Jesús es
superior a los ángeles
1:5
– 1:14
- Resumen
del pasaje:
El
autor de Hebreos presenta un contraste entre Jesús y los ángeles. Para ello usa
abundantes citas de los Salmos, especialmente del salterio, ya que este era muy
conocido por los judíos y los nuevos cristianos. La gente memorizaba y conocía
muy bien estos salmos. Así que el autor usa los salmos más conocidos para
mostrar la divinidad de Jesús.
De
Jesús dice que tiene los siguientes reconocimientos divinos:
-
Hijo engendrado por el
Padre Eterno (5)
-
Dios es su Padre (5)
-
Todos los ángeles le deben
adoración (6)
-
Al Hijo se le reconoce
como Dios mismo gobernando en su Trono (8)
-
Habiendo amado la
justicia y aborrecido la maldad ha sido ungido por Dios mismo con aceite de
alegría más que a sus compañeros (9)
-
Se le reconoce como
Señor (Adonai)
-
Como el creador de los
cielos y la tierra (10)
-
El Hijo es eterno e
inmutable (11-12)
-
Está sentado a la
diestra de Dios Padre hasta que él derrote a todos sus enemigos
Mientras
que los ángeles:
-
Son comparados con el
viento, mensajeros del Señor (7)
-
Son comparados con
llamas de fuego (7)
-
Son llamados espíritus
servidores de los herederos de la salvación (14)
Los
ángeles no tienen el reconocimiento divino de Jesús. El Hijo es superior en
todo a los ángeles.
Los
judíos pensaban que su religión era superior al cristianismo porque su Ley y la
revelación fue dada a través de ángeles (Heb. 2:2), pero la verdad es bastante
distinta, porque la revelación del cristianismo no fue traída por ángeles, sino
por alguien superior a ellos, por Dios mismo, el Dios encarnado y engendrado
eternamente: Jesús.
- Dificultades
del pasaje.
-
¿En qué sentido a los
ángeles no se les llama hijos? (5).
“Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios
jamás: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy”
Aunque
en Job 1:6; 2:1 y 38:7 a los ángeles se les llama hijos de Dios, ellos reciben
esta designación de manera general, no particular. Es decir, a ningún ángel de
manera particular se le llama hijo de Dios, sino a todos en su conjunto. Siendo
creados por Dios, entonces se les llama hijos de Dios. Pero el sentido mas
claro es que a ningún ángel se le ha dado el reconocimiento de Hijo de Dios que
aparece en este pasaje, es decir, como engendrado por el Padre, gobernando en
el mismo Trono con el Padre, creando todas las cosas. Los ángeles no tienen
estas cualidades que solo corresponden a la divinidad, por eso ninguno de ellos
ha sido llamado, en toda su amplitud, Hijo de Dios.
Ninguno
de los ángeles pudo dirigirse a Dios como Padre, solo Jesús pudo hacerlo con
toda autoridad. Esto ofendió mucho a los judíos, que Jesús considerara de
manera especial a Dios su Padre. Ningún ser creado podía reclamar este derecho,
solo el hijo eterno de Dios. (Juan 5:18)
-
¿A qué se refiere el
hecho de que Jesús haya sido engendrado por Dios? ¿Esto es lo mismo que ser
creado? (5) (Salmo 2) La generación eterna.
Cuando
el autor dice “hoy” no se está refiriendo al día calendario en el cual
escribía, sino que hace referencia al tiempo de Jesús en la tierra. Algunos
creen que este “hoy” se refiere a la exaltación o coronación de Cristo, luego
de su ascensión. Aunque también es probable que haga referencia a un suceso
anterior al tiempo en general.
Este
pasaje no indica que Jesús sea inferior al Padre, ni creado, pues el Hijo es
considerado Hijo desde la eternidad. El Salmo 2 fue escrito mucho antes del
nacimiento de Cristo.
La
segunda persona cumple el rol de Hijo dentro de la Santísima Trinidad, pero
este es un rol eterno. Él no es Hijo desde el momento en que se encarnó, sino
que siempre ha sido el Hijo de Dios.
La
frase dice “engendrado”. Aunque no podemos entender los profundos misterios de
la Trinidad, sabemos por la Biblia que la segunda persona fue engendrada por el
Padre, desde siempre. Por eso Jesús es también reconocido como Dios.
El
pasaje de Juan 5:18 nos muestra que los judíos entendían que si alguien se
consideraba en sentido especial Hijo de Dios, es porque procedía directamente
de la esencia divina y entonces debía ser reconocido como Dios mismo. Jesús es
llamado Hijo, engendrado de la esencia divina.
El
Credo de Nicea (Concilio de Nicea en el 325 D.C.) afirma así lo siguiente de
Jesucristo:
Creo en un solo
Dios Padre Todopoderso, Creador del cielo y de la tierra, y de todas las cosas
visibles e invisibles;
Y en un solo Señor Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios,
Engendrado del Padre antes de todos los siglos,
Dios de Dios, Luz de Luz, verdadero Dios de Dios verdadero,
Engendrado, no hecho, consubstancial con el Padre;
Por el cual todas las cosas fueron hechas,
El cual por amor a nosotros y por nuestra salud descendió del cielo,
Y tomando nuestra carne de la virgen María, por el Espíritu Santo, fue hecho hombre,
Y fue crucificado por nosotros bajo el poder de Poncio Pilatos,
Padeció, y fue sepultado;
Y al tercer dia resucitó sugún las Escrituras,
Subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre.
Y vendrá otra vez con gloria a juzgar a los vivos y a los muertos;
Y su reino no tendrá fin.
Y en un solo Señor Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios,
Engendrado del Padre antes de todos los siglos,
Dios de Dios, Luz de Luz, verdadero Dios de Dios verdadero,
Engendrado, no hecho, consubstancial con el Padre;
Por el cual todas las cosas fueron hechas,
El cual por amor a nosotros y por nuestra salud descendió del cielo,
Y tomando nuestra carne de la virgen María, por el Espíritu Santo, fue hecho hombre,
Y fue crucificado por nosotros bajo el poder de Poncio Pilatos,
Padeció, y fue sepultado;
Y al tercer dia resucitó sugún las Escrituras,
Subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre.
Y vendrá otra vez con gloria a juzgar a los vivos y a los muertos;
Y su reino no tendrá fin.
El
credo de Atanasio (siglo IV) resume este misterio así:
Todo el que quiera salvarse, debe ante todo mantener la Fe Universal. El
que no guardare ésta Fe íntegra y pura, sin duda perecerá eternamente. Y la Fe
Universal es ésta: que adoramos a un solo Dios en Trinidad, y Trinidad en
Unidad, sin confundir las Personas, ni dividir la Sustancia. Porque es una la
Persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo; mas la
Divinidad del Padre, del Hijo y del Espíritu es toda una, igual la Gloria,
coeterna la Majestad. Así como es el Padre, así el Hijo, así el Espíritu Santo.
Increado es el Padre, increado el Hijo, increado el Espíritu Santo.
Incomprensible es el Padre, incomprensible el Hijo, incomprensible el Espíritu
Santo. Eterno es el Padre, eterno el Hijo, eterno el Espíritu Santo. Y, sin
embargo, no son tres eternos, sino un solo eterno; como también no son tres
incomprensibles, ni tres increados, sino un solo increado y un solo
incomprensible. Asimismo, el Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo
es Dios. Y sin embargo, no son tres Dioses, sino un solo Dios. Así también,
Señor es el Padre, Señor es el Hijo, Señor es el Espíritu Santo. Y sin embargo,
no son tres Señores, sino un solo Señor. Porque así como la verdad cristiana
nos obliga a reconocer que cada una de las Personas de por sí es Dios y Señor,
así la religión Cristiana nos prohíbe decir que hay tres Dioses o tres Señores.
El Padre por nadie es hecho, ni creado, ni engendrado. El Hijo es sólo del
Padre, no hecho, ni creado, sino engendrado. El Espíritu Santo es del Padre y
del Hijo, no hecho, ni creado, ni engendrado, sino procedente. Hay, pues, un
Padre, no tres Padres; un Hijo, no tres Hijos; un Espíritu Santo, no tres
Espíritus Santos. Y en ésta Trinidad nadie es primero ni postrero, ni nadie
mayor ni menor; sino que todas las tres Personas son coeternas juntamente y
coiguales.
En
la Biblia al Hijo se le reconoce como el primogénito o unigénito[1]
de Dios. Lo cual demuestra la eterna generación del Hijo, quien es Dios mismo. (Juan
1:14, 18; 3:16, 18; Col. 1:15; Heb. 11:17; 1 Juan 4:9).
Es
Hijo unigénito (monogenes) porque
solo él es de la misma sustancia del Padre, nadie más. Solo él es la imagen del
Dios vivo (2 Cor. 4:4; Col. 1:15).
Jesús
es engendrado eternamente por el Padre, y no creado, porque en el eterno
presente de Dios, la segunda persona es engendrada. Esto lo demuestran pasajes
en los cuales se habla de la igualdad del Hijo con el Padre y la pre-existencia
de Cristo. (Miq. 5:2; Juan 1:14, 18; 3:16; 5:17, 18, 30, 36; Hech. 13:33; Juan
17:5; Col. 1:16; Heb. 1:3).
Ahora,
no estamos diciendo que Dios genera su propia esencia. El Hijo es generado
eternamente.
Creo
que hay una forma mas sencilla de explicar esto, aunque no pretendo entender el
misterio de la Trinidad.
La
esencia divina es una sola, es eterna, vive en un eterno presente.
Eternamente
la segunda persona de la Trinidad, voluntariamente, se sometió al Padre para
cumplir su voluntad perfecta de salvar a un pueblo para sí.
El
Salmo 2, aunque en su sentido primario es una promesa para Salomón el hijo de
David, en él no se dio el cumplimiento
perfecto y cabal, sino que esto se cumple perfectamente en la simiente de
David, en el Mesías, en Jesús. Pero este Salmo también refleja el pacto eterno
entre las personas de la Trinidad.
El
Padre le dice a la segunda persona que le pida por herencia las naciones, las
gentes que él quiere para sí. El hijo le pide a Dios esta gente, que en la
Biblia son llamados los elegidos. (Rom. 8:33; 1 Cor. 1:27,28; Efesios 1:4; 2
Tim. 2:10; 1 Ped. 1:2).
Ahora,
para Dios darle esta gente al Hijo es necesario que él muera por ellos, pues se
encuentran en una situación de muerte espiritual y receptores de la justa y
santa ira de Dios. Es necesario que la segunda persona de la Trinidad entre en
un estado de humillación, tome carne para sí y se vuelva como uno de ellos,
pero sin pecado. Todo esto se encuentra tipificado por los sacrificios y las
leyes del Antiguo Testamento.
El
Hijo se compromete con el Padre a morir por los hijos que Dios le ha dado. Él
vendrá a la tierra a cumplir con el propósito del Padre. La segunda persona de
la Trinidad se somete voluntariamente a la Primera persona para cumplir su
propósito de salvación. La segunda persona hará todo lo que el Padre ha
determinado, fue enviado por el Padre (Juan 4:34; 17:4), vivirá para glorificar
al Padre (Juan 17:1, 4), hará la voluntad del Padre (Juan 4:34; 5:30; 8:28),
vendrá en nombre del Padre (Juan 5:43) hablará las palabras del Padre(Juan
14:10) y hará sus obras (Juan 14:10; 5:19).
Aunque la segunda es igual en poder y
eternidad con la primera, voluntariamente se somete. Ahora, ¿Cuándo se dio
esto? En la eternidad. El plan redentor se dio en la eternidad. Dios no
improvisó en Edén cuando el hombre pecó. Sus planes son eternos. Siendo que
eternamente la segunda persona se sometió a la primera para cumplir su voluntad
y salvar a un pueblo para sí, entonces, eternamente la segunda persona asumió
su rol de Hijo obediente. Por eso el Hijo es eternamente engendrado por el
Padre, mas no creado.
La
sustancia del Hijo engendrado eternamente es igual a la del Padre, pues, “porque como el Padre tiene vida en sí mismo,
así también ha dado al hijo el tener vida en sí mismo” Juan 5:26
El
dr. Luis Berkhof define así la eterna generación del Hijo: “Es aquel acto necesario y eterno de la
primera persona de la Trinidad, por medio del cual, dentro del Ser divino está
la base para una segunda subsistencia personal semejante a la misma del Padre,
y pone a esta segunda persona en posesión de la completa esencia divina, sin
ninguna división, enajenación o cambio.[2]”
-
¿En qué momento
introdujo el Padre al Primogénito y ordenó a los ángeles adorarlo? (v.6) Det.
32:43
Hay
dificultades con la traducción de este texto desde el griego. Algunos lo
traduce: “Y una vez más, cuando Dios trae
a su primogénito al mundo”, mientras creen que se debe traducir “Pero cuando Dios traiga nuevamente al
primogénito al mundo”[3].
La
segunda traducción haría referencia a la segunda venida de Cristo. Mientras que
la primera hace mención al nacimiento de Jesús.
Siendo
que el autor aún no ha ahondado en el tema de la primera venida de Cristo, me
parece que no tiene en mente, de manera
primaria, la segunda venida.
No
obstante, las Sagradas Escrituras nos presentan a los ángeles adorando a Jesús
en sus dos venidas:
En
Lucas 2:13 una multitud de ángeles alabó al Señor cuando Cristo nació.
En
Mateo 24:31 el Señor dice que los ángeles tocarán trompetas cuando el Hijo de
Dios regrese al final del tiempo.
Los
ángeles fueron creados por el Hijo, por quien Dios hizo todo lo que existe. De
allí que los ángeles deban adoración a Jesús.
-
¿Porqué al autor de
Hebreos dice que Moisés escribió en su cántico “adórenle todos los ángeles de Dios”, si cuando vamos a Deuteronomio
32:43 no aparece esa declaración?
Recordemos
que el autor de Hebreos está usando la versión Septuaginta o griega del Antiguo
Testamento, no la hebrea.
Al
parecer en la versión griega y en los pergaminos del Mar Muerto se encuentra la
adición mencionada.
La
versión hebrea se lee así: “Alabad,
naciones, a su pueblo, porque él vengará la sangre de sus siervos; y tomará
venganza de sus enemigos, y hará expiación por la tierra de su pueblo”
La
versión griega se lee así: “Regocijaos,
oh naciones, con su pueblo, y adórenle todos los ángeles, porque él vengará la
sangre de sus siervos”
El
autor de Hebreos, inspirado por el Espíritu Santo, acepta esta añadidura en la
versión griega como autorizada por Dios.
De
todas maneras, otro texto en el Antiguo Testamento reafirma esta declaración.
La encontramos en el Salmo 97:7. La versión hebrea dice: “Adoradle todos los dioses”, y la versión griega dice: “Adoradle, todos vosotros sus ángeles”
Cuando
leemos el cántico de Moisés en Deuteronomio 32, vemos que el que recibe
adoración es Dios, pero el autor de Hebreos transfiere esta adoración al Hijo,
reconociendo así la divinidad de Cristo.
Este
libro da un golpe mortal a los que niegan, rechazan o tienen dudas de la
divinidad de Jesucristo.
-
V.7 ¿Acaso los ángeles
no son espíritus?
La
traducción más cercana al griego es propuesta por Kistemaker “El hace a sus ángeles vientos”[4].
El salmo 104 es usado por el autor para mostrar que los ángeles, aunque están muy
cercanos a Dios, son sus servidores y le obedecen en todo. Ellos son como el
viento o como los relámpagos, creados por Dios, y dispuestos a obedecer su
voluntad.
Los
ángeles salen presurosos de la presencia de Dios para cumplir su voluntad, y
aunque pueden ser fuertes como el más huracanado y destructor viento, o tener
la capacidad de consumir o destruir del rayo o el fuego, no obstante, son
humildes servidores delante de la presencia del Señor.
Los
predicadores también podemos ser como un viento fuerte o como fuego, cuando
exponemos las Sagradas Escrituras.
-
V. 8 y 9. El autor de
Hebreos está usando el Salmo 45:6-7 para hablar de la superioridad de Cristo,
pero ¿No es una contradicción que Dios le diga al Hijo Tu Trono oh Dios, acaso
no es Dios Padre el que está sentado en el Trono?
Aunque
el Salmo 45 fue usado por los judíos para cantarlo o recitarlo en las bodas de
los reyes, los rabinos eran conscientes que este Salmo tendría su cabal
cumplimiento en el Mesías, pues, solo él podía encajar en todas las
descripciones mencionadas en él.
Es
por eso que la traducción aramea en el Targum Jonatán[5]
dice en el Salmo 45:2 “Vuestra belleza,
oh Rey Mesías, es mayor que la de los hijos de los hombres”.
Tanto
el Salmo como Hebreos están enfatizando la divinidad del Mesías. Él es de la
misma esencia que el Padre, por lo tanto el Mesías está sentado en el Trono
como Dios. A Jesús se le presenta sentado a la diestra del Trono de Dios, lo
cual significa que él también gobierna con el Padre, porque el Padre y el Hijo
comparten la misma esencia divina. No hay contradicción. Hablar del Hijo como
Dios y del Padre como Dios no indica que haya dos dioses, sino que son dos
personas, distintas, pero al mismo tiempo unidas en la divinidad. Es un misterio,
pero lo aceptamos por fe.
El
cetro de justicia significa que el Señor gobierna con autoridad real. El cetro
se usa para invitar a alguien a acercarse al Trono o para ordenar silencio. El
Hijo gobierna con justicia. Por eso Jesús dijo que sus seguidores deben buscar
primeramente el reino de Dios y su justicia (Mat. 6:33).
El
óleo de alegría hace referencia, no al bautismo de Jesús, sino a su gobierno
justo. Al aplicar su justicia la alegría y el gozo le llenan, y esto se
constituye en su unción.
Los
compañeros del Hijo no son los ángeles sino sus seguidores, los que comparten “el llamamiento celestial”. (Heb. 3:1).
Sus seguidores participan de la unción del santísimo. (1 Juan 2:20, 27). “Es
mas probable que la referencia sea a los “muchos hijos” del cap. 2:10, a
quienes el Hijo primogénito no se avergüenza de llamarlos hermanos (cap. 2:11)
y que son designados en el capítulo 3:14 como los metocoi del mesías (la misma palabra griega que aquí se traduce compañeros)[6].
Los
versículos 10, 11 y 12, resaltan la divinidad de Jesús. El autor toma la
oración del Salmo 102:25-27, en la cual el salmista termina reconociendo la
inmutabilidad de Dios frente a la transitoriedad de la tierra y los cielos.
V.
14 Los ángeles se gozan en obedecer al Señor sirviendo a los elegidos[7].
Este pasaje no habla del ángel de la guarda, sino que muestra como los ángeles
son enviados por Dios para el bienestar de los santos.
Enseñanzas:
-
Los ángeles no tienen
parte en la herencia de Dios, de la cual Cristo es heredero. Pero nosotros
somos coherederos con Cristo de las promesas divinas. (Rom. 8:17)
-
Si los ángeles rinden
adoración al Hijo, cuanto más gozoso debiera ser para el hombre redimido
postrarse y adorar constantemente al autor de nuestra salvación.
-
Nunca debiera haber en
nosotros dudas respecto a la divinidad de Jesús. El y solo él es el Hijo de
Dios, porque él toma parte en la esencia divina.
-
Aunque los ángeles sean
superiores en fuerza y conocimiento a nosotros, nunca debemos adorarles ni
dirigirnos a ellos buscando ayuda, nuestras oraciones deben ser solo al Padre
en el nombre de su Hijo eterno, quien enviará respuesta y ayuda, servicio que
los ángeles están dispuestos a hacer, en obediencia única a la divinidad.
[1] Unigénito significa que es hijo único (por ejemplo el hijo único
de la viuda en Lucas 7:12). Solo Jesús puede ser reconocido como Hijo de Dios,
pues solo él es de la misma sustancia del Padre.
[2] Berkhof, Luis. Teología Sistemática. TELL. Página 110
[3] Kistemaker, Simón. Hebreos. Desafío. Página 52
[4] Kistemaker. Hebreos. Página 55
[5] De los primeros siglos de era cristiana. (Kistemaker. Hebreos.
Página 56)
[6] Bruce, F. Hebreos. Desafío. Página 21
[7] “los que van a heredar la salvación” es una bella ferifrasis para designar a los elegidos.
(Bullinger – Lacueva. Diccionario de Figuras de Dicción en la Biblia. Clie.
Página 351)
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