Capítulo 1 de
Hebreos.
Introducción a
la carta.
Un
bosquejo que nos permite tener un panorama amplio de la carta a los hebreos nos
es presentado por Simón Kistemaker[1]:
1:1-4
1. Introducción
1:5
– 2:18 2. Jesús es superior a los
ángeles
3:1
– 4:13 3. Jesús es más grande que
Moisés
4:14
– 7:28 4. Jesús es el gran Sumo
Sacerdote
8:1
– 10:18 5. Jesús es el Mediador de un
nuevo pacto
10:19
– 12:29 6. La obra de Jesús es aplicada
por el creyente
13:1
– 25 7. Conclusión
Un
bosquejo más amplio nos es presentado también por Kistemaker:
1:1
– 2:18 I. La superioridad de Jesús
y su papel como Salvador y Sumo Sacerdote
A.
Introducción 1:1-4
B.
La superioridad de Jesús sobre los
ángeles 1:5-14
C.
Jesús, Salvador y Sumo Sacerdote 2:1-18
1. Resumen del
capítulo.
(v.
1) El autor de la epístola introduce el tema de su primer sermón presentando el
carácter finalizador o perfeccionador de Jesús. Él es el fin de la revelación,
porque los profetas hablaron de él. (Luc. 24:27; Juan 1:45; Juan 5:46;) Jesús
completa la revelación Sagrada, pues él es el verbo de Dios (Juan 1:1) y solo
él puede mostrarnos quién es Dios.
(v.
2) Este Jesús es el autorizado para completar y perfeccionar la revelación
divina porque él mismo es heredero de todas las cosas hechas por Dios, ya que a
través de él Dios hizo el universo. (Juan 1:3).
(v.
3-4)Jesús es presentado por el autor de Hebreos como:
El resplandor de la gloria de Dios
La imagen misma de la sustancia
divina
El sustentador de todas las cosas a
través de la palabra de su poder
El que purifica a los pecadores por
el sacrificio de sí mismo
El que está sentado a la diestra de
la Majestad divina
El que es superior a los ángeles
porque tiene un nombre mejor que él de ellos
Desde
el versículo 5 y hasta el versículo 14 el predicador muestra la superioridad de
Jesús sobre los ángeles:
(v.5) El padre solo reconoce a Jesús
como Hijo engendrado
(v.6) El Padre ordena a todos que
adoren al hijo, cuando lo introduce al mundo
(v.7) De los ángeles solo se dice
que son espíritus y llama de fuego
(v.8-9)El padre habla del Hijo como
Dios mismo sentado en un trono eterno. Y su gobierno (cetro) se caracteriza por la equidad, el amor a la justicia y
el odio a la maldad. El resultado es
que este Jesús fue ungido con óleo de alegría, por encima de sus compañeros.
(v.10) Jesús es llamado Señor, y él
participó en la creación de la tierra y los cielos, ellos vinieron a ser como resultado de la obra de
sus manos.
(v.11-12) Jesús es inmutable,
permanece para siempre, en oposición a la creación que perecerá, se envejecerá, la cual será envuelta y mudada pero
los años de Jesús no tienen fin.
(v.13) Ningún ángel ha recibido
promesas tan grandes como las que el Padre dio a Jesús, pues le dijo que se sentara a su diestra hasta que pusiera
a sus enemigos por estrado o tarima
donde subir sus pies.
(v.14) Los ángeles son inferiores a
Jesús porque ellos tienen como función, no reinar sobre un trono, sino servir o ministrar a los herederos de la
salvación.
2. Dificultades del
capítulo
(v.1)
Si Hebreos es una epístola ¿Porque no empieza con los habituales saludos de la
época? La carta a los Hebreos presenta características especiales. Inicia como
un sermón, pero termina como una carta. Es probable que Hebreos no comienza con
los saludos habituales mencionando a los destinatarios[2]
porque esta carta estaba dirigida a la iglesia universal, a la iglesia de todos
los lugares y épocas.
Tampoco
se menciona el nombre del autor, siguiendo la costumbre de la época de omitir
el nombre del escritor, tal vez como un asunto de modestia.
Siendo
que el enfoque principal de la carta es mostrar la superioridad y la
centralidad de Jesús, el autor no quiso que los lectores se enfocaran en él o
en los detalles de los destinatarios.
(v.1)
¿Cuáles son las otras maneras por las que Dios habló a los padres? ¿Fueron
estas maneras infalibles, seguras?
El
autor nos dice en un lenguaje elegante que Dios es el autor, el originador de
la revelación.
Esta
revelación fue dada antiguamente a través de diferentes modos: Adán escuchaba
la voz de Dios al “fresco del día” (Gén. 3:8), Noé escuchó la voz de Dios (Gén.
6:13), Abraham recibió visiones y visitas del Señor, Jacob recibió sueños, lo
mismo José, Dios habló cara a cara con Moisés. Los profetas después de Moisés y
hasta Malaquías, escribieron, por inspiración del Espíritu Santo, cánticos o
salmos, oraciones, historias, proverbios y profecías. Ellos investigaron con
diligencia lo que el Espíritu Santo les revelaba (1 Pedro 1:10-12)
Así que esta revelación dada de muchas
maneras a los antiguos fue segura e infalible, pues era resultado de la acción
del Espíritu Santo.
(V.2)
Si Dios nos habla hoy por medio de Jesucristo entonces ¿Ya no hay palabras
proféticas? ¿En qué sentido es Jesús heredero? ¿Qué significa la expresión por quien asimismo hizo el universo?
El
autor de Hebreos presenta la continuidad y unidad de la revelación divina, esta
sigue del Antiguo al Nuevo Testamento, siempre en constante progresión. Pero a
pesar de esta continuidad, hay un contraste, puesto que en el pasado el Señor
hablaba a través de los profetas, y ahora nos habla por Jesús, su Hijo.
La
redacción de este pasaje da a entender que en Jesús llegó la revelación final y
completa[3].
La progresión había llegado a su punto final. Después de Cristo no hay
progresión, porque el objetivo final de toda la profecía en el Antiguo
Testamento era Cristo. (Luc. 24:25, 27, 44; Jn. 1:45; 5:39; 11:51; Mt. 5:17). Todos
los profetas hablaron de Cristo. Al inicio esta revelación era como un capullo,
pero en la medida que avanzaba el tiempo Dios daba mas revelación y la flor
empezaba a mostrarse poco a poco, hasta que cumplido el tiempo vino Cristo y la
flor se abrió completamente. Es la misma flor, es decir, es una sola
revelación. Su punto culmen es Cristo.
Esto
significa que el ministerio profético como fuente de revelación haya su
plenitud en Cristo. Los apóstoles y escritores del Nuevo Testamento hablaron de
Cristo, la profecía cumplida. Ellos no escribieron o dijeron algo diferente de
Cristo, pues él es el cumplimiento de las profecías. Los hagiógrafos del Nuevo
Testamento no fueron más allá de Cristo, sino que interpretaron y expusieron el
Antiguo Testamento para mostrar que el objetivo final de la revelación había
llegado.
Los
apóstoles y profetas del Nuevo Testamento también fueron inspirados por el
Espíritu Santo, de manera que todo lo que escribieron fue sin error. (Mat.
10:19-20; Jn. 16:12-15). Pero toda su profecía ya no era una progresión, es
decir, no como en el caso de los profetas del Antiguo Testamento que iban dando
avances de lo que el Espíritu revelaba sobre Cristo, sino que ahora ellos se
enfocan solamente en Cristo encarnado, el cumplimiento y punto final de la
profecía. En cierto sentido los profetas del Nuevo Testamento no tienen
“profecía nueva o progresiva”, solo se limitan a declarar la completa
comprensión que tienen de lo revelado en el Antiguo Testamento, ahora entendido
y aclarado por la presencia de la Palabra encarnada, es decir, de Jesús.
Esto
puede verificarse claramente por las Escrituras.
-
Hechos 1:8. La promesa
de Jesús para sus discípulos es que él enviará al Espíritu Santo, el cual les
dará poder (dinamita) para ser testigos de Cristo. El contenido de su
predicación o profecía será solamente Cristo.
-
Hechos 2. El día de
Pentecostés el Espíritu desciende con poder sobre la iglesia, en cumplimiento
de la promesa de Jesús. Muchos de los creyentes reciben la capacidad de hablar
en idiomas desconocidos para ellos, lo cual puede ser considerado como
profecía. ¿Cuál era el contenido de su profecía? Las maravillas de Dios. Y ¿Cuáles
eran estas maravillas de Dios que contaban estos nuevos profetas? Podemos saber
su contenido basándonos en la profecía de Pedro (Hch. 2:14-37). Ellos hablaban
de Cristo. En el versículo 8 Jesús había dicho que el Espíritu les daría poder
para hablar de él ante todos, y eso es lo que hacen en esta oportunidad. El
resultado de esta profecía es que más de tres mil personas tienen un encuentro
con el Señor y son añadidos a la iglesia.
Cuando
el apóstol Pablo da ciertos principios reguladores del culto en la Iglesia de
Corinto, les exhorta y reprende porque estaban dando preeminencia al don de
hablar en lenguas, el cual era muy espectacular, pero descuidaban el don de la
profecía. El ejercicio de este don convencería a los oyentes, les mostraría lo
oculto de sus corazones, conduciendo al oyente a postrarse ante el Señor,
reconociendo que él está en medio de la congregación. Ahora, no es difícil
pensar en el contenido de esta profecía que produciría convicción en los
oyentes, su contenido es Cristo. No un Cristo en sombras, como lo presentaban
los autores del Antiguo Testamento, sino un Cristo completamente revelado.
Por
lo tanto, en la iglesia no hay profetas en el mismo sentido del Antiguo
Testamento, puesto que después de Cristo no hay más progresión en la
revelación, porque ¿Qué necesitamos además de Cristo? Nada. Ningún profeta
podrá darnos algo más valioso que Cristo. Él es nuestro deleite y gozo, es
nuestra esperanza segura y nuestro Eterno Salvador. Nuestros ojos se recrean
contemplándolo solo a él.
Ahora,
¿en qué sentido es Jesús heredero de todo? Siendo que Jesús, en sentido
estricto, es el único Hijo eterno, engendrado eternamente por el Padre,
entonces solo él tiene derecho a recibir toda la herencia de Dios Padre.
Nosotros los creyentes somos hijos adoptados y los ángeles son hijos creados.
La
herencia que recibe el Hijo es lo mismo que él creó, al principio, junto con el
Padre y el Espíritu Santo. Jesús recibe como herencia todo el cosmos, la
tierra, las estrellas y todo lo que ha sido creado, porque él mismo las creó
(Col. 1:16; Juan 1:3).
No
es posible entender todo el sentido de la frase “por quien asimismo”, pero lo
que el autor quiere remarcar es “la majestad del Hijo de Dios”, que estuvo
presente en la creación y que es el Señor Soberano de todas las cosas creadas.
Él es Dios”[4].
(v.3)
¿Si Jesús es el resplandor de la gloria del Padre, entonces es Jesús inferior
al Padre?
La
palabra griega usada para resplandor en este pasaje es apaugasma, la cual puede significar reflejo o resplandor. El reflejo
es algo pasivo, es decir, como en el caso de la Luna, ella solo refleja la luz
proveniente del sol, no tiene luz propia. Pero el resplandor es algo activo, es
decir, es la fuente de la luz, la efulgencia, la radiación.
Jesús
es el resplandor, en sentido activo, de la gloria de Dios, pues él mismo es
luz, y por lo tanto fuente de luz. (Juan 8:12). Ahora, siendo que Jesús, la
divinidad encarnada, viene en sujeción al Padre a cumplir su voluntad, es el
reflejo de su gloria, es el reflejo de la gloria del Padre. Su perfecta
humanidad refleja la santidad y la gloria del Padre.
Por
lo tanto “el resplandor del Hijo es, por
consiguiente, una extensión de la gloria de Dios”[5].
La
palabra usada para imagen es hipostasis,
la cual se refiere no a la esencia o el ser del Padre, sino a su persona. Jesús
es la imagen o la impronta del Padre. Tanto el Padre como el Hijo comparten la
misma esencia, pero Jesús acuña y refleja en su humanidad perfecta la persona
del Padre, por eso Jesús dijo “... el que
me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Solamente a través de Cristo podemos
conocer al Padre. Jesús nos hace visible la gloria invisible del padre (Col.
1:15).
La
frase “imagen misma de su sustancia”[6]
hace referencia a las antiguas monedas que acuñaban los imperios con la imagen
del emperador o Rey. Esas monedas representaban al monarca, por eso Jesús dijo
“dad al César lo que es de César” refiriéndose a la moneda acuñada con su
imagen. Jesús es la estampa del Padre. Aunque esto pueda confundir a algunos,
al llevarles a pensar que Jesús es inferior al Padre, aunque debemos observar
que al autor de la carta no está interesado en tocar ese tema en este momento,
él solo quiere mostrarnos que el Mesías encarnado, el hombre perfecto, es la
imagen del Padre. Entendemos que en su esencia divina, Jesús es de la misma
sustancia del Padre, pero en su humanidad perfecta es la imagen del Padre.
Esto
también nos muestra que Jesús es una persona distinta al Padre.
(V.
3) ¿En qué sentido Jesús sustenta todas las cosas?
En
esta introducción el escritor resalta que Jesús no solo es el creador de todo
lo que existe, sino que él preserva la creación con su poder. “Y quien sustenta todas las cosas con la
palabra de su poder”.
El
sentido que tiene en el idioma original es que Jesús lleva todas las cosas
sobre sí para conducirlas a su destino final (Hendriksen).
Jesús
solo con su palabra crea todas las cosas y con su palabra[7]
sostiene lo que existe, tal es su poder. Esto quedó demostrado con la escena de
la sanación del criado del centurión: “...solamente
di la palabra y mi criado sanará” (Mt. 8:8). Jesús dijo la Palabra y la
restauración del cuerpo se dio inmediatamente. Jesús habló y las cosas fueron
hechas, Jesús habla y preserva la creación.
Sin
la actividad sostenedora de Jesús “todas las cosas quedarían reducidas a nada
instantáneamente”[8].
(v.
3) ¿Qué significa el hecho de sentarse a la diestra de la Majestad en las
alturas?
“...habiendo efectuado la purificación[9]
de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad
en las alturas.”
Hebreos
presenta la superioridad de Jesús sobre el sistema sacerdotal y ritual del
Antiguo Testamento. Los sacerdotes debían ofrecer sacrificios constantes por
ellos mismos y por el pueblo. Pero la superioridad de Jesús se resalta por el
hecho de que él purificó para siempre a su pueblo, no por ofrenda ajena, sino
por la ofrenda de sí mismo. El fue a la vez el sacerdote y la ofrenda.
En
Hebreos 10:12 también se afirma esta verdad: “pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio
por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios”. Así que aquí,
purificación, hace referencia no a la actual purificación del pueblo de Dios,
la cual es obrada por medio de la palabra (Ef. 5:26), sino a la expiación, de
la cual brotan la purificación y el perdón (1 Juan 1:9).[10]
Entonces,
luego de haber hecho su obra perfecta, subió a las alturas y se sentó a la
diestra de la Majestad. El término Majestad, para referirse a Dios, es muy
común entre los judíos.
Así
que Jesús está sentado a la diestra de Dios, pero esto no debe entenderse en
sentido literal sino simbólico, significa que a Jesús se la concedido un lugar
de privilegio, un lugar especial de honra, junto con el Padre. El Hijo volvió a
asumir su dignidad y gloria originales (Jn. 17:5).
Significa
que “el Hijo tiene toda autoridad para
gobernar su reino que abarca toda la tierra, y que es entronizado por sobre
todos los poderes espirituales “en los lugares celestiales”[11].
Los
creyentes de la era apostólica, así como los reformadores del siglo XVI no
entendieron que Dios tenga un trono físico y una diestra material donde se
siente Jesús. El apóstol Pablo también habla de la autoridad suprema de Cristo
cuando afirma “subió por encima de todos
los cielos para llenarlo todo” (Ef. 4:10).
El
hecho de que Jesús, como sumo sacerdote, se encuentre sentado, es un contraste
con la posición de los sacerdotes aarónicos, los cuales debían conservarse en
pie, puesto que sus sacrificios no cesaban, pero el sacrificio de Cristo fue
hecho una vez para siempre, como sumo sacerdote no necesita estar en pie, todo
ha sido cumplido.
(v.
4) ¿En qué sentido Jesús ha sido hecho superior a los ángeles?
“hecho tanto superior a los ángeles, cuanto
heredó más excelente nombre que ellos”
Jesús
es superior a los ángeles por el nombre de Hijo que Dios le ha dado, él es el
Hijo eterno, el eternamente engendrado por Dios. En su relación con la
Trinidad, de la segunda persona se dice que es engendrada mas no creada. El
nombre que heredó eternamente es el de Hijo.
Aunque
a los ángeles también se les llama hijos (Job 1:6; 38:7), el título Hijo de
Dios, por excelencia, es solo para Jesús, puesto que “él fue un Hijo dotado de
poder superior y autoridad”[12].
Aunque los ángeles son superiores a los hombres y están más cerca de Dios que el
resto de las criaturas, el Hijo es superior a todos ellos, los cuales son
llamados en la Biblia como mensajeros (Sal. 104:4) o espíritus ministradores
(Heb. 1:14). Los ángeles no son herederos, sino servidores de los que serán
herederos de la salvación.
Cuando
dice que Jesús hereda el nombre, no significa que él no lo haya tenido antes,
pues, en su etapa de humillación ya se le llamaba Hijo (5:8), incluso el
versículo 2 nos deja ver que este Hijo hizo el Universo, así que el título le
corresponde desde siempre. Ahora, Jesús hereda el título superior de Hijo, así
como heredó lo que él había hecho antes, la creación. Es algo que le pertenece
desde siempre por la decisión del Padre.
3. Enseñanzas del
capítulo:
3.1
Acerca de Dios
3.1.1
La gloria de Dios es tan deslumbrante que ella se mantiene invisible a los ojos
de los hombres, pero a través de Cristo podemos contemplar sin temor alguno
esta gloria irresistible.
3.2
Acerca de Cristo.
3.2.1
Jesús es superior a los profetas del Antiguo Testamento. Los judíos reclamaban
tener en su historia religiosa a los más grandes profetas, pero el autor de
Hebreos en el versículo 2 presenta a Jesús, el Hijo, como la profecía superior,
puesto que él mismo en persona es la revelación plena de Dios. Además, los
profetas del Antiguo Testamento hablaron de Cristo, apuntaban al Hijo de Dios.
3.2.2
Jesús es superior a los profetas del Antiguo Testamento porque a través de él y
solo él, Dios hizo todo lo que existe, por lo tanto, solo Jesús tiene el
derecho de ser heredero de todas las cosas, solo Jesús es Señor de la historia,
incluyendo la historia judía.
3.2.3
Jesús es superior a los profetas del Antiguo Testamento porque él y solo él es
el resplandor de la gloria del Padre. Su perfecta santidad, su perfecta
humanidad son una extensión de la gloria del Padre, aunque Jesús mismo es
fuente y origen de luz gloriosa.
3.2.4
Si queremos ver al Padre debemos hacerlo solamente a través de Cristo, quien es
la imagen visible del Dios invisible.
3.2.5
Jesús es el Verbo o la palabra de Dios. (Juan 1:1, 14). Su Palabra es poderosa
para crear de la nada. Es poderosa para convertirnos en nuevas criaturas, para
limpiarnos de toda maldad y hacernos aceptables ante el Padre Santo.
3.2.6
“El reino de le pertenece a Cristo y Dios le ha dado “el nombre que es sobre
todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla, en los
cielos y en la tierra y bajo de la tierra, y toda lengua confiese que
Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Fil. 2:9-11)[13].
3.2.7
Podemos resumir las enseñanzas de Cristo en esta sección de Hebreos con las
palabras de F. F. Bruce: “Por lo tanto la grandeza del Hijo de Dios
recibe siete confirmaciones... Él es el profeta
a través del cual Dios ha hablado su palabra final a los hombres, es el sacerdote que ha llevado a cabo una
tarea perfecta de purificación de los pecados de su pueblo; es el rey que se sienta entronizado en el
lugar de honor principal, al lado de la Majestad en las alturas”[14].
Aquí se encuentran en acción los tres oficios de Cristo.
3.3
Acerca de la apostasía
3.5
Acerca de la superioridad de la fe cristiana
4. Aplicaciones
prácticas
4.1.1
La doctrina de Cristo debe ser recibida con reverencia y únicamente ella, y
solamente ella debe ser la satisfacción de nuestra alma (Calvino)[15].
4.1.2
Al ver a nuestro Sumo Sacerdote real purificar para sí a un pueblo a través de
la ofrenda de su propia vida nuestros corazones deben ser elevados a la más
sublime adoración, como dijera F. F. Bruce: “La gracia que ha provisto un
remedio para la contaminación del pecado, por medio de una vida ofrecida
gratuitamente a Dios por nosotros, requiere un sentido de deuda personal que la
contemplación de la actividad divina sobre la escala cósmica nunca podría
provocar”[16].
El placer de mi
alma[17]
Quien
podrá con su presencia impartirme bendición
Solo
Cristo y su clemencia pueden dar consolación.
Solo
Cristo satisface mi transido corazón;
Es
el lirio de los valles y la Rosa de Sarón
Su
amor no se limita, es su gracia sin igual;
Su
merced es infinita, mas profunda que mi mal
Redención
sublime y santa, imposible de explicar;
Que
su sangre sacrosanta mi alma pudo rescatar.
Cristo
suple en abundancia toda mi necesidad;
Ser
de él, es mi ganancia, Inefable es su bondad.
[1] Kistemaker, Simón. Comentario al Nuevo Testamento: Hebreos. Página
30
[2] Es probable que el título “A los Hebreos” se haya incluido después del primer siglo, pues, el autor no
dice a quién va dirigida la carta.
[3] “No hay aquí ni artículo ni pronombre con la preposición en, dando el sentido absoluto al término
“Hijo”. Aquí la idea no es meramente lo que Jesús dijera, sino lo que Él es”
(Robertson, A. T. Comentario al texto griego del Nuevo Testamento. CLIE. Página
607
[4] Kistemaker, Simon. Comentario al Nuevo Testamento: Hebreos. Página
41.
[5] Ibidem. Página 42
[6] “La fiel representación de su ser real” (Robertson), “la expresión
exacta de su naturaleza”(BAS), “la exacta expresión de su sustancia” (Versión
Moderna),
[7] Rëmati autou. (la palabra de su poder). No se trata de la palabra
de Dios Padre, sino de la palabra (Rema) del Hijo de Dios.
[8] Calvino, Juan. Epístola a los Hebreos. Página 35
[9] “La palabra usa aquí para purificación es usada en Septuaginta
para significar expiación; Véase Ex. 30:10)
[10] Calvino dice que Stuart
traduce esta frase como “hizo expiación
por nuestros pecados” (Cavino, Hebreos, Página 45)
[11] Kistemaker, Simón. Hebreos. Página 44
[12] Calvino, Juan. Hebreos. Página 46
[13] Kistemaker, Simón. Hebreos. Página 44
[14] Bruce, F. F. La epístola a los Hebreos. Libros Desafío. Página 8
[15] Calvino, Juan. Epístola a los Hebreos. Libros Desafío. Página 31
[16] Bruce, F. F. Hebreos. Página 7
[17]Harris, Thoro. Himnario Bautista. Casa Bautista de Publicaciones.
Himno 438
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