Las Iglesias Confesionales
He visto por este medio que
algunos sinceros hermanos están preocupados por la confesionalidad de algunas
iglesias históricas (La confesionalidad no es algo nuevo, muchas iglesias se
identifican como confesionales desde hace varios siglos). Pues, consideran que
esto atenta contra la centralidad que las iglesias deben tener en las Sagradas
Escrituras y no en declaraciones doctrinales hechas por hombres.
Creo que esta preocupación es
loable, y también creo que la mayoría de iglesias confesionales históricas no
miran a las confesiones de fe como una autoridad igual o superior a la Biblia,
sino como declaraciones doctrinales derivadas de las Sagradas Escrituras, cuya
interpretación identificó a un grupo de iglesias; por ejemplo: El credo Niceno
identificó la doctrina respecto a Cristo de una buena parte de las iglesias
cristianas del siglo IV frente a las declaraciones heréticas de Arrio y otros
líderes cristianos.
Igualmente, confesiones de fe
como la Ausgburgo, la de Westminster o la de Londres de 1689, son declaraciones
doctrinales de lo que un grupo de iglesias creyeron que la Biblia enseña. Estas
confesiones han sido asumidas por numerosas iglesias en el mundo, las cuales
encuentran en ellas una forma sencilla, concreta y resumida de confesar lo que
creen que la Biblia enseña.
Ahora, si alguien no está de
acuerdo con alguna de las confesiones o con ninguna, no debe estar discutiendo
este asunto en las redes sociales, como si se sintiera acusado o descalificado
por las iglesias confesionales históricas. No, no debe ser así. Unas iglesias
son confesionales históricas y otras no lo son. Esta es la realidad.
Si alguien no quiere ser
confesional, pues, no lo sea. Y si a alguien no le agrada lo que alguna
confesión dice, pues, no se identifique con ella. Escriba su propia confesión o
declaración de fe.
De mi parte, soy confesional
histórico, creo en la importancia de las confesiones para la enseñanza de la
doctrina, la unidad de la iglesia local, la comunión con otras iglesias
hermanas, la defensa de la fe, la elección de un pastor y la identidad con lo
que el Espíritu Santo ha obrado en la historia de la Iglesia.