemos visto que
algunos falsos profetas podrán adivinar eventos futuros y hacer prodigios
mentirosos para engañar a sus espectadores, la muchacha poseída por el espíritu
de adivinación en el libro de Hechos realmente adivinó que los apóstoles
predicaban el Evangelio del Hijo de Dios. Ahora, no todos están dando sus
falsas profecías por espíritus de engaño, otros darán pronósticos muy generales
de modo que cualquier evento puede ser incluido dentro de su “profecía”.
Basado en lo que hemos
aprendido de los pasajes bíblicos estudiados en este librito quiero darle las
siguientes recomendaciones:
- Si usted acostumbra a decir Dios me
dijo, o me habló, refiriéndose a las impresiones de su corazón o mente,
tenga cuidado y no vuelva a usar esos términos. Porque son simplemente
impresiones suyas, aunque Dios, a través de su Espíritu, puede motivar
nuestro ser para que hagamos o realicemos algo en especial, como por
ejemplo visitar a un hermano enfermo u otra situación, pero esto solo será
una impresión, yo no podría atreverme a decir: Dios me habló y me dijo que
viniera a visitarte, eso es un riesgo muy grande. Más bien podrías decir:
He sentido la necesidad de venir a visitarte. Lo más probable es que Dios
puso esa necesidad, pero eso no es Palabra de Dios, no es una revelación.
Debemos hacer las diferencias. A veces manipulamos los sentimientos de
otras personas cuando le afirmamos que Dios nos habló y le dijo que la
visitáramos, eso no está de acuerdo con los principios de las Escrituras.
Tenga presente Jeremías 23:35-36
- Recuerde que la misión de los profetas
era la de comunicar la
Palabra revelada de Dios para exhortar, edificar y
animar. Si usted cree tener un ministerio profético entonces haga lo que
hacían estos profetas bíblicos, profundice en las Escrituras, conozca los
mandamiento de Dios y de Cristo, luego proclame estas verdades a todos.
Adiéstrese en las Escrituras reveladas y proclame por doquier su mensaje,
así podrá ser un profeta en el sentido bíblico. Si usted va a anunciar la
revelación escrita de Dios entonces podrá decir: “El Señor dice…”, de lo
contrario no se atreva, porque puede recibir la justa ira de Dios por su
atrevimiento.
- Si usted está esclavizado en la práctica
de querer recibir profecías personales para poder sentir que Dios le
habló, entonces le animo para que vuelva a leer los pasajes que estudiamos
en este librito, luego se postre ante su Soberano Dios y pida perdón por
haberle ofendido al no depender totalmente de Su Palabra Revelada, y se
aparte de esas prácticas. Cuando empiece a depender totalmente del mensaje
profético de la Biblia,
encontrará que su vida cristiana se edificará abundantemente porque estará
cimentada en el fundamento firme establecido por Cristo, los apóstoles y
profetas. Cuando usted edifica su vida cristiana en profecías personales
está construyendo con pasto y hojas secas.
Conclusión
Habiendo hecho una
revisión de los pasajes mas representativos de las Escrituras sobre el tema de
la profecía, los profetas y los que profetizan solo queda pedir al Señor que
nos conceda por Su Espíritu el poder aplicar estas verdades a nuestra realidad
como Iglesia del Señor en el siglo XXI.
No quiero entrar en
discusiones teológicas sobre el tema, mas bien ha sido mi deseo al tocar todos
estos pasajes el que La Biblia
misma nos hable e instruya al respecto.
Anhelo que todos hallamos
recibido la Luz
que procede de la Palabra
para ver con claridad los errores y abusos que muchos líderes y “profetas”
comenten hoy, tanto con la
Palabra al tratar manipularla a su antojo, como con el
creyente al abusar de su credulidad y presentarle como palabra de Dios lo que
es solo resultado de las imaginaciones y deseos de sus corazones.
Tengamos cuidado con el
cristianismo místico que está intentado imponerse en todas partes. Tengamos
cuidado con descuidar la
Palabra de Dios por ir en pos de nuevas revelaciones que
agraden a nuestros corazones, ya sabemos que pasó con el pueblo de Dios cuando
este dejaba de escuchar la verdadera profecía bíblica y se apartaba detrás de
falsos profetas.
Estoy convencido que si
todos los creyentes de este siglo volvemos a escudriñar con ahínco y esmero las
Sagradas Escrituras abandonaremos muchos errores que se han infiltrado en la Iglesia, no habría tantas
decepciones del cristianismo, ni ingenuos robados por los mercaderes de la fe,
ni tanto mal testimonio de aquellos que se identifican como cristianos.
Dios nos bendiga y nos
ayude a continuar por el camino de la Sola
Biblia.
[1]Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos
de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
[2]Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos
de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
[5]Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos
de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.